Sean de nuevo bienvenidos a uno de mis modestos fanfics de Naruto. Me siento un poco nerviosa con este nuevo trabajo no sólo porque es otro SasuSaku largo, sino también porque tiene tintes un poco más fuertes que el anterior ("Quédate Conmigo"). De hecho, los lectores del fic antes mencionado saben que yo había estado trabajando en una novela; pues "Las Dos Caras del Espejo" es dicho trabajo. Sin embargo, aún me faltan escribir otros seis capítulos para finalmente lanzarme a una editorial, pero ya cuando lo termine, probaré suerte.

Irónicamente, el SasuSaku continúa sin gustarme del todo, pero para esta historia no pude hallar una mejor pareja. Me habría encantado poner a mi bello Itachi como el protagonista masculino, pero él no encajaría en dicho papel. En tanto, yo requería a una chica volátil y la consabida kunoichi de pelo rosa es la ideal. Espero que independientemente de los personajes, la trama consiga ser de su agrado.

Este fic será actualizado una vez por semana puesto que quiero irme tranquila en esto. Bien dicen que uno debe tomarse su tiempo para escribir cosas buenas. Al menos tengo mi reserva de episodios y ya he trazado el plot completo, así que podré acabar con esto (si no, le pediré a mi senpai que me jale las orejas XDDD). Como tema principal para la lectura de este fanfic, les recomiendo escuchar "Usted se me Llevó la Vida" por Alexandre Pires.

DISCLAIMER: Naruto y sus personajes no me pertenecen a mí, éstos son propiedad de su respectivo creador Masashi Kishimoto. "Las Dos Caras del Espejo" es autoría exclusiva de Firey Girl.

¡Se abre el telón!


MITADES QUE NO ENCAJAN

Era de noche en la grandiosa ciudad de Tokio y el sonido de los autos, de los anuncios y de la muchedumbre caminando de un lado a otro se confundía con el frenético golpeteo de una cabecera de madera contra la pared de una de las tantas lujosas habitaciones del hotel "Kazeitai". Como era de suponerse, una pareja estaba manifestando uno de los instintos más básicos y primitivos en la historia de la evolución del ser humano: la relación sexual. Nada más terminar, él se levantó mientras se colocaba una bata y salía al balcón para fumarse un cigarrillo. Sasuke Uchiha siempre había sido frío con todas las mujeres con las que se involucraba, especialmente si éstas caían ante sus pies con una facilidad que francamente le repugnaba pero que aprovechaba para su propia entretención.

Su cabello azabache, sus ojos ónice y su escultural cuerpo níveo eran la debilidad de infinidad de chicas. Desde que iba en la primaria, él era el blanco principal de los ojos de las féminas, el sueño de muchas estúpidas ingenuas que lo creían perfecto y la envidia de los chicos que se veían amenazados por él. Además, el hecho de provenir de una de las familias más pudientes del país lo hacían aún más tentador. La familia Uchiha se distinguía por ser los dueños de una gran empresa que a su vez estaba dividida en otras compañías más pequeñas pero no menos imponentes. Sasuke había decidido hacerse cargo de la rama vinatera de Uchiha Enterprises y por eso estudió una carrera en Enología y tomó clases privadas de administración. Ahora, con 28 años, él ya podía caer en la clasificación de "empresario exitoso con un ejército de amantes tras su cuerpo y sus millones".

Cuando comenzó su vida sexual en la preparatoria, Sasuke tomó medidas para controlar a las "señoritas" que lo lisonjeaban durante casi todo el día. Acordó que primero les haría un poco de plática a su conquista en cuestión y disimuladamente le soltaría alguna cursilería o adulación; si no mostraba resistencia alguna, se la llevaba a la cama. Pero antes de hacer algo, les advertía claramente que no había nada que pudiera atarlo y se olvidara de que se comprometiera con ellas. Si la chica le llegaba a gustar más de lo esperado, accedía a invitarla a cenar o a bailar, pero sin ninguna esperanza de aspirar a algo más que una simple amante. Como no tenía ni un pelo de tonto, Sasuke era muy cauteloso para evitar algún embarazo no deseado porque tenía muy en cuenta que las mujeres con las que se acostaba eran capaces de cualquier cosa con tal de retenerlo.

- Me voy a casa.- le dijo el moreno a la dama que yacía recostada en la cama mientras él se colocaba el traje y se ajustaba la corbata con sumo cuidado.

- ¿Tan pronto? Pero si nos estábamos divirtiendo.- dijo Kotoko Ando, una modelo que él conoció en un bar horas antes.

- Cuando te encontré te expliqué muy bien mis términos para dejarte pasar el rato conmigo.

- Te lo ruego…- le susurró mientras le rodeaba el cuello con sus delgados brazos y usando su cuerpo hermoso como táctica de persuasión.

- No lo haré. Yo no me comprometo con nadie, ¿me oíste?.- soltó Sasuke con dureza.- Y quítate de encima que me arrugas el cuello.

Ese simple factor de no quererse comprometer con nadie despertaba la curiosidad de la prensa y con frecuencia aprovechaban cualquier bobería para tomarle fotos y publicarlas en algún periódico o revista sensacionalista. Su escándalo más grande lo protagonizó cuando estudiaba su tercer semestre en la universidad y una de sus amantes alegó que él había abusado de su confianza y la había abandonado tan pronto la dejó preñada. Esto no impactó demasiado a Sasuke, pero sí a su familia quienes siempre fueron cuidadosos con sus vidas privadas. A su padre le hartaba que él pusiera en ridículo a la familia al exhibirse por ahí del brazo de alguna fulana y cuando se desató aquella hecatombe, mandó llamar a su abogado para que les echara una mano. Sin embargo, Sasuke lo detuvo y simplemente dijo con mucha calma que una muestra de ADN era más que suficiente para comprobar su inocencia, algo que, según él, no era tan necesario puesto que ya había declarado que el niño no era suyo.

En menos de una semana, Sasuke se quitó de encima el problema cuando los análisis de sangre demostraron que él no era el padre de la criatura con la que aquella compañera había intentado intimidarlo. La prensa lo dejó en paz un rato y él se abstuvo de salir por un par de meses antes de volver a las andadas.

- Los periodistas y las mujeres son como los buitres danzando sobre la carroña.- se repetía mentalmente mientras conducía su ostentoso Ferrari directo a la mansión donde vivía.

Cuando entró al garaje, Goliat, uno de los doberman guardianes, se le echó encima y perdió noción de su deber como vigilante para recibir a su amo. Sasuke parecía tener cierto cariño por ese perro en particular porque lo había criado él mismo desde que lo tuvo entre sus manos siendo apenas un tierno cachorrito. Goliat estaba destinado no sólo a servirle fielmente, sino a acompañarlo hasta el final. El moreno le sonrió levemente al animal y le rascó las orejas, jugueteando un poco con él.

El tierno momento pronto pasó al olvido cuando Fugaku Uchiha, su señor padre, apareció para avisarle que deseaba hablar con él de un asunto muy serio. El actual cabeza de la familia Uchiha se trataba de un hombre firme y autoritario que había educado a sus dos hijos con mucha disciplina, pues más que nada, deseaba que ellos se convirtieran en hombres de bien y pudieran sobrevivir en el mundo actual. Para Fugaku, su familia era su orgullo porque en ella estaba presente todo el esfuerzo que por años había estado ejerciendo, y a veces le costaba trabajo expresar su afecto, pero tal vez no hacía falta hacerlo porque los demás ya sabían que él de verdad se preocupaba por todos.

Aún así, Sasuke sabía que no era conveniente hacer enfadar a su padre, y por el tono de su voz, supo que algo andaba mal.

Se preparó y avanzó con paso firme hasta el despacho de su progenitor. Justo como se lo imaginaba, su padre empezó a sermonearle sobre su adicción a las mujeres y las consecuencias que esto acarreaba. Era indudable que Sasuke había hecho un muy buen trabajo al interesarse por el negocio familiar, abarcar él solo una parte importante y hacerla prosperar rápidamente en el mundo financiero; pero su comportamiento dejaba mucho qué desear, pues ya se esperaba que estuviera casado, o al menos, con una novia oficial.

Sasuke simplemente fingió escuchar a su progenitor, pero hubo algo que captó su atención de inmediato y lo hizo ponerse tenso.

- Es por tu fama de mujeriego que tu madre y yo hemos decidido que lo mejor es que sientes cabeza de una buena vez.- le dijo el severo hombre de 57 años.

- ¿Casarme?.- a Sasuke casi le daban ganas de carcajearse pero sólo se rió lacónicamente. - ¿Y según tú con quien debería hacerlo?

- Con Sakura Haruno.

- Me suena ese nombre, pero no, creo que no la recuerdo. Y no me interesa saber quien es ella.

- Tu prometida.- respondió Fugaku muy natural.

- ¿Qué?

Sasuke escuchó a su padre decirle que Sakura Haruno era la única hija de un empresario rival que manejaba una compañía licorera bastante próspera. Su padre estaba buscándole marido y accedió a concederle una cita para que se conocieran y arreglaran los detalles que convendría el casamiento de ambos jóvenes. Cuando su padre le extendió una fotografía de una joven no mayor de 25 años, peculiar cabello rosado que le llegaba a la mitad de la espalda y bellos ojos verde jade, Sasuke pensó que era lo suficientemente linda como para aspirar a ser otra chica más y sonrió.

- Está bien, acepto tu propuesta.- dijo Sasuke con la intención de hacer suya a esa mujer y seguirle la corriente a su padre por una temporada.

-o-

Dentro de una amplia habitación de paredes blancas y decorado impecable se encontraba una joven de largos cabellos rosas observando con vago interés una hermosa casa de muñecas hecha totalmente a mano. Ésta se encontraba encima de una amplia mesa de encina, y había sido importada desde América por su madre. Las figuras en su interior representaban los fervientes sueños de Sakura Haruno… una familia feliz que vivía en un hogar cálido, próspero y feliz. Todos ahí mostraban estar contentos con sus vidas…

Para ella, el mundo real, su realidad, siempre había sido gris… su vida llena de colores se perdía en la brumosa lejanía. A sus veinticuatro años Sakura seguía siendo la soltera inalcanzable para muchos, no por su frente ancha, sino por su temperamento fuerte y renuencia a darles una respuesta positiva a los jóvenes elegibles. Siendo la única hija de un magnífico empresario y heredera de todos sus bienes, era natural que a Sakura le aparecieran muchos candidatos a esposo, pero ésta los rechazaba de muy mala gana. Pronto los demás se cansaron de rogarle y la dejaron sola con sus libros y su mal genio.

- Señorita, su padre la llama a su despacho.- la interrumpió una de las criadas desde el umbral.

- Voy.

A paso lento, la joven salió de su cuarto y bajó a la sala de estar. En la pared más extensa de la habitación se encontraba el retrato de Sayuri Haruno, su madre. La extrañaba mucho desde que ésta había fallecido cuando Sakura tenía ocho años. Ahora la necesitaba más que nunca a su lado para que le diera esas conversaciones de mujer a mujer, sus consejos infalibles sobre cómo lidiar con los sentimientos que agobiaban su corazón, sus instrucciones para ser una dama como ella. Una de las cosas que le había heredado eran sus ojos verdes, tan delicados y llenos de vida. Fuera de eso, no se parecían demasiado porque todos opinaban que Sayuri había sido una mujer excepcionalmente bella, dulce y cándida; contrario a lo que se pensaba de Sakura.

- Tú eres como el botón de un cerezo que espera a la primavera, cariño.- le había dicho una tarde mientras tomaban el té.- A pesar de que todavía no has madurado, cuando llegue tu momento de florecer, serás la flor más hermosa de todo el jardín.

No era sensato sumergirse en esos recuerdos de camino a ver a su padre. Sakura sabía perfectamente que a Ren Haruno no le gustaba que lo hicieran esperar, mucho menos que ella se distrajera con nimiedades. Él siempre había sido así de castrante con su hija, su única hija. Fue muy rígido con su educación, enviándola a los mejores colegios como medio pensionista para quitársela más tiempo de encima y al mismo tiempo pulir su intelecto, pues quisiera o no, Sakura habría de ser su heredera. Por fortuna, ella todo el tiempo fue una buena estudiante, y cuando a los veintidós años se graduó de la escuela de comercio, Ren la instó a que fuera su administradora particular. Inevitablemente, ambos pasaban las tardes haciendo las cuentas de la empresa, las facturas de sus negocios, los salarios de sus empleados y, por cuenta propia de ella, los gastos domésticos. El que Sakura fuera mujer no era motivo para que le diera una vida de princesa o la tratase delicadamente. En la familia Haruno la voluntad de los padres era algo incuestionable, y Ren dictó desde el principio que su hija sería instruida como si fuese un varón.

Sakura aceptó ese destino con dignidad porque esperaba acaparar el reconocimiento de su progenitor, pero con el tiempo su esperanza fue muriendo y terminó sintiéndose como un botón de cerezo que había sido atacado por el crudo invierno.

Irónicamente, ambos poseían la misma fuerza de carácter que, sumado a su terquedad, convertían sus discusiones en luchas desgarradoras. La casa se convirtió en un campo de batalla justo cuando Sakura inició la adolescencia y los portazos estaban a la orden del día. Pero había algo en Ren que reprimía a Sakura la mayoría de las veces… sus ojos aguamarina. Realmente era muy difícil sostener la mirada de su padre, hasta para un general del ejército. El efecto que provocaba en quienes la recibían era de un temor indescriptible: se sentían como si fueran enjuiciados por el mismo Satanás.

Finalmente Sakura abrió la puerta junto al cuadro de su madre. Pertenecía al estudio y no pudo evitar sentir un escalofrío cuando tocó la perilla. Se armó de valor y la giró. Detrás de un extenso escritorio de roble negro se encontraba su padre, la esfinge, mirándola impíamente. Tan pronto su hija se detuvo justo enfrente de él, Ren habló directamente sobre los motivos por los que la había llamado a tan altas horas de la noche.

- Este viernes acudiremos al hotel Haru Ryokan para desayunar con la familia Uchiha.- anunció secamente.- No hace falta que te explique quiénes son, pero sí debo decirte que su hijo menor me ha hecho una muy buena impresión. Quiero que busques en tu armario el vestido rojo que te regalé en Navidad.

- ¿Para qué tomarme tantas molestias por ellos?.- inquirió Sakura.

- No me discutas y, por el bien de todos, cuando los tengas enfrente no empieces a hablar de política que no naciste para eso. Sólo nos pones en ridículo a los Haruno.

Sakura tenía las entrañas revueltas y ardientes como un volcán a punto de hacer erupción. Odiaba que la reprimieran como a una olla exprés, y eso era algo que Ren tenía muy en cuenta. Le lanzó la mirada correspondiente para indicarle que su decisión estaba tomada y que nada de lo que ella dijera o hiciera lo harían cambiar de parecer. Por si fuera poco, le había mandado ponerse el consabido vestido rojo que tan bien le sentaba pero que ella detestaba. Éste dejaba sus hombros al desnudo, la falda era lo bastante larga para casi llegarle a las rodillas; y gracias a que el corpiño era corrugado, hacía que su busto pequeño se viera más amplio. Estaba hecho de seda fina y su textura no se comparaba con la de ninguna de las otras prendas de vestir que Sakura poseía. Si ese vestido estaba hecho para quedarle perfectamente, ¿por qué habría de aborrecerlo?

Porque cuando lo recibió la mañana del 25 de diciembre del año pasado, se mostró encantada con el detalle. No obstante cuando le dio las gracias, su progenitor le contestó despectivamente que le había comprado ese vestido específicamente para disimular su falta de atractivo, ya que no soportaba ver una copia al carbón de sí mismo pero con cuerpo de mujer.

Así, de tajo, la mataba poco a poquito sin piedad alguna desde que era niña, ¡y todavía no le daba el golpe final! Sakura se sentía sola, en medio de un abismo de soledad… ¿qué podía esperar de aquel desayuno indeseado?

-o-

En los siguientes tres días, Sasuke se abstuvo de salir a algún bar en busca de mujeres. Si quería darle una buena impresión a la que iba a ser su primera novia formal, no debía ser visto haciendo comportamiento "obsceno" fuera de casa. Además, necesitaría mucho vigor si planeaba escaparse con ella para una noche apasionada. Se puso su mejor traje y junto a sus padres, partió hacia el hotel Haru Ryokan que se distinguía por ser un edificio antiguo de no más de 2 pisos que tenía un amplio jardín con estanque y un puente, todo al estilo de las casas de la época feudal.

Tan pronto los Uchiha les dijeron su identidad y propósitos al recepcionista, éste les guió hasta una habitación con una mesa en medio llena de platos gourmet a los que todos estaban muy acostumbrados. Ahí solo estaban un hombre y la misma chica de la foto, envuelta en un exquisito vestido rojo. Sasuke ya ni se acordaba de su nombre y estuvo tratando de evocarla hasta que oyó a su madre decirle "Sakura-san". Mirándola de cerca, era más atractiva que en la fotografía, pero su rostro serio le daban una imagen más escueta. Aunque los ojos de ella lo miraban, su mente parecía estar en otro lugar. Físicamente no le quedaba duda de que era hija del señor Haruno porque ambos tenían un gran parecido, especialmente en la forma de mirar. Sasuke observó el rostro pétreo e inflexible de Ren Haruno y supo por el brillo espeluznante de sus ojos que estaba ante un hombre de cuidado.

- Uchiha Enterprises es una compañía que tiene más de 23 empresas en ella. El negocio abarca desde la construcción hasta tiendas departamentales y cubre más de cuarenta por ciento de la economía del país.- explicó Fugaku a Ren.

- Impresionante, sus hijos tienen una carga bastante grande sobre sus hombros.- dijo el otro levantando levemente las cejas.- Por supuesto que Sakura también está preparada para manejar nuestra empresa ya que es mi única heredera.

- Sí, se nota que su hija es tan inteligente como hermosa.- comentó Sasuke para llamar su atención, pero Sakura permaneció impávida. Se estaba haciendo la difícil y eso lo atraía aún más.

- Ella nunca ha fallado académicamente desde que estaba en el jardín de niños, sabe perfectamente que no puede darse el lujo de fracasar en nada.- el señor Haruno dijo esto último con una voz tan áspera, que la ojiverde le dirigió una mirada cargada de resentimiento.

- Entonces esta unión podría salir más que bien. Sabía que no había fallado al elegir la esposa perfecta para Sasuke.- Fugaku se dirigió al susodicho.- Hijo, ¿Por qué no llevas a tu novia a caminar por ahí?

Ni tardo ni perezoso, Sasuke obedeció a su padre y le extendió el brazo a Sakura para que se lo tomara, pero ella se puso de pie y lo ignoró, caminando sola hacia el jardín. El moreno comenzó a hacerle la plática y le preguntó cosas básicas en las que figuraban los planes para su compromiso, sus gustos en lo que se refería a bebida, diversiones y cosas parecidas, pero la chica continuaba sin hacerle caso o respondía con monosílabos. A Sasuke comenzaba a gustarle el juego, ésta sin duda no era como las otras chicas que había conocido y él no iba a dejarla ir tan fácilmente.

- ¿Qué te parece si esta noche vamos a cenar o a donde tu quieras? le preguntó con un leve tono sugerente que no agradó para nada a la joven de cabellos rosas.

- No quiero –dijo ella.

- ¿Detestas a los hombres?

- No.

- Tengo planeado ir a Fukuoka. ¿Te gustaría venir conmigo?

- ¿Es que no piensas dejarme en paz? -cuestionó Sakura frunciendo el cejo.

- Vaya, ya comenzaba a pensar que no hablabas español.- bromeó Sasuke al ver que ella tenía un carácter casi tan fuerte como el suyo.

- Pues lo hablo lo bastante bien como para decirte que puedes volver por donde viniste. ¿Me crees tan estúpida como para caer en tus trucos baratos de seducción? No creas que a mi me vas a endulzar el oído así de fácil, eres la mosca de mi sopa y la basura de mi ojo -explicó con desprecio-. Ahora si me disculpas, estaré ocupada dándole la contraria a mi padre.

Las palabras de Sakura picaron el orgullo de Sasuke y mientras él la veía alejarse, sintió que la ira y la estupefacción consumían su mente. Nadie, absolutamente nadie lo había rechazado antes, mucho menos hablarle de la misma manera que ella lo había hecho. Le pareció intolerable tal atrevimiento y apretó el puño para no golpearla. Él podía ser un patán, un ambicioso y un libertino pero definitivamente no era capaz de pegar a una mujer. Los dos estuvieron separados y sin decirse nada hasta que les tocaron irse del hotel.

Cuando por fin regresó a su casa, Sasuke arrojó su chaleco contra uno de los sillones y no dilató en reclamarle a su padre el hecho de que aparte de quererlo relacionar con una desconocida, la chica en cuestión tenía que ser una mojigata santurrona cuyo orgullo era demasiado grande como para aceptar lo afortunada que era de poderse casar con él. Además de los beneficios económicos que ese matrimonio tendría para ambas familias, él sin duda se podría esforzar en ser un esposo devoto si ella demostraba el mismo afecto. En realidad no quería admitir que por fin había conocido a una chica que le gustara para esposa, y que sin embargo, ella le rechazó sin más, criticando sus técnicas de persuasión.

Fugaku le dijo que ya no se podía hacer nada al respecto porque tenia contemplado comprometerlo desde hacia varios meses pero que hasta ahora no había encontrado una buena pareja para él, y que con la candidata perfecta en la mira, ya no iba a permitirle escabullirse de sus responsabilidades. Como ultimátum, le advirtió que si no se casaba, lo iba a excluir de la herencia, cosa que para nada le agradó a Sasuke. Él apreciaba demasiado su vida actual como para desecharla así como así y finalmente cayó derrotado.

Antes de que finalizara su día, Sasuke se quedó pensando en su prometida y lo mucho que le jodía todo el embrollo en el que estaba metido. Sakura era una mujer fascinante, inteligente y con algunas otras cualidades que se podrían pulir sin problema, pero que por supuesto, necesitaba conquistar primero. Definitivamente se había encontrado con la horma de su zapato…


Con este chusco encuentro entre los protagonistas es que comienza "Las Dos Caras del Espejo". Le doy el crédito del título a Higurashi Fanfiction Studios, quien me ayudó a pensar en un buen nombre para mi historia. Es por esto que yo la denominé como la madrina de mi fic, y como tal, está en el deber de hacer lo necesario para acabar esto de buena manera ¡y claro que lo haré! Que si no dejo de llamarme… como me llamo XDDDD

Agradezco sus lecturas y comentarios. Nos vemos la próxima semana, no olviden sintonizar sus televisores a la misma hora y en el mismo canal para que sigan disfrutando de esta nueva "Narunovela".

¡Mata Kondo Ne!

Firey Girl Out.