¡Hola! =)
Hace mucho tiempo que no publico nada y en verdad espero les guste
Esta es la primera vez que publico algo escrito en primera persona y, por así decirlo, un poco subido de tono, por lo que espero todo tipo de recomendaciones e ideas para poder seguir con la historia.
Como ya lo saben, pero nunca está de más decirlo, los personajes son autoría de Stephenie Meyer y la saga de Crepúsculo.
Muchas gracias desde ya por leer
Espero los comentarios
¡Saludos y las dejo leer tranquilas!
Capítulo 1
Entré en la amplia oficina sin si quiera imaginar lo que ahí me esperaba. Simplemente no podía ser, no podía ser él quien me estaba observando de forma casi pecaminosa y poco decorosa. ¡Se suponía que no lo volvería a ver nunca más! ¡Que todo había sido producto del maldito tequila y el bullicio del local!
Me quedé helada ante su indescifrable mirada. A pesar de que a penas lo conocía era increíble el poder que ejercía en mi ahora indefensa conciencia.
- Isabella – Dice hasta aquel momento mi actual jefe – Justo a tiempo como siempre
Le sonrío al señor Cullen con nerviosismo intentando recuperar la compostura. ¡Por qué tenía que ser él! ¡Por qué justo él! ¡¿Acaso no había tenido suficiente aquella semana?!
- Le presento a mi hijo Edward, quien desde el lunes será su nuevo jefe
Veo como aquel hombre joven y de porte espectacular se pone de pie y me regala una misteriosa sonrisa, mientras mi maldito subconsciente maldice a gritos al tequila y a mi mejor amiga.
- Isabella – Me dice sin despegar los ojos de mi mientras toma ni mano con una mezcla de firmeza y delicadeza – Un gusto conocerla
Simplemente me fue imposible articular una respuesta inmediata, la electricidad tan exquisitamente familiar que recorrió mi cuerpo debido al contacto de su piel me dejó sin habla.
Respiro serena intentando controlar el ardor de mis mejillas y el temblor de mi voz. Seguramente no me ha reconocido, aunque no he cambiado mucho desde el momento en que nos conocimos
- Señor Cullen
- Llámame Edward
En aquel mismo instante me di cuenta que aquel ser divino llamado "DIOS", se había acabronado conmigo sin, según yo, menor provocación.
Flashback
Sabía que tenía que salir de la agonía que hace más de un mes me estaba carcomiendo. La verdad y para ser franca conmigo misma de una buena vez, nunca pensé que terminar mi relación con Eric me afectaría de tal forma como para encerrarme en mi habitación y llorar desconsolada todas las noches por más de una semana.
Simplemente tenía que admitir que estaba, de cierta forma, embobada con ese rubio de hombros anchos y ojos azules.
A pesar que aun no logró entender del todo el termino de nuestro fogoso romance, una parte de mi sabía que era lo correcto si no quería terminar siendo la reina de las cornudas. Me tiré sobre la cama cerrando los ojos evitando pensar en la escena que había visto hace aproximadamente un mes… ver a tu "novio" con una de las chicas más sexy que había visto en años, no era una escena que me hiciera dibujar una radiante sonrisa en mi ahora pálido semblante.
Escuché el sonido de mi teléfono y comencé a tantear sin abrir los ojos, sabía que había caído sano y salvo en mi cama después de uno de mis arranques de "tira todo para eliminar el estrés"… lástima que la pequeña figura de porcelana que estaba sobre mi mesa de noche no tuvo la misma suerte.
- Hola – Respondo sin abrir los ojos
- Asumo que ya estas listas – Dice al otro lado del auricular la inconfundible voz de mi mejor amiga
- ¿Lista para que Rose? – Digo sin muchas ganas de hablar. El ataque de desesperación post-ruptura me había dejado agotada
- Isabella Swan – Me grita de forma estrepitosa – ¡Cómo que para qué!
Abro los ojos de forma casi inmediata al sentir su voz chillona por el otro lado del auricular. Lo había olvidado por completo. Miró el reloj que descansa en mi muñeca y abro los ojos.
- Sólo era una broma Rose – Digo bajándome de la cama como si un resorte me propulsara y abro el armario en buscar de una de mis blusas.
- No te creo nada – Me dice ofendida – Estaré en cinco minutos en tu departamento, por lo que te advierto que estés lista y radiante para esta noche. Adiós.
El pitido del tono ocupado me suena en los odios… tendré que hacer mucho merito para recompensar a Rose. Es increíble que la celebración del cumpleaños de mi mejor amiga se me borrara de la cabeza con tanta facilidad.
Es definitivo: La soledad post-ruptura me está volviendo loca.
Me cambio de ropa de forma demasiado veloz hasta para mi, se que los cinco minutos de Rose son exactamente eso, cinco minutos exactos por reloj, por lo que me pongo la cacheta azul y busco en el suelo de mi habitación las botas altas que combinan con mi falda.
Entro en el baño y me miro en el espejo, lo cual fue una pésima idea. Mis ojos están hinchados por el llanto y mi piel esta tan pálida que ni el mejor rubor del mundo podría hacer algo para darme color.
Tomo el brillo de labios y piñizco mis mejillas con vehemencia, lo había visto en uno de esos espacios de belleza titulado "Como lucir bonita sin gastar un peso" o algo parecido. Amarro mi cabello en una coleta alta de forma casual y salgo del baño en busca de mi bolso.
Cierro la puerta de mi departamento y bajo las escaleras. Al llegar al pequeño lobby del edificio de cinco pisos en el que vivo hace aproximadamente tres años, veo como se detiene el jeep rojo de Rosalie. Camino hacia el auto y abro la puerta con cara de suplica.
- Juro que te recompensaré esta noche. Haré lo que tu quieras
Y al mismo momento en que esa frase sale de mis labios cierro los ojos totalmente arrepentida
- Isabella Swan – Dice Rose con una sonrisa maliciosa en los labios – Lo pagaras
Abrazo a mi mejor amiga antes de abrochar el cinturón de seguridad, aunque sus palabras son un claro sinónimo que me hará pagar mi olvido con creces, no puedo hacer otra cosa que reír.
- Y dónde iremos esta noche – Pregunto piñizcando nuevamente mis mejillas en búsqueda de color
- Pensé que podríamos ir donde…
- "Jones" – Digo diciendo las palabras al unísono con Rose
Nos reímos con sinceridad, es increíble cómo nos conectamos con tanta facilidad. Rose enciende el auto y comenzamos nuestra travesía por las calles de Seattle.
Llegamos a "Jones" después de media hora de risas y conversación poco profunda. El sonido de la música a todo volumen retumba en mis oídos y me hace recordar que hace aproximadamente un mes que no salía de mi departamento.
Nos acercamos a la barra con la idea de hablar con Helena, la chica que logra que hasta el más serio de los hombres de la tierra dibuje una sonrisa.
- ¡Chicas! – Dice Helena con una sonrisa mientras entrega una cerveza - ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre – Contesto con una sonrisa. Si que echaba de menos el bullicio y el reflejo de las luces de colores
Después de cinco minutos de espera, Helena nos entrega nuestros margaritas.
- A su salud chicas – Dice Helena en forma de despedida para comenzar a servir otro par de copas
- Felicidades – Le digo a Rose mientras chocamos nuestras divertidas copas – Y… lo siento otra vez
- Lo pagarás Bella, claro que lo pagaras – Dice con mirada entretenida
El tiempo pasó demasiado rápido entre risas y tequila, sin darnos cuenta ya habíamos bebido lo suficiente como para hablar sin tapujos
- Eric es un idiota – Dice Rose bebiendo un sorbo del líquido transparente – No sabe lo que le espera con esa rubia poca cosa
- No es poca cosa Rose, si la hubieras visto no dirías eso. Tiene un pelo bellísimo y unos senos de ensueño – Digo desanimada. La verdad es que no me quejo de mi cuerpo, pero un poco más de busto no me vendría nada de mal
- Que dices Bella, eres preciosa. Por eso eres mi amiga
Me río con soltura, el efecto del alcohol ya comienza a recorrer mi cuerpo
- Debo ir al baño. ¿Estarás bien? – Pregunto mirando a Rose
- Si, te espero con Helena – Me dice y comienza a caminar con soltura hacia la barra. Me percato que varios de los chicos del local miran embobados como mi mejor amiga menea las caderas con naturalidad.
Bufo de forma involuntaria con una sonrisa y comienzo a caminar entre la multitud hacia el cuarto de baño. Las parejas que bailan por todas partes dificultan de por si mi torpe caminar… las botas altas y varias copas no son la mejor combinación para una persona de poco equilibrio.
Subo la escalera que me llevará al cuarto de baño poniendo gran cuidado en cada uno de mis pasos, no quiero caerme y, una vez más, terminar avergonzada entre la multitud debido a mi torpeza.
No me doy cuenta de su presencia sino hasta que siento sus brazos fuertes en mi cintura.
Lavando la mirada al sentir como un golpe eléctrico me recorre todo el cuerpo, sus ojos verdes se posan en los míos con sorpresa y una inexplicable mezcla de ¿deseo?... No, no puede ser
- ¿Estás bien? – Me pregunta sin sacar las manos de mi cintura
Lo miro con la boca levemente abierta, la verdad es que si no fuera por su agarre habría rodado por la escalera
- ¿Te hiciste daño? – Me pregunta otra vez al ver que no le contesto
Cierro y abro los ojos un par de veces y automáticamente vuelvo a la realidad
- Estoy bien – Digo en un susurro bajando la mirada un poco avergonzada. Puedo sentir como el calor sube hasta mis mejillas dejándolas rojas por completo
- Podrías haberte matado
Lo miro con una leve sonrisa en los labios. Su voz es enervantemente seductora y sus ojos, ahora serios, son irremediablemente hermosos
- Lo digo enserio, una caída como esa no es un juego
¿Me esta regañando?
Me suelto de su agarre y siento como mi piel se siente ¿desolada?… Definitivamente el alcohol se me ha subido a la cabeza
- Gracias – Digo buscando distancia
Me mira extrañado ante mi reacción. Se mueve hacia un costado para dejar que siga mi camino, no sin antes mirar mis labios con disimulo
Definitivamente el alcohol me está afectado más de la cuenta.
Sigo mi camino con cuidado, me percato que aquel hombre de espalda perfecta y brazos fuertes me sigue con la mirada como esperando que de un paso en falso. Lo miro de reojo al sujetar el pomo de la puerta del baño y creo ver como deja escapar el aire cuando ve que piso el último escalón sin vacilar.
Definitivamente mi mente y el alcohol me están jugando una mala broma, ahora veo cosas que ni en un millón de años podrían ser.
Entro en el cuarto y cierro la puerta con fuerza.
Después de algunos minutos encerrada rezando con todas mis fuerzas para que aquel hermoso y cautivante hombre ya no este esperando en la escalera, me atrevo a salir del baño. Al ver que ya no está, una puntada de decepción me aprieta el pecho.
Muevo la cabeza con vehemencia en búsqueda de un poco de cordura.
- No más tragos por esta noche, es definitivo- Me digo comenzado a caminar
Busco a Rose entre la multitud que está en la barra. Su ondulado pelo rubio destaca entre la multitud y me acerco sin percatarme en los hombres que la acompañan
- Creo que es hora…
Me callo al ver esos ojos penetrantes sobre los mío
- Veo que lograste salir del baño sana y salva – Me dice en un susurro para que sólo yo lo escuche, mientras se dibuja en sus labios una sonrisa demasiado seductora como para que pase inadvertida
- Bella – Me dice Rosalie abrazándome de forma afectuosa – Chicos – Dice rompiendo el abrazo y poniéndose a mi lado sin sacar uno de sus brazos de mis hombros – Ella es Bella, mi mejor amiga. Bella – Dice mientras con la mano libre indica a los hombres que están frente a nosotras – Ellos son Emmett y Edward
Me quedo en silencio… así que Edward es su nombre.
- Un gusto – Dice Emmett con una amplia sonrisa dibujada en los labios
- Hola – Digo aun pasmada por la inesperada casualidad
Veo como Rose se acerca a Emmett muy coqueta y logro entender que esta noche me toca regresar en taxi. Me acerco a Rose con una sonrisa de suplica en los labios
- Rose, creo que es hora de irnos, ya es tarde
La fulminante mirada que mi mejor amiga me vuelve ha rectificado una vez más que me tocara tomar un taxi.
- Aun es temprano – Dice Rosalie con una amplia sonrisa, me toma de las manos y se pone frente de mi – Si quieres puedo darte las llaves del auto y yo veo como volver a casa
- Sabes que no me gusta manejar…
- Sólo será esta vez – Suplica mirándome con complicidad. Si que le debe gustar este chico.
Bufo resignada. Definitivamente me toca ir en taxi hasta mi departamento
- Me voy en un taxi, no te…
- Yo te llevo
Aquella voz seductora me perfora los oídos con fuerza logrando que cada musculo de mi cuerpo se apriete
- No es…
- Acepta – Contesta Rose por mi con una sonrisa de suplica en sus labios
La miro con los labios levemente abiertos a punto de discutir cuando me lanza la frase que no quería escuchar
- Dijiste que harías lo que yo quisiera
Me quedo helada buscando alguna forma de protestar, pero el puchero dibujado en los labios de Rose no sólo hacen que me sienta la peor amiga del mundo por olvidar el cumpleaños de mi mejor amiga, sino que también me hace reír sin más remedio
Veo como Emmett mira a Rose con una mezcla de ternura y deseo… suspiro sabiendo que lamentaré esto
- Si no te molesta – Digo perdiéndome en esos ojos verdes intensos
- No, al contrario – Contesta sin dejar de mirarme
- Todo arreglado – Dice Rosalie dando un pequeño brinco de felicidad. Se voltea y mira a Emmett con picardía – Me apetece quedarme un poco más… ¿Me acompañas?
Emmett se ríe con soltura y se acerca a mi mejor amiga
- Por supuesto
Miró a Rosalie con un reproche entretenido. Me abraza con fuerza y me mira al cortar el contacto
- Me llamas por la mañana – Le digo seria – Y créeme que pagaras por esto
- Te llamo a penas abra los ojos. Te quiero boba
- Yo igual… y felicidades otra vez
Miró a Edward con curiosidad. Observo cómo se despide de Rose con educación y choca las manos con quien asumo debe ser su amigo. Se mueve con soltura y sin darme cuenta esta a mi lado
- ¿Lista? – Pregunta apoyando una de sus manos en mi espalda con la intención de guiarme entre la multitud.
Un escalofrío me recorre el cuerpo haciendo que mi respiración se agite.
- Lista
Fulmino a Rose con la mirada por última vez y me despido de Emmett con una sonrisa
Siento como la mano fuerte de Edward me guía entre el gentío hasta la salida del bullicioso local. Intento controlar el escalofrío que sube y baja por todo mi cuerpo sin mucho éxito.
Cuando llegamos a la puerta de salida, el aire frío me llena los pulmones y logro controlar el compas de mi respiración.
- Por aquí – Me dice para que lo siga
Caminamos en silencio hasta el auto gris que se encuentra a unos metros de la entrada, cerca de un callejón. Al llegar al Volvo se detiene obligándome a parar
- ¿Estás bien? – Me pregunta mirándome con intensidad - ¿Tienes frío?
Lo miro un poco confundida por algunos segundos antes de darme cuenta que tirito discretamente. Antes de responderle, se saca la chaqueta y se acerca con naturalidad para dejarla sobre mis hombros.
Su perfume me embriaga con facilidad y me obliga a cerrar los ojos. No logro entender como un hombre que a penas conozco me puede descolocar de esta manera tan inusual. No me doy cuenta de su cercanía hasta que me exijo abrir los ojos para volver a la realidad. Su mirada confusa se enlaza con la mía en una guerra silenciosa. El torbellino de electricidad que me embarga todo el cuerpo me comienza a asfixiar.
- Eres… - Me susurra antes de cerrar los ojos y atrapar mis labios entre los suyos de forma posesiva
El contacto de sus labios ávidos de los míos me deja sin aliento. Le correspondo con la misma efusividad y agarro su camisa para atraerlo más a mi cuerpo pidiendo más, mucho más.
Me agarra la cintura con fuerza y me voltea hasta que mi espalda choca contra la puerta del Volvo. Siento como sus manos juegan con mi cintura casi como de memoria, como si sus manos pertenecieran a ese lugar. Nuestras bocas se mueven en sincronía de forma desenfrenada y llena de deseo mientras siento su respiración agitada
Puedo sentir como el exquisito sabor de su boca se mezcla con la mía dejándome totalmente excitada. Una de sus manos se separa de mi cintura dejando una línea de fuego a su paso, me mueve con delicadeza de su objetivo y abre la puerta trasera.
Se separa de mi boca en busca de aire, su mirada oscura de deseo me mira exigiéndome una explicación que yo no conozco
- Yo… - Dice abatido sin soltar mi cintura
Lo callo con uno de mis dedos. No necesito ningún tipo de explicación, ni siquiera necesito entender lo que está pasando en estos momentos, sólo necesito la exquisita electricidad que recorre mi cuerpo gracias a su roce. Necesito volver a sentirme viva
Miro la puerta trasera abierta y la entiendo como una exquisita invitación. Lo beso con desesperación y me dejo caer en la parte de atrás del auto sin soltarlo… no me importa nada más que sentir su cuerpo fusionándose con el mío. Con destreza, me sigue y con un movimiento hábil cierra la puerta con fuerza.
No me percato ni cómo ni cuándo me subo sobre sus piernas, ni en qué momento mi blusa y su camisa ya no están en nuestros cuerpos. Me dejo llevar por el torrente de emociones que me embarga mientras con una de sus manos aprieta uno de mis pezones sobre mi sostén de encaje blanco.
Siento su erección en mi entre pierna y no puedo evitar gemir extasiada. Definitivamente quiero más, mucho más.
Se separa de mi boca y me mira con la respiración entre cortada. Ninguno de los dos entiende que es lo que sucede, ni mucho menos la velocidad con la que cambiaron los rumbos de nuestros actos, lo único que está claro es el deseo incontrolable.
- Por favor – Suplico invitándole a seguir
Me besa con fuerza como respuesta mientras de forma hábil acaricia mis piernas desnudas recorriendo un camino hasta mi ropa interior blanca.
Gimo dentro de su boca al sentir el contacto de sus dedos con mi entre pierna húmeda lista para recibirlo
- Ahora, por favor, ahora – Suplico presionando mis caderas contra su erección
Con destreza desabrocha sus pantalones y me levanto levemente para dejarle el paso libre. Baja sus pantalones y su ropa interior al mismo tiempo hasta sus rodillas y el simple roce de su erección en el algodón de mi ropa interior me hace gemir.
Con una mano y sin paciencia, baja mi ropa interior y me penetra con una mezcla exquisita de delicadeza y fuerza. El gemido que surge del fondo de su garganta me deja en claro que sus deseos son los mismos que los míos.
Cierro los ojos con fuerza extasiada sintiendo y recibiendo cada una de sus embestidas gustosa. Me besa con desesperación mientras que mis caderas se acoplan a su ritmo.
- Eres exquisita Bella – Me dice en un susurro – Fabulosa
Aumenta la velocidad de sus embestidas haciéndome gemir descontrolada, entierro mis uñas en sus hombros intentando no hacerle daño, pero el éxtasis que siento me deja con nulo autocontrol.
Gruñe al sentir mis uñas en sus hombros y me penetra con más profundidad. Muerde uno de mis pezones mientras me embiste de forma desesperada y salvaje, gimo al sentir el familiar ardor de un orgasmo ensordecedor que me invita a perder la conciencia.
Lo siento llegar al clímax al mismo momento en el que me entrego a uno de los orgasmos más exquisito que había sentido en mucho tiempo. Me aferra con fuerza las caderas y busca mis labios con desesperación. Mi cuerpo se estremece entre sus brazos y me dejo caer sobre su pecho agotada…
Me besa el pelo con delicadeza mientras sus manos se entrelazan con las mías con naturalidad.
- Realmente exquisita – Me susurra buscando mis labios por última vez.
Fin Flashback
La voz del padre de Edward me regresa a la realidad de golpe, mis músculos están contraídos y mis mejillas demasiado coloradas para mi gusto. Me doy cuenta que mi mano aun esta entrelazada con la suya.
- Edward será tú nuevo jefe Bella
- ¿Bella? – Pregunta Edward con fingida curiosidad sin soltar mi mano. Definitivamente me ha reconocido
- Así es como la llama todo el personal y parte de la familia – Contesta Carlisle con naturalidad
Edward me mira con aquella sonrisa seductora aun sin cortar el roce de nuestras manos. Esta totalmente intrigado
Me siento demasiado confundida como para salir corriendo ahora mismo de la sala de reuniones… ¡Dios Santo! Edward Cullen será mi nuevo jefe… el hombre con el que tuve el mejor sexo casual de mi vida y que no puedo sacar de mi cabeza será a partir de mañana mi jefe. Definitivamente aquel ser supremo llamado Dios debe de odiarme con todo su ser.
