Pecado original

En la torre abandonada del castillo de Mewni, una mujer de cabello verde esponjado sujeta por una mascada con una piyama rosada y pantuflas de conejo se encontraba en una habitación derruida, a la sombra sentada sobre una mesa carcomida por las polillas con una vela encendida, escribiendo sus anécdotas sobre un libro en blanco con una ploma roja.

-Supongo que debo comenzar esta historia desde el principio, en la época más difícil para los mewmanos y la más gloriosa para los monstruos, hasta que una reina guerrera vino a cambiarlo todo.

Capitulo 1: La talla monstruos

Era el peor de los tiempos, era el mejor de los tiempos, la mewmanidad que yacía sumergida en la llamada "Era obscura", cuando la noche acaparaba la mayor parte de los días del año, desde las 12 de la noche hasta las 12 del día siguiente todo era obscuridad, el medio día parecía media noche, el sol se había rehusado a salir y las pocas horas en que se animaba a mostrar su brillante rostro, era cubierto por una gruesa capa de nubes. Todo Mewni vivia asustado, pasaban las veinticuatro horas oyendo el el croar de las ranas, el chillido de los murciélagos, y canto de los grillos que era más agradable que los otros ruidos de la noche, aún así no ayudaba a dar serenidad a los espectadores; la únicas aves que se oían eran los búhos, los cuervos y los ruiseñores. Para colmo las cosechas de maíz eran escazas debido a que necesitaban de la luz solar para madurar, lo que trajo consiguió la hambruna que vino a hacer compañía al miedo; era la Noche de Brujas sin fin. Los únicos que estaban contentos con esta situación eran los monstruos, la mayoría de ellos eran nocturnos eran de naturaleza nocturna por lo que la oscuridad les sentaba de maravilla. Ningún mewmano podía salir de sus aldeas aldea puesto que con los monstruos al acecho, poner un pie fuera era una segura sentencia de muerte. Por mil años, mewmanos y monstruos han estado envueltos en una guerra constante como israelíes y palestinos, causando desventuras para ambos bandos, pero ahora la balanza parecía estar del lado de los monstruos.

Si había a alguien a quien culpar de traer esta desgracia era a Venus la Más Hermosa, hija de Helia la Más Brillante, se entregó a una deidad de la oscuridad, un alicornio (unicornio con alas por si no lo sabían) de nombre Nightmare a cambio del poder para manipular el sol como lo hacia su madre, pero lo único que consiguió fue abrirle las puertas a esta entidad oscura para que trajera la noche eterna a Mewni. La Alta Comisión de Magia, aquellos encargados de regular la magia en Mewni, no eran capaces de dar solución al problema, únicamente podía mantener a salvo a la población, Hekapoo fabricó antorchas que jamás se extinguían, Rombulus ayudaba a mantener el orden y Omnitraxus colocaba campos de fuerza alrededor de las aldeas para mantenerlas a salvo de los monstruos.

En total hubo 7 reinas que gobernaron a Mewni entre las tinieblas y la mayoría no eran verdaderas modelos a seguir; así como la obscuridad cubría el cielo, la obscuridad también cubría el trono. Las reinas de la Era Obscura se caracterizaron por ser las peores en la historia de Mewni, miedosas, corruptas, incapaces de gobernar; una de las reinas más repudiadas de este periodo fue Bobipsa, la Comebebes; pero la séptima reina la Era Obscura fue la excepción, era una reina devota y fiel, la única que tenía el valor de enfrentar a los monstruos y proteger a su pueblo, se trataba de Solaria, la Talla Monstruos; reina guerrea de vestido blindado, casi rapada salvo por un mechón largo de cabello pelirrojo, mejillas con forma de rayo y una varita con forma de espada que tenia una hoja hecha de magia llameante.

Desde pequeña demostró ser una guerrera a temer, degolló a su primer monstruo cuando sólo tenía 8 años. Como princesa alternaba sus estudios con actividades militares como supervisar a las tropas y liderar expediciones rutinarias a fin de mantener a los monstruos lejos de los poblados. Tras su coronación se dedicó de tiempo completo a cazar monstruos. Su actitud implacable le valió el reconocimiento de personaje legendario entre mewmanos y monstruos, dentro del campo de batalla no había criatura que no se doblegara ente su poder destructivo. Como costumbre, después de cada batalla, cercenaba las cabezas de los monstruos caídos como trofeo, a lo largo de su reinado, llenó cada centímetro de cada pared con cabezas de monstruos convirtiendo del castillo en un auténtico museo de la muerte; además acostumbraba a organizar banquetes para ella y sus guerreros usando a los cadáveres de los monstruos muertos como festín, bebían su sangre y con sus pieles, confeccionaba vestimentas tanto para sus hombres como para el pueblo de Mewni para soportar el frio ante la constante ausencia del sol.

Gracias a Solaria, los ataques de monstruos fueron los más reducidos durante su reinado, pero seguían siendo un problema constante, eso la motivo a la reina crear la llamada Guardia Solariana, llamada así en honor de la reina; una facción del ejercito dedicada exclusivamente a combatir y cazar a los monstruos, pero no era suficiente, la reina debía encontrar la manera de vencerlos definitivamente. Un día consultando los archivos antiguos, encontró una posible solución al problema de los monstruos, de inmediato reunió a la Comisión de Magia para discutir un plan.

-Los monstruos son cada vez más numerosos y sus tropas están superando a las nuestras-

-Los números no ganan batallas- Dijo Hekapoo.

No pero ayudan bastante- Dijo Omnitraxus.

¿No hay algún hechizo que podamos utilizar para mejorar la situación?- Preguntó Rombulus

Las reinas de antaño tenían habían inventado toda clase de hechizos y embrujos para esta clase de situaciones, pero como recordaran, el primer Gran Libro de Hechizos se consumió en el último incendio que afecto el castillo, así que he tenido que consultar los viejos archivos en busca de algún hechizo, y creo que he encontrado una posible solución, aunque es arriesgada y poco ética-. Solaria sacó un libro de cubierta color ciruela –Este es el diario de Hekatia la Nigromante (Una reina de la Era Obscura previa a Solaria)-

Hekatia la Nigromante fue la primera reina mewmana en usar la magia oscura ¿Acaso piensas utilizarla contra los monstruos? – Preguntó Hekapoo –No creo que sea buena idea-

-No decimos que sea incorrecto, sino que simplemente no funcionaria, los monstruos han usado la magia oscura mucho antes que cualquiera de nosotros- Agregó Omnitraxus.

-Cierto, los monstruos son maestros en las artes oscuras, pero existe un hechizo que podría darnos una ligera ventaja- Solaria colocó el libro abierto sobre la mesa mostrando una escritura extraña en una página y en otra el grabado de un hombre aturdido cuya alma lo abandona.

-¿El Maleficio de Sustracción de Alma?- Dijo Lehkmet en su idioma caprino. –No es correcto-

-Tienes razón Lehkmet- Dijo Hekapoo –Estamos hablando de un maleficio prohibido, ni siquiera lo usaría con un demonio y por mas que fuerte que dices ser no serías capaz de robarle todas sus almas a los monstruos-

-Entiendo que sea algo extremista pero la situación lo amerita, demás, no pienso robarle toda su escencia a todos los monstruos, sólo pienso utilizar algunos para hacer un experimento.

-¿Que clase experimento?- Preguntó Rombulus

Luego de que la reina explicara su idea, todos los miembros de la comisión reaccionaron con horror, Lekhmet bramó en el matadero y Hekapoo se levantó perturbada ante esta idea -¡¿Transferir la escencia de un monstruo a un cuerpo mewmano?! ¡Acaso has perdido la cordura¡-

-Por vez primera concuerdo con la chica de los cuernos- Dijo Rombulus extendiendo sus brazos de serpiente

-Además desconocemos que efectos podría tener en un mewmano ordinario, que tal si terminamos convirtiendo a los nuestro en monstruos!- Dijo Omnitraxus.

Entiendo su preocupación chicos y estoy consiente de los riesgos, pero pienso llevar a cabo este experimento con o sin su consentimiento. Les doy mi palabra de reina que si se presenta algún fallo, asumiré toda la responsabilidad.

La reina parecía firme en su decisión, luego de meditarlo por unos minutos, los miembros de alta comisión decidieron darle luz verde –De acuerdo, pero al más mínimo inconveniente, mandaremos a parar todo-

Al día siguiente, Solaria se dirigió al calabozo del donde tenía encerrados algunos monstruos capturados en batalla, los dejó vivir por si podrían serles de utilidad, pero los trataba como los animales que eran, encerrados en las peores condiciones, recibiendo abusos y maltratos constantes por parte de los guardias. Muchos de ellos le gruñeron, lanzando amenazas de muerte si algún dia lograban salir de allí, pero a Solaria no le preocupaba, sabía que si alguno de ellos lograba escapar, no llegaría siquiera al exterior.

–¡Tu!- Solaria seleccionó a un fornido ogro de color verde vestido con taparrabos, un cuerno sobre la cabeza y una mirada de perro rabioso –Vendrás conmigo-

-¡Grrrrr!- Era la manera del ogro de decir que no, así que la reina lo inmovilizó con su espada usando un hechizo de somnolencia, el fiero ogro quedo reducido a estado vegetativo; Solaria abrió la jaula y lo sacó un hechizo de levitación, lo llevó a lo que parecía ser un cuarto de torturas, allí lo ató a un potro usando su magia para amarrarle las extremidades con las cuerdas, pero no tenía intención

de tortúralo –Muy bien monstruo, es momento de que retribuya todo el mal que has hecho-

Solaria acercó mágicamente un caldero y unas botellas llenas de sangre, dedos de lagarto y otros extraños ingredientes. Al olfatear el estofado, Solaria consideró que ya estaba listo, entonces sacó el libro de hechizos de Hekatia que sostuvo con una mano y con otra, sumergió su espada en la sustancia quedando cubierta por una sustancia viscosa de color verde, y lo apuntó su espada hacia la dirección del monstruo cautivo leyendo en voz alta aquel nefasto hechizo, al momento en que Solaria pronunció la primera palabra, disparó un rayo de color verde que sustrajo la esencia del ogro dejándolo con los ojos negros –Creo que esta funcionando- La esencia del En ese momento un guardia entró al cuarto un guardia –Lamento interrumpirla su alteza, pero vino alguien que desea conocerla- Solaria subió hasta el recibidor del castillo y vio a la comisión acompañada de una joven campesina de vestido verde aguamarina y cabello violeta con trenzas.

-Esta jovencita vino a hablar con usted- Dijo Rombulius

-Saludos su alteza, mi nombre es Mina Loveberry, los carteles que sus guardias colocaron en todas las aldeas decían que buscaban voluntarios para alguna clase de proyecto secreto-

-Sí, así es-

-Entonces déjenme ser su voluntaria, muchos de mi aldea fueron asesinados por monstruos desde la época de mis abuelos, he querido unirme al ejercito pero no me aceptaron por mi físico, tengo razones para odiar a los monstruos más que ningún otro y si existe alguna manera de que pueda contribuir a la causa, le pido, no, le ruego de me de la oportunidad- Mina se arrodillo frente a su reina –Soy su humilde sierva-

-Es frágil pero tiene corazón- Dijo Hekapoo.

La reina contemplo los ojos de la joven –Veo que existe coraje en tus ojos Mina Loveberry y eso es lo que pido a cada uno de mis soldados- le ayudó a levantarse –Serás a primera de un ejercito súper soldados y servirás como un símbolo de esperanza para toda Mewni-

Solaria llevó a Mina con ojos llenos de ilusión a la cámara de tortura, adentro la reina apuntó su espada a Mina –Te advierto que esto podría dolerte al principio- y recito un hechizo diferente al que utilizó con el ogro. De la espada salió un rayo de color rojo, la campesina se retorció de dolor, los gritos eran tan fuertes que se oyeron hasta los aposentos de la torre más alta. Fue entonces cuando Solaria creyó que era una mala idea como la comisión se lo había dicho, trató de detenerlo, pero la espada no le obedecía, temía que Mina muriera en frente de ella. Pasaron unos segundos más antes de que se detuviera, Mina cayó en el suelo, Solaria fue corriendo asustada a su lado.

-¿Cómo te sientes Mina?-

-Salvo por el asco, no siento nada-

Solaria esperó unos minutos, pero nunca pareció llegar la reacción, creyó que había fracasado hasta que un aura verde cubrió a Mina, sus ojos brillaban con el mismo color, flotó en el aire y grios por unos minutos como si se tratar de un trompo, luego Mina cayo al suelo y se levantó exhibiendo sus grandes musculos

-Muy bien su majestad, dígame donde están los monstruos y yo acabaré con todos ellos-

Solaria envió de inmediato a Mina al campo de entrenamiento donde abatió por si sola a un comando de soldados fortachones bien entrenados, Solaria se sintó entusiasmada de que su experimento había dado resultado, pero no quiso correr ningún riesgo y decidió dejar pasar un tiempo para ver si no había efectos secundarios.

Con el tiempo Mina se convirtió en la líder de la guardia solariana, con su ayuda los mewmanos ganaron muchas batallas. La balanza pareció inclinarse a favor de la luz, así que el ejercito de monstruos decidió que era hora de formar una alianza, la coalición era dirigida por un triunvirato conformado por Ludo I, el rey aviarius de las Montañas Negras; Seth de Septaris, Señor de los septarianos del Bosque de la Muerte Segura y el llamado Rey de la Oscuridad, un Señor de la Guerra de gran prestigio entre los monstruos perteneciente a la raza de los cambia-talla, seres emparentados con ogros y demonios con la facultad de cambiar de tamaño.

Al enterarse de esta nueva alianza, Solaria decidió que era necesario formar su propia coalición, logró aliarse con los Ponyhead del Reino de las Nubes, pero no tuvo la misma suerte con los Lucitor del Inframundo, así que decidió ir más allá del océano, así que viajo a tierras inexploradas acompañada de un marinero llamado Alfonso el Digno, un sujeto delgado de barba café y atuendo desgastado; no era tan valiente ni tan fuerte ni tan valiente como Solaria, pero tenía carisma. El barco que utilizaron era un pequeño bote como el que Mickey Mouse utilizó en su primera caricatura. Durante el viaje, surgió una chispa entre los 2 pasajeros, a la reina Solaria no tenía interés de enamorarse, creyendo que eso podría afectar la dureza que tanto la caracterizaba, pero termino sucumbiendo a la personalidad de Alfonso, lo irónico es que ni siquiera el marino se le acercó, fue la propia reina quien se le insinuó como una ramera desesperada en busca de compañía. El viaje fue tan largo que llegó a lugares a donde la oscuridad no alcanzó su dominio, la belleza del sol cautivó a la pareja motivando más su relación, era bueno ver la luz del día de seguidamente. El recorrido duró aproximadamente un año, la reina no encontró aliados nuevo, pero regresó con una pequeña sorpresa.

La Alta Comisión y un grupo de súbditos estaban esperando en el puerto, todos celebraron cuando el bote tocó muelle, el regreso de su majestad y protectora después de un año de ausencia dependiendo únicamente de Mina y su guardia era motivo de aljorozo por parte de los presentes, pero no esperaban que descendiera con una bebe en sus brazos. Solaria no se hizo esperar y presentó a todos a su hija y heredera, una bebita de pelo verde al que bautizó con el nombre de Eclipsa.