¡Hola a todas las personas que se pasan por aquí!

Hace poco terminé Gintama, y como toda persona, me puse a leer fanfics tranquilamente y por ende me motivé a hacer uno.

Espero que perdonen las cosas ilógicas que encontraran aquí, mantendré la esencia de los endings pero sin incluir a todos los personajes en el mismo salón, eso no significa que no aparecerán pero pensé darles otros roles que irían más con el ambiente de la serie.

Disculpen cualquier error gramatical (avisen si hay) y espero que disfruten este estúpido fic~

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Sorachi-sensei.


Primer Día de Clases

El regreso a la escuela era algo que muchos anhelaban y otros odiaban, los primeros debido a que su vida era tan aburrida fuera de la escuela que necesitaban algo con que distraerse o porque de verdad les gustaba la escuela (sí claro, ni siquiera los nerds estaban de acuerdo con esto). Kagura pertenecía al segundo grupo y sus ganas de ir disminuían, después de todo, sería nueva en la escuela. En medio de sus pensamiento de una típica adolescente que lo único que le preocupaba era tener comida, pensó que sería mejor retirarse de la escuela y vivir como se le diera la gana, así nadie la molestaría ni nada por el estilo. Aunque rápidamente se arrepentía de estos pensamientos, lo que menos quería era tener que ser como ese madao que vivía en el parque.

—Kagura, ya es hora de levantarse —avisó Gintoki entrando a su habitación. Tenía una apariencia desliñada ya que acababa de levantarse, se notaba a distancia que él de igual manera odiaba levantarse temprano, pero si quería proteger sus bolas de aquella vieja bruja, más le valía llegar temprano.

—Pero Gin-chan, es sólo el primer día, no haremos absolutamente nada —replicó la chica escondida entre sus sábanas.

—Me da igual, levántate. Además es tu primer día, no seas tan vaga —masculló molesto saliendo de ahí.

Ella sabía que debía levantarse de su cómoda cama, pero simplemente se quedó pensando por cualquier estupidez que pasaba por su cabeza, como: «¿por qué no aproveché mejor mis vacaciones» «ayer no debí quedarme hasta tarde». Sus pensamientos pararon cuando sintió como algo la golpeaba.

—¡¿Por qué carajos me tiraste eso?! —exclamó ella saliendo de su cama, ahora si había despertado totalmente.

—Porque no te levantabas.

—De todas formas esa no es manera de despertar a una dama.

—Sí, sí, como digas —Gintoki dejó de prestarle atención y se fue de nuevo de la habitación para terminar de cambiarse.

La chica de ojos azules simplemente gruñó algunas maldiciones contra su tutor. Genial, ahora estaba totalmente despierta y era muy tarde para fingir una enfermedad, simplemente genial, tendría que aguantar todo el día sin que pasara nada interesante.

—No pongas esa cara, después de la escuela te compraré algo de sukonbu —acarició su cabeza con una sonrisa ladina notando como la expresión de la chica se iluminaba inmediatamente.

—Por eso te quiero, Gin-chan —dijo con una gran sonrisa.

Una vez que salieron del apartamento, se encontraron en ese instante con los vecinos de al lado: Shimura Shinpachi y su hermana, Tae. Ambos lo saludaron amablemente.

—¿No estás emocionada, Kagura-chan? —preguntó el castaño con una sonrisa optimista en su rostro.

Había conocido a esas gafas usando un humano cuando se fue a vivir con Gintoki debido a azares del destino, se llevaba bastante bien con esos dos, especialmente con Tae.

—Eres el único idiota que está emocionado por eso, cuatro ojos —respondió tajante soltando un bufido.

—Espero que cuides este año de nosotros también, Gin-sensei —Tae sonrió, aunque el albino había aprendido a no confiarse de esa sonrisa hace mucho atrás.

—Será un verdadero dolor en el culo —se quejó sacando una paleta y llevándosela a la boca.

Luego de unos minutos, llegaron a la escuela. Gin se separó de ellos ya que tenía que ir a la sala de profesores primero. Los tres fueron directamente a su salón, Kagura de una vez se fue a dormir aprovechando que el profesor no había llegado. Al carajo con interactuar en su primer día de clases, tenía más sueño que la Bella Durmiente y Tanak** juntos.

—Kagura-chan, no deberías quedarte dormida en clases —sugirió Shinpachi.

—Cállate nerd.

—De seguro anoche no pudo dormir por los nervios —sonrió Tae a su lado.

—No, de seguro se quedó viendo una película hasta tarde —murmuró Shinpachi. Por primera vez tenía razón—. Por cierto, hermana ¿por qué estamos en el mismo salón? Se supone que eres mayor que yo —se preguntó algo sorprendido como si apenas hubiera entrado en cuenta de ese pequeño detalle.

—Es fácil, para esta historia necesitamos personajes conocidos o si no, no seríamos populares, Shin-chan —contestó con una «inocente sonrisa». «Además necesito más jodido protagonismo».

—Sólo porqué la autora pensó en cambiar un poco las cosas, guiándose por el los endings con esta misma temática —bufó por lo bajo—. Por lo menos aquí no hay viejos molestos —miró por todo el salón, al parecer había estudiantes normales, pero claro, no podía confiarse de las apariencias.

—¡Oigan! ¿Acaso ya quieren arruinar este fanfic? ¡Es sólo el primer capítulo!

—Sería lo mejor, ¿qué tiene de interesante una historia sobre una vida escolar? Hay un montón de historias sobre eso, más cliché no podría ser —soltó un pequeño bufido—. La autora tan solo hace esto para ganar popularidad, de seguro ni se le ocurre buenas cosas a lo largo de la historia; si es que continúa.

—Por favor para, de verdad nos van a descontinuar.

—Un momento —una sonrisa algo malvada surcó el rostro de la chica—, ¿acaso pensabas que en un ámbito escolar tendrías más oportunidades? Virgen —murmuró estas palabras haciendo temblar al chico.

—C-claro que no —el castaño pensaba que en cualquier momento moriría de vergüenza.

—Bien clase, ya siéntense, su profesor ha llegado —avisó con pereza Gintoki entrando a la clase. Shinpachi no podía sentirse más feliz de que aquel inútil adulto hubiera aparecido en el mejor momento.

—Me da igual que este sea su último año, si alguien hace de vago lo reprobaré. Oh y más les vale cuidar esas hormonas, luego nos les diga que no les advertí —comenzó a decir desviándose totalmente del tema de su clase.

Kagura tuvo que prestar atención a la aburrida clase ─si es que eso se podía considerar una clase─ de su tutor si quería ganarse ese sagrado Sukonbu. Miró hacia ambos lados intentando ver que tan rara había sido la clase en la cual había entrado. A su lado izquierdo se encontraba un chico de cabellos castaños, escuchando música disimuladamente; nada extraño, por ahora. Y a su derecha, estaba una chica de cabello color púrpura que miraba con adoración al albino. ¿Qué tenía de interesante Gintoki? De seguro esa chica estaba más que mal de la cabeza.

Llegó la preciada hora del almuerzo, y lo primero que hizo Kagura, fue ir hasta donde se encontraba su adorado tutor y pedirle dinero para comprar su almuerzo.

—¿Acaso quieres dejarme pobre? —exclamó el albino. Sabía que un simple almuerzo no sería suficiente para calmar el estómago de la chica.

—Pero Gin-chan, ¿acaso piensas dejarme morir de hambre? Ni siquiera eres capaz de hacer el almuerzo en casa como cualquier madre responsable —lamentó la chica usando su cara de cachorro.

—No soy tu madre —masculló él intentando no mirarla, no caería ante esa cara.

—Gintoki, si no vas a ser responsable entonces no recojas niños de la calle —lo regañó una hermosa mujer rubia acercándose a ellos.

—¡Tsukki! —Kagura la abrazó—. Dile a ese demonio que me alimente.

Tsukuyo apartó la mirada algo avergonzada por ese sobrenombre, y luego miró fríamente a Gintoki como si lo estuviera amenazando para que alimentara a Kagura de una vez a menos que quisiera morir.

—Si tengo que pagarle todos los días almuerzo, a este paso me quedaré pobre —murmuró mientras pasaba una mano por sus cabellos. Kagura salió de la sala de profesores con una gran sonrisa en su rostro mirando el dinero que le había entregado él.

Llegó hasta la cafetería la cual estaba congestionada de gente, eso poco le importó, fue avanzando a través de la multitud sin importarle recibir quejas, haría cualquier cosa para recibir comida y no le importaba tener que enfrentarse a todas las personas que se encontraban ahí para obtenerla.

Una vez que compró varios sándwiches y otras cosas, salió felizmente de ahí dispuesta a regresar al salón.

Aunque su sonrisa pronto desaparecería.

Al estar concentrada en pensar que comería, inevitablemente chocó con alguien y casi toda su comida se desparramó en el suelo.

—¿Qué te pasa imbécil? —masculló totalmente enojada, se dio cuenta de que la persona con la cual había chocado era la persona que se sentaba al lado suyo.

«Un momento ¿acaso no es en estos momentos totalmente clichés donde ese chico me ayudara? ¿Por qué mi historia de amor tiene que comenzar de una forma tan patética como esta? Con razón este fanfic será abandonado tarde o temprano…»

—Ah —pronunció el chico desinteresado. La miró a ella y luego la comida, por unos momentos parecía que la iba a ayudar, pero en vez de eso, simplemente la miró con aires superiores. Era obvio que disfrutaba este maldito momento. ¡Se había encontrado con un maldito sádico! Al carajo la historia de amor sólo quería partirle la cara a ese chico—. Eres tan pequeña que no me di cuenta de tu existencia —comentó como si nada encogiéndose de hombros para luego seguir su camino.

—¡Un momento maldito! —aprovechando que seguía en el suelo, Kagura lo tomó del tobillo haciéndolo caer—. Es tu culpa que me haya caído, por lo menos ten la decencia de ayudarme —exclamó ella.

—¿Qué crees que estás haciendo? —el castaño se giró hacia ella con una vena palpitando en su cien. Aprovechando su pierna libre, estaba dispuesto a darle una patada, pero la chica lo esquivó.

—No deberías golpear a las damas.

—No veo a una dama, simplemente a una marimacho —señaló los pantalones que usaba debajo de su falda.

Ese ya era su límite, sin pensarlo dos veces, se abalanzó contra él y comenzó a golpearlo diestra y siniestra, pero para su enojo, él seguía esquivándola. Lo mismo pasaba con él. A estas alturas, ya varias personas estaban alrededor de ellos mirando esa pelea y nadie intentó detenerla ya que de seguro eso sería como lanzarse a la misma muerte.

La pelea terminó por una razón tan simple y estúpida que muchos se preguntaron entonces por qué había sido ese lío. Kagura, en medio de la pelea, pisó un pan e inmediatamente recordó el hambre que tenía.

—¡Ah! Estuve perdiendo mi tiempo contigo y ahora no tengo tiempo para comer —exclamó ella arrodillándose para recoger su comida rápidamente—. ¡Maldito! No cojas lo que no es tuyo —gritó ella al ver como él cogía uno de esos tantos panes que tenía y se lo llevaba.

—Esa pelea me dio hambre. Además, si comes tanto te convertirás en una cerda.

¡Cuánto odiaba a ese tipo! Esperaba que se muriera, no, primero que sufriera y luego muriera, sí eso sería lo mejor.

Terminó recogiendo toda su comida que estaba algo magullada debido a la caída, no le importó que nadie la ayudara, después de todo, estaba tan enojada que de seguro habría golpeado a cualquiera en ese momento.

Cuando llegó al salón, Shinpachi y Tae le preguntaron qué pasó y ella explicó la situación de la mejor manera posible.

—Un maldito desgraciado me empujó, se burló de mí y no se dejó dar una paliza. ¡Oh! ¡Y lo peor de todo es que tomó parte de mi comida! ¡Mi comida! ¿Pueden creerlo? —resumió la chica mientras se comía otro sándwich.

—Aunque ¿no crees que trajiste mucha comida? —comentó Shinpachi viendo todas las bolsas regadas alrededor del pupitre de la chica.

—¿Algún problema? —por el tono que había usado, el castaño supo que mejor era callarse.

Kagura siguió despotricando contra ese «maldijo hijo de puta que merecía sufrir en el infierno» mientras seguía comiendo. Cuando ya terminó su almuerzo, se sintió tan llena que le entró algo de sueño.

—Estoy tan llena —comentó ella soltando un bostezo. Para su desgracia, el timbre había sonado indicando el regreso a clases.

—Vaya ¿en serio? Pensé que tu estómago daba para más —Kagura se puso alerta al escuchar ese tono tan sarcástico—. Parece que no me he equivocado al decir que eras una cerda —miró de reojo a ese maldito castaño que estaba tomando su asiento. ¿Por qué tenía que ser justamente al lado de ella?

—¡Cállate maldito! —vociferó cruzándose de brazos.

—Cerda.

—Cara de niña.

—Estúpida.

—Imbécil.

Y siguieron lanzándose varios insultos más hasta que finalmente el profesor entró. Ambos apartaron sus miradas totalmente enojados. Vaya primer día de clase había sido, en vez de conocer nuevos amigos, inmediatamente había hecho un nuevo enemigo.

Por suerte, este día no había sido del todo eterno y cuando el timbre sonó, el alma de Kagura encontró paz.

—Malditas clases de matemáticas, no entiendo ni un carajo —masculló por lo bajo guardando sin ningún cuidado sus cosas.

—De verdad eres una idiota —comentó Sougo a su lado mirándola con una sonrisa sarcástica. ¡Cuánto odiaba a ese sujeto!—. Por lo menos esas gafas tapan un poco tu idiotez —resaltó con sarcasmo, esas gafas tan grandes sólo la hacían ver más tonta.

—¡Muérete! —golpeó su estómago, aunque no pudo darle de lleno ya que rápidamente se había apartado.

Kagura salió rápidamente del salón para irse a casa junto a Gin.

—Espérame afuera, necesito recoger unas cosas —Kagura simplemente asintió, aun recordaba la promesa que le había hecho, de seguro eso animaría su día.

—¿Te dejaron plantada? —de nueva esa molesta voz venía a interrumpir sus pensamientos. Sin ni siquiera responderle, le lanzó una patada.

—Estoy esperando a Gin-chan —respondió apartando su mirada, si seguía viéndolo de seguro vomitaría.

—No sabía que el jefe fuera un pedófilo, pero de todas formas tienes muy malos gustos.

—¡No es lo que piensas imbécil!

—Souichiro-kun, Kagura, no formen peleas dentro de las instalaciones —Gintoki usó un tono de voz «maduro» golpeando a ambos levemente en la cabeza.

—Jefe, ya le dije que me llamo Sougo —aclaró.

—Sí, sí, lo que digas.

—Además, no debería involucrarse con una estudiante, sería una pena que ciertos rumores corrieran por la escuela —comentó sacando su lado sádico.

—Ya te dije que no tengo nada con Gin-chan, ¿quién saldría con un viejo que le apestan los pies? —hizo una mala cara.

—Maldita mocosa, deberías aprender a respetar a tus mayores —regañó él soltando un pesado suspiro—. Ya vámonos Kagura.

—De acuerdo~ —comenzó a caminar a su lado, miró de soslayo a Sougo, cuando sus miradas se encontraron, ella simplemente frunció el ceño y le sacó la lengua infantilmente antes de volver su vista al frente.

—Será todo un lío lidiar con esa idiota, ¿por qué me tuvieron que castigar el primer día con su presencia? —se lamentó Sougo saliendo de igual manera de la escuela.

Durante el camino a casa, Kagura obtuvo su adorado sukonbu, al parecer nada le podía quitar la sonrisa de su rostro.

—Parece que te volviste amiga de Souichiro-kun —corrección: casi nada.

—¿Llevarme bien con ese imbécil? ¿Acaso la vejez ya te está afectando? —replicó ella enojada—. Simplemente pensar en que tengo que soportarlo todo un año me quitan las ganas de ir a la escuela.

El primer día de escuela nunca era el mejor de todos, pero definitivamente había odiado este día. Ese maldito sádico había arruinado las pocas ganas que tenía de ir a la escuela, si no fuera porque Gin-chan la obligaba, de seguro se la pasaría haciendo de vaga todo el día.

Lo mejor sería no involucrarse mucho con él, sólo tenía que ignorarlo y todo sería mejor ¿no?


¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Lo odiaron? ¿Debería descontinuarlo tal y como lo pidió Kagura? ¿Debería dejar de acosarlos con preguntas?

Aprovecharé que estoy en unas mini vacaciones (?) para ver si me inspiro para hacer el segundo capítulo. Pero les aviso y es algo que casi todas las personas que me conocen en fanfiction saben: me demoro eternidades en actualizar; pero a veces hay excepciones xD

Gracias por leer~

Haruka-sama se despide~

Pd: Tengo una página en Facebook por si quieren saber cuando publico un nuevo capítulo, etc.