Disclaimer: HP no me pertenece.


De Veelas & Amores

by Liesel Everdeen . freya-uchiha

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Prólogo

A Draco le gustaba Harry Potter. Si, el veela lo escogió como su compañero, pero fue Draco quien notó su gran magia primero y todo lo demás que hacía que su corazón se acelerara rápidamente, como el color de sus ojos, su sonrisa o lo torpe que era cuando estaba nervioso. Puede que le odiase al principio, pero con el tiempo se había ganado su confianza y su apoyo secreto. Si antes no podía dejar de mirarle constantemente, ahora su mirada no se despegaba de él. Y cuando uno hacía eso, no solo descubría lo malo de una persona, también lo bueno. Y Draco había quedado prendido de la calidez de su sonrisa y el valor con el que enfrentaba sus miedos. Aunque también había descubierto cosas malas, realmente malas, como su habilidad para bailar.

Y esa si que es mala, pensó, sonriendo ligeramente y mientras le ponía miel de maple a su tostada, pues con su reciente situación hereditaria, el azúcar se había vuelto imprescindible en su dieta. No solo era buena para su allure, sino que también le ayudaba con los ánimos, los cuales eran necesarios ahora que planeaba acercarse al moreno.

Con la presión de ser un veela ahora, y la insistencia de sus amigos, el rubio había decidido decirle que era su pareja. Así que, con sus nervios y con los del veela encima, esperó con impaciencia la primera clase, que por suerte le tocaba con los gryffindors. Estaba tan entusiasmado por ello, que no notó cuando empezó a salir su allure, hasta que varios de sus compañeros slytherins lo miraron con cara embobada.

Tras un codazo de Blaise, el rubio miró a Pansy intentando concentrarse; y una vez a salvo, ofreció una sonrisa avergonzada a las serpientes, quienes aceptaron sus disculpas sin gran problema. Al finalizar la clase, motivado por la mirada de sus amigos, salió del salón en su búsqueda y lo encontró parado en la puerta del salón. Le daba la espalda a Draco, pero se había detenido, así que empezó a caminar hacia él, feliz; hasta que vio algo que le rompió el corazón a su veela.

Potter sonrió al mirar a Ginny y le tomó suavemente la mano. Ella sonrió también y le dio un leve beso en los labios, con las mejillas tan rosadas que parecían querer imitar a su cabello. Por un momento esperó esperanzado que Harry se separara de ella, pero cuando la apretó levemente contra ella se quedó petrificado. Deseó huir, no haberlo visto. Deseó que su veela no estuviera llorando, para que él no pudiera sentir la necesidad de imitarla; pero era muy tarde, había confirmado sus terrores. Su pareja no estaba enamorada de él. Amaba a alguien más. No le correspondería.

El dolor se transformó en pánico en él. No quería morir. No podía ver esto. Regresó al aula, tratando de recomponer su expresión, pero sus amigos supieron que había ido mal cuando ni siquiera pudo mirarlos. Estaba tan ilusionado…

Y Potter mató la ilusión de golpe.

-¿Qué pasó?-preguntó Pansy al verlo en un ataque de pánico.

-Sale con Weasley- la sola frase lo hizo romper en llanto.

-Oh, cariño.

-Él la besó frente a mí.

Pansy lo abrazó suavemente.

-Aún puedes decirle.

-No, quiero ir a casa. No quiero verlo.

-Draco…

-Todo estará bien, Draco- murmuró el italiano, tomando el lugar de Pansy. Ella lo dejó, mirando a Theo con la esperanza de que pudiera decir algo que le hiciera sentir mejor, pero Theo negó con la cabeza,sabiendo que nada podía hacer sentir mejor a un veela destrozado.

-Estará bien-repitió Blaise, balanceándose suavemente.

Draco no le creyó pero asintió, agradecido de tenerlos ahí. Se dejó consolar y aprovechar ese cariño, distinto al que necesitaba, pero reconfortante.

-Bien, te pondré un poco de glamour y todo estará bien. Saldremos del salón e iremos directo a casa, si necesitas que te consintamos lo haremos, si necesitas estar solo te daremos tu espacio.

-De acuerdo.

-Vayamos a casa.

Salieron silenciosamente, pero a pesar de eso el rubio sintió la mirada verde sobre él. No la correspondió. Caminó hasta su cama, y cuando la tuvo al alcance se tiró en ella.

Durmió el resto del día, quería olvidar. Olvidar lo estúpido que fue al creer que podría intentarlo, que quizá habría esperanza. Su veela quería eliminar a Weasley, seducir a su pareja, hacerle notar que él era mejor que ella. Draco podría considerar esa posibilidad pero el moreno se veía tan feliz con ella que no quiso hacerle eso. La pelirroja pertenecía a su mundo, se casarían, tendría una familia y envejecerían juntos viendo a sus nietos crecer...

Despertó de su sueño y abrazó la almohada, intentando consolar su llanto e intentando dormir de nuevo. Era todo lo que podía hacer.

Dormir y olvidar.

Quizá mañana podría hacerle frente a su situación, buscar una solución, hablar con Potter. Mañana, aun si todo empeoraba, podría soportarlo como el Malfoy que era.

Pero no hoy.

No cuando sentía que con solo ver a Harry se rompería.

Esto era absurdo, se dijo a sí mismo. Era absurdo estar en cama llorando por Potter, total y absolutamente absurdo cuando en segundo solo quería partirle la cama.

Lo mejor era dormir e ignorar al mundo.

Dormir y olvidar.

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Capítulo 1

De Veelas & Amores

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Tiene los ojos verdes como el prado mientras crece,

y el pelo negro como el cielo que oscurece.

Quisiera que fuera mío, porque es glorioso,

el héroe que venció al Señor Tenebroso

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Harry miró el pequeño pergamino que contenía el poema que había encontrado, al tratar de recoger una pluma que hace momentos se le había caído. La tinta era verde, la letra fina y elegante, y el pedazo de pergamino parecía haber sido arrancado sin duda de la esquina de unos apuntes porque podía ver, sin duda alguna, el inicio de la palabra caldero. Parecía que alguien más se había distraído, al igual que Harry, mientras hacía una larga asignación de Snape y había considerado que la corrección del poema de Ginny era un reto mucho más interesante que escribir sobre simples raíces y hojas.

Desconocía el remitente, pero envió un gracias mental a aquella persona que lo había relacionado con la vida y la naturaleza, y se había tomado la molestia de pensar en él. De pronto, las letras se desvanecieron y formaron una única línea, que dibujó un dragón. Este lo miró y sacudió sus alas traviesamente, volando por su pequeño espacio. A su vuelo, se unió una luna, que se creó cuando el dragón dejó salir lo que parecían unas líneas en forma de fuego,y finalmente un pequeño prado, en el que la criatura se permitió descansar. Harry, admirado, tocó su cabeza; pero la criatura se sacudió y lo miró ferozmente, antes de escribir nuevamente el poema.

Él sonrió aún más.

Guardó el papel en su bolsillo, decidiendo que lo guardaría en su baúl antes de perderlo o Ginny lo viera. Se dirigió a las Mazmorras, ya que su siguiente clase era Pociones, y suspiró al ver a la chica acercarse por el pasillo con Hermione. La pelirroja lo ignoró y continuó su camino, a pesar de que Hermione se detuvo a su lado; como si no lo hubiera notado o no le importara.

-Hola, Harry- saludó apenada Hermione. -Veo que sigue molesta.

El mencionado asintió. Ni siquiera tenía curiosidad de que hacía ella por ahí cuando debería estar en sus propias clases. Probablemente solo quería mostrarle a Harry lo muy indignada que se sentía al no ser consentida en su último capricho.

-No parece gustarle mucho la idea de que no la había escogido como Cazadora principal. -Respondió.-Bueno, tampoco parece feliz de que había dicho que no tengo prisa por casarme frente a todos. No sé por qué habríamos de pensar en casarnos si apenas retomamos la relación. Ni siquiera sé por qué surgió el tema. Solo tengo 17 años, casarme no está en mis planes. Primero quiero preocuparme por sobrevivir, gracias.

Ella suspiró y se cruzó de brazos, y el moreno sabía lo que diría incluso antes de que las palabras salieran de su boca.

-Siempre he dicho que el quidditch saca más disgustos que festejos, y el tema surgió porque Parvati mencionó que sus padres se casaron antes de salir de Hogwarts ¿Vienes de la biblioteca? ¿Has visto a Ron? Probablemente dirá que estaba acabando la asignación de hoy, pero sé que ha estado huyendo de mí-se quejó con los brazos cruzados.

Harry sonrió.

-Claro que no- Mencionó, y no dijo más, siguiendo su camino a las Mazmorras. Ella lo siguió de cerca. -Debe estar por ahí con Seamus y Dean. Tampoco está muy feliz conmigo, así que se escapó hace rato. Lo verás cuando llegue tarde.

-Deberían dejarlo ustedes dos-respondió Hermione.

-¿Ron y yo? No podemos, él siempre defiende a Ginny, ni siquiera me escucha.

-No, Ginny y tu. Su relación. En este año han salido tres meses, y de esos, dos se la han pasado peleando.

-El primero casi no nos vimos, seguíamos de vacaciones.

-Ese es mi punto. Sus pleitos parecen ser de gran asunto de todos. Todos parecen opinar y tener derecho de indignarse con uno de ustedes si creen que no se portan bien con la otra persona. Más que una relación, ustedes parecen tener una compromiso social para hacer feliz a los demás.

Harry no contestó, pero en su interior pensó que quizá Hermione tenía razón. Las batallas no le hacían bien a ninguno de los tres; y, en cierta forma, Ginny no podía dejar ir a Dean Thomas. A pesar de decir en alto lo mucho que amaba a Harry, siempre al pelear iba con él; y Harry quería pensar que era solo para hablar y desahogarse.

-¿Entonces, terminaste el ensayo de Snape?-preguntó Hermione y Harry asintió, entrando al aula. Su mirada se cruzó con Malfoy, quien lo miró apenas segundos antes de voltear de nuevo su mirada a Parkinson.

-Hey Draco,-escuchó que murmuraba la morena cuando cruzó-¿tú sabes en qué se parece un cuervo a un escritorio? ¿Qué pusiste en la asignación que dejó la profesora de Estudios Muggles?

Harry casi rió al escucharla y afinó el oído para oír la respuesta del rubio. Su respuesta había sido 'Nada'.

-No lo sé-respondió éste-pero le puse que los dos tenían plumas sobre ellos. Aunque no valdría si no hay plumas encima en ese momento. Tal vez, en que ¿ambos pueden volar?

Parkinson lo miró confundida.

-Tú sabes,-exclamó Malfoy-solo tenías que mover la varita, y … sabes qué, creo que esa no es válida para los muggles.

Harry sonrió.

-¿Por qué me preguntas a mí, Pansy?

-Le pregunté a todos los que conocía, y nadie tenía una buena respuesta.

-Tal vez si le preguntaras a alguien con sangre muggle, y no a puros sangre puras, tendrías una mejor idea.

Ella hizo un sonido de indignación.

-No me rebajare a hablarles por algo así, y aunque lo hiciera, probablemente no me responderían y se reirían de mí.

Draco se alzó de hombros y calló cuando vio entrar al profesor, y a Ron y Seamus detrás de él. Mientras regañaban a su amigo, Harry se mantuvo pensando en la respuesta del rubio; los cuervos tenían plumas, las plumas servían para escribir, y el escritorio también servía para escribir. Hizo nota de cambiar su respuesta en su pergamino y sonrió. Apostaba que Malfoy tendría un pequeño ataque de frustración cuando se diera cuenta que había estado cerca de la respuesta correcta.

-Señor Potter-escuchó la voz de Snape a mitad de la clase- ¿Quisiera decirnos porque no debíamos usar los dos ingredientes, antes mencionados, juntos? ¿O quizá quiera compartirnos lo que sea que lo esté distrayendo de mi clase?

Harry lo miró confundido.

-¿Cómo?

-¿Porque no usar el polvo de Miosotis y la esencia Heliotropium juntas?-simplificó la pregunta. Harry miró al pizarrón en busca de iluminación mental, pero parecía que ese día Snape simplemente estaba haciendo un repaso semanal porque no había nada escrito.

-Yo…

El mayor giró los ojos, probablemente preguntándose por qué aún se tomaba la molestia de preguntarle cosas.

-Veinte puntos menos de Gryffindor, por no poner atención a la clase. Señor Malfoy,-exclamó el mayor volviendo a la parte de frente del salón-responda.

Draco asintió. Harry espero la sonrisa arrogante del rubio, pero no hubo nada. En su lugar, Draco se puso de pie, un gesto que solo los slytherins solían tener, y respondió suavemente. Tan suave, que más que sus palabras, Harry enfocó sus sentidos a la melodía de su voz.

-No deben usarse juntos porque a pesar de parecer similares a simple vista, y pertenecer a la misma familia de flores, sus tareas son completamente distintas. La Miosotis, comúnmente llamada No me olvides, es la flor más poderosa en el mundo para borrar la memoria, al contrario de lo que dice su nombre. La Heliotropium, por su parte, se encarga de realzar con detalle una memoria. Si usaramos las dos juntas crearemos un ciclo mental que terminaría por romper la tela de memoria de quien las ingiere.

-¿Por qué sucede esto?

-Porque la Heliotropium y la Miosotis entrarían en una batalla de borrar y realzar el recuerdo dado a la persona, y finalmente ese recuerdo acabaría por expandirse sobre la tela de memoria antes de borrarla por completo, finalmente al no tener nada que realzar, simplemente enloquecería a la persona - respondió y tomó asiento ante la mirada satisfecha de Snape.

-Bien, hecho señor Malfoy. Veinte puntos a Slytherin, por recordar un tema mencionado en tercer año.

Parkinson sonrió enormemente.

-Genial, Draco.

El rubio sonrió de lado, débilmente

-Bien, como les decía…

Harry no prestó atención al resto de la clase, en cambio miró a Malfoy, sin poder dejar de sonreír al verlo. Iba a acercarse a él al finalizar la clase, cuando alguien apareció en su visión, impidiéndole hablarle.

-Harry-escuchó mientras trataba de ver qué tan rápido se iba el rubio- Quiero hablar contigo.

Suspirando, Harry miró a la persona frente a él, para notar que era Ginny. Miró a su alrededor para ver a Snape haciéndole una señal de que se fueran de su aula. Como la siguiente clase era Adivinación, el moreno suspiró y asintió con la cabeza, saliendo del salón. Hermione lo esperaba afuera, con un malhumorado Ron.

-Bien, hablemos-respondió uniéndose a los otros dos.

-No aquí.

-¿Entonces, dónde?-preguntó con cansancio caminando por el pasillo-Tengo clases de Adivinación y hoy tendremos la interesante bola de cristal-añadió abatido.-Tal vez pueda ver la cena.

-Mira, Harry,-exclamó la pelirroja colocando sus manos en la cintura y mirándolo con seriedad, haciendo que los tres se detuvieran,-¿es mucho pedir que me brindes un poco de tiempo? Somos pareja y creo que merezco al menos la misma atención de tus fans. Dame esos diez preciados minutos que al menos le das a todos ¿no? Soy tu novia-recalcó.

Harry frunció el ceño.

-Ya no quiero que lo seas-respondió sin pensarlo mucho, y luego se congeló por la manera tan fría que salió de sus labios.

-¿Qué?

-¿Qué?-gritó Ron. pero Hermione lo golpeó y le hizo señal de que se callara.

-No quiero seguir saliendo contigo-repitió Harry y observó avergonzado como las personas en los alrededores, lo miraban atentamente. Su mirada se cruzó con la de Malfoy, que parecía apenas estar notando el alboroto, porque su libro apenas estaba lo suficientemente bajo para dejarlo ver los alrededores. En cuanto notó que era observado, se dio la vuelta y se marchó. Harry volvió a suspirar. Genial.

-¿Estás terminando conmigo?-gritó.

El moreno puso un hechizo de silencio a su alrededor.

-Ginny, esto está fuera de control. Tú te la pasas enojada todo el tiempo, y yo estoy cansado de pelear, he peleado por años. Esto es… agotador.

Hermione lo miró con pena, pero Ginny tuvo el efecto contrario. Alzó su varita y le tiró un expelliarmus, que Harry apenas y esquivó.

-¡Ginny!-gritaron Ron y Hermione.

-Suéltame, Ron-gritó ella, cuando su hermano la sostuvo entre sus brazos, pues intentaba golpear a Harry- Lo esperé, lo esperé todo el tiempo que él quiso y él no puede aguantar mi mal humor. ¡Vete al diablo, Harry! No eres tan perfecto, ni siquiera sé si vales la pena… tal vez debería...

-¿Volver con Dean?-adivinó Harry, viendo como ella enrojecía y se sacudía a su hermano.

-Tal vez deberías morirte. Tal vez ya sabes quién debería acabar contigo-gritó ella, marchándose.

-Harry-empezó Hermione.

-Está bien-cortó sacudiendo su túnica-sé que está enojada.

-Harry, qué diablos-empezó Ron, pero Harry bufó y se dio la vuelta, directo a la Biblioteca, donde nadie podría hacer alboroto por lo que acababa de pasar; no sin la bibliotecaria sacándolos del lugar. Cuando llegó, descubrió, en un rincón casi invisible, a Malfoy leyendo un libro. Pensando en distraerse de sus problemas, y en lo mucho que Malfoy parecía leer últimamente, y aprovechando que el rubio estaba solo, se ocultó tras un mueble, sacó la capa de su padre de la mochila y se cubrió con ella. Se acercó a él, miró el libro con curiosidad; De veelas y magos, decía.

Malfoy olía a menta ese día, descubrió el gryffindor, y tan pronto se acercó, se sintió tan atontado con su olor que prácticamente pegó su nariz al delgado cuello y olisqueó lentamente, deleitándose con su aroma. El deseo de apoderarse del rubio fue tal que, cuando Malfoy se levantó de golpe, y toda esa calidez desapareció, casi gritó al notar cómo sus manos habían estado a punto de rodear al rubio.

-Draco.

Con los nervios de punta, ambos miraron a Zabini llegar.

-¿Lo perdiste de nuevo?-preguntó suave y el rubio asintió tristemente. Harry deseó saber de qué hablaban.

-Draco, esto ya no funciona; tal vez si le decimos pueda ayudarnos-suplicó suavemente, pero la mano de Draco, tomando la de Blaise, detuvo las palabras del italiano, quien suspiró con tristeza.

-Estaré bien, Blaise. De verdad, solo debo terminar el año ¿No es tan difícil, cierto?

Zabini suspiró y levantó su mano. Fue tan rápido que Harry no pudo reaccionar hasta que oyó el corto pero significativo hechizo.

-Obliviate.

Con terror, miró a Draco, quien pareció perdido por un momento, hasta qué Zabini alzó un papel y se lo mostró a la distancia.

'Es el momento'. Estaba escrito con una letra similar a la del poema, y Malfoy parecía reconocerla, porque tomó el papel y lo miró por un momento , antes de devolvérsela a su amigo.

-¿Estás bien?-le preguntó el moreno, y el rubio lo miró con tristeza y asintió.

-Hey-le exclamó el slytherin con un suave toque en el hombro-solo debes terminar el año, ¿No es cierto? Podemos hacerlo- exclamó con una leve sonrisa.

Malfoy la correspondió con suavidad.

-Es cierto.

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El cambio de Malfoy tras aquel hechizo fue notable. Tras el último partido Slytherin vs Gryffindor para la Copa de las Casas, donde el rubio había ganado y Harry no le había visto más que cuando estaba junto a la snitch; Draco Malfoy renunció al quidditch, para gran sorpresa de todos, excepto los Slytherins. Pero no sólo hizo eso, renunció a su puesto de Premio Anual, e incluso había rumores sobre el traspaso del título de Príncipe de Slytherin y su pronto traslado a Bulgaria.

Harry no quería admitirlo, pero eso empezaba a preocuparse. Ya extrañaba las discusiones que tenía con él, pero verlo renunciar a todo lo que había luchado y lo que lo unía a Harry, era demasiado.. No es que se tratara de que le gustara discutir, dado que había discutido con Ginny en plena mañana, sino que Malfoy formaba una constante en su vida desde los 11 años, y de pronto parecía que se esfumaba de su mundo. Era estúpido extrañar sus miradas desdeñosas y sus palabras afiladas, pero lo hacía. Deseaba tener nuevamente sus ojos fijos en él, deseaba verlo más que en clases, deseaba tener respuestas de que hacía el otro.

-¿Harry? –preguntó Hermione por cuarta vez, mientras él veía en la ventana de la torre como Malfoy se reía levemente de algo dicho por su amigo italiano, quien tenía un brazo alrededor de sus hombros. Harry no pudo evitar hacer una mueca al mirarlo, porque, por alguna razón, las sonrisas de Malfoy más que contagiar alegría solo dejaban un aire de melancolía a su paso.

-¿Si?

-¿Pasa algo?

-Recibí un poema-respondió sin mirarla.

-Eso es lindo, Harry.

-Lo sé, es solo que lo perdí y me siento un poco raro.

-Harry, perder algo que te dieron es grosero.

Harry se sobresaltó cuando notó que Hermione había entendido que había perdido el poema, pero lo hizo aún más cuando notó que había expresado, en pocas palabras, que había perdido a Draco Malfoy. Uno no sentía que perdía a las personas, a menos que éstas le importasen realmente.

-Es que no me lo dieron, lo encontré.

-Oh, ¿y sabes quién fue?

-Tengo una idea.

-¿Y por qué no le has dicho nada?

-Porque no lo entiendo Hermione, es como si no existiera para él.

-Es un chico.

Harry sintió su rostro enrojecer mientras asentía. Hermione se acercó a él y fijó su mirada en lo que veía con tanto ahínco.

-¿El chico es Malfoy? Últimamente lo miras demasiado.

El ojiverde asintió un poco más.

-Eso creo, no lo sé.

La chica frunció ligeramente el ceño como cuando pensaba algo importante, finalmente miró a Harry quien, impaciente, esperaba su opinión.

- Está diferente. Pasa de todos, excepto los slytherin, y ahora,a menos que uno le busque pelea, no molesta a nadie.

Pero no era lo que Harry expresaba como un cambio. Era algo distinto y quiso aclararlo a Hermione.

-Ahora sonríe menos arrogante, pero su sonrisa es..,.-Indicó Harry volviendo a mirar al chico, y Hermione, se puso a su lado, observando.

-No sé si su sonrisa cambió. Creo que Malfoy siempre ha sido así cuando no estamos cerca pero hasta ahora te has dado cuenta. ¿Podrías decirme el poema?-añadió con una pequeña sonrisa. -Nunca he pensado en Malfoy como alguien romántico. Dime.

Harry asintió y, ligeramente rojo, se lo escribió en un papel rápidamente, para que nadie más lo pudiera escuchar:

-Es una corrección del poema de Ginny- afirmó ella luego de segundos.

-Ya lo sé.

-Aun así, fue muy lindo de su parte. Ser comparado con un sapo en escabeche-rió ella levemente-Siempre me hizo dudar de qué tan guapo te veía.

Harry también rió.

-También lo sé.

-¿Te gusta?

-Es un poema lindo, creo.

La castaña dejó salir una breve risa.

-No el poema, Malfoy.

-Por supuesto que no, Hermione,-exclamó con torpeza- vi como Zabini le lanzó un obliviate y desde entonces no dejo de pensar en ello.

Las ganas de molestar de Hermione en seguida se esfumaron y su mirada dio paso al pánico.

-¡¿Un obliviate?!¡¿Por qué?! Eso está…

-No pareció molestarle a Malfoy.

-¿Qué?

-Él estaba leyendo un libro, De veelas y magos, creo. Me acerqué bajo la capa y de pronto- tosió avergonzado- no pude evitar querer abrazarlo. Fue como si algo poderoso me obligara a dejar de pensar y tomarlo entre mis brazos-O más, pensó Hermione viendo la cara de su amigo.- En fin, Zabini llegó, le lanzó un obliviate, le mostró un papel que decía es el momento, él lo leyó y todo estuvo bien entre ambos. No parecía la primera vez, o al menos parecía que él estaba esperándolo.

Hermione se quedó pensativa un momento, y miró a las serpientes por decenas de segundos.

-Olvidalo, Hermione. Yo, creo, quería un año tranquilo ¿no? Mejor lo dejo, quizá estoy exagerando, como siempre. Creo que solo estaba afectado por mi ruptura con Ginny, es decir, creo que no estaba pensando bien del todo cuando decidí que terminamos. Quizá debería hablar con ella.

La morena no respondió, pero asintió. Si bien era cierto que Harry solía exagerar sobre Malfoy, pasadas experiencias demostraban que al final estaba en lo correcto. Una semana más tarde, cuando él y Ron hablaban a solas, y Hermione estaba segura de que Harry había dejado de vigilarla, se paró en la biblioteca y encontró un libro.

De veelas y magos

Descubriría que ocultaba Malfoy.

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Hermione tenía que admitir que el libro era interesante. Trataba de las investigaciones de un medimago acerca de un veela que había perdido a su pareja y al ser tan cercana a él, quería evitar que ella muriera de dolor. La teoría explicaba que había intentado aplicar un tratamiento basado en obliviates modificados en ella y otros veelas que habían encontrado que su pareja había formado una familia e hijos, veelas que no querían hacer que se enamorasen a la fuerza de ellos, o veelas que por ciertas razones no debían estar cerca de sus elegidos. Si bien, su tratamiento falló con su amiga, el resultado había funcionado en aquellos que aún no habían sido rechazados o aceptados por su pareja; pues el obliviate había borrado la nostalgia y formado una especie de burbuja mental que impedía recordar cosas relacionadas a ésta, mientras se mantuvieran a una distancia grande de la otra persona.

No obstante, había concluido el autor, las veelas puras habían encontrado a su pareja nuevamente, se habían quedado solas, o habían muerto de soledad y una nostalgia inexplicable para ellas; mientras que los que poseían más sangre de mago que de veela habían logrado conseguir una pareja diferente a la destinada y ser felices, lo suficiente para sobrevivir.

Recapitulando el obliviate, la distancia que el rubio había tomado con su amigo y el hecho de que Malfoy era el hijo de un mortífago, Hermione se obligó a conectar los puntos, para encontrarle lógica a lo que pasaba, y desarrollar diferentes teorías al respecto; pero por más que lo pensaba solo llegaba a la conclusión de que Malfoy era un veela, Harry su pareja, y se obligaba a olvidarlo una y otra vez, y a mantenerse lo más lejos de él, con el fin de que su veela no encontrara nuevamente que el otro era su elegido.

Empezó el camino de regreso a la Sala Común.

Bien, eso explicaba lo de Malfoy; y también lo que Harry sintió al acercarse. Si lo que Harry intuyó era verdad, y no era la primera vez que el rubio era hechizado, esa fuerza de la que su amigo habló debía ser el allure, que en esta situación, probablemente le pedía a Harry se uniera a su dueño. Por supuesto, había sido terriblemente oportuna la aparición de Zabini, ya que la única razón por la que Harry no estaba sintiendo la nostalgia del abandono de una veela, culpa o ira, o que el veela no estaba muriendo de dolor, era precisamente porque no se habían unido, y el moreno nunca le había aceptado o rechazado.

Si Harry se hubiese enterado de que Malfoy era un veela, si se hubieran unido, ¿Qué habría hecho?

Harry era la potencial pareja de Ginny y quería ser auror, formar una familia, tener hijos... Malfoy podría dárselos, pero Harry no le amaba y tenía un pasado desagradable con él, que podía influir negativamente en sus emociones. Ahora, por ejemplo, aunque no lo mencionara, desconfiaba del poema que Malfoy había escrito. Malfoy no cabía en su vida, pues le quitaría la oportunidad de formar finalmente parte de la familia Weasley. Además, la guerra se avecinaba y todos sabían que bando poseía Malfoy.

Nadie apoyaría esa relación, y Harry era muy vulnerable a la creencia de los demás, especialmente de ella y los Weasley. Le hubiese rechazado; y Malfoy moriría por no confesarle lo que pasaría si no le aceptaba. Aunque bueno, cabía la posibilidad que, con su impulsividad, si Harry se enterara estaría con él por obligación o culpa, y el resentimiento no tardaría en aparecer también.

Aunque también estaba la opción de que se enamorase… Su amigo no parecía lejos de ese camino, si hubiera el suficiente tiempo; pero de ser así, Harry no querría que Malfoy sufriera por su papel en la guerra. Malfoy viviría con el alma en un hilo, y si Harry perdía..

Dejar todo como estaba ahora, aseguraba que Harry peleara contra Voldemort con total libertad y, de triunfar y sobrevivir, podría formar la vida que quería. Harry, después de todo, merecía ser feliz.

Irónicamente, que el veela callara su atracción a su amigo, era la salvación de ambos.

Y a la vez era la perdición de Draco Malfoy.

Las miradas que en el pasado Malfoy le dirigía a Harry, seguir sus movimientos, estar cerca de él aunque sea peleando, de repente todo lo comprendió. Pero no era suficiente distancia y Malfoy volvería a pasar por todo, una y otra vez. ¿Qué tipo de veela era Malfoy?¿era sangre pura? ¿tenía más sangre de mago? ¿Cuándo había empezado a obliviarse? ¿Quedaba el tiempo suficiente para poder esperar hasta después de la guerra? ¿Por qué no decía nada?

Volteó a mirar el campo de quidditch por una de las ventanas, esperando que algo le diese una respuesta a lo que debía hacer ahora, mas no fue lo que encontró. Lo que encontró fue a Draco Malfoy parado en medio del campo. Se encaminó hacia él.

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Draco no extrañaba el quidditch, le encantaba volar, sí, pero no tras una pelota. Sin embargo esa noche había sacado una snitch y la había dejado volar rememorando sus anteriores partidos. Irónicamente más que la snitch lo que recordaba era a Potter volando en la escoba, sus ojos verdes mirándolo, sus manos sujetando la escoba, su sonrisa cuando atrapaba la snitch...

Escuchó pasos cercanos y volteó la mirada, esperando mirar a Blaise, o Pansy, cuidandole de lejos, diciendo que era hora de ir a dormir; pero no era ninguno de ellos. Era Granger, y tenía un libro en las manos que, a pesar de leer cientos de veces, consultaba siempre. Tenía en ella esa mirada que tenían todos aquellos que sabían que era un veela, por lo que era obvio que lo había descubierto. No importaba cómo lo había sospechado, había descubierto el secreto de Draco, y probablemente venía a decirle que se alejara de Harry; y Draco lo haría, porque no quería ser un estorbo en la vida del otro.

Sonrió tristemente y miró la snitch volar por última vez, antes de extender su mano hacia ella para que reposara. Cuando la tuvo en mano, la metió en el bolsillo y, sacando su varita, se acercó a ella. Granger por algún motivo no se movió, pero justo cuando él iba a lanzarle el obliviate, la morena lo abrazó. Lo abrazaba con delicadeza, temblando, pero era firme en su agarre. Solo murmuraba lo siento, una y otra vez. Sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas, él le regresó el abrazo. Se abrazó con fuerza a ella, como seguramente lo habría hecho con Pansy o con su madre y lloró, tratando de quitar el horrible dolor que había empezado a sentir en su interior desde hace una semana, tratando de olvidar, de no sentir.

Por supuesto, no funcionó; pero fue lindo saber, por un segundo, que alguien cercano a su pareja comprendía lo que pasaba, y no lo juzgaba. No le decía que se aleje... Solo sentía pena por él...

-Por favor,-suplicó- por favor, bórralo. Blaise ya no puede… Pansy llora…. No puedo pedirselos esta semana de nuevo, por favor…

Hermione lloró aún más pero asintió y sacó su propia varita.

-Lo siento, lo siento-murmuró alzando.-Perdón…

-Por favor, no le digas nada-respondió él- Prometelo.

Hermione intentó tragar el nudo de su garganta, no obstante asintió.

-Lo prometo.

-Gracias.

Aprovechando que el rubio cerró los ojos preparándose, Hermione lo hechizó, rogando no borrar más de lo necesario.

-Obliviate, desmaius.

Y el Príncipe de Slytherin cayó en sus brazos, sin poder evitarlo.

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Más tarde, cuando Hermione llegó a la sala común, Harry y Ron le esperaban despiertos. El moreno la veía con esos ojos verdes, vivos, tan preocupados… que ella no pudo evitar desear que vieran así a Draco. Deseó poder decirle algo, a pesar de la petición del rubio de guardar silencio. Y lloró, porque sabía que la vida de los veela era su pareja, por lo que su amigo ignoraba y por las lágrimas que Malfoy había derramado al renunciar a él.

Lloró por Draco Malfoy, aquel que la había insultado y humillado, pero finalmente le brindaba la felicidad de aquel que era como su hermano mientras sufría un dolor sin igual; aquel que se había aferrado a ella fuertemente como si fuese un salvavidas y había llorado en su hombro como un niño pequeño, aquel al que ella le había aplicado un obliviate.

Lloró por el destino de Draco Malfoy.

De vivir y morir como un veela.

Y ese fue el último día del año escolar. Mientras abordaban para volver a casa, Hermione deseó con toda su alma, que Draco Malfoy sea feliz.

Porque Draco Malfoy merecía ser feliz.

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Al dirigirse hacia el Gran Comedor, después de los preciados días de vacaciones, Draco se preguntó por centésima vez cómo había llegado a su sala común, ese último día, después de ir a jugar con la snitch. En eso estaba pensando, cuando recordó los rumores de que habían visto a Granger vagabundeando por las mazmorras el último día de clases, también. Y hablando de ella, estaba con los otros dos miembros del trío dorado caminando hacía el comedor al igual que él y sus amigos. Weasley lo veía con odio, Potter parecía distraído y Granger un poco preocupada. Lo que sea que estuvieran platicando entre susurros finalizó cuando se dieron cuenta su presencia y la de sus amigos.

A Draco no podía importarle menos.

Miró a Pansy, Blaise y Theo, ponerse delante de él para crear una barrera entre él y el trío, y suspiró agradecido cuando notó como su magia, mantenía la de Harry lo más lejos posible. Para su sorpresa, Granger tomó a Harry del brazo y lo hizo retroceder, creando una pequeña barrera más.

-¿Necesitas de tus guardaespaldas, Malfoy?- preguntó Ron en tono de burla, pero Draco, sorprendido por el gesto de Hermione, rodó los ojos y empujó la puerta del Gran Comedor. Para su sorpresa, el fénix del difunto director, que se encontraba en el lugar de la mesa que correspondía a su anterior amo hace segundos, voló hacia él y se posó en su hombro.

-Increíble- escuchó a Granger decir mientras lo miraba fijamente.

Miró a Potter y a Weasley, quien lo miraban con sorpresa y horror respectivamente, y, frunciendo el ceño, notó con alarma que todos los alumnos ya sentados en las mesas, lo veían en total silencio. Su mirada se posó en sus amigos, quienes negaron saber de qué se trataba con la cabeza, y después se movió hacia la profesora McGonagall en busca de una explicación. El profesor de pociones sonrió orgullosamente y le hizo un asentamiento con la cabeza que Draco no respondió .

-Silencio.- Exigió McGonagall, atrayendo la atención de todos.

Draco iba a dirigirse a su asiento cuando el fénix voló frente a él, mirándolo cara a cara y luego voló alejándose. Cuando Draco se dio la vuelta, con la intención de sentarse, éste regresó y le mordió levemente la túnica, para luego volar frente a él y volver a volar hacia los profesores. Dudando, Draco entendió que quería que lo siguiera hasta donde se había posado.

-Draco, – susurró Pansy – reacciona.

El rubio siguió al ave hasta la mesa de los profesores y se quedó parado frente a ella, sin saber qué hacer; sin embargo, se inclinó levemente, demostrando respeto a la criatura mágica.

-Bien, - escuchó decir a McGonagall, que lo miró por unos segundos con dureza – como les platicaba, el Profesor Dumbledore indicó que su fénix designaría quién ocuparía su lugar y es claro que ha encontrado a su elegido. Draco Malfoy ha sido elegido como el nuevo director de Hogwarts.

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Meses antes de que Draco estuviera parado frente a esa mesa, Albus Dumbledore miró desde su puesto en el gran comedor a Harry, mientras con su mano acariciaba su barbilla. La otra, oculta, comenzaba a mostrar aun más desmejoras, pese a los intentos que Snape ponía en marcha para salvarla. La mirada de Severus estaba sobre él, mostrando un sentimiento que hace demasiado no veía en su antiguo alumno. Desesperación.

Albus sonrió. Era inevitable, pronto moriría y por lo tanto debería ceder su lugar alguien más; y mientras más pronto lo hiciera, mejor.

El problema era que no encontraba quien pudiese reemplazarlo. Miró a los profesores a su alrededor, pensando quien podría desarrollar exitosamente su cargo, protegiendo a todos sus alumnos de lo que vendría en la guerra, y siempre llegaba a la misma conclusión. Que ninguno era el candidato perfecto.

Angustiado, más tarde subió a su despacho donde el sombrero seleccionador le dio la bienvenida, y entonces fue cuando supo que aún tenía esperanzas….

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Hace semanas también, Minerva frunció el ceño mientras se dirigía al despacho del antiguo director. La nostalgia la invadió, como lo hacía desde hacía días, mientras esperaba internamente que esta vez, solo una vez más, el director le recibiera con esa sonrisa amable y bondadosa. Pero no fue así.

El dolor empezó a acumularse y, al abrirse la puerta, la recibió la imagen que últimamente lo hacía. Un despacho vacío donde solo Fawkes permanecía mirando a la ventana. En espera de algo. Minerva sospechaba que, en realidad, esperaba a alguien.

Con la muerte de Albus, Hogwarts había quedado desprovista de gran cantidad de magia en sus barreras, dejando de ser el lugar más seguro para los estudiantes. Los profesores, conscientes de esto, sabían que necesitaban nuevo director lo más pronto posible para que las barreras funcionasen por sí solas nuevamente. Por ello, esperaban impacientemente que el viejo director declarara a quien había escogido para su sucesor.

-Ya te lo he dicho, Minerva-exclamó el retrato con una suave sonrisa- Fawkes les anunciará mi decisión en la primera cena de bienvenida.

-¿Por qué hasta esa fecha, Albus?- Preguntó Minerva – No hemos contratado nuevos profesores, ahora mismo podrías decirnos al sucesor y no habría diferencia.

Pero el retrato sonrío, como lo hacía siempre que guardaba un secreto.

-Porque el elegido no se encuentra en el castillo, Minerva- expresó con paciencia.- No tiene caso que te enteres ahora mismo. Además mi adorado Fawkes quiere asegurarse que la decisión es la correcta.

La decisión correcta.

-¿A qué te refieres exactamente con que sea la decisión correcta?- Expresó con cautela. Todos los profesores ahí, a su opinión eran la opción correcta. Cada uno a su manera. Lupin era amable, Snape astuto, ella justa, Hooch atrevida…

Además, los únicos que no estaban ahí por ahora eran los alumnos, y nunca en la historia de Hogwarts un alumno había tomado el puesto; porque los alumnos, sinceramente, no estaban preparados para la responsabilidad de poner en sus manos la vida y educación de los otros.

Pero el viejo astuto sonrió de nuevo, y la comprensión llegó a McGonagall.

-¿Cómo pudiste?- expresó sin poder creérselo- Albus Dumbledore cómo te has atrevido…

El retrato del director amplió su sonrisa y la miró con diversión. Minerva pudo sentir el dolor llegando a su cabeza.

-¿Atrevido a qué? – preguntó Snape.

-Albus ha elegido un alumno - indicó ella con indignación. –Un alumno, por Merlín

-¿Un alumno?- susurró Snape. Eso era contra las reglas ¿no? Frunció el ceño con cautela y preguntó- ¿no has elegido a Potter, cierto?

-Oh no, bueno no realmente- exclamó el cuadro con una sonrisa suave. – Estuve observando con cautela a cada profesor el año pasado para escoger al adecuado, pero ninguno llenaba mis expectativas- río ante las expresiones de indignación de todos - entonces observé a Harry. Él sería un gran director ¿sabes? tenía el corazón y la fuerza para guiar adelante el castillo. Era mi primera opción, pero Fawkes fijó su mirada en otro alumno, y yo me vi gratamente sorprendido por ello. Es todo lo contrario de Harry, es astuto y paciente, pero también posee fuerza, corazón y alma.

Sería un gran director también,- expresó con orgullo-en especial porque él ya está haciendo un trabajo muy parecido. Al final no pude decidir y he dejado que Fawkes tome la decisión. Él ha estado observando de lejos a ambos alumnos, y estoy seguro que su decisión los complacerá.

Eso fue lo último que había dicho el cuadro antes de retirarse de la mirada de desconcierto de todos.

Así que, ahí estaban, frente a la mesa del comedor, con los alumnos frente a ella y nada. El fénix seguía con la mirada fija.

Esperando.

Quizá no había llegado la persona, se dijo. Su mirada recorrió los alrededores y se dio cuenta que faltaban dos grupos importantes, el trío dorado y el cuarteto plateado.

La ansiedad se apoderó de ella, y como si los hubiese invocado, la puerta se abrió y Draco Malfoy hizo acto de presencia con su grupo de amigos. A su lado, el trío de Gryffindor estaba mirándole. El fénix, que estaba acicalando sus plumas, pareció darse cuenta, porque agitó sus alas alegremente y elevó el vuelo.

Por fin, respiró aliviada. Apostaba sus garras a que Harry o Hermione serían elegidos, y ella no tenía problema alguno con volverse la mentora de uno u a otro. No había ninguna manera de que…

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el ave se posó en el hombro de Draco Malfoy. Draco Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy, la futura mano derecha de Lord Voldemort. Su estómago empezó a revolverse cuando el fénix atrajo a Draco a la mesa de profesores, y éste hizo una inclinación. Todavía en shock, se preparó para el final del discurso que había ensayado por días.

Nombrarlo director.

Los rumores empezaron a expandirse y la voz se elevó sobre el gran comedor. Tanto alumnos como maestros iniciaron un bullicio, entre el que se oía claramente la opinión de cada uno. El único en silencio fue Remus Lupin, quien por su parte, no parecía muy sorprendido. En cambio parecía pensar todo detenidamente, y pasaba su mirada de Snape, quien sonreía orgullosamente, a Minerva, quien tenía una mueca.

-Silencio- exclamó McGonagall, notablemente disgustada de la elección – Como les platicaba- exclamó, haciendo un énfasis para mandar indirectamente el mensaje de que ninguno de los chicos en la puerta ni el rubio frente a ella, se habían encontrado ahí en tal importante noticia.- El Profesor Dumbledore indicó que el fénix designaría quién ocuparía su lugar, y es claro que ha encontrado a su elegido. Draco Malfoy ha sido elegido como el nuevo director de Hogwarts.

La mirada de todos se posaron en el rubio. Él abrió los ojos sorprendido.

-¿Yo?¿Director?-preguntó sobresaltado y apretó los dientes, empezando a recalcular sus planes en su cabeza y notando que el puesto ofrecido era más un estorbo que una oportunidad, dada su situación. En su interior, pensó que en cualquier momento la anciana se retractaría, porque no, no era posible. Tenía que haber alguien más. Él no tendría que ser director de nada. Era un Malfoy, y los Malfoy siempre habían estado en contra del antiguo director. Ocupar su lugar era absurdo. Tenía que ser una estúpida broma.

El fénix como notando su vacilación, se alojó en su hombro nuevamente y se acomodó usando de apoyo su cuello. Draco se sorprendió, pero no intentó alejarlo; en cambio, y con cautela, le acarició la cabeza, y sonrió cuando el fénix se acurrucó en su mano. Nunca había visto al pájaro tan mimoso con Dumbledore, pero al tocar sus plumas, cálidas como pequeñas flamas, supo que seguramente ni él podría resistirse a mostrar cariño con él.

-Aparentemente señor Malfoy, -interrumpió el momento McGonagall-usted es el candidato ideal para el puesto, superando incluso a los profesores.

-¿Puedo rechazarlo?-preguntó tranquilamente, ante la sorpresa de todos, casi rogando una respuesta positiva.

-No es una opción, Draco- intervino Snape- has sido elegido por el fénix, debes permanecer por lo menos un año en el puesto. Es el tiempo estándar que un director debe cumplir.

Un año, pensó palideciendo. Sus amigos se miraron preocupados.

-Pero.. -empezó- ¿qué hay de un director temporal?

-Tu eres el director temporal. Sinceramente señor Malfoy, esto no es tan diferente de ser prefecto. O Premio Anual.

-¿Cómo no va a ser diferente, Severus?-se quejó McGonagall.

-Fue la decisión de Dumbledore, y del Fénix-se quejó a su vez Snape,- ¿realmente crees que puedes decidir mejor?

-Yo…-empezó mirando a sus compañeros docentes, que veían la escena en silencio

-Adelante, señor Malfoy- la voz de Snape se escuchó fuertemente en el Gran Comedor, al notar la palidez del rubio- dé la bienvenida, para que podamos empezar a comer.

Las náuseas comenzaron invadir a Draco, pese a que su cara no mostró ningún cambio. Estaba a punto de perder los nervios, cuando la voz de Weasley interrumpió el lugar, y le dio algo más en qué pensar.

-tenía que ser una broma, el hurón no puede ser el director ¡Es … es...inconcebible!

Draco frunció el ceño.

-¿Al menos sabes qué es eso?-se burló Blaise, y Pansy rió lo más bajo que pudo.

-Callate, Zabini-respondió Weasley, -esto no es contigo.

-Es conmigo si te metes con Draco. O acaso tú no te metes cada vez que tocan a tu preciado Potter-rió.

Los ojos grises del nuevo director se enfocaron en Theodore, quien se alzaba de hombros y le hacía mención de que lo dejara pasar.

Él lo hizo, y en su lugar miró a Severus, esperando.

-Diez puntos de gryffindor por ofender al director – exclamó éste, tomando el control de la situación. Draco observó como McGonagall se erizó como gato, pero no dijo ni una palabra. En realidad, no podía decir nada dado que en sus días le había quitado más de 500 puntos a Slytherin por ofender a Albus. Los Slytherins, notando esto, la miraron con una gran sonrisa, propias de aquellos que esperaban venganza.

Draco deseó poder sonreír como lo hacían ellos, pero no lo hizo. En su lugar respiró profundo y miró al ave de fuego, quien le devolvió la mirada. Quiso preguntarle por qué lo había escogido a él, cuando todo, su lugar en la guerra, su familia, sus ideas, lo ponían en el último lugar para ocupar el lugar de Dumbledore. En cambio, solo le acarició la cabeza.

El cargo más poderoso del Mundo Mágico estaba en sus manos, más que incluso el Ministro, pero él no podía disfrutarlo por su corta esperanza de vida.

Sintió una mirada sobre él y separó la vista del ave hacia ella. Sus ojos se toparon directamente con los de Potter, quien no mostraba ninguna emoción al respecto, pese a que su amigo se quejaba con Granger, y Blaise se burlaba del pelirrojo, haciendo sonidos llorosos hacia Pansy. Usualmente su rostro, cuando miraba a Draco o a sus amigos, mostraba ira, lástima o desprecio. Pero ahora no había nada, solo lo miraba fijamente. Como si esperara algo. Draco imaginó que el otro se preguntaba también la razón por la que lo habían escogido, y trataba de buscar algo bueno en él.

No importaba, el veela dentro de él había saltado de emoción al encontrar a su pareja, y estaba feliz de poder mirarle a los ojos y disfrutarlo, sin que el otro lo alejara de él. El mago dentro de Draco, solo sintió cansancio.

-Señor Malfoy- exclamó el profesor Lupin, interrumpiendo el momento y Draco evitó mandarle una mirada fría, irritado de su inoportuna llamada– si no le importa dar el discurso de bienvenida nos gustaría comenzar la selección.

La selección, pensó separando su mirada del otro y sintiendo sus piernas temblar mientras caminaba al podium, donde sabía que el director solía dar sus palabras. Inseguro, miró a su padrino, quien le asintió con la cabeza.

-Habla como si fueras a hablar con los slytherins – le decía con la mirada.

-No van a escuchar-le respondió en su silenciosa plática.

Snape rodó los ojos, como diciéndole lo tonto que era.

-Potter y compañía, a sentarse- ordenó impaciente.- Y tú Draco, empieza de una vez-gruñó.

No sabiendo muy bien qué decir, se acercó al podio del director y respiró profundo. Al hablar con los slytherin podía expresar incluso sentimientos como comprensión, calidez y felicidad, pero, era porque estaba entre serpientes y se quedaban entre ellos. Fuera de su casa, Draco no sabía demostrar otra cara que no fuera burla o frialdad,lo que lo metía en aprietos, si esta iba a ser su vida de hoy en adelante. Tampoco tenía idea de qué decir, porque la única vez que le había puesto atención a los discursos del Director, había sido en primer año.

Probablemente esto era karma.

Su mirada se posó en los alumnos, quienes no dejaban de verlo; y sorpresivamente, notó como un pequeño papel aparecía sobre la mesa, extendido para su lectura. Movió la vista hacia la mesa de profesores, y observó a Remus saludarlo con la mano y sonreirle, haciéndole señal de que leyera el papel.

Curioso, el nuevo Director clavó la mirada en éste, y al notar que era el discurso, luchó contra la imperiosa necesidad de abrazar al hombre, olvidando que, hace momentos, lo odiaba. Realizó un encantamiento sonorus y comenzó, con voz neutra.

-«Les doy la bienvenida a un año nuevo en el castillo. Los de primer año en un momento seréis seleccionados para su respectiva casa. No importa de qué casa sean; recuerden que solo les ayudará a desarrollar al máximo sus habilidades, y no los define como personas. Por otro lado recuerden que los de primero no pueden poseer su propia escoba, no deben subir al último piso y tendrán una visita a Hogsmeade una vez al mes….»

El discurso fue el mismo de todos los años, pero su nervioso estómago parecía creerlo eterno. Al finalizar, miró las cuatro mesas y suspiró aliviado cuando los Slytherins y los Ravenclaws aplaudieron ante su discurso. Los Hufflepuffs y Gryffindors aplaudían lentamente o no lo hacían, lo que hizo más notable como Hermione Granger, aplaudía.

Draco la miró, agradecido en su interior.

-La orden de la Selección, Señor Malfoy- exclamó McGonagall.

-"Empecemos la selección" –Gritó. Todo quedó en silencio, en espera de la canción del Sombrero. Draco aprovechó la oportunidad y caminó hacia la mesa de los profesores, donde Snape lo recibió con una mirada burlona. No le importó y se dejó caer en la silla, para disgusto de su Profesora de Transfiguración.

-Señor Malfoy, su postura- le recordó.

El bufó y la ignoró, escuchando la canción del sombrero.

Ven, te contaré la historia

De la elección del director

Erase una vez cuatro personas

Que consideró Albus Dumbledore.

Un día llegó el anciano

Con una gran preocupación

Tú dime, sabio sombrero

Al cual sugieres de elección

Primero están los gryffindors

Donde habitan los valientes

Y si tú buscas entre ellos

Reconocerás a Hermione Granger

Una maga de batalla

Con orígenes muy nobles

Que imparte justicia e igualdad

Que posee grandes dones.

Tal como lo hizo Godric alguna vez,

ella valora a los valientes,

por supuesto es de notar,

que también es imprudente.

Después en Ravenclaw buscando

Quizá prefieras a Cho Chang

Sangre pura, elegante chica

Sabiduría, y libertad.

Ella posee aliados

Que no podrías imaginar

Mente abierta, inteligencia

Cuyo lema es la lealtad

Cho, tan elegante como Rowena,

tan hermosa, tan capaz,

no es de sorprender que un día

se ponga a ella misma sobre los demás.

Hufflepuff, grandiosa chica,

amable, risueña, generosa,

no es de sorprender que en su casa

se educara el director perfecto;

mas es difícil creer

que Cedric Diggory había muerto.

Un candidato ideal

que valoró corazón, astucia y cerebro

Creía en el trabajo duro,

Aunque quizá era un poco crédulo.

Y finalmente, Slytherin

mi amigo ambicioso y astuto

estaría orgulloso de saber

que llevaría en sí un gran triunfo.

Procederes muy cultos, elegancia, sangre pura,

quién diría que Blaise Zabini

nos guiaría a la fortuna.

Aunque bueno, como todos,

él posee un gran defecto,

la igualdad no es su fuerte,

probablemente ni lo intente.

¿Cómo darle el poder entonces,

de liderar a la gente?

.

Entonces, ¿qué es lo que pasó?

¿Cómo es que no fueron seleccionados?

Pues entre las casas se encuentran

dos enemigos jurados;

que llevan liderazgos

de dos mundos diferentes,

y para quien en verdad los conocen,

a quién seguir es evidente.

Supongo que ya te lo imaginas,

estoy hablando de Harry Potter y Draco Malfoy.

Tan similares a Godric y Salazar,

tan diferentes como Rowena y Helga.

No obstante aunque eran tan amigos,

y crearon un hogar de la nada,

como ellos lo hicieron en el pasado,

ellos dividieron las casas.

Escuchen bien, mis preciados alumnos,

afinen sus oídos a mis poesías,

ambos desean lo mismo para ustedes,

seguridad, libertad, una larga vida.

Deja que te diga la verdad,

Harry Potter es una amable persona,

valiente, noble, caballeroso,

paciente, trabajador, poderoso.

Como Helga y Godric en uno solo,

Pero como ellos necesita apoyo en ciertas partes

Tal como necesitaban a sus amigos Rowena y Slytherin,

Quienes dejaron su legado en Draco Malfoy,

Un chico elegante y cordial.

Lo dotaron de tranquilidad, inteligencia,

astucia, poder, orgullo, determinación.

Mientras Malfoy guia con su mente,

Potter guía con el corazón.

Así que creo que en realidad,

no estaban escogiendo a uno

estaban escogiendo a cuatro,

cuatro combinados en dos.

Así, con la astucia y el valor,

y el corazón junto a la mente,

grandes cosas lograrán,

estando juntos, serán fuertes.

Entonces ¿qué sucederá?

Todo depende de ellos

Pero ya os digo al principio

Qué buena suerte preveo

Iniciemos el camino

Con una buena repartición

Y dime tú qué escoges

De Slytherin la astucia

De Ravenclaw la inteligencia

De Gryffindor el valor

De Hufflepuff la paciencia.

Ven y leeré tu cabeza

Encontraremos tu lugar

Ven y no tengas pereza

La selección va a comenzar.

Se escuchó un jadeo general y todos se debatieron entre mirarlo a él o a Potter, a quien no parecían importarle las miradas tanto como a Draco, si su mirada fija en él decía algo. Tratando de mantener la calma, miró a la mesa de Slytherin y sonrió ante las sonrisas orgullosas de sus compañeros.

Su mirada prosiguió a las otras mesas, donde podía ver el podía ver a los Ravenclaws debatiendo entre ellos. Los hufflepuffs permanecían en silencio, y los gryffindors parecían infelices.

Mirando a Harry, Draco se preguntó qué debería hacer.

.

Días después, Harry era quien no podía dejar de ver a Malfoy. Draco tenía suerte si podía ver algo más de papeles. Mientras atrincheraba su comida con mal humor no pudo evitar pensar que no había descubierto nada, ni siquiera visto un nuevo obliviate, a pesar de seguirle cada vez que podía. Aunque con su nueva rutina, en la que pasaba más de 10 horas en su despacho, oculto entre pergaminos, no era difícil encontrarlo.

-Eh compañero, ¿por qué no dejas de ver a Malfoy?, -preguntó Ron metiéndose la comida en la boca ante el disgusto de Hermione- sé que no fue la mejor elección, pero hay que ver el lado bueno, sería aún más agobiante para tí si aparte de salvar al mundo fueras un director. Además ahora no puede molestarnos porque sería malo para su reputación.

-No se trata de eso Ron- explicó Harry, pero no sabía si era buena idea contarle lo del poema y el obliviate así que se limitó a decir lo de siempre– hay algo que oculta.

-Nunca hubiera imaginado que fuese mitad ravenclaw- dijo Hermione, viéndose bastante impresionada para el dolor de Ron, pues era obvio que tenía una leve admiración hacia el rubio que ninguno de los dos sabían cuándo se había desarrollado -Y no sé a qué te refieres con raro, yo lo veo y solo veo un dolor de cabeza aproximándose.

Harry sonrió, si eso también lo veía. Muy seguido últimamente, por cierto, pensó desanimándose.

Hermione, por su lado, tenía una sonrisa mientras se limitaba a esperar su respuesta, un poco entusiasmada por la esperanza que empezaba a brotar en ella.

-Tú sabes a lo que me refiero

Ah sí, claro que lo sabía.

-Pareces molesto con ello- comentó Hermione sin querer alargar el tema de Draco – no debería importarte.

-No lo hace. –Comentó Harry, aún no había olvidado lo del poema, y en vacaciones la confusión se había convertido en enojo.

-Sé que te molesta que había ocupado ese lugar, a mí también me molesta un poco- dijo queriéndolo cambiar de una vez por todas el tema.

-Sobre todo porque ella pudo haber sido nuestra flamante directora- rió Ron. Apuesto que hubiera puesto más tarea aun. Eso hace que hasta YO agradezca que había sido el hurón – dijo el pelirrojo causando las risas de Ginny, Neville y Harry, y la indignación de la castaña -Oh el hurón se está parando.

Harry volteó a verlo. De hecho todos lo hacían.

-Alguien ha pasado las barreras- declaró Malfoy.

Ante el comentario, los alumnos empezaron a enloquecer.

-Tranquilícense todos- gritó la profesora McGonogall - prefectos guíen a los estudiantes a sus habitaciones.

Luego se giró hacia Malfoy, quién por alguna extraña razón había conectado sus sentidos con la barrera de Hogwarts sabiendo lo que pasaba exactamente en cada sitio del castillo.

-Señor Malfoy, guíanos.

Malfoy asintió y al pasar por la mesa de Slytherin, hizo una pausa y volteó hacia ella.

-Pansy , Blaise , Theo, vamos. -Llamó, pero McGonagall se interpuso en su camino.

- ¡Señor Malfoy! –exclamó McGonagall disgustada- no puede llevar alumnos.

Draco hizo una cara ofendida como gritándole que Él era el director, y podía hacer lo que quiera. Miró detrás de McGonagall donde Granger, Weasley y Potter parecían empezar a seguirlos.

Bien, no podía llevar alumnos, ella tampoco.

-Y Potter si, por eso lleva a Granger y a Weasley con ellos, ¿no?

-Él no….

Está yendo con nosotros, quiso decir, pero dándose la vuelta fue bastante obvio que estaba equivocada.

Pero Draco, no era como Dumbledore. No tenía ni una pizca de paciencia, ni amabilidad con las personas que le desagradaban. Quería volver a la comida, y entonces deshacerse de la inútil pila de papeles que estaba seguro el anterior director ni siquiera miró.

-No me dé explicaciones absurdas, como podrá ver- enfatizó lo último usando un tono similar al que ella usaba contra él, causando la pequeña risa de Trelawney, la profesora de adivinación, quien también recibía constantemente ese tono-él está justo detrás de usted con sus dos amigos listos para la batalla.

-Pero usted…

-Yo daría mi vida por ellos y ellos la darían por mí- expresó con voz autoritaria, harto de llevar todos los días posteriores a su elección discutiendo por mínimos detalles contra la mujer. El era un slytherin, y por tanto procedía diferente a un ravenclaw, gryffindor o hufflepuff. Sea menor que ella, sea su alumno, él era el director; y ella debería acatar su papel tal como él había sido a acatar el suyo- Si usted considera inapropiada mi conducta debió haberlo pensado antes de designarme director. Por ende, usted está a mi cargo y procede.-

Su tono no admitía reclamos y todos lo notaron.

-¿Entonces se quedarán parados? No se les paga por hacer nada precisamente– regaño el rubio seguido de los miembros restantes del cuarteto plateado.

Todos quedaron impactados por el regaño, hasta que Remus soltó una carcajada.

-Y decían que sería un mal director.

Sybill decidió regalarle una esfera de cristal y Harry en el fondo sonrió, no les había ordenado retirarse.

.

-Las barreras parecen alteradas - murmuró Lupin- pero no hay señales de que habían entrado enemigos. - Se volteó hacia Draco, que también miraba a los alrededores, y agregó.- ¿Estás seguro que hay alguien?

-Lo hay –murmuró Draco.- Puedo sentirlo. En el área, no sé dónde exactamente. Profesor Lupin, olfatee un poco y dígame si encuentra algo-ordenó sin malicia, mirando con cautela a su alrededor. Remus asintió sin enfadarse, y agudizó la nariz. La cual le dijo que Draco estaba soltando magia, preparándose para usar sus instintos veelas y también olfatear. Tenía que admitir que el rubio era realmente bueno ocultando su naturaleza, pues soltaba la cantidad exacta de magia para poder utilizar sus atributos veela, sin poner a los demás a babear sobre él.

-Por supuesto- concedió, y Malfoy hizo una mirada agradecida y volvió a ignorarlo, probablemente concentrándose en las barreras.

-Lo que pides es ofensivo – reclamó Hermione.

Ante su comentario, Draco la miró con indiferencia, mientras pensaba qué era lo ofensivo en lo anteriormente dicho. Estaba a punto de preguntar cuando Pansy lo interrumpió.

-Por supuesto que no, Granger – respondió ella - a menos que sepas una manera más rápida de encontrar a alguien que había pasado justo aquí, en otro lado, que por su olor, ya puedes irlo diciendo.

-Pero es que….

-No me molesta Hermione- explicó Remus – El director Malfoy no lo dijo de ese modo.

-¿Y de qué modo lo dijo entonces? – preguntó Ron.

Draco sacudió la cabeza, sintiendo una migraña crecer.

-Ven Draco-llamó Nott, con compasión-tu y yo "olfatearemos" por ahí.

Blaise sacudió la cabeza y jaló a Pansy del otro lado, dejando que los profesores buscaran en otras áreas.

-¿Por qué no te molestó lo que dijo Malfoy, Remus?- preguntó Hermione-No fue ni siquiera una petición.

-Porque él no lo dijo con malas intenciones. -Confesó finalmente Remus sin querer abarcar más allá de eso.-Él sólo asumió que mi olfato podría ser de gran ayuda.

-No lo creo. - Dictaminó el pelirrojo - Estoy seguro que no lo ha dicho así

-Puede que ustedes no lo vean-respondió con paciencia, -pero el director Malfoy no es mala persona. Solo no le caen bien, y dado que es mutuo no puedo culparlo- insistió.

-¿y tú le caes bien? –preguntó Harry, tratando de buscar a su alrededor si veía algo extraño.

-He platicado con él bastante. No sé si le caigo bien, pero somos corteses- respondió el profesor, recordando que su última plática trató sobre distintas marcas de chocolate,y acabó con Draco mandando a un elfo a Francia para demostrarle, con justa razón, porque sus chocolates favoritos provenían de ahí.

-Aun no entiendo cómo fue escogido director- murmuró el pelirrojo adelantándose para buscar mejor. Hermione frunció el ceño mientras lo seguía.

-¿Platicado? ¿De qué platican? –preguntó Harry, caminando junto a él y no dispuesto a dejar el tema. – ¿Han hablado de mí?

Remus lo miró sorprendido, sintiendo en su interior como su criatura mágica se compadecía del adolescente y le insistía en que debía ayudar a unir a la pareja mágica más cercana a él, que necesitaba ayuda. Había estado a punto de abrir la boca cuando Draco le interrumpió, sabiendo que Remus pensaba en el día exacto en que confesó que su pareja era Harry y que se obliviaba a sí mismo.

-¿Encontró algo, Profesor?-preguntó con la mirada fija en él, como diciéndole que no olvidara que al ser una criatura mágica, tenía sus propios métodos para oír de lejos.

-No-respondió.

-De acuerdo.

Suspirando, Remus posó su mirada en Harry y luego en Draco, quien era alejado por Zabini.

-Platicamos de quidditch, de costumbres, de su familia, de criaturas mágicas- respondió Remus, queriendo que el cachorro de Prongs y Sirius entendiera o al menos lo intentara comprender al chico que, si Merlín quería, podría ser su futura pareja. - Es muy parecido a ti Harry, en el fondo él también se siente solo.

-Pero él me odia.

-No te odia. No exageres.

-Pero él siempre está, estaba, molestandonos.

-Quizá Ron no le agrada-mencionó y se alejó rápidamente de Harry.

-¿No agradarle? Él odió a Ron desde el principio sin razón.

Remus suspiró. Bueno, es un veela, fue su pensamiento ¿que esperabas del niño que tuvo que ver como otro alejaba a su pareja? Deberías estar feliz de que siga vivo.

-No tan sin razón…

-Pero….

-Harry, no todo es negro o blanco, en medio hay un sinfín de matices que tu no quieres ver. Si él fuera tan horrible como piensas, los slytherin no lo seguirían como polillas a la luz. Ni tú-agregó poniendo sus manos en los bolsillos escondidos de su túnica.

Harry entrecerró los ojos.

-¿Insinuas que lo persigo?-preguntó él. Harry tenía el mapa y la capa, por lo que probablemente pensaba que el que Remus lo supiera era inconcebible. No obstante el gryffindor a veces olvidaba que él no era completamente humano y, aunque a veces lo agradecía, en este momento lo exasperaba.

-Él huele a ti. –Explicó un poco cansado - Ligeramente, pero lo hace. Por supuesto, también huele a Parkinson, Zabini y Nott. Pero tu olor no debería estar ahí y lo sabes ¿Lo has tocado?-agregó sin pensar y Harry se sonrojó de inmediato, pensando en las veces en el estiraba la mano y tocaba ligeramente las túnicas o el cabello del rubio.

El lobo detuvo sus pasos, sorprendido de su propio comentario, preguntándose cómo su propio veela no había notado que llevaba consigo el aroma de su compañero.

Dió la vuelta en shock y miró al rubio.

Él no estaba… No podía ser, ¿verdad?

Harry abrió la boca dispuesto a argumentar algo, pero al final solo la cerró. Siguieron buscando y Remus pensó que lo había olvidado hasta que lo escuchó hablar nuevamente.

-No lo he tocado, y él no sabe que lo estoy siguiendo.

Tan inocente, Harry. Draco ahora sentía lo que pasaba en el castillo, si bien no con exactitud, al menos lo presentía.

-Claro que sabe que alguien lo persigue. ¿Dime, has conseguido saber lo que quieres? – preguntó sin saber en realidad cual era el fin de la persecución.

-No, pero no me rendiré- exclamó Harry con determinación, para sorpresa de Remus.

El lobo, seguro de que seguir a alguien implicaba conocer mejor a la otra persona, ronroneó contento.

-Estarás sorprendido- respondió Remus. Pero en el fondo se preguntaba qué es lo que quería Harry de Draco, y por qué.

.

Una hora después, la paciencia de Draco se estaba agotando con los quejidos de Weasley. Enojado, porque para empezar él ni le pidió que fuera, se detuvo cuando Weasley mencionó que era posible que el rubio de Draco estuviera afectando su cerebro, y no hubiera nada que buscar.

-Escucha, comadreja-gruñó en voz alta- si…

- Lo encontré – gritó McGonagall, interrumpiendo sus palabras – vengan.

Todos se reunieron alrededor del cuerpo tirado en medio del bosque, cubierto por una capa negra. Severus, con su varita, hizo a un lado la capucha y como si se pusieran de acuerdo, tanto Harry como sus amigos y sobre todo Remus, jadearon sorprendidos.

La persona era Sirius Black.

-¿Quién es él?-preguntó Theodore, y Draco negó con la cabeza, afirmando que no sabía. No obstante, McGonagall corrió hacia él y le revisó los signos vitales.

-Llama a Poppy…-le ordenó a Draco, él miró a Blaise, quién asintió y se retiró.

Draco, más impactado qué conmocionado, porque un hombre inconsciente había pasado las barreras, invocó nuevamente el hechizo que protegía a Hogwarts y las selló nuevamente. Un sollozo interrumpió sus movimientos, e hizo que su mirada se dirija a Potter, quien mantenía su mirada agachada. Draco hubiera dudado que el sonido viniera de él si no fuera por las lágrimas cayendo al suelo. En seguida, su veela tomó el cargo, insistiendo que fuera y aliviara a su compañero. Cuando la mirada de Granger se enfocó en él, Draco supo qué le estaba pidiendo ayuda y sabía qué era él. Miró a Weasley, que veía a Potter indeciso y suspiró, sabiendo que esto sería realmente doloroso cuando Potter lo alejara de él nuevamente.

-Retírense. – Ordenó Draco a todos. Sus amigos le miraron con cautela, pero en este momento a Draco le importaba solo Harry. No lo que sus amigos pensaban, o lo mucho que dolería, solo quería consolarlo y hacerlo sentir mejor- solo háganlo.

-No podemos irnos-exclamó McGonagall.-¿Qué hay de...?

-Llevalo con Madam Pomfrey-exclamó irritado Draco, y luego miró a Remus. -¿Puedes llevarlo?-le preguntó al hombre.

-Sí-exclamó caminando hacia él, y levantandolo. -Ron, Hermione vengan conmigo.

Harry limpió con furia sus lágrimas e intentó seguirlos, pero no podía dejar de llorar. El rubio le tomó una mano, deteniéndolo, y cuando los demás lo miraron, los ignoró deliberadamente e invocó una capucha en la túnica de Harry, cubriéndolo de manera que no se veía más que algunos mechones de pelo.

-Draco-llamó Pansy, con preocupación en su mirada.

-Ve Pans.

-Hey, Potter-susurró- Todo está bien-murmuró y cuando todos se alejaron soltó un poco de su magia para aligerar la carga del chico. Potter pareció calmarse y sin pensarlo mucho se apoyó en el hombro de Draco. Cuando las lágrimas se detuvieron, y pasaron más de diez minutos en la misma posición. el rubio le lanzó un glamour y se separó de él.

-Puedes faltar a clases-mencionó Draco sin mirarlo y empezó a caminar- tú sabes, para estar con él.

-Gracias, Malfoy, -respondió siguiéndolo. No se le pasó por alto la forma en que el otro evadía su mirada. - ¿Estás bien?

-Si, lo estoy-respondió el rubio, pero Harry podía jurar que había palidecido y sus hombros estaban caídos.

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La revisión de Sirius había durado una hora, y durante todo ese tiempo, Harry solo pudo pensar en Malfoy, y en la manera en que lo había consolado. Sin saber por qué, se puso la capucha y se mantuvo ahí, preguntando a sí mismo por qué el solo hecho de usarla la hacía sentirse protegido. A la vez, se sonrojó al recordar cómo había puesto su cara en el hombro de Malfoy y cómo casi había rogado que el otro lo besara o lo abrazara.

Sacó el mapa de merodeador, sintiendo la imperiosa necesidad de saber dónde estaba Malfoy y frunció el ceño al verlo rodeado de slytherins. Miró a Sirius y luego, decidiendo que el otro dormiría durante mucho tiempo, salió directo a su torre para encontrar su capa de invisibilidad, luego, y encima de él, fue en busca de Malfoy a su sala común.

No le fue difícil colarse tras un primer año. Malfoy estaba sentado tomando el té con Parkinson.

-¿De verdad estás bien?-preguntó ella-¿estás seguro?

-Si.

-¿Necesitas otro obliviate?

Para su sorpresa, Draco sonrió.

-No, estoy bien.

-Pero…

-Pansy, estoy bien.

Zabini se puso frente a él.

-Draco, estás pálido.

-Bueno, hice un gran esfuerzo. Tal vez debería dormir un poco.

Nott asintió. La opción lógica era que Malfoy fuera a la enfermería. Se preguntó por qué nadie lo sugirió.

-Bien-exclamó Draco.-Los veré en una hora ¿Pueden mantenerse informado sobre Black?

-Seguro-respondieron. Malfoy sonrió agradecido y se dirigió a las escaleras. Mientras Harry decidía si seguirlo o no, el rubio subió la mayoría. Cómo solo iba a dormir, Harry decidió volver a la enfermería y dejar al rubio descansar. Y entonces pasó, Harry no sabía cómo lo supo, y más tarde analizaría sobre ello, pero como si sus instintos lo supieran volteó hacia Draco y lo vio desvanecerse y empezar a caer por las escaleras. Por un segundo se quedó congelado al ver como un Draco inconsciente se iba de espaldas peligrosamente en las escaleras. Luego, corrió hacia él para abrazarlo. Su cuerpo pedía aquello, pero su mente fue más rápida y sacó su varita.

-Wingardium leviosa-gritó asustado, atrayendo la atención de todos los slytherins.

-¿Potter?-gritó alguien, pero él solo pudo ver a Parkinson corriendo hacia el rubio cuando Harry lo bajó.

- ¿Draco?… ¡¿Draco?!… ¡Draco!- gritó.

En un segundo, todas las varitas de los slytherins estaban apuntadas a su garganta. Sintió como una gota de sudor se deslizó por su garganta ante ello, hasta que Nott ordenó que llevaran a Draco con Madam Pomfrey y que se olvidaran de Harry. Como si fuera su dueño, ellos se apresuraron a cumplir sus órdenes. Él, en cambio, se miró la mano, un pequeño hilo plateado estaba en ella.

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-Está muriendo, Severus. –Exclamó Pomfrey sollozando. Varios Slytherins estaban en la enfermería y vieron a la mujer llorar. Las chicas parecieron contagiarse del llanto, y para su sorpresa, Luna llegó para consolar a Harry quién no entendía nada, pero parecía a punto de romperse también.

-¿Qué?-alcanzó a decir.

-Oh, Harry,- murmuró ella- estará bien, solo tienes que decirle que lo amas.

-¿Cómo?

El sonido de la puerta abriéndose llamó la atención de todos, más cuando Hermione se abrió paso en la habitación y miró al rubio en la cama, antes de echarse a llorar.

-¿Tu lo sabías Granger? –preguntó Pansy.

-Sí.

-¿Saber qué Hermione? – preguntó Ron que había llegado con ella.

-Él no nos dijo que lo sabías – continuó Pansy, ignorando a Ron- ¿cómo es que te enteraste?

Ella movió la cabeza mientras sollozaba.

-Me pidió que lo hechizara.

Harry se soltó de inmediato de Luna.

-¿Saber qué, Hermione? – preguntó el gryffindor, confundido y empezando a enojarse. –Descubriste lo que te mencione ¿no es así?

Ella asintió viéndolo con culpa.

-¿Qué no me dijiste?-preguntó con enfado

-¿Por qué estás aquí Harry? – preguntó ella de vuelta.

Todos lo miraron fijamente, él se enfadó aún más.

-¡¿Quiere alguien decirme qué pasa?!-gritó, desesperado. Malfoy se estaba muriendo, y nadie decía nada más que frases sin sentido para él.

Madam Pomfrey se acercó a él y puso una mano en su hombro.

-Draco Malfoy es un veela, Harry-murmuró suavemente-y tú eres su pareja. Te lo ha estado ocultando demasiado tiempo, -murmuró con voz quebrada, sus ojos llenándose nuevamente de lágrimas-ha estado aplicándose obliviates y distanciándose de ti; pero ha sido bastante y ahora su cuerpo y su alma están cansadas, Está muriendo-repitió.- Muere de soledad.

Harry se quedó estático y miró a Malfoy, con los ojos totalmente abiertos.

-Eso... no, no es posible. Estaba bien esta mañana.

-Pero lo es-susurró Hermione.

Harry miró al rubio en cama, y se acercó a él como si nunca lo hubiese visto. Conocía a las veelas, claro que lo hacía. Las veela eran razas semi-humanas con capacidad de seducir a la mayoría de los hombres. Cuando se enojaban, se transformaban en algo más parecido a una arpía, tenían más fuerza, magia y una capacidad de sanación sorprendente.

Prácticamente podían sobrevivir a mucho excepto al rechazo de su pareja. Le amaban tanto que vivir sin ellas era prácticamente un suicidio.

Pero Malfoy, Draco no atraía con tanta intensidad como las veelas que él conoció en el torneo de los tres magos. Nunca había visto más allá de los coqueteos dirigidos hacia él que los de siempre. Su cabello no brillaba tanto como el de las chicas que había visto aquella vez, y su piel estaba menos reluciente. Ni siquiera intentó atraer a Harry. Jamás había mencionado nada.

¿Era tan malo tenerle como pareja?

¿Tan malo, que era necesario sufrir?

-¿Y tú lo sabías?- preguntó mirando a Hermione con odio, quien asustada se ocultó detrás de Ron, de una mirada que no había visto jamás en él. ¡¿Sabías que se estaba muriendo y no me lo dijiste?! Pretendías que yo viviera mi vida feliz mientras él sufría, o peor ¿moría? ¿Todos lo sabían y dejaron que él se suicidara prácticamente? ¿Qué fuera infeliz?

Su magia se extendió violenta a los alrededores. Algunos slytherins cayeron del impulso para atrás y otros fueron lanzados con gran potencia. Pronto el lugar empezó a tener chispas eléctricas, el aire se arremolinaba más y más fuerte, y el ambiente empezó a ser tan pesado a su alrededor que parecía que quebraría en cualquier momento el suelo bajo él.

El único a quién no pareció afectar la magia fue a Draco, y Harry lo notó. Pero no importaba mucho, porque estaba muriendo. Malfoy, el insufrible Draco Malfoy, quién siempre aparecía cuando Harry más lo necesitaba, él que le devolvía una y otra vez mediante distintas emociones el sentido de su vida, quién le miraba constantemente, quién le había escrito un poema, quien le había consolado mientras él lloraba, o acariciaba la cabeza de Fawkes cuando pensaba que nadie lo veía…

Estaba muriendo.

Nunca sonreiría nuevamente a sus amigos, no podría ver a los slytherins ser felices, o jugaría nuevamente quidditch contra él., Harry no podría observarlo en la mesa de los profesores, no le vería caminar con su aire de sangre pura, ni podría sonreír cuando el rubio pareciera a punto de tener un dolor de cabeza. No vería más el ceño fruncido que lo identificaba, ni oír su voz pronunciando su apellido, arrastrándolo como siempre; no habría más comentarios sarcásticos, ni palabras retadoras, ni miradas que lo siguieran mientras él seguía las suyas.

De pronto, Harry notó lo mucho que extrañaría esas pequeñas cosas sin sentido y como si eso terminara con él, su magia se detuvo y en su lugar cayeron lágrimas. No había mucho por hacer. Su corazón se apretó más y más hasta que el aire empezó a faltarle.

-Y él… - susurró incrédulo Harry-¿Él prefería morir que decirme?¿Es tan egoísta que...?

El doloroso susurro, hizo caminar a Blaise hacia Potter. Él siempre había considerado que debían decirle sobre Draco, no porque creyera que de verdad sentiría amor por él, sino porque quería que Draco viviera. Imaginó que como mucho le mostraría compasión o cariño. Pero Potter sufría, y estaba llorando. Se preguntó cuándo cambiaron tanto las cosas.

Si esto establecía alguna diferencia.

-Él intentó decirlo, Potter.

Potter lo miró sorprendido.

-Intentó decirlo, pero tu sales con Ginevra. Es un medio veela, Potter. tenía mucho de mago en él. No importa lo mucho que su veela te quisiera, el mago en él…

-¿me odia?-susurró el otro.

-No quiere obligarte a quererlo. Ni involucrarte con él, cuando todos sabemos de qué lado está su familia, y de qué lado estás tú. Manejó la situación como pudo. Con los recursos que contaba.

-Yo…

-¿Qué?- exclamó Theodore- Rompiste con Weasley, pero volverás con ella, Siempre regresas a ella. O qué, ¿le prometerás amor eterno a Draco cuando amas a otra persona?, ¿puedes vivir con ello? ¿Crees que Draco será feliz sabiendo que estás con él sin quererlo, cuando amas a alguien más? Lo destrozaras, Potter. Ya lo destrozaste, él está ahí por ti.

Su boca se abrió y quiso responder, pero pronto una varita estuvo en su cuello.

-¿Él prefiere morir que decirte? –Pansy susurró entre dientes- ¿Él es el egoísta? ¿Realmente crees que le gusta sufrir? Si Draco quisiera tú no podrías resistirte ni un poco. Lo seguirías donde él fuera y no lo dudarías ni un segundo. ¿Pero no puedes salvar al mundo si no piensas con claridad cierto? Él lo hizo por ti, para que tú estuvieras bien. Eres, un imbécil-lloró - y no sé qué diablos hay en ti que es perfecto para Draco.

-Es suficiente-exclamó Pomfrey-por favor, salgan todos. Dejemos a los dos chicos descansar.

Ante sus palabras, Harry miró a Sirius. Él estaba vivo, en la misma enfermería que Malfoy, en la cama de al lado, y a Harry no le importaba; porque él solo quería que Draco abriera los ojos.

-Me quedaré-exclamó caminando hacia Draco- ¿Qué tengo que hacer para ayudar? –preguntó.

Poppy lo miró con ternura.

-Solo estar junto a él, cariño. Y hablarle.

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Las horas pasaron lentamente, y como si se hubiesen puesto de acuerdo, casi nadie visitaba el hospital. Snape fue un momento, pero se mantuvo en silencio y solo miró a Harry por un segundo antes de irse. Luego cruzó Remus, quién le explicó a Harry que él sabía reconocer a un veela por su olor, y que su la razón por la que ambos se llevaban bien era por qué en una ocasión, él había sido quién lo había obliviado. Desde entonces, sus pláticas habían sido sobre cosas triviales, siempre ignorando el tema de su veela. Harry no preguntó nada más, solo se limitó a tomar la mano de Draco.

El tercer día, empezó con Sirius despertando en su habitación, pero Harry no se enteró porque seguía sosteniendo la mano de Draco, quien estaba en una habitación aparte. Estaba pálido, y frío, y Blaise había comentado qué se debía a que estaba lejos de su pareja y que en realidad no estaba tan frío como podía llegar a ser, pero Harry no lo creía, así que empezó a mantenerlo cubierto con mantas lo mejor posible y a lanzarle hechizos de que lo mantuvieran cálido, mientras intentaba separarse solo para ir al baño.

-Draco…- lo llamó como si ese hecho lo hiciera despertar. No sabía qué decir o pensar, pero el enojo y la desesperación se habían ido, y ahora lo único que necesitaba era que el rubio le escuchase. -Draco, -repitió- siendo sincero no tengo idea de qué decirte..no sabía que eras un veela o parte de ello. No te ves como uno, ¿es por ...por mi culpa?-preguntó.

No hubo respuesta, así que se apoyó en su silla nuevamente y suspiró.

-Has estado en cama por mucho tiempo. Y creo-rió, que es la primera vez que pasamos juntos tanto tiempo ¿Eso se considera una cita?

Tragó saliva – Mira, siento tanto lo que ha ocurrido entre nosotros… - dijo finalmente, retorciendo sus manos -las peleas, los insultos, las humillaciones y las burlas que nos hemos dirigido cada uno. Y estaba enojado, pero ahora solo estoy preocupado y Parkinson me dió la cátedra del siglo. Sé que tenía razón por un lado pero pudiste haberme dicho, yo me habría dado cuenta de quién eres, debiste darme un poco de crédito. Escuche tu conversación con tus amigos. no es que te estuviera siguiendo ni nada, bueno sí, pero deberías estar acostumbrado; es decir, siempre lo hago y... estoy diciendo puras estupideces- se regañó infelizmente. Se puso de pie y tomó una de las manos de Draco antes de posarla junto a su mejilla. Como recientemente pasaba, no podía sentir el aura calmante que se suponía surgía de Draco, cada vez que se acercaba. Fue un duro golpe de realidad, así que se dejó caer al suelo, junto a él - Por favor… despierta… no te mueras… … no se que viste en mí ni si merezco ser tu pareja pero por favor… – la voz se le quebró y comenzó a sollozar– si despiertas, podremos hablar… no sé… tratar de arreglar nuestros problemas… pero si te mueres, no nos darás esa oportunidad a ninguno de los dos. Por favor vive- suplicó tomando su mano con más fuerza – Yo estoy dispuesto a hablar… a arreglar las cosas contigo… a amarte. Por favor, vive. Tan solo vive. No me dejes solo. Por favor.- Lloró.

Pero el veela no respondió.

.

Para el día diez los slytherins estaban reunidos fuera de la enfermería . McGonagall, como subdirectora, estaba supliendo a Draco, y Severus, quien fabricaba cada vez más pociones que anestesiaran el aparente dolor que Draco tenía cada vez más, entró junto a un agotado Remus y anunció que no iba a seguir preparando más.

-¿Qué?-preguntó Harry, mirando el pálido veela a su lado.- No puede detenerse, no está despierto ¡Si se detenía va a sufrir!

-Es todo, Potter. Draco quiere morir. Se acabó. No puedo seguir haciendo esto. No puedo obligarlo a estar vivo.

-Pero…-inició Pansy.

-Es todo, señorita Parkinson.

Harry lo miró fijamente y luego miró a los amigos del rubio. Theodore estaba consolando a Pansy, quién lloraba sin disimulo. Blaise lo miró a él, indeciso.

-Quizá podrías unirte a él-susurró casi desesperado.

-¡Blaise!

-¿Qué?-preguntó Harry, caminando hacia él.

-Unirse compartiría sus magias y emociones. Tu voz llegaría a él. Pero sería para siempre. Y si lo dejas, definitivamente morirá ¿Puedes hacerlo?-preguntó el italiano- Por favor.

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Dormir y olvidar.

Eso es lo que Draco estaba haciendo y lo sabía. Su parte veela no quería saber más de la vida. Estaba cansada. Solo quería ser feliz, pero vivía en tristeza constantemente. Se hundía en ella una y otra vez. Momentáneamente olvidaba y creía que podía encontrar a su pareja. Y la encontraba, se ilusionaba. Y volvía a sufrir. Era un ciclo interminable, cansado, insoportable. El dolor no acababa nunca y se obligaba a mirar a su pareja demostrarle cariño a alguien más. El miedo era lo único que le impedía ir hacia ella porque no quería ser rechazado. o lastimarlo. Le hacía daño siempre de un modo u otro.

Sería mejor morir.

Todo sería más fácil, tanto para él como para su pareja. Potter podría ser feliz y Draco nunca más lo sabría. No sufriría por ello porque jamás lo vería.

Su parte humana no quería morir, tenía amigos, quería cumplir sus sueños. Quería ser pocionista. Viajar. Tener la oportunidad de formar una familia, de ver crecer a su hermano menor, cuidarle, amarlo como a su propio hijo.

Quería llevarlo a conocer lugares, enseñarle cosas.

Quería vivir.

Pero ellos eran solo uno porque nunca lograron unirse a su pareja, y al igual que el veela, Draco le tenía miedo al dolor. Lo había tenido tanto tiempo que ni su alma, ni su cuerpo, ni su corazón tenían ya la voluntad para soportarlo.

Si, sería mejor morir.

El obliviate ya no funcionaba más. Había llegado a su límite. Lo último que recordaba fue salir de la sala común de slytherin y el calor de alguien junto a él. La oscuridad. Una voz que gritaba su nombre, pero no pertenecía a nadie conocido. Sintió como su corazón iba latiendo con menos voluntad, y reconoció que estaba muriendo..

No era tan malo. Tal vez no había terminado todo lo que quería pero sus amigos estarían bien sin él, lo superarían. Lo olvidarían. Tal vez lloraran, o se enfadaran, pero ellos y su padrino cuidarían a Altair, le enseñarían a ser libre. Le protegerían de la guerra. Quizá debió decirle a Blaise que tenía razón, que debió decirle a Potter, pero ya era tarde para cuando terminó con la comadrejita.

Potter...

Estaba feliz por él. Ahora tenía a su padrino, tenía a los Weasley y a Granger.

Escuchó su nombre y sintió esa cálida sensación de ser tocado por alguien. Si Siente que alguien lo llama y toca su mano. Escucha la voz de Potter pero se dice a si mismo que es su imaginación. Pero es una linda forma de morir. Escuchar la voz de su pareja diciéndole que le quiere.

Si, no está tan mal.

Se deja hundir en la oscuridad nuevamente. Todo terminará pronto. Al final, el veela tenía razón. Todo esto es lo mejor, para él, para los que quiere. Dejará de sufrir y dejarán de verle sufrir. Es tiempo de esperar.

Solo dormir y olvidar.

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-No.

La respuesta fue clara, rápida y alta, pero no vino de Harry. Vino de Parkinson quién miró al héroe como si fuera una molestia.

-Pansy-susurró el italiano. -Es la única manera.

-Debe haber algo más-suplicó.-¿Sabes qué pasará cuando despierte y se vea casado? ¿Y si lo mejor es dejarlo descansar?

-¿Dejarlo descansar cuando su pareja está dispuesto a estar a su lado?

-Ese es el punto, él es Potter. Se está preparando para pelear contra Ya Sabes Quién ¿crees que puede ganar?

-No, pero tal vez si lo ayudamos a entrenar… Es nuestro amigo Pans, quiero que viva.

-Pero ese es mi punto, ha tenido a Potter a su lado todo el tiempo y no ha vuelto ¿Qué nos dice eso?

-Qué está siendo un cabezota, eso nos dice.

Harry miró a los dos slytherins discutir y luego miró al tercero, quien miraba fijamente a Harry, como si lo evaluara en un examen.

-¿Crees que puede funcionar?-le preguntó. Ambas serpientes guardaron silencio y lo miraron también.

-Si, creo que puede funcionar.

-¡Entonces deberíamos hacerlo!-reclamó Blaise.

-Si, puede llamarlo hacia tí;-respondió- pero me pregunto por cuánto.

-¿Qué quieres decir?

-¿Cuánto tiempo vas a estar con él, Potter? Sé que es un veela y que te ama, pero también sé que tú no lo haces. Eres una buena persona, que estás acostumbrado a tenerlo alrededor, y no dudarías en hacer lo que fuera para que viviera como con cualquier otra persona; pero esto es más que despertarlo. Estarías uniendo tu vida a él. Si se enlazan, Draco será a partir de ese momento tu esposo y tendrías que defenderlo de tus amigos, y de todo aquel que crea que alguien como él no debería estar a tu lado. Vas a tener que aguantar a sus celos y berrinches. Sus ataques de pánico, sus cambios de humor y su adicción al azúcar. Tendrás que protegerlo del resto del mundo cuando no pueda controlar sus encantos y todos quieran tirarsele encima. Tendrás que amarlo, Potter, porque si no lo haces volverá a deprimirse y empezará a enloquecer. Si no lo haces feliz, se arrepentirá de haber vuelto. Y todo será peor.

-¿Peor?

-Las veelas pueden dejarse morir en un sueño, pero también pueden dejar de comer, arrancar sus plumas o arrancarse literalmente el corazón. No dudo de tus buenas intenciones, pero creo que si nuestro amigo va morir debido a ti, ésta es una de las mejores maneras en que puede hacerlo.

De pronto, la negación de Pansy tenía sentido para el gryffindor.

-No lo conoces. No sabes como es. Puede ser arrogante, egoísta, maleducado, grosero, insoportable y manipulador.… pero también puede ser un gran líder, amigo y hermano, y si no se merece que lo levantes de esa cama para que lo destruyas de nuevo.

-No lo haré.

-Eso implica no morir antes que él. No por Voldemort, no porque te pusiste heroico ¿Entiendes?

-Si.

-De acuerdo. Debes saber que si no cumples tu palabra, te castraremos.

Harry sabía que iba en serio, pero no pudo evitar sonreír.

-Llamaré a Ron y Hermione. No tardo.

Salió por la puerta de la enfermería.

-Te pondrás bien- le susurró Pansy al rubio, besando su frente.- Potter está haciendo bien las cosas. Todo irá bien.

-No nos mates- agregó Nott, asintiendo . Pero en el fondo estaba preocupado, porque si esto no salía bien serían los dos quienes estarían en cama muriendo. Ahora iba a ser el veela contra Harry. Si Potter ganaba Draco viviría, pero si Draco insistía en morir, Potter le seguiría.

Acarició el cabello rubio mientras murmuraba.

-Te pondrás bien.

No solía prometer, porque no le gustaban las promesas vacías, pero aunque Theo no lo admitiera en voz alta tenía fe en Harry Potter.

Blaise solo tomó la mano de Draco.

-Te dije que debías decirle. Pero está bien, no te tiene compasión ni lástima Draco-susurró – juraría que está enamorado o en el proceso de estarlo.

Pansy frunció el ceño y Blaise sonrió. Él era bueno con esas cosas. Sabía que tenía razón.

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-Compañero, dime por favor que no vas a hacerlo de verdad. – Masculló Ron con los brazos en la silla. Hermione rodó los ojos- Es Malfoy.

-Y tú eres Weasley y yo Parkinson- aplaudió Pansy ocasionando la risa de Blaise y Harry- y oh sorpresa, él es Nott y aquel de ahí- dijo señalando a Potter- ese espantapájaros ciego es Potter.

Hermione dio una risita qué fue interrumpida cuando Harry la miró disgustado, demostrando que aún no se le había olvidado que no le había dicho nada.

-No estoy riendome de ti… vale un poco. Pero no deberías estar enfadado conmigo. – Exclamó con una mueca la castaña, con una mirada culpable.

-Harry- la llegada de Sirius sorprendió a Harry, quién lo miró congelado en su lugar.

-Estás despierto.

-Si, desde hace tiempo, pero veo que tienes prioridades.-mencionó mirando al príncipe de slytherin. - Así que él es el hijo de Narcissa. Escuche lo que pasaba.

-¿Cómo lo escuchaste?

-Remus me dió la versión corta. Quién por cierto me avisó que te ibas a casar y no me querría perder el acontecimiento ¿Estás seguro de esto?

-Si.

-¿Si sabes que es un veela, verdad?

-¿Lo sabías?

-Se parece mucho a mi tía abuela el día de su muerte. Si, pero en realidad lo sé porque Rem me lo dijo.

-¿Eres parte veela, Sirius?

El hombre rió entre dientes

-¿Acaso no puedes deducirlo con mi hermosura?

Nadie respondió. Remus atravesó la puerta, atrayendo la atención de todos. Traía un libro consigo, y a Severus, Pomfrey y McGonagall con él.

-Estoy feliz de que estés vivo, Sirius- susurró Harry.-Cuéntamelo todo más tarde.

-No hay nada que contar cachorro-respondió, lo que para Harry significó que estaba escondiendo algo.

Ron se acercó a ambos cuando los profesores rodearon la cama y miraron a Harry, quién tragó saliva.

-¿Estás enojado?- le susurró a Ron mientras Sirius y Remus se ponían al lado de Harry, y Snape y Pomfrey al lado de Draco. McGonagall tomó el libro de uniones y pasó rápidamente algunas hojas.

Harry se removió nervioso. Miró a los alrededores. Estaba casándose. En una enfermería, con una persona durmiendo. Tenía la túnica escolar y no tenía anillos. Hermione dijo que sus anillos aparecerían por sí solos una vez que se unieran. Los de la familia Potter. Zabini dijo que los de Malfoy lo harían cuando Draco aceptase de corazón su unión. Por el momento, los de su familia eran suficiente.

-¿Estás enojado?- repitió a su amigo- Porque de verdad los necesito a ambos apoyándome.

Weasley suspiró.

-Lo estaba,-respondió- y pensaba pegarte por haber botado a mi hermana por el hurón pero no saliste en 3 días- sacudió sus hombros- ya no tengo ganas.

Harry sonrió ligeramente y le abrazó- Gracias.

-No te alegres, sigo sin estar feliz con esta unión-confesó.

-No puedes ser peor que Parkinson- dijo.

-¿Eso crees Potter?- le susurró Blaise.- Pansy te lo está poniendo fácil en realidad.

Ron lo miró preguntándole una vez más si estaba dispuesto a vivir con una especie de cuñada así.

-¿Estás listo?- preguntó Sirius y Harry asintió. Sirius le acomodó el cabello y le puso la mano en el hombro.

-Te ves bien. Al menos un poco de elegancia el día de tu boda.

-Tengo que preguntarlo- dijo Minerva- ¿Estás seguro?

-Lo estoy- respondió firmemente.

Ella asintió.

-No tienes por qué unirte al señor Malfoy si no lo deseas.

-Estoy seguro.

-Pero quizás podríamos…

-He dicho que lo estoy- repitió.

-Minerva si no quieres estar aquí puedes, con todo respeto largarte- interrumpió Severus.

-¿Y qué tal si el señor Malfoy no lo desea? ¿Han considerado eso?¿Qué pasa si solo despertar se opone? ¿Qué si quiere morir?

Harry vaciló, Pansy se lo había dicho antes pero de una forma más suave, ella se lo había echado en cara.

Su mano se cerró mientras veía al rubio

¿Y si él no lo quería?

Ante su vacilación, Severus sacó su varita y apuntó a la profesora.

-Si lo que estás tratando de hacer es manipular a Potter para que corra de aquí y mi ahijado muera, lo siguiente que verás en tu cara es que ya no la vas a tener completa, ¿entendiste? Draco es un veela. Ama a su pareja más que a nada, o Potter ya estaría muerto . Narcissa no habría dudado en entregarle y Lucius menos. Ese chico de ahí no confió en sus padres, a quienes ama, para decirles que Potter es su pareja. Tiene un hermano pequeño que vive en Francia y a quién cuida por sí mismo porque tuvo que aplicarle un obliviate a su madre sobre su existencia. Un hermano que si Draco muere no tendrá a nadie, ¿me oíste? Así que si Potter quiere casarse con él, tú no lo vas a echar para atrás.

-¿Tiene un hermano?- preguntó Harry, mirando hacia los slytherins. Pansy asintió.

-Se llama Altaír- respondió Nott – tiene 1 año. Lo cuida una nana francesa mientras Draco está en el castillo, pero Draco le visita constantemente- explicó.

-¿Y por que ...?

-Más tarde contestarán tus preguntas, Potter. Tienes una boda que atender. -Severus se volteó hacia él con impaciencia.

-Correcto.

-Bien-suspiró la profesora de transformaciones. - Esta unión de ... -empezó a leer.

-¿En serio vas a unirlos con un juramento de amor que se puede romper en cualquier momento?-preguntó Remus.

-No será suficiente para traerlo de vuelta- susurró Pomfrey.

-¿Qué quieren decir?-preguntó Harry.

-No puedes crear un enlace de compromiso en amor con un veela. Lo dejas en clara desventaja- se quejó Sirius, para sorpresa de todos. Luego, viendo la confusión de Harry, aclaró- No es que no lo ames Harry, es que es el voto más fácil de romper. Aunque la otra persona te quiera, si decides que ya no quieres estar él o viceversa, se rompe sin necesidad de nadie. Es como decir que te estás uniendo considerando como poder escaparte fácilmente. Es ofensivo para cualquier criatura mágica que solo puede tener una pareja en la vida.

-Muchas parejas lo usan.

-Muchas parejas de magos unidos con magos.

-¿Cuál es el mejor juramento?-preguntó el gryffindor - Para unirse con un veela.

-Yo los uno-respondió con entusiasmo, Hermione- Bill y Fleur lo usaron en su boda, ¿recuerdas?

-Jamás podrá romperlo- se quejó Minerva.

-De eso se trata tonta-respondió Severus. Rodó los ojos. Invocó el libro de Remus y se lo dió, de forma nada amable a Blaise.

-Sostengalo para que lo lea.

-¿Tú vas a unirlos?

-Tú no quieres.

-¿Que tal si lo hace Remus?-sugirió Sirius

-¿Puedes hacerlo , no? ¿Se necesita algo en especial?-preguntó Harry

El otro sonrió cálidamente y negó.

-Sería un honor enlazarlos.-respondió

-No se necesita nada especial cuando ambos contrayentes desean unirse- respondió Parkinson- En ocasiones a veces no se necesita ni a un tercero. El problema es romperlo.

-De acuerdo-exclamó el gryffindor y miró a Blaise quien asintió y sostuvo el libro frente a Remus. Éste hizo aparecer unas pequeñas llamas frente a Harry y Draco.

Luego, con un movimiento, sacó un hilo que entrelazó la muñeca de ambos contrayentes.

Yo los uno-comenzó. -Uno sus magias y almas para que se den fortaleza.

Yo los uno. Uno sus mentes y su corazón para que se den sabiduría.

Yo los uno. Uno sus vidas y cuerpos para que se den protección.

Yo los uno. Los uno, uno al otro, para que se den amor

Yo los uno. Los uno en un camino para que sean felices

Yo los uno. Los uno en uno para que se acompañen

Yo los uno. Los uno para que nada los separe.

Yo los uno.

Con un último movimiento de varita, Harry sintió como su magia se unía a la de Draco. No solo eso, pronto sintió los latidos, las respiraciones del otro. Y entonces lo sintió. Esa cadena dolorosa alrededor de Draco que hacía su corazón latir lento y calmado. Que parecía atenuarlo poco a poco. Por un momento pensó que su corazón empezaría a imitar al suyo, pero sucedió lo contrario, pues el frío empezó a invadirlo y su fuerza atenuó.

-¿Qué pasa?- preguntó temblando- Me congelo.

Tomó la mano del veela y pidió en su interior una vez más que despertara, tratando de enviarle todo el pequeño cariño que había empezado a sentir por él.

-Draco- susurró- vamos Draco, puedes despertar.

Congelándose, empezó a meterse en la cama de Draco y lo abrazó, intentando contagiarse con su calor. Pero Draco estaba frío, y las mantas que creyó lo mantendrían tibio no ayudaban en nada.

-¡Harry!-exclamó Ron, corriendo hacia él. Una barrera invisible lo detuvo.

Pasaron unos minutos y nadie dijo nada. Theo pudo ver el susto en la cara de los adultos y empezó a sentir como sus alarmas se disparaban. Estaba pasando. Uno de ellos seguiría al otro. Sus magias se estaban complementando, sus corazones estaban latiendo a la par. Al ritmo de uno de ellos.

Y Potter estaba perdiendo...

-Todo está bien,Draco- susurró Harry- estás bien. No estás solo. Estoy contigo-susurró temblando.-Estoy contigo… y estamos casados y ...-tendremos hijos y … un perro y … -se acurrucó junto a él- los veremos crecer, y tendremos nietos y envejeceremos juntos…-prometió- Estamos destinados a estar juntos. Ambos.

Puso su cabeza en los hombros del rubio.

-Te quiero. Te amo. Estoy enamorado de ti. Siempre estaré enamorado de ti. Es por eso que tienes que seguir con vida. Vamos a tener dos o tres niños. No puedes morir. Vamos a ser felices, muy muy felices. Solo resiste. Regresa conmigo. Eres mio. Soy tuyo. No puedes, irte. No puedes dejarme. -Cerró los ojos- No puedes dejarme solo…

Sintió el cansancio invadirlo enormemente así qué, como al parecer iba a morir, se levantó lo más que pudo y besó a Draco.

-Gracias por amarme, y lamento haberte lastimado- empezó a llorar- lo siento mucho. Lamento mucho que hayas sido tan infeliz, -susurró cayendo sobre el otro- que no hubieras sido tan feliz y amado como un veela debería ser. Lamento no haber notado el daño que te hacía con mi sola presencia. Gracias por amarme a pesar de todo. También te amo.

Harry sintió la cadena soltarlo y creyó que se debía a que la hora de ambos había llegado, abrazó a Draco.

-No estás solo, Malfoy. Estaré contigo en todo momento. No tengas miedo.

Sabiendo que quién tenía miedo en realidad era él, continuó.

-Tengo miedo de morir-susurró. - Siempre tuve miedo que él me matara. De morir sin que nadie lo notará; gracias, por estar conmigo. Gracias por estar conmigo, y no dejarme solo.

Unas plumas salieron de Draco y dieron vuelta alrededor de los dos, creando una barrera. Cuando ocuparon su lugar, brillaron y se llenaron de hielo antes de romperse en miles de pedazos. Momentos más tarde, Harry se dió cuenta que el frío se había esfumado.

-¿Qué fue eso?

La barrera invisible desapareció.

-¿Eso era….?

-El frío en el corazón del señor Malfoy-respondió Pomfrey llorando.

-¿Eso quiere decir que está bien?-preguntó ansioso el italiano.

-No lo sé, que tal si responde la pregunta. Señor Potter.

Harry, avergonzado de su posición, se levantó de prisa, sonrojado.

-¿Potter? ¿Cómo está Draco?

Harry sintió su propio latido. Era suave…rítmico… Era el corazón de Draco

Sonrió.

-Es cálido.

Los anillos Potter aparecieron en su mano y la del rubio con un pequeño brillo, vagamente Harry recordó la foto donde se veía a sus padres teniéndolos. Este era un nuevo inicio. Uno que él había empezado a formar. Se agachó y le dio un beso suave en la frente a Draco. Era, después de todo, el día de su boda.

Un abrazo lo tomó por sorpresa, al momento supo que era Hermione. Ron, por su parte, decidió que era momento de dejarles solos y empezó a sacar a todos de la habitación. Cuando los dos contrayentes se quedaron solos, Harry se acostó nuevamente a su lado. El sonido de ambos corazones arrulló a Harry, como una suave nana, mientras que un aura cálida lo rodeó, acunándolo.

Era la magia del veela.

Era como se suponía debía ser.

Acomodó a Draco en sus brazos, susurrando agradecimientos y deseos futuros.

En algún momento se quedó dormido también.

.

¿Cuánto tiempo había dormido? Se preguntó Draco mientras abría los ojos y se estiraba levemente en el pequeño espacio que tenía. La luz que llegaba a sus ojos, le obligó a cerrarlos momentáneamente y tratar de abrirlos por segunda vez. Tenía dolor de cabeza.

Se sentía raro. ¿Era de noche? ¿Por qué estaba oscuro? Ni siquiera podía recordar haber llegado a su cama, para dormir. ¿Qué fue lo último que hizo? ¿Ver a Altaír? No. Había estado en la Sala Común con sus amigos.

Luego ¿qué?

¿Había ido a dormir? Aún no revisaba los estados financieros de los profesores, faltaba contratar maestros, empezar los entrenamientos, reajustar las barreras, había mucho que hacer. No, no creía haber ido a dormir por tanto tiempo. Cerró los ojos cansado mientras trataba de recordar. Su reloj biológico solo le dejaba dormir una hora. Y se sentía mucho mejor que otras ocasiones.

¿Había tomado una poción?

Se pegó al cuerpo a su lado y se acurrucó, sin pensarlo mucho. Aún estaba cansado, y se sentía calientito donde estaba. Sintió un brazo moverse bajo él, alguien lo abrazaba. Podría ser Theo, a él le gustaba abrazar al dormir ¿Se había dormido en la cama de Theo? ¿Qué importaba? El sujeto se acomodó para abrazarlo mejor y por su respiración calmada Draco podría decir que estaba dormido.

¿Sería Blaise? ¿Pansy? Sea quien sea se pegó por completo a él y ocultó la cara en su cuello, haciéndole cosquillas con su respiración. Se sentía bien, correcto. Su veela se sintió satisfecha al sentir el calor de su pareja y Draco pensó que no había nada mejor en el mundo que este momento. Nada mejor que su olor. Si, podría dormir un rato. Un graaaaaaan y largo rato, pensó acomodándose.

Su corazón latía suavemente sin dolor como hace mucho no recordaba, y su veela estaba ronroneando como nunca lo había hecho.

Sonrío.

¿Qué más necesitaba en este mundo?

Nada.

Empezó a adormilarse sintiendo los latidos contrarios en él. Podía sentir que latía, que estaba ahí, que se movía suavemente como una canción de cuna, invitándolo a unirse.

Y podía sentir la calma de su pareja

Mmm había algo mal en eso ¿Qué era?

Sirius y Remus, quienes se encontraban en una larga contienda de ajedrez mientras esperaban a que Harry despertara, se sorprendieron al escucharlo moverse pero se relajaron al ver que se acurrucaba contra Harry.

-Tengo que admitirlo- susurró Sirius, sin querer molestarlo. -Pensé que gritaría al despertarse y ver a Harry ahí. Mejor aún, al ver el anillo en su mano. Pero, o está feliz, o no se ha dado cuenta.

Las orejas de Draco se movieron atentas al escuchar tal susurro, y frunció el ceño al sentir que no lo dejaban dormir. Poco a poco entendió la frase.

¿Qué? gritó en su interior.

Se levantó de golpe y miró que efectivamente Harry estaba a su lado, del susto empujó a Harry al suelo, quién despertó sorprendido mientras Sirius se carcajeaba.

-¡Potter! ¿Qué haces aquí?-prácticamente gritó.

Harry, desde el piso, lo miró con sus ojos aún adormecidos y luego se sobó el trasero.

-Estaba durmiendo-respondió sin pensarlo y luego invocó sus anteojos, que alguien debió haberle quitado. En cuanto se los puso miró a Draco, quien lo veía desde su cama, despierto, mirándolo, con terror. Sus ojos grises fijos en él, sin odio, sin rencor, eran platas.

-Draco-se sorprendió antes de sentir la felicidad invadirlo. Se puso de pie entusiasmado.- ¡Despertaste!

Draco sintió esa gran ola de alegría invadirlo, y por alguna razón quiso sonreír también, pero la confusión era demasiada. No sabía de donde procedía. No sabía porque Harry estaba ahí, o habían dos hombres más en la habitación mirando la escena en silencio. Quiso analizarlo, pero un repentino abrazo de Harry lo sorprendió. Se sonrojó sin poder evitarlo, y miró a otro lado intentando no ceder al instinto del veela de acurrucarse y ronronear. Las paredes blancas lo sorprendieron y se separó desconcertado de Harry, quien se dejó alejar.

- ¿Qué ha pasado?¿Por qué estoy aquí?-preguntó- ¿Por qué estás aquí?

Harry lo miró fijamente.

-Lo sabes.

-Draco, casi mueres. Por supuesto que me enteré.

¿Morir?

-¿Cómo es que estoy vivo?-preguntó bajando la mirada.

Harry tomó su mano y alzó la unión entre ellas para que el rubio viera los anillos.

-Estos son ¿anillos de compromiso?

-Son los anillos de matrimonio Potter, Draco. Estamos casados.

¿Casado?

¿Con Potter?

Sin que pudiera evitarlo, las lágrimas se derramaron por los ojos del rubio. Harry se sobresaltó y le preguntó qué le pasaba de inmediato, pero el slytherin no podía detenerse. Potter no lo amaba ¿Por qué le hacía esto? Él quería a la Weasley ¿no era así?, ¿Pensaba que Draco podría compartirlo?, ¿Qué dejarlo vivir para ver eso era lo correcto? Draco no podría hacerlo, no era tan fuerte. Morir de desamor era mucho mejor que estorbarle a su pareja. Cuando Harry lo abrazó, buscando consolarlo, Draco se aferró a él sin pensarlo.

Weasley tendría el amor de Potter y ¿qué tendría él? Un beso fugaz, una caricia robada. Él no…

Un beso lo tomó por sorpresa y escuchó el sonido sorprendido de las otras dos personas en la habitación. Intentó separarse, pero Potter lo obligó a caer sentado sobre la cama y recibir el beso.

Cerró los ojos, sintiéndose mejor.

Y luego una sábana lo cubrió suavemente al mismo tiempo que Potter se separaba. Como estaba en shock no preguntó nada, solo miró al moreno sonrojarse.

Y entonces, como el veela estaba distraído dentro de él, y realmente confundido, hizo lo que siempre hacía.

Dejó a la parte maga hacerse cargo.

-¿Qué estás haciendo?-preguntó.

Harry titubeó.

-Parecías a punto de tener un ataque de pánico, así que no lo pensé bien y….

-¿No pensaste bien?

-Draco… solo quería que te calmaras.

-Vete.

-Escucha Malfoy, tal vez no debí besarte así pero…

-Lárgate. Vayanse todos.

Tenía que irse antes de que Draco cediera a una de las dos partes, porque una abrazaría con amor a Potter y la otra intentaría hechizarlo.

-Draco…

-No me llames así, no soy tu maldito caso de caridad. No tienes que calmarme. Lárgate.

Harry observó fijamente como Draco miraba el anillo en su mano y profundizó en las contradictorias emociones. Parecía que Draco, más que odiarlo a él se odiaba a sí mismo ¿Cómo podría Harry hacerlo sentir mejor? Ya le había besado, y abrazado. Ya se había casado con él. Harry no sabía si estaba enamorado, pero Hermione había dicho que lo estaba. Blaise también. Y era la pareja destinada de Draco, ¿eso no lo convencía de que no quería hacerle daño?

Observó al rubio que lo veía con el ceño fruncido.

-No me voy a ir.

Draco hizo un gesto de disgusto y Harry se recordó a sí mismo que esté era Draco Malfoy, el príncipe de los slytherins y el heredero de los Malfoy, mucho más sano que en otro momento. Que sabía miles de hechizos de magia negra y más de una vez le había dejado moretones en la cara, pero aún así no retrocedió.

-¿Por qué no?

La confusión de Harry, al saber que Draco no le había dicho nada y casí moría, resurgió y se volvió en enojo.

-Porque no espere durante 3 días que te despertaras para que me echases como te dé la gana.

-Ya te percataste de que estoy vivo, puedes largarte con la Weasley-respondió.

Oh.

Así que era eso.

Dio un paso al frente y observó cómo el rubio invocó su varita, la cual estaba sobre el buró gracias a la enfermera. Harry la maldijo por dejarla a su alcance.

¿En serio iban a luchar?

-Expillarmus- gritó Draco.

Harry la esquivó por poco pero la puerta de la habitación no tuvo tanta suerte.

Eso era un sí, pelearían. Convocó la suya con un accio.

-Escucha, Malfoy.

-No quiero escuchar, quiero que me dejes solo.

El ruido atrajo a la enfermera y Draco se distrajo lo suficiente con su llegada para que Harry lanzara su propio hechizo.

-¡Expelliarmus!

El rubio miró sorprendido como su varita volaba.

-¡Señor Potter! -gritó ella-¿Qué le hizo a la enfermería?

Sorprendido, Harry miró a Pomfrey.

-¡Yo no le hice nada! ¡Fue él!

Draco miró a la enfermera con ojos de inocencia, y bueno era el director así que….

-No le creo

-¡Qué!

Mientras recibía su regaño Harry, miró a Draco sonreír con superioridad.

-¡Draco!

El grito de Pansy se escuchó fuerte, mientras se abrió paso hacia ellos.

-Madam, Draco está despierto- seguía- el hechizo se activó.

-¿Que hechizo?-preguntó el rubio mirando a sus amigos entrar. Harry se alzó de hombros y miró al otro ser abrazado. Él último en entrar fue Snape, quien traía consigo un bebé, de apenas unos meses.

El rubio se iluminó y caminó hacia él. Lo tomó en sus brazos y lo abrazó con fuerza mientras reía y repetía su nombre. Una repentina calidez, que no pareció sonprender a las serpientes, invadió el lugar.

-Hace mucho que no hacía eso- susurró Nott.

Blaise asintió.

-Me gusta cuando lo hace. Es lindo.

La mente de Harry se nubló, y miró a madam Pomfrey ¿Qué estaba diciendo? No podía entenderla, solo podía prestar atención al veela, parecía que lo llamaba. El rubio se veía realmente bien con un bebé en sus brazos. La mente de Harry voló en la idea de cómo sería un hijo suyo y de Draco, rubio, de ojos grises o verdes, o moreno, o….

Madam Pomfrey vio que lo ignoraba.

- ¡Señor Potter! Escúcheme. ¿En que está pensando?

-¿Justo ahora? – Respondió Harry pero parecía ido - en lo bien que se verá Draco con nuestro propio bebé.

-¿Qué?

Silencio.

La magia dejó de fluir.

Draco se sonrojó.

Snape hizo una mueca de disgusto.

Pansy abrió la boca.

Theo alzó las cejas sorprendido.

Blaise sonrió como felino.

Remus sonrió suavemente.

Sirius se carcajeó.

Con la calidez fuera, Harry recobró el sentido y se sonrojó al darse cuenta de lo que acababa de decir. Sintiendo la ola de sentimientos que venían de su veela, caminó hacia él dejando su varita al lado de la cama. Tomó una sábana, la tiró encima de los tres, ya que Draco aún tenía a Altaír, y lo besó.

-Esperaré ese día con ansias- dijo separándose.-Y terminé con Ginny hace días.

Retiró la sábana y salió de la enfermería. Lo último que escuchó fue a Pansy interrogrando a Draco.

Pero lo que sintió de su compañero, fue timidez, ilusión y esperanza.

Esto podría funcionar.