Advertencia: este fiction es continuación de otro que publiqué, llamado "Gustos culpables". Aunque se recomienda que lo hayan leído, tampoco es un requisito indispensable, pues creo que este nuevo fiction se entiende sin él.

Originalmente, no pensaba en hacer una continuación a "Gustos culpables", pero aquí me tienen de nuevo. Espero lo disfruten.

Disclaimer: Ni Getbackers ni los grupos, canciones y programas mencionados en este fiction me pertenecen.


Al contrario del verano, el sol del invierno suele ser más cruel. Aunque el frío pueda ser inclemente, buscar refugio bajo los brillantes rayos del sol tampoco era una buena alternativa. O al menos, así lo era para Amano Ginji.

A partir de octubre, el Honky Tonk dejaba de ser un buen lugar para resguardarse. Junto con Ban, Ginji había rogado a Paul para que instalara un sistema de calefacción, a lo que el dueño les respondió que lo haría cuando ellos le pagaran el dinero que le debían.

Ante esta respuesta tan alentadora, Ginji salió de la cafetería y se recargó en el carro. Poco a poco, el frío comenzó a desaparecer, sin embargo, al cabo de unos cuantos minutos, Ginji sintió cómo su piel era vilmente quemada.

- ¡Qué mala suerte! No puedo estar en el Honky Tonk porque me muero de frío ni aquí porque me muero de calor… - murmuraba Ginji al tiempo que una presencia familiar de acercaba a él.

Conforme avanzaba "ese" ente, los deseos de Ginji por realizar algún tipo de actividad física como el maratón aumentaban, sin embargo, su voluntad se veía contrariada pues su cuerpo no le respondía.

- ¡Buenos días Ginji - kun!- le dijo

- ¡Ho..ho… hola Akabane - san! - le respondió Ginji lo mejor que pudo.

- ¿Te echaron del Honky - Tonk? - le preguntó mientras dirigía al ex líder de los Volts una mirada curiosa y burlona a la vez.

- ¡Noo!, lo que pasa es que tenía frío y…- Akabane se estaba quitando la bufanda negra que envolvía su cuello - ¡No, no te molestes!, estaba a punto de entrar cuando…

- Yo llegué¿no es así?

- Sí - concluyó Ginji resignado.

- Por cierto ¿sabes dónde se encuentra Midou - kun? Tengo que arreglar un asunto con él.

- "Rayos, este psicópata está buscando su oportunidad para matar a Ban, pero no dejaré que eso pase. Aunque cómo me gustaría que le pateara el trasero…" - pensaba Ginji. En tanto, Akabane se divertía observando los cambios en la expresión del Getbacker: de una mirada de preocupación a una cara de completa felicidad.

- No estoy buscando a Midou - kun para pelar, Ginji - kun…todavía no…

- ¿Ah… no? - preguntó Ginji, quien no sabía si alegrarse o espantarse aún más. Además de intentar aniquilarlo cada que se veían¿qué otra cosa querría Akabane con Ban? Igual y Akabane era el dealer de Ban… Y ahora que reparaba en ello… Ban estaba muy raro últimamente: se reía de los chistes de Emishi (lo cual ya era preocupante), se quedaba por largos instantes mirando al vacío… hasta toleraba las canciones de Zoé e incluso le gustaba una. Algo raro estaba pasando y Ginji - ya fuera por intuición o por el pavor que le inspiraba - sospechó que Akabane era responsable del extraño comportamiento de su amigo.

- Ginji - kun ¿te pasa algo? - preguntó Akabane mientras pasaba una mano delante del rostro de Ginji.

- Ehh, no... - retrocedió Ginji espantado - verás, Ban - chan ha ido a repartir algunos volantes a la ciudad.

- Oh, ya veo. Entonces nos veremos después.

- Claro… ¡si quieres puedo decirle a Ban - chan que viniste a buscarlo!

- No será necesario Ginji - kun ¡hasta luego! - se despidió Akabane alejándose lentamente del carro donde Ginji estaba recargado.

- ¡Adiós! Ahhhhhh, ahora que Akabane - san se ha ido puedo respirar tranquilo. Pero¿qué asunto tendrá que hablar con Ban - chan? Bueno, tratándose de Akabane - san, no creo que "asunto" y "hablar" se refieran a lo que entienden la mayoría de las personas. ¿Qué podrá ser?

Estaba tan absorto en sus reflexiones, que Ginji no reparó en una persona que lo miraba desde hacía un rato. Cuando se decidió a hablarle…

- ¡Kyaaaaaa¡Me espantaste Shido!

- ¡No fue mi intención Ginji! - le decía Shido mientras trataba de poner en pie a un lacrimoso chibi Ginji.

- ¡Pudiste haberme saludado!

- ¡Lo intenté, pero estabas tan distraído que no notaste mi presencia!

- Ah, bueno, discúlpame entonces.

- Pierde cuidado, pero¿qué es lo que te tiene tan nervioso?

- Bueno - empezó Ginji, ahora en tamaño normal - lo que pasa es que Akabane - san vino a buscar a Ban - chan hace unos momentos…

- ¡Qué te hizo ese maldito psicópata! Si te tocó un cabello, no sólo yo, también Kadzuki, Makubex, todos en la Fortaleza Infinita nos encargaremos de ese hijo de su…

- ¡No, calma, calma Shido! Vino a preguntar por Ban - chan.

- Ah, si es por esa serpiente tarada no me interesa.

- ¡Shido¡No seas así!

- Bueno, bueno, veamos qué es lo que te preocupa entonces.

- Ban ha estado algo…no sé… pensativo estos días.

- ¿Estos días? - preguntó sarcásticamente Shido - ¿Qué no es siempre?

- ¡No Shido¡Yo no digo groserías! Si digo que está pensativo es porque se queda en la lela por más de cinco minutos, no quiero decir que esté pen…

- Sí, ya te entendí. Pues no sé ¿por qué no le preguntas qué le ocurre y asunto arreglado?

- Puede ser. Aunque puede que Ban - chan no me haya dicho nada porque no quiere preocuparme. O al menos que…

- Al menos…

- Oye Shido ¿crees que Ban esté… bueno… drogándose?

- ¡¿Drogándose¿No estás exagerando?

- Es que no sé que le pueda estar ocurriendo

- Mira vamos a hacer esto. ¿Qué te parece si me quedo un rato en el Honky Tonk observando el comportamiento de ese bolso de serpiente barato? Así podré decirte si hay algo raro en él - sugirió Shido.

- ¡Gracias Shidito¡Sabía que podía contar contigo! - exclamó chibi Ginji mientras abrazaba las piernas de su amigo. - ¿Por cierto, no deberías estar con Madoka?

- ¿Ehhh? - preguntó Shido sorprendido.

- ¿Qué no pasas todos los martes con ella?

- Ah… eso…lo que pasa es que Madoka tiene que ensayar para una…como te diré…mmmm. ¡Ah¡Una función especial! Tú sabes, a ella le encanta ayudar a las personas en desgracia… je, je. Mejor¿qué te parece si entramos al Honky Tonk¡Aquí nos estamos asando, jaja! - concluyó nervioso el Maestro de las Bestias.

- ¡Tienes razón! Mis bracitos se están poniendo rojos.

Mientras Shido tomaba a Ginji por el brazo y lo conducía al interior de la citada cafetería, el ex Emperador Relámpago era recorrido por una extraña sensación. Últimamente, todo el mundo le ocultaba algo y lo peor era que lo hacían terriblemente mal, pues hasta él se había dado cuenta de que las cosas no estaban del todo bien. "Primero Ban - chan y ahora Shido… ¿qué ocurre?"