JUEGOS DE SEDUCCIÓN
CAPÍTULO 1.-El rubio de ojos azules
Primer día del último año del Bachillerato. Como siempre, los nervios la mantenían en un estado de tensión, los primeros días eran los peores. Aunque ya conocía el sistema, tenía amigos a los cuales tenía muchas ganas de ver pues los extrañó las semanas que estuvo fuera y conocía a los maestros, no sabía por qué, pero el primer día siempre era así y justamente aquel día tenía un extraño presentimiento.
En el trayecto que caminaba desde la parada del autobús hasta el instituto se encontraba con sus amigos, era como si eso fuese un ritual irrompible.
La primera en ver fue a Ino, estaba segura de eso, pues su coleta alta de color rubio platinado la delataba.
— ¡Ino! —gritó agitando la mano, la aludida volteó y al percatarse de quien era corrió hasta ella.
— ¡Sakura! Pensé que te perderías el primer día —la abrazó como si tuviera años de no verla.
— No sabía que me extrañabas tanto —ante el enunciado de la pelirosada se separó súbitamente.
— No te creas tanto frentona
— Ya extrañaba tus insultos gorda
— ¿Qué dijiste? ¡Atreve a repetirlo! —la señaló con furia
— ¡Gorda! ¡Gorda! ¡Cerda! —las dos se miraron con ira en sus ojos, queriendo golpearse.
— Ustedes dos nunca cambiarán —una voz familiar las sacó de su pelea interminable.
— No deberían pelear así —mencionó Hinata que venía junto con TenTen.
— ¿No vas a saludarnos Sakura? Después de tanto tiempo sin vernos es lo mínimo que puedes hacer —reclamó la castaña.
— Las extrañé muchísimo —abrazó a sus tres amigas a la vez.
Y era verdad, pasó todo el verano con sus familiares en el extranjero a cuesta de su voluntad por quedarse, pero sus padres habían decidido irse de viaje. Aunque fueran casi dos meses le parecieron más dos años.
— Cuéntenme ¿Qué pasó en el verano? —preguntó emocionaba mientras caminaban hacia la escuela.
Las tres desviaron la mirada y Sakura sabía que algo raro había, le estaban ocultando algo.
— Bueno es que… —comenzó a hablar la de ojos turquesa— Ya tengo novio —se sonrojó
— ¡No lo puedo creer! —Se quedó sorprendida ante la declaración, quien era el afortunado o más bien dicho idiota que había hecho a Ino su novia— ¡¿Quién es? —rápido demando una respuesta, tenía que saberlo a la voz de YA— ¿Lo conozco?
La rubia asintió con vergüenza, aunque no era su primer novio, pero esta vez sí estaba segura que lo quería y no solo por juego.
— Exijo saber quién es —esta vez cerró el puño dando a entender que si no le decían iba a comenzar a llover golpes.
— Es Shikamaru —respondió de forma ante la amenaza.
— ¿Qué? —se quedó perpleja ante la respuesta— ¿Shikamaru Nara? ¿El nerdi que está en tu equipo de Química? ¿El mismo que detestabas?
— Ya Sakura, eso fue antes de conocerlo de verdad…
— Bueno, bueno… ¿Qué ha pasado contigo TenTen?
— Lo de siempre, sigo con Neji —sonrió con emoción, ya iban a cumplir un año dentro de dos semanas.
— Pero como… solo falta que Hinata me diga que también —a lo que la de cabellos azulados se detuvo en seco, con la cara más roja que nunca— ¡No puede ser! ¡¿Tú también?...
— ¿Es cierto que Hinata también tiene novio?
Al parecer Sakura no era la única que no estaba al tanto de la situación pues sus otras dos amigas estaban igual de sorprendidas que ella. Y las tres la miraron a los ojos, a esos extraños ojos color perla, queriendo extraerle información.
— Es Kiba —terminó por decir antes que la mataran con la mirada y al notar los rostros aún más sorprendidos de sus amigas decidió aclarar dudas— Dio la casualidad que fuimos al mismo balneario con nuestros padres… y… —se sonrojó la peliazulado al recordarlo— lo demás es historia
— Ya me imagino a Hinata cuidando todos los cachorros que recoja Kiba de la calle —las tres rieron por el comentario de TenTen.
— Serán pesadas —siguió caminando para a unos pasos la interceptara su castaño novio que le tomó enseguida la mano, las tres miraron la escena con asombro.
Ahora si sentía flaquear, como era posible que todas sus amigas tuvieran novio menos ella, debería haber aprovechado mejor las vacaciones en lugar pasar todo el día en el campo con sus familiares.
— ¿Y tú Sakura? ¿Que galanazo te conseguiste en Europa? —comenzó a codearla la rubia.
— Lamento decepcionarlas pero yo no he tenido ni tengo novio —dijo con simulada indiferencia— Yo solo tengo ojos para…
— Sasuke —dijeron Ino y TenTen suspirando e imitando a la de cabellos rosas, ella les dirigió una mirada entrecerrada para después regresarla al morocho.
— Es que es tan…
— Guapo —de igual forma se burlaron sus amigas. Ahora si se las iban a pagar.
Estalló con furia corriendo detrás de sus amigas y maldiciéndolas, se habían escabullido, sí que eran rápidas.
— Desgraciadas…—masculló por lo bajo recobrando la respiración.
— ¿Sakura, estas bien? —escuchó una voz que no conocía y añoraba todos los días.
— S-Sasuke —tartamudeó al toparse con el joven, por unos momentos se quedó muda, entrando en una ensoñación de la cual no quería salir.
— ¿Estas bien? —volvió a preguntarle, la pelirosa sin embargo se quedó ida, tal vez debería llevarla a la enfermería, pero entonces reaccionó.
— Ah sí, disculpa… estoy bien
No sabía qué hacer, ni mucho menos cómo reaccionar, era Sasuke Uchiha, el joven del que estaba enamorada desde hace algunos años.
De pronto se vio envuelta en las paredes de los pasillos ¿Cómo es que llegaron a estar caminando juntos hacia el aula? No lo sabía y no le importaba. Hubo un momento en donde se perdió en sus ojos negros y cuando regreso en sí, ya estaba en su habitual pupitre rodeada de sus amigas que esperaban un regaño por parte de la ojiverde, sin embargo, seguía sumida en sus pensamientos, en donde cierto pelinegro le declaraba su amor.
— Buenos días chicos —entró el primer profesor del día, leyendo un libro naranja en su mano, despreocupado como siempre.
— Sakura —la llamó Ino detrás suyo— Sakura —volvió a insistir pero no obtenía respuesta alguna por parte de la ojiverde.
Ino se frustró y optó por otro tipo de llamado. Tomó una hoja de papel entre sus manos, la cual arrugó haciéndola bola, y la aventó contra su amiga, directo en la cabeza.
— ¿Por qué hiciste eso? —se talló la cabeza, aunque fuese hecho de papel le había dolido.
— ¿Sigues soñando que Sasuke te declara su amor? —Sakura se enrojeció, que obvia era— Deja de soñar despierta amiga… Por cierto, hoy haremos reunión al salir de clases…
— Haruno —la llamó el profesor y esta inmediatamente retomó su postura sobre su asiento— La llama la Directora
Salió del aula enseguida, iba caminando por los vacíos pasillos del Instituto, preguntándose para qué la mandó a llamar tan de repente la Directora Tsunade. Suspiró antes de girar la perilla de su oficina con mil escenarios en mente.
— ¿Me mandó a llamar? —se asomó por la puerta de la oficina.
— Si Sakura, adelante —la invitó a pasar, accediendo a su pedido entró.
Tenía compañía, alguien se encontraba sentado frente a Tsunade-sama dándole la espalda, solo podía notar los cabellos rubios alborotados pertenecientes al joven que seguramente se encontró hasta hace poco hablando con la Directora.
— Quiero que le muestres las instalaciones al joven de nuevo ingreso
El aludido se incorporó y giró con parsimonia hasta quedar frente a ella. Sakura quedo estática, se parecía tanto a su viejo amigo… pero no, eso no era posible, después de todo él se había ido hace dos años y no iba a regresar y por qué lo haría. Estando en América con su padrino tendría todo lo que pudiera desear, además que regresar a este lugar le traería malos recuerdos de sus padres.
— Claro —le dedicó una sonrisa y el rubio la siguió.
No podía evitar mirarlo, era cinco centímetros más alto que ella, se notaba que tenía un cuerpo ligeramente trabajado y caminaba con mucha confianza, era obvio que ese no era su amigo.
— ¿Te molesta si nos saltamos el recorrido y vamos por aire freso?
Ella negó con la cabeza, después de todo ninguno de los dos quería recorrer el instituto, era algo aburrido. Se le ocurrió el lugar perfecto para salir a tomar el fresco de la mañana, no había mejor lugar que ese, además de tener una preciosa vista.
Subieron hasta el último piso de la escuela y traspasaron una puerta que los llevó hasta el techo del edificio. Ninguno emitió sonido en el transcurso del viaje hasta allá, ni siquiera estando ahí modulaban palabra. El rubio enlazó la cerca de protección con sus dedos mirando hacia el horizonte, en donde las casas se perdían.
— ¿Cómo te llamas? —al fin rompió el silencio con aquella pregunta que hace un rato quería hacerle y no sabía por qué no salían las palabras.
El rubio soltó una carcajada sonora que se perdió en la brisa matutina, era una situación divertida, giró sobre sus tobillos recargándose en la cerca de protección y la miró con una ceja arqueada y una sonrisa de medio lado.
Sakura tragó saliva y se sonrojó sin saber la causa.
— ¿Q-Qué es tan gracioso? —comenzó a enojarse, no le veía la gracia al asunto, solo quería saber su nombre.
— Sigues siendo la misma distraída que siempre ¿verdad? —le sonrió mientras se acercaba hasta ella, con las manos introducidas en los bolsillos del pantalón escolar.
Al estar a escasos centímetros de Sakura, encorvó un poco su cuerpo para quedar a la altura de ella.
— ¿Qué? ¿Acaso me conoces? —su sonrojo era más prominente, teniéndolo tan cerca la ponía nerviosa, pero no se hechó para atrás, eso sería símbolo que él había vencido.
No entendía a donde quería llegar con eso, estaba perdida en la conversación, como era posible que un perfecto extraño le hablara de esa forma tan familiar.
— ¿Tanto cambie que ya ni reconoces a tu mejor amigo?... O habrán sido que se me pegó lo yankee—dijo la última frase para sí, pensando mientras se frotaba la barbilla con la mano pensativo.
¿Mejor amigo? No era cierto, alguien le estaba jugando una broma pesada y de mal gusto. Su mejor amigo se había ido hace dos años y nunca iba a regresar. Se cruzó de brazos un poco exaltada, sin embargo al regresar su mirada a su compañero todo cambió.
Esos ojos azules que la miraban tan tiernamente, el cabello rubio alborotado que le encantaba peinar con sus dedos. El mismo rostro sonriente que a pesar de la situación más triste la hacía reír. ¿Estaba soñando?
— ¡¿N-Na…Naruto? —tartamudeó al pronunciar aquel nombre que tanta falta le hizo.
— No pareces feliz de verme —se rascó la nuca no contento con la situación.
— ¡I-DIO-TA! —golpeó su brazo enojada.
— Oye… que recibimiento
Miró a los ojos verdes de Sakura, se encontraban cristalinos, como si quisiera explotar en llanto, fruncía la boca entristecida, tal vez no fue buena idea regresar. Su amiga de repente se dejó caer al suelo, quedando sentada sobre sus piernas.
— Ey ey… —trató de calmarla, de nuevo bajando hasta la altura donde se encontraba— Si tanto te afecto mi regreso puedo marcharme… —posó su mano en la cabellera rosa de Sakura, acariciándola.
Lo abrazó lo más fuerte que puedo, como si su vida dependiera de ello. Por un momento pensó que era mentira, pero después… simplemente quería abrazarlo.
— Podías haberme avisado que venías
— ¿Y cuál sería la sorpresa?
Ese era el Naruto que recordaba, idiota como siempre.
Y de esa forma comenzó el primer día de clases, un primer día que nunca iba a olvidar, en donde el rubio de ojos azules que tanto quería regresó después de dos años de ausencia.
