Domo mina-san!
Bien, aquí va mi... tercer fanfic :3 Que feliz estoy ^^ Y... ¡sorpresa para aquellas que gusten del yaoi! Este fanfic va dedicado a cada una de ustedes ^^
Es mi primer fic yaoi, y espero que les guste. Esto no quita que haya Hetero en la termporada ^^ Tengo ya las parejas prometidas, pero de todas formas, este fic contendrá:
KirinoxShindou
MinamisawaxKurama
TsurugixTenma
HayamixHamano
HirotoxMidorikawa
Aclaro es un fic de Inazuma Eleven Go!, pero aparecerán personajes adultos, como Fubuki, Kazemaru, Goenji... Y OC de "Las alas del ángel Inazuma", como Mio, Luna, Cherryl, que le pertenece a mi queridísima amiga Cherryl-chan ^ w ^
Bien. Cualquier duda, reclamo, sugerencia... en reviews, por favor ^^ Y sin más que decir, espero que lo difsruten ^^
Inazuma Eleven GO! no me pertenece, ni sus personajes. Es propiedad de Level 5.
Introoducción...
Eran vacaciones, y por tanto, la academia de música abriría.
La Academia Raimon, famosa por sus talentosos jóvenes músicos, que deslumbraban con su capacidad. Generalmente de allí salían aquellos que alcanzaban el éxito musical. No eran muchos los que lograban entrar ahí. Cada año llegaban dos, o quizás tres alumnos en toda la Academia.
Pero con el tiempo y el pasar de los años, nadie entró nunca más, por diez largos años.
La Academia era bastante exigente.
Para empezar, para el postulado de los alumnos se requería que fuesen chicos aplicados en sus estudios, lo cual significaba que debían tener un 90% de aprobación en sus calificaciones.
En segundo lugar, no se admitía a la gente que no perteneciera a la ciudad.
En tercer lugar, los alumnos debían postular. De todos aquellos alumnos que postulaban, en pocas palabras, miles y miles de estudiantes, solo quedaban 20 jóvenes. Luego de esto, los 20 jóvenes debían mostrar su destreza musical a los directivos de la Academia. Después de todo esto, un máximo de tres alumnos eran elegidos para entrar a la academia.
En conclusión, ser admitido era algo casi imposible.
A excepción de un joven muchacho.
Los directivos de la Academia ya habían escogido a dos muchachos, con maravilloso talento. Un pianista de gran estatus económico, junto con un violinista que venía de un orfanato llamado Sun Garden.
Y entonces, por primera vez en diez largos años, aquellos alumnos que desde pequeños asistían a la Academia, se sorprendieron.
Capítulo I: El gran pianista da su aparición.
Miles de alumnos se hallaban en la Academia, cada uno de ellos reunidos en un gran salón con un escenario al frente, donde generalmente se presentaban algunos alumnos en ocasiones especiales.
Un chico de pelo rosa amarrado en dos coletas miró el escenario con detalle. En él había un piano de cola negro. Puso una mueca de confusión. Eran pocos los que tocaban piano allí.
¿A caso llegaría alguien nuevo…? No. Era casi imposible. ¿Cuántas personas habían entrado en el último tiempo? ¡Nadie! Ni si quiera había entrado una chica tan talentosa como Akane, una antigua amiga suya, que tocaba la flauta traversa como una verdadera diosa del instrumento. Si ella no había entrado, entonces nadie lo haría. Estaba claro.
Alguien lo tomó del hombro y lo alejó de sus profundos pensamientos. Se volteó y al ver de quien se trataba, esbozó una gran sonrisa.
-¡Minamisawa!- exclamó el chico.
Minamisawa era más alto que él, tenía el pelo morado cortado de tal forma que un flequillo tapaba algo de su ojo izquierdo. Sus ojos eran marrones, y su piel blanca. Vestía con el uniforme blanco de la Academia y en su brazo portaba el estuche de su querido instrumento: su flauta traversa.
-Cuanto tiempo, me alegra verte nuevamente.- dijo el de ojos marrones. Kirino asintió con la cabeza.
-Lo mismo digo.- respondió el de pelo rosa. Ambos tomaron asiento en una de las tantas sillas que había en el enorme salón. Luego, fijaron su vista en el piano de cola.
-¿Habrá alguna presentación?- preguntó Minamisawa.
-No lo sé.- negó con la cabeza Kirino.- Pero si es que llegara a ser así… no me imagino de quién podría ser. Casi nadie toca el piano aquí.
-Tres personas, de hecho.- dijo Minamisawa.- Y una de ellas no asistió este verano.
-Lo que significa…- dijo Kirino. Minamisawa asintió con la cabeza.
-Habrá alumnado nuevo este año.- dijo el de ojos marrones.- Espero que sea alguna chica, estamos rodeados de hombres.
-Minamisawa…- dijo Kirino con una gota resbalándole de la cabeza.
El director de la Academia caminó por el escenario hasta llegar al micrófono. En ese lapso, todos los alumnos guardaron silencio.
El director era un hombre bastante extraño. Desde que él había llegado, hace diez años, las cosas habían cambiado bastante. Primeramente, no había dejado entrar más alumnos. En segundo lugar, pocas veces se le veía en la Academia. Y en tercero, se encargaba de desaparecer a todo aquel que fuese innecesario en la Academia. Su nombre era Ishido Shuji.
El misterioso hombre esperó a que todos callaran para poder hablar.
-Es muy grato para mí informarles de los cambios que tendremos este año respecto a las reglas del establecimiento.- el hombre miró fijamente a su alumnado.- Primero, quiero informales que este año todos estarán en constantes evaluaciones, que decidirán, según su rendimiento, si merecen estar en la Academia, o hay personas mejores que ustedes que merecen su lugar.
Ok, eso había sonado bastante cruel para algunos, pensó Ranmaru.
-En segundo lugar, una advertencia para aquellos que mantengan relaciones amorosas entre ellos.- Minamisawa suspiró, recordando a su novio Kurama.- Si son sorprendidos realizando cualquier acto que pueda ser mal visto, o incluso si hay una ligera sospecha de ellos, su matrícula será cancelada.
Ranmaru suspiró pesadamente. ¿Qué tenían que ver las relaciones amorosas de los alumnos con la música? ¡NADA! Pero, de todas formas, y por suerte, eso no lo involucraba a él.
-En tercer lugar, este año se hará una presentación de fin de año. Quiero que todos lo tengan bien presente, porque solo se seleccionarán 10 personas de la Academia. Esto consta de un viaje a Inglaterra. La presentación será en el palacio de la Reina, y no quisiera que dejáramos en vergüenza la escuela, por lo que yo decidiré quienes irán.- el director esbozó una sonrisa.- Bien, eso es todo. Sin nada más que decir, quisiera que les dieran la bienvenida a nuestros alumnos nuevos.
Un hombre se acercó a él, susurrándole algo. Ishido Shuji asintió con la cabeza.
-Bueno, lamentablemente… uno de los alumnos no pudo asistir, por lo que espero que a quien sí pudo asistir hoy lo reciban tal y como lo merece.- miró hacia detrás del escenario.
Un joven de catorce años se dejó ver. Tenía los ojos de un hermoso color carmesí, mientras que su pelo era de un color castaño grisáceo, y estaba cortado en una melena algo ondulada. De buena apariencia y modales, al parecer. Sin decir ni una sola palabra, se acercó al piano de cola. Se notaba nervioso.
Ishido lo miró y asintió con la cabeza, como dándole una señal de que podía empezar con lo que quizás sería un espectáculo. De otra forma, no estaría tocando el primer día sobre el escenario de la Academia.
El chico suspiró, relajándose y entonces miró el piano. Posó los dedos sobre sus teclas y empezó a tocar una melodía.
Al principio parecía tan simple, e incluso tan ridícula que a algunos les pareció dar gracia, hasta que la melodía poco a poco tomó forma, y sorprendió a toda la Academia. El chico tocaba con tal tranquilidad el piano, con tanta facilidad como quien tomaba un vaso de agua. Inspiraba confianza, con sus ojos cerrados y tocando sin cesar la bella melodía. Parecía tan sumergido en su propio mundo, que ni una sola mosca voló durante su tocata.
Algo tan simple, y él lo hacía parecer algo verdaderamente hermoso.
Los dedos del muchacho se detuvieron, y tras unos segundos de silencio, toda la Academia se inundó en aplausos.
Todos se levantaron de sus asientos, y tras un rato, se fueron a sus salones, a excepción de un grupo de chicos, los cuales Kirino y Minamisawa reconocían a la perfección.
-Vaya, vaya…. Miren lo que tenemos aquí muchachos.- dijo el cabecilla de la pandilla. Shindou miró al grupo con desconfianza.- Un pianista…
Shindou se echó unos cuantos pasos hacia atrás.
-Un asustadizo pianista.- dijo el chico tras sujetar al de ojos carmesí por el brazo.- Vamos, no me tengas miedo.
-Hay que darle la bienvenida como se merece, después de todo.- dijo el otro con malicia.
-¡Déjale!- exclamó Kirino mientras subía al escenario junto a Minamisawa.
-¿Por qué debería?- preguntó el chico tras acercarlo más a él.
-Que patético, siempre intentas molestar a la gente que es mejor que tú, porque les tienes envidia.- reclamó Kirino. Los otros dos chicos miraron a Kirino enfadados, al igual que el líder del grupo, quien empujó al chico nuevo contra el suelo, haciéndolo caer violentamente.
-¿Qué dijiste, colitas rosa?- preguntó el chico riéndose a carcajadas de Kirino. El de pelo rosa se molestó, pero aún más Minamisawa, quien liberó un solo puñetazo en contra del cabecilla.
Los tres se asustaron, y evidentemente corrieron fuera del salón. Habían desaparecido.
-Gracias, Minamisawa.- agradeció Kirino.
-No hay de qué.- sonrió el de ojos marrones.
Ambos miraron al chico nuevo, que recogía en silencio las partituras que había usado recientemente y las guardaba en su bolso. Kirino se acercó a una hoja de papel botada en el piso y la recogió, para luego extendérsela.
Los ojos de ambos se cruzaron al fin.
-Toma.- dijo Kirino sonriendo. Él asintió con la cabeza y guardó la partitura.
-Gracias.- agradeció el talentoso pianista poniéndose de pie. Los tres quedaron frente a frente.
-Mi nombre es Kirino Ranmaru, y él es Minamisawa Atsushi.- los presentó Ranmaru. El chico nuevo extendió una mano.
-Shindou Takuto. Un gusto conocerlos.- respondió el chico educadamente. Kirino correspondió el saludo.
-Así que eres nuevo por aquí.- dijo Minamisawa. Shindou asintió con la cabeza.
-S-Sí…- contestó.
-Ya veo. No te preocupes, pronto te acostumbraras.- aseguró Kirino.
"Eso espero…" pensó Takuto tras acompañar a ambos chicos salir del gran salón.
Los tres llegaron a su salón correspondiente. Para su suerte, el profesor aún no había llegado.
En el salón todos se estaban lanzando cosas, los cuadernos, bolsos, las tizas del pizarrón…
¡Era un completo desastre!, pensó Takuto.
Kirino y Minamisawa pasaron con mucha seguridad, sin embargo Shindou pasó algo indeciso.
-Tranquilo…- dijo Kirino para alentarlo.
-¡Minamisawa!- exclamó un chico moreno y de pelo celeste. Minamisawa sonrió levemente.
-Aquí no… ya sabes. Si tenemos "conductas extrañas" la gente sospecharía.- dijo Minamisawa en tono de burla. Kurama rió.
Shindou miraba el ambiente entre asustado y arrepentido. Kirino se había percatado de ello. El de pelo rosa le sonrió.
-¿Estás bien?- preguntó Kirino.- Te ves como si hubieses entrado a una verdadera jaula de leones.
-Y es lo que parece…- susurró el chico.
-Nah, el ambiente es así todo el tiempo. Solo que el director aún no se ha dado cuenta.- rió Ranmaru. A Shindou le resbaló una gota de la cabeza.
Entonces, el profesor que tomaría su curso entró por la puerta. Todos guardaron silencio y tomaron asiento. Era una mujer de cabello largo y negro hasta la cintura, con ojos grises. Aparentaba unos 24 o 25.
-Bien, muchachos.- dijo la mujer.- Mi nombre es Mio Suzuki, y seré la encargada de enseñarles todo acerca de la música. Espero que nos llevemos bien. Este año estará lleno de arduo esfuerza y trabajo.
Los chicos del salón parecían felices.
-Bien.- dijo la maestra.- Empecemos con algo simple.- miró al curso, en total eran entre unos quince y veinte alumnos.- ¿Hay algún violinista?
Las miradas se fijaron en Kirino, una chica llamada Midori y un chico más.
-Las miradas delatan.- los chicos rieron ante el comentario de la profesora.- Sin temor muchachos. Estamos en una escuela de música, no soy terrorista ni nada por el estilo.
Los tres sonrieron y se levantaron de sus asientos para acercarse al frente del salón, cada uno con su violín.
-Muy bien, chicos. Dígame ahora, ¿les gusta la música?- preguntó Mio. Los tres asintieron con la cabeza. La mujer les indicó el violín sonriente.- Entonces, muéstrenme que saben hacer.
-Sí.- los tres se juntaron en un grupo. Finalmente se acomodaron y a la cuenta de tres empezaron a tocar invierno, parte de las cuatro estaciones, escrito por Vivaldi.
Mio sonreía asombrada. Una vez que terminaron, la profesora aplaudió.
-Increíble.- dijo Mio.
Así siguió continuamente con cada uno de los alumnos. Pasaron una hora hablando acerca de aquellos instrumentos que tocaban, hasta que la profesora preguntó:
-¿Y algún pianista?
Las miradas se posaron en Shindou, quien nervioso sintió como se hundía en el asiento cada vez más.
-Creo que es obvio.- dijo Minamisawa. El curso rió. Mio fijó la mirada en Shindou.
-¿Tú tocas el piano?- preguntó la mujer sonriendo. Shindou tragó saliva, estaba nervioso. Asintió con la cabeza.- Bien. ¡Sin temor, demuéstrame lo que sabes!
Shindou la miró fijamente, hasta que se levantó de su asiento y se dirigió hacia el piano que se hallaba en el salón. Se encontraba realmente nervioso, y Mio lo sabía. La mujer se acercó a él y posó una de sus manos en el hombro del muchacho.
-Relájate.- dijo la mujer.- Respira profundo- Shindou atendió a la orden- y ahora bótalo- Shindou lo hizo.- ¿Mejor ahora?
Shindou asintió con la cabeza.
Y tras respirar nuevamente, los deleitó a todos nuevamente con su tocata en piano.
Kirino se fijó en la paciencia del castaño para tocar. Su delicadeza al tocar cada tecla y la seguridad que el instrumento le entregaba era impresionante.
"Quizás el toque el piano porque… le inspira seguridad, y confianza" pensó el de pelo rosa. "Bueno, sea por lo que sea… no quita que sea un fabuloso pianista" terminó esbozando una sonrisa en su rostro.
El curso parecía bastante asombrado ante la habilidad de Shindou.
El castaño pareció terminar la melodía, y de un momento a otro abrir los ojos. Todos aplaudieron maravillados, y la profesora sonrió feliz.
-Ha sido increíble…- dijo Mio sonriendo.- Justo lo que buscaba, Takuto Shindou.
-Gracias, maestra.- dijo el chico sonriendo y volviendo a su lugar. La profesora vio a cada uno de los alumnos y luego sonrió.
-Bien, ya sé cuál será su primer trabajo.- dijo la maestra. Todos miraron con curiosidad.- Será un trabajo en parejas. Les daré una semana para que preparen o compongan alguna canción.
Kirino observó como todos murmuraban y miraban a Shindou riendo, con malicia. Algo malo tramaban, de eso el de ojos turquesa estaba seguro. Miro como Shindou bajaba la mirada, quizás triste.
-¿Qué dices, Shindou?- preguntó Kirino sonriéndole al castaño.- ¿Te gustaría que hiciéramos el trabajo juntos?
Takuto lo miró sorprendido, sin creérselo.
-¿Es… en serio?- preguntó el pianista. Ranmaru frunció el ceño.
-Claro que sí, tonto. De lo contrario lo habría hecho con otra persona, y no te lo habría preguntado, ¿no crees?- preguntó el de pelo rosa. Shindou lo miró y luego asintió con la cabeza.
-Claro, me encantaría.- sonrió el chico.
-Bien, espero que hagan un maravilloso trabajo juntos.- sonrió la maestra, que aparentemente, había escuchado todo.
-Sí.- respondieron ambos.
-Por cierto, maestra- interrumpió Minamisawa haciendo que sus compañeros guardaran silencio.- ¿Usted toca algún instrumento?
-¿Y-Yo?- preguntó la mujer avergonzada.- -Esto… El piano.
-Dudo mucho que toque mejor que Shindou.- desafió Minamisawa. Mio rió ante el intento de enfadarla, que había hecho el de pelo morado.
-Yo también lo dudo, después de todo, Minamisawa-kun, el alumno siempre termina siendo mejor que el maestro.- sonrió la mujer y le guiñó un ojo a Shindou.
-¿Y por qué no nos muestra una canción?- insistió. Mio suspiró resignada y se sentó en el piano, empezando a tocar una melodía que todos reconocían a la perfección.
No pasó mucho antes de que la mujer terminara de tocar.
-Para Elisa, de Beethoven.- comentó Takuto sonriendo. Mio asintió con la cabeza.
-Me imaginaba que la reconocerías, o incluso… la sabrías tocar.- dijo la mujer. Shindou bajó la mirada avergonzado.
-B-Bueno… es una de las tantas canciones que nunca he podido tocar.- confesó el castaño. Mio sonrió.
-Algún día te la enseñaré.- sonrió.- No es fácil, requiere práctica.
-Sí.- contestó el chico.
Minamisawa y Kirino rieron.
-Algo me dice que la maestra y Shindou se llevarán muy bien.- susurró Minamisawa.
-Ya lo creo…- le contestó Ranmaru.
El timbre del receso sonó. Todos se levantaron de sus asientos y si dirigieron a la cafetería.
Kirino y Shindou salieron del salón en compañía de Minamisawa.
-¡Kirino-sempai!- exclamó un chico de cabello café claro, acompañado de otro bajito y de banda celeste en la cabeza. El chico, que venía corriendo a toda velocidad, tropezó y cayó sobre otro muchacho.- ¡A-Ah!
-¡Tenma!- exclamó Kirino.
-Pero mira lo apresurado que eres.- regañó Minamisawa.- Deberías venir con más cuidado.
-Matsukaze…- gruñó el chico debajo de él. Tenma se levantó de un salto.
-¡P-Perdón, Tsurugi!- exclamó el chico sonriendo nerviosamente. Tsurugi chasqueó la lengua y siguió su camino.
Shindou miraba confundido a todas aquellas personas nuevas. Eran demasiados nombres en tan sólo dos minutos.
-¿Uh? ¡Shinsuke!- exclamó Tenma indicando con el dedo índice a Takuto.- ¡ÉL ES EL PIANISTA QUE TOCO ESTA MAÑANA!
-¡WAAAA!
-¡INCREÍBLE!
Ambos se acercaban rápidamente a Shindou, quien dio un grito ahogado al ver que ambos se le abalanzaban encima.
-¡Shindou!- exclamó Kirino tomándolo de un brazo y empujándolo hacia él, y por consecuencia dejando caer a Tenma y Shinsuke en el suelo otra vez.
-Ay, ay…- se quejaron ambos.
-¡Deberían tener más cuidado!- exclamó Kirino molesto. Luego se dio cuenta de lo cerca que tenía a Shindou. Sonrojado, lo apartó un poco.- Y-Yo… discúlpame.
-N-No, no te preocupes.- dijo el pianista tras aclarar su garganta avergonzado.
-¡Es increíble! ¡Kirino-sempai! ¿Él está en su clase?- preguntó Tenma asombrado. El de pelo rosa asintió con la cabeza.
-Sí.- dijo Kirino.- Él…
-Mi nombre es Takuto Shindou.- se presentó el pianista, antes de que Ranmaru pudiese hacerlo.
"Bueno, al menos tiene más confianza en sí mismo" pensó Kirino.
-Yo soy Matsukaze Tenma, y él el Nishizono Shinsuke.- los presentó Tenma.- ¡Un placer conocerlo, Shindou-sempai!
-El placer es mío.- respondió Shindou.
-¡Minamisawa!- exclamó Kurama acercándose al de pelo morado algo sonrojado.- N-No hemos podido hablar nada.
-Es cierto…- dijo Minamisawa. Luego, vio a los chicos.- Lo lamento, debo atender un asunto muy importante.
Kirino lo miró, sabiendo a qué se refería. Se acercó al oído de su compañero.
-Hagan lo que hagan, sean discretos. Las cosas aquí se han vuelto más estrictas, y no quisiera que los expulsaran.- le susurró Kirino. Minamisawa sonrió.
-Todo estará bien.- dijo el de pelo morado guiñándole un ojo al de pelo rosa.- Bien, hasta luego.
-Nos vemos.- se despidió Kirino. Luego se volteó, observando como Tenma y Shinsuke bombardeaban a Shindou de preguntas.
-¿De dónde viene?
-¿Cuántos años tiene?
-¿Cómo lo aceptaron en la academia?
-¿Desde cuándo toca el piano, sempai?
-A-Ah… Este…- Shindou se hallaba claramente nervioso, y Kirino tuvo que intervenir. El de ojos turquesa posó una mano en el hombro de Shindou y la otra en el hombro de Tenma.
-Dios, dejen de hacerle tantas preguntas.- dijo el chico algo molesto. Shindou le agradeció con la mirada.- Es un chico nuevo, no un fenómeno de circo. Ahora, que el ambiente está más calmado… ¿por qué no vamos a la cafetería?
-¡Sí!- exclamaron con el mismo ánimo de siempre ambos chicos de primer año. Ambos se fueron más adelante, y Kirino junto a Shindou se fueron más atrás.
Una vez que entraron a la cafetería, todas las miradas se fijaron en Shindou. Luego de unos segundos, todos empezaron a murmurar.
-Miren… ahí está.
-Que creído…
-Se cree que es el mejor de todos solo por tocar el piano…
-De seguro es adinerado, y le han comprado la entrada en la Academia…
Miles de cosas llegaron a los oídos de Shindou, haciéndolo sentir cada vez más nervioso y presionado. Kirino le sonrió.
-Tranquilo… No pasará nada, te lo prometo.- dijo el de pelo rosa tras sentarse en una mesa con él.
A lo lejos, un joven mayor que ambos los saludó. Kirino sonrió ampliamente.
-¡Sangoku-sempai!- exclamó el de ojos turquesa. El chico mayor se acercó a la mesa de ambos.
-Veo que has venido este año, Kirino.- sonrió Sangoku. Kirino asintió con la cabeza.- Y al parecer, estás "muy bien" acompañado.- dijo haciendo énfasis en las palabras entre comillas, provocado un leve sonrojo en ambos.
-¡Sangoku-san!- exclamó Ranmaru avergonzado.
-Está bien, lo siento.- se disculpó.- Así que tú eres el pianista.- comentó mirando a Shindou, que solo asintió con la cabeza.- Me alegra conocerte. Sin duda, tienes mucho talento.
Unos chicos pasaron por al lado de Shindou, empujándolo un poco. El castaño hizo caso omiso. Kirino les lanzó una mirada desafiante, a lo cual el trío se largó de inmediato.
-No les hagas caso.- dijo Sangoku.- Hay algunos envidiosos que no saben apreciar lo bueno, ni admitir cuando alguien es mejor que ellos.
Shindou asintió con la cabeza.
-Gracias, Sangoku-san.- dijo Shindou. Sangoku sonrió.
-Espero que podamos ser grandes amigos.- le comentó el joven. Shindou asintió con la cabeza y Kirino sonrió.
De pronto, el chico de pelo rosa recibió un mensaje en su celular. Lo sacó y leyó el contenido de este.
Hermano, has olvidado las llaves de la casa, y hoy trabajo hasta tarde. Por lo que… tendrás que venir a hacerme compañía en el trabajo.
Hinata.
Kirino revisó sus bolsillos y maldijo por lo bajo.
-¡Rayos!- exclamó el de pelo rosa molesto. Sangoku rió.
-Déjame adivinar. Olvidaste las llaves.- dijo Sangoku. Ranmaru asintió molesto.
-Ahora tendré que ir a la compañía de mi hermana.- dijo el chico suspirando cansado.- ¡Que pesadilla!
-Si quieres… puedes quedarte en mi casa.- dijo Shindou mirándolo. Sangoku y Ranmaru quedaron en silencio, asombrados.- ¡D-Digo! ¡Solo si quieres, no lo tomes a mal…! Yo…
-S-Shindou, yo… no sé…- dijo Kirino.- ¿Podrás?
-No habrá ni el más ligero problema.- asintió con la cabeza el pianista.
-Te lo agradezco mucho, Shindou.- agradeció Kirino sonriendo.- El trabajo de mi hermana… es horrible. De solo pensarlo, me pone los pelos de punta.
La campana de fin del receso sonó, y los tres volvieron a sus salones correspondientes.
Shindou observó a sus compañeros comportarse al igual que en la mañana. Se tiraban las cosas, y tal como había dicho Kirino… parecía una jaula de leones.
Pero el entraba sin miedo, pues sabía que de todos los leones, al menos en uno de melena rosa podría confiar.
Bien, eso es el principio ^^ Y ya que no tengo a nadie para acompañarme en los comentarios finalistas...
(Aparecen Tenma y Shinsuke empujando a Tsurugi hacia el estudio)
Tenma: ¡Vamos, Tsurugi-kun, tú puedes!
Shinsuke: ¡Vamos, Cami-chan necesita ayuda!
Tsurugi: Yo no sé narrar nada, además, ¡no haré este tipo de trabajos!
Tenma y Shinsuke (lo sientan en un sofá junto al escritorio de Cami-chan): ¡Buena suerte!
Cami-chan: ¡Domo, Tsurugi-kun! ^^
Tsurugi: Tch... Tan sólo dejaré las cosas claras. ¡No quiero aparcer en tu fic! NO HARE YAOI CON NADIE.
Cami-chan: Te explicaré como funcionan las cosas aquí ¬¬ Si las fangirls quieren yaoi, TENDRAN YAOI. Si quieren hetero, suerte para tí. Pero, como la mayoría manda, y mayoria es igual a Yaoi...
Tsurugi: ¡AHH!
Cami-chan: Vamos, de todas formas te terminará gustando ^^
Tsurugi: Sí, como no... ¬¬
Tenma: ¿Y nosotros podemos ayudar? o . o
Cami-chan: ¡Hai!
Ambos: ¡Genial! ^^
Cami-chan: ¡Bien, chicos, gracias por leer! ^^ Y no olivden dejar reviews!
Tenma, Cami-chan y Shinsuke: ¡Matta-ne!
