- Midoriya...

- ¿Mm? – Se volteó el chico cabellos verdes observando a su amigo bicolor.

- ¿Por qué nos escondemos?

Ambos estaban tras un arbusto con una extraña ropa estilo militar y un par de binoculares. La verdad, Todoroki no tenía idea de qué estaba pasando, pero con tal de apoyar a su amigo se metía en lo que sea.

El motivo de todo ese extraño comportamiento era Kirishima.

En un determinado momento de su vida, Izuku había desarrollado una extraña rivalidad con Katsuki. A medida que el tiempo transcurría, una serie de confusos sentimientos por el otro fueron dándose lugar, pero a pesar de ello, el pecoso jamás había sentido odio desde el corazón por el rubio.

Hasta que conoció a Kirishima y comenzó a desarrollar una profunda atracción hacia él.

Una parte de él sabía que Kacchan no tenía la culpa de nada, que el pelirrojo era el que se le colgaba y lo arrastraba a todos lados mientras le sonreía, pero la otra parte quería que el rubio dejase de joder, que se lo quitase de encima como hacía con todos.

Cada día Midoriya se moría de celos viendo como el par de chicos interactuaba en la sala de clases, en los recreos, en los entrenamientos, a la hora del almuerzo, a la hora de la cena. Y apenas podía dormir tranquilo sabiendo que las habitaciones de ambos estaban juntas. Su mente lo traicionaba de las maneras más crueles, imaginando que se escabullían a la cama del otro, que se acariciaban, se besaban, se abrazaban y otras cosas más.

Como si todo eso no fuera suficiente, ahora resultaba que al pelirrojo y al rubio se les había ocurrido salir solos a la ciudad.

Su mente rápidamente le había advertido que eso se trataba de una cita.

No podía quedarse de brazos cruzados viendo como le quitaban a Kirishima. Por eso, en cuanto los vio salir, fue en busca de su amigo Todoroki. Tras sopesarlo por un largo instante, el chico era la mejor opción para acompañarlo, era tranquilo y discreto. Si le decía lo que le pasaba guardaría el secreto y si por algún motivo intentaba cometer una estupidez él lo detendría.

- ¿No deberíamos tan solo ir y preguntarles a dónde van? – La profunda voz del bicolor lo sacó de sus intensas cavilaciones llenas de susurros.

- ¡No! – Gritó agudamente. – No funciona así, Todoroki-kun. Si se dan cuenta no tendrá sentido. Debemos averiguar si Kirishima-kun y Kacchan están saliendo en secreto, si nos ven lo ocultarán como siempre.

El de ojos heterocromáticos hizo una mueca confundido, él no le veía sentido a los irracionales celos de Midoriya.

- ¿Por qué debería preocuparte? Kirishima y tú no son más que amigos.

Claras, concisas e hirientes. Las palabras de Todoroki siempre parecían ser de esa manera, por más inocencia con la que las dijese.

- ¡Todoroki-kun! – El pecoso reprimió el llanto a duras penas. Sin embargo, se repuso para seguir espiando a la pareja de amigos. – No lo entenderías. Ahora sigamos viendo.

Ambos tomaron su binoculares y se asomaron a través del arbusto, pero cuando lograron enfocarlos solo pudieron observar la tela de dos pares de jeans, unos grises y otros negros.

Izuku se echó hacia atrás sobresaltado mientras arrojaba los binoculares hacia cualquier lado. Shouto por su lado, se retiró los binoculares tranquilamente y miró hacia arriba, topándose con dos pares de ojos carmesíes.

- ¡Hey! ¿Qué hacen? – Los afilados dientes del pelirrojo hicieron su aparición cuando sonrió al verlos.

Bakugou solo los observaba con su habitual ira, pero no parecía sorprendido por la presencia de ambos.

- ¡E-E-Estábamos entrenando! ¡Si! ¡Practicando camuflaje! ¡¿Verdad, Todoroki-kun?! – Izuku temblaba intensamente mientras movía las manos hacía todos lados con nerviosismo.

- ¡Anda hombre! Eso está muy bien, pero si van a camuflarse no deberían hablar tan alto. – Comentó tiernamente Kirishima.

- No nos estábamos camuflando. Midoriya los estaba siguiendo porque le gusta Kirishima y está celoso de que salga junto a Bakugou. – El bicolor ni siquiera se inmutó tras delatar a su amigo. - Yo solo lo acompaño.

Tanto Izuku como Eijiro se quedaron de piedra mientras observaban boquiabiertos a Shouto. Katsuki en cambio soltó una inesperada risotada.

- Sabía que al estúpido Deku le gustaba Kirishima. – Dijo como si nada y luego se dirigió al pelirrojo. – Te dije que se ponía más idiota que de costumbre cuando te veía. Como si no me hubiera dado cuenta que el bastardo quería matarme.

El tono intimidador con el que pronunció la última frase bastó para que Izuku soltará un quejido angustiado.

- Espiar a las personas no es muy varonil. – Logró enunciar el pelirrojo. – Pero hacerlo por la persona que te gusta me parece bastante valiente. Aunque hubiera sido mejor que te confesaras desde el principio, Midoriya.

La radiante sonrisa de Kirishima hizo al pecoso sonrojarse en exceso mientras Bakugou los miraba asqueado.

- Vámonos bastardo mitad-mitad. – El rubio se dirigió hacia el bicolor. – Ya que el pelos de mierda se va a quedar con Deku vas a tener que acompañarme a comprar zapatos.

Todoroki asintió con calma mientras se levantaba sacudiéndose para quitarse las hojas de encima, luego agitó la mano como despedida al par de chicos y se retiró junto al rubio.

Un incómodo silencio se formó entre Izuku y Eijiro, pero pronto el pecoso se armó de valor para decir las palabras que tanto tiempo se había estado guardando. Aunque la respuesta no fuera la mejor, al menos todo esto le había servido para deshacerse del odio que sentía por Kacchan y aprender a no confiar del todo en Todoroki.

- ¡Me gustas, Kirishima-kun!

- Tú también me gustas, Midoriya. – Contestó radiante el pelirrojo mientras le tomaba las manos.

- ¿E- Eso nos hace novios? – Izuku quería explotar de emoción.

- Creo que si. – Kirishima fundía de a poco el sonrojo de su rostro con el color de su cabello.

Cuando sus labios se juntaron, a lo lejos Todoroki y Bakugou vieron la escena y decidieron ir a celebrar con soba fría y comida picante la unión de sus mejores amigos.