DISCLAMEIR: Ninguno de los personaje me pertenece, mas la idea de añadir a Bree si.
Esta es una idea que se me ocurrió un dia viendo el episodio 3, que hubiera pasado si en vez de gemelos hubiesen sido trillizos. Este es solo el prólogo que es parte del episodio tres, cambie algunas cosas para que coincida con la idea.
Prólogo
Obi-Wan estaba al lado de ella, cogiéndole una mano fría e inmóvil entre las suyas.
—No te rindas, Padmé.
—Es... —sus ojos se movían ciegamente—. Es una niña. Anakin cree que es niña.
—Aún no lo sabemos. En un momento... Tienes que seguir con nosotros.
Bajo la tienda opaca que la cubría del pecho para abajo, un par de droides cirujanos la ayudaban en el parto. Un droide médico se agitaba y manoseaba entre el conjunto de escáneres y de equipo.
—Sí, es... una niña... Oh, oh, oh no...
Obi-Wan clavó una mirada de suplica en el droide médico. — ¿No puede hacer nada?
—Ya se ha reparado todo el daño orgánico —el droide examinó otra lectura—. El fallo sistémico no tiene explicación.
No es físico,pensó Obi-Wan. Le apretó la mano como si pudiese retener la vida en su cuerpo con la simple presión.
—Padmé, tienes que aguantar.
—Si es niña... —jadeó—, que se llame Leia...
Uno de los droides cirujano salió de detrás de la tienda, acunando en sus brazos acolchados un pequeño bebé, ya limpio y respirando, pero sin el menor asomo de lágrimas.
—Es un niño —anunció el droide con voz suave.
Padmé alargó hacia él su temblorosa mano libre, pero no tenía fuerzas para cogerlo; sólo pudo tocarle la frente con los dedos.
Sonrió débilmente.
—Luke...
El otro droide también rodeó la tienda con otro bebé limpio, también callado y solemne.
—... y una niña.
Padme volvio a sonreir
-Leia
El primer droide rodeo nuevamente la tienda con un nuevo al igual que sus hermanos estaba callado.
-Hay otra niña.
-Bree-dijo Padme débilmente.
—Padmé, tienes trillizos —dijo Obi-Wan con desesperación—. Te necesitan... Por favor, aguanta...
Pero ella se había desplomado nuevamente contra la almohada.
—Anakin...
—Anakin... no está aquí, Padmé —dijo, aunque no creía que ella pudiera oírle.
—Anakin, lo siento. Lo siento mucho... Anakin, por favor, te quiero...
Obi-Wan sintió en la Fuerza la cercanía de Yoda y alzó la mirada para ver al anciano Maestro junto a Bail Organa. Ambos miraban con el mismo gesto interrogante a través del panel de observación de la sala de operaciones.
La única respuesta que tenía Obi-Wan fue una impotente negación con la cabeza.
Padmé alargó la mano libre, la mano que había posado en la frente de su hijo primogénito, y puso algo en la mano de Obi-Wan.
Por un momento, la mirada de ella se despejó, y le reconoció. —Obi-Wan..., hay..., aún hay bondad en él. Sé que todavía... la hay... Su voz se desvaneció en un suspiro vacío, y se desplomó contra la almohada. Media docena de escáneres zumbaron con conflictivos tonos de alarma, y los droides médicos le hicieron salir de la sala.
Estaba parado en el vestíbulo de la sala, mirando lo que ella había pues to en su mano. Era algún tipo de colgante, un amuleto con signos desco nocidos tallados en algún material orgánico y engarzado en un cordel de cuero. En la Fuerza, pudo sentir rastros del tacto de su piel.
Cuando Yoda y Bail se reunieron con él, aún seguía allí parado, mirándolo.
—Me puso esto en la mano... —por lo que parecía la duodécima vez en ese día, se encontró pestañeando para alejar las lágrimas— ...y ni siquiera sé lo que es.
—Precioso para ella debía de ser —dijo Yoda despacio—. Quizá ente rrado con ella debería ser.
Obi-Wan miró los sencillos símbolos infantiles tallados en él y sintió en la Fuerza que emitían los ecos de un amor trascendente y la desoladora, desoladora desesperación de un corazón insoportablemente roto.
—Sí —dijo—. Sí. Quizá sería lo mejor.
Bail Organa, Obi-Wan Kenobi y Yoda se reunieron alrededor de una mesa de conferencias en el Tantive IVpara decidir el destino de la galaxia.
—A Naboo enviad su cuerpo... —Yoda estiró la cabeza, como saboreando una corriente en la Fuerza—. Embarazada todavía debe parecer. Ocultos, a salvo, los niños deberán estar. Base de la nueva Orden Jedi serán.
—Deberíamos separarlos —dijo Obi-Wan—. Así, si los Sith encuen tran a uno,los otro podrían sobrevivir. Yo puedo coger al niño, Maestro Yoda, y tú una de las chicas. La otra podría ir con Ferus Olin,Podemos esconderlos, mantenerlos a salvo... Entrenarlos como Anakin debió ser entrenado...
—No.
El anciano Maestro bajó otra vez la cabeza, cerrando los ojos, posando la barbilla en sus manos plegadas sobre el mango de su bastón. Obi-Wan parecía inseguro.
—Pero ¿cómo van a aprender la autodisciplina que necesita un Jedi? ¿Cómo van a dominar las habilidades de la Fuerza?
—El entrenamiento Jedi única fuente de autodisciplina no es. Cuando sea el momento de esas habilidades enseñarles, la Fuerza viviente nos los traerá. Hasta entonces, esperaremos, vigilaremos y aprenderemos.
—Yo puedo... —Bail Organa se interrumpió, sonrojándose ligeramente—. Siento interrumpir, Maestros, sé poco sobre la Fuerza, pero sí sé algo de amor. La Reina y yo... Bueno, siempre hemos pensado en adoptar una niña, una mas no seria problema, todo lo contrario. Si no tenéis objeción, quisiera llevarme a Leia y a Bree a Alderaan y criarlas como si fueran nuestras hijas. Serían muy queridas por nosotros.
Yoda y Obi-Wan intercambiaron una mirada. Yoda inclinó la cabeza. —Destino más feliz no podría pedir ningún niño. Dos percibir en la fuerza fácil seria. Una sola tu hija puede ser. Con nuestra bendición, y la de la Fuerza, Leia tu hija será.
Bail se levantó, un poco torpemente, como si no pudiera continuar sentado. Su sonrojo había pasado de la vergüenza a una alegría pura.
—Gracias, Maestros. No sé qué más decir. Sólo gracias. ¿Y el niño y la otra niña?
—Creo que Cliegg Lars aún vive en Tatooine con el hermanastro de Anakin... Owen, creo que se llama, y su mujer, Beru. Trabajan en una granja de humedad fuera de Mos Eisley...
—Los parientes más cercanos que el niño tiene —dijo Yoda con apro bación—. Pero Tatooine como Alderaan no es... Muy alejado en el Borde Exterior está, un planeta salvaje y peligroso es.
—Anakin sobrevivió a él —dijo Obi-Wan—. Luke también puede. Y yo puedo, bueno, puedo llevarlo allí y cuidar de él. Protegerlo de los peores peligros del planeta hasta que aprenda a protegerse solo.
— ¿Como un padre deseas ser, joven Obi-Wan?
—Más bien un... tío excéntrico. Es un papel que puedo hacer bien. Velar al hijo de Anakin... —Obi-Wan suspiró, permitiendo que a su rostro asomara un recuerdo de su vieja sonrisa amable—. No imagino mejor manera de pasar el resto de mi vida.
—Decidido está, entonces. A Tatooine lo llevarás.
-¿Y la niña?
-Con su familia ir debe.
-Maestro Yoda, no tiene mas familia, salvo los familiares de Padme y ellos están demasiado expuestos, deben permanecer en la ignorancia.
-Pero cuidarla pueden, saber no debe nadie que familia suya es.
-Entonces...¿ira con sus tíos y abuelos? ¿No seria peligroso?, es un destino un tanto obvio.
-Demasiado obvio es, por ello notar no harán, esperar así algo no hacen, parecido con su familia tendrá, fácil de disimular sera. A Naboo llevarla debes.
Bail se movió hacia la puerta.
—Si me disculpáis, tengo que llamar a la Reina... —se detuvo en la puerta, mirando hacia atrás—. Maestro Yoda, ¿crees que los trillizos de Padmé podrán derrotar a Palpatine?
—Grande en el linaje Skywalker la Fuerza es. Sólo esperanza tenemos. Hasta que ese momento llegue, nosotros desapareceremos.
Bail asintió.
—Yo debo hacer lo mismo, al menos metafóricamente. Puede que oigáis... cosas preocupantes... sobre lo que hago en el Senado. Debe pare cer que apoyo al nuevo Imperio, como lo harán mis camaradas. Fue... deseo de Padmé, y ella tenía una mente política mucho más aguda de lo que nunca será la mía. Por favor, pensad que sólo lo hacemos para ocultar nuestra verdadera tarea. Nunca traicionaremos el legado de los Jedi. Nunca rendiré la República a los Sith.
—Confianza en ello siempre tuvimos. Ve ahora; noticias felices tu Reina espera.
Bail Organa hizo una reverencia y desapareció por el pasillo.
Cuando Obi-Wan se dispuso a seguirlo, el bastón de Yoda le bloqueó el paso.
—Un momento, Maestro Kenobi. Para tu soledad en Tatooine un entrenamiento te reservo. Yo y mi nuevo Maestro.
Obi-Wan pestañeó.
—¿Tu nuevo Maestro?
—Sí —Yoda le sonrió—. Y tu viejo Maestro...
Enormes y solemnes multitudes atestan la Plaza del Palacio en Theed, capital de Naboo, cuando seis hermosas gualaars blancas cargan a través del Arco Triunfal con un féretro abierto envuelto en flores que contiene los restos de una querida senadora, cuyos dedos aferran, por fin y por siempre, un pedazo de japor tallado hace mucho por la mano de un niño de nueve años en un oscuro planeta desierto del lejano Borde Exterior...
En el planeta selvático de Dagobah, un Maestro Jedi inspecciona el extraño pantano de su exilio...
En el puente de un destructor estelar, dos señores Sith hablan con un gobernador de sector llamado Tarkin, y examinan el creciente esqueleto de una estación de combate esférica del tamaño de una luna...
Pero hasta en la noche más profunda hay quienes sueñan con el alba.
En Alderaan, el príncipe consorte deposita una niña en los amorosos brazos de su Reina.
En Naboo, un Maestro Jedi coloca a una bebe dentro de una canasta frente a la puerta de una casa, y observa a lo lejos como la familia Naberrie la encuentra.
Ya en Tatooine, el Maestro Jedi entrega un niño en el hogar de Owen y Beru Lars...
Luego cabalga en su eopie, rumbo al desierto de Jundland, hacia los soles que se ponen.
Acá esta el prologo luego de haberlo modificado levemente (solo algunas cositas que se me habian pasado por alto y añadi algunos detalles) me alegra que haya gustado, actualizare pronto.
Brenda
