Hola a todos(as), soy nueva en esto, así que estoy entusiasmada con esta historia que surgió de las charlas que tengo con las chicas de un grupo de Rol de Harry Potter.
Esta historia va dedicada en especial a ellas, que en poco tiempo las he llegado a querer muchísimo.
Otra cosa, tendrá personajes inventados que serán tanto míos como de mis amigas del rol.
Disclaimer: Harry Potter y todos sus personajes no me pertenecen (lamentablemente), yo solo los tomo prestados un ratito para ver qué sale.
Prólogo.-
Nuevo año en Hogwarts. Una guerra atrás y un montón de alumnos que habían vuelto para poder realizar los TIMOS y EXTASIS inconclusos. Hermione había tomado la oportunidad de volver y terminar sus estudios, truncados por un bien mayor.
Había visto mucho durante la guerra, pero lo que más le impacto fue la muerte, la sangre y la impotencia de no poder hacer nada al respecto, de no poder salvarles. Eso le había llevado a contemplar una idea, que si bien antes había sido una posibilidad plausible, ahora tomaba casi una forma de meta, estudiar Medimagia. Claro, aun no se decantaba por esa opción, pero era la que más peso llevaba hasta el momento, junto con Leyes Mágicas.
El primero de septiembre de ese año se presentaba soleado, como dándole la bienvenida al periodo escolar que se abría ante ellos.
La estación era un caos de gente, los alumnos impacientes por subir, por intentar dejar atrás los recuerdos, aunque Hogwarts fuera el que más recuerdos les traería al menos no estarían enfrentándolos solos.
La castaña ya había dejado en un compartimiento su baúl, Neville ya había llegado y se ofreció a acompañarla mientras llegaban más caras conocidas. No hablaron mucho, pero era reconfortante verse y constatar una vez más que no todos se fueron.
Quedaba poco para el pitazo final, y Herms ya estaba impaciente ¿es que nunca podían llegar puntuales? Cuando de pronto distinguió unas cuantas cabelleras rojas y una azabache, y sonrió para sí. Ya estaban allí.
Se acercaron a paso lento, la gente les impedía avanzar más a prisa. La chica se extrañó, solo se traían un baúl.
Por fin estaban frente a frente y se saludaron con abrazos muy efusivos, no se vieron durante ese tiempo fuera de los juicios, en donde declararon a favor de Draco Malfoy y su familia.
— ¡Que alegría verte, Herms! –Harry en realidad se veía contento, la guerra le había terminado de enseñar a valorar a la gente que tenía a su alrededor, a valorar a sus amigos.
—Estoy de acuerdo, Harry, aunque hace mucho que no nos vemos.
—Es tu culpa por no querer ir a La Madriguera –soltó el pelirrojo a bocajarro, como siempre.
—Ron… –empezó su amigo en tono de regañina–. Tú ya sabes la razón, no fastidies.
A Hermione le hubiera encantado pasar un tiempo con ellos en La Madriguera, pero no le pareció prudente estar en medio de una familia de luto. Además, ella tenía sus propios problemas con sus padres.
El matrimonio Granger entendió lo que su hija se vio obligada a hacer para protegerles, pero no por eso no se enfadaron y su castigo (si se podía tomar como tal), consistió en pasar todo ese tiempo con ellos, viajando y recuperando el tiempo perdido.
—Tsk… ya lo sé –respondió con sus hombros encogidos y su boca pequeña, la viva imagen de un niño regañado, solo que Ron ya no era un niño.
La muchacha sonrió, Ron no cambiaría y eso le reconfortaba de cierta forma.
—Bueno, ¿Dónde están sus baúles, chicos?
Ellos se miraron incómodos, Ginny tomó a Neville del brazo para alejarlo de ahí. No quería estar cerca cuando le soltaran la bomba a Herms, y estaba enfadada con ellos por lo mismo, debieron hablar con ella antes, no ese día. Justamente ese día.
Ninguno quería enfrentarse primero ante la mirada inquisitiva de su amiga, mucho menos Ron. Asi que con un suspiro resignado y haciendo acopio de todo su valor de Gryffindor, Harry se dispuso a darle la tan temida noticia.
—Herms… estuvimos pensándolo y decidimos no regresar a Hogwarts, aceptamos los cupos de Ingreso Especial de la Academia de Aurors. Empezamos nuestras clases en una semana –recitó de carrerilla y con los ojos verdes bien ocultos tras sus parpados.
Ron, a un lado de su amigo, miraba la cara estupefacta de Hermione por el rabillo del ojo, sin el coraje suficiente de sostenerle la mirada. Luego sería su turno de hablar. Claro, si Hermione no los hechizaba a ambos antes por decirle algo así a última hora.
— ¿Aceptaron entrar a la Academia de Aurors y no tuvieron el sentido común de avisarme antes? –afirmó más que preguntó la chica, aun en shock, pero recuperándose a marchas forzadas–. Por ultimo una lechuza.
Recuperada ya, intentó ser razonable, pero no pudo. En ese momento los acontecimientos la sobrepasaban. Los chicos aun tenían sus miradas apartadas, sabían que habían actuado mal y que el enfado de Herms estaba justificado.
—No me lo creo, y encima me lo dicen hoy. Sabiendo la ilusión que me hacía volver a Hogwarts con vosotros. ¡Es para no creerlo! –y finalizó: – Me han decepcionado.
La última frase de la muchacha se clavó como puñal en los corazones de los chicos, estaban conscientes de que se enojaría, pero una decepción era otra cosa. Sabían que le llevaría un poco de tiempo perdonarles.
—Herms, yo… yo quería hablar contigo de… bueno, de nosotros –habló por fin el pelirrojo luego de un silencio incómodo y tenso.
Harry lo tomo como su señal para salir de ahí, cabizbajo se despidió con un "Hasta pronto, Herms. Te quiero".
—Dime lo que tengas que decir, Ron –suspiró cansada, intuyendo hacia dónde quería llegar el chico con eso–. El expreso está por partir.
Él pasó su mano por el cabello largo, desordenándolo, en un gesto que denotaba su nerviosismo.
—Bueno, pues, quiero que quedemos como amigos. Ya sabes –dijo mirándola a los ojos por fin–. Eres como mi hermana y ese beso… ese beso no debió suceder. No puedo verte como una pareja… y yo, yo no quiero hacerte daño.
La chica se encogió con cada palabra, saber de qué va algo no es suficiente para que no duela. A pesar de que se lo esperaba, el golpe fue igual de duro.
"Yo no quiero hacerte daño", la frase hacía eco, reverberando en su cabeza. ¿No quería dañarla? Pues buen fiasco se lleva, porque la ha dañado dos veces el mismo día y en menos de diez minutos. Puso una mueca parecida a una sonrisa, irónica.
—Amigos entonces, no hay nada más que decir –reprimiendo todo su dolor y sus lágrimas se dio la vuelta justo cuando el tren daba el pitazo anunciando que estaba por partir–. Adiós, Ron. Espero que les vaya bien en la Academia.
Sin esperar respuesta se fue directa al tren y subió antes de que este se pusiera en marcha.
—Adiós, Herms. Lamento haberte lastimado, espero me puedas perdonar y que encuentres a alguien que si te pueda corresponder –dijo mientras veía desaparecer su cabellera castaña.
Bueno, así empieza esta historia. Espero que os haya gustado lo poco que veis aquí.
Pronto subiré el primer capitulo.
Muchas gracias por leer.
Un beso ;)
Allumi
