¿Y si te hago gritar?
Como habían acordado una semana atrás, Francis aquella media noche se había colado a casa de España; ahora ambos estaban en el cuarto del moreno empezando con sus "trabajos en conjunto" como solían llamar al sexo para que Gilbert no entendiera de lo que hablaban o para que pensara que era una cosa de los países de hoy en día.
-¿Por qué te detienes?- dijo un curioso Antonio, el cual tenía expueto su torso, la camisa había caido en algún lugar del cuarto hacía menos de cinco minutos
-Mon Cherie sabes que no me gusta hacer estas cosas cuando Bélgica esta aquí- un escalofrío recorrió la espalda del francés, por alguna razón pensaba que la chica saldría con una sartén a pegarle como lo habia hecho Hungría repetidas veces
Antonio lo miró divertido, él ya sabía aquello, pero no era su culpa que la chica hubiera decidido darles una visita sorpresa a él y a Romano justamente el día que había planeado sus juegos con Francia. Además, si hubieran cambiado las cosas para casa del francés hubiera tenido que aguntarse a Romano con una buena ronda de preguntas sobre a donde iba a aquellas horas, más a una belga con cara recriminatoria.
-Esta bien Francís- Antonio se arrimó hacia adelante para poder cubrirle el cuello de besos y luego morderle la oreja al rubio -Ya sabes que Romano duerme como un oso y Bélgica esta muy cansada de bailar tanta tarantella hoy-
Francis lo miró por un momento dudoso pero luego sonrió y besó la boca de su amante mientras con sus manos se hacia cargo de los pesones del moreno y más tarde de los pantalones que empezaban a moletar.
-Además- dijo España depués de un rato de caricias y mordiscos -¿No hemos hecho esto en tu casa cundo esta Canadá o Mónaco?, nunca te queja de ellos-
Francis rió por lo bajo -Sabes muy bien que Canadá no sabría que estamos haciendo y Mónaco no se atreve a entrar a mi cuarto sin pedir permiso, sus modales refinados se lo impiden-
De nuevo mas caricias, besos, mordisco y gemidos silenciosos, el tratar de no despertar a las dos personas que se encontraban en el cuarto de abajo hacia que la exitación de ambos creciera cada vez mas, era como hacerlo escondidos en un lugar indebido o como si un amor fuera prohibido.
-¿Y si te hago gritar?- preguntó Francias terminando de introducir su miembro en Antonio y empezando a moverse poco a poco
-Tendremos que saltar por la ventana- dijo el español con una mueca de malicia y burla
Minutos después el eco del nombre del francés se escuchó en toda la casa, cosa que hizo que que Romano frunciera el ceño entre sueños y que Bélgica se moviera mas hacia él.
