Hola a todos y todas! Les presento una nueva historia. Se me ocurrió escuchando la canción "Desde esa noche" de Thalia y Maluma, de hecho ese iba a ser el título de la historia pero alguien se me anticipó y bueno, jajaja, tuve que improvisar. Iba a ser de un solo capitulo, pero decidí extenderla un poco mas, sobre todo si a ustedes les parece interesante. Es una típica historia de amor pero prometo que trataré de sacar algunos clisés para que no sea aburrida, ustedes me irán diciendo. De hecho si ya leyeron mi historia anterior, saben que trato de romper con ciertos estereotipos. Desde ya les agradezco por leer mi historia, esperando con muchas ansias sus reviews.
Esta historia es sin fines de lucro, siendo mi única ganancia el placer de escribir. Los personajes de Ranma 1/2 son propiedad de Rumiko Takahashi.
PERO ME DA MIEDO ENAMORARME
Cap 1: Desde esa noche
Sábado 12:30 a.m. Noche de verano. Estar aburrido en mi casa sin ningún plan el fin de semana es, para un tipo como yo, sumamente raro, lo sé. Con 26 años tengo un excelente trabajo que no solo me gusta sino que me permite llevar una vida con todos los gustos: las mejores ropas de marca, toda clase de finos calzados, relojes caros, viajes exóticos, teléfonos último modelo y lo más novedoso en electrónica para entretenerme sin límite alguno. Soy dueño de un departamento tres ambientes en uno de los lugares más interesantes del mundo: la ciudad de Tokio. Y lo mejor, soy soltero, sin compromisos y gracias a que (para que negarlo) soy muy atractivo, todas las mujeres que quiero caen a mis pies.
Soy afortunado, no puedo quejarme… sin embargo hay momentos en los que un sentimiento extraño (no sé bien como describirlo) emerge y oprime mi pecho llenándome de angustia, momentos en los que, como esa noche, me quedo completamente solo...
Ante la amenaza de que me invada esa maldita sensación tomé las llaves de mi auto (último modelo, por supuesto) y me dirigí a un nuevo bar que se inauguraba en pleno centro de la ciudad. Tengo un par de conocidos que me invitaron al evento, pensaba en no ir, todavía no comprendo como mi agenda quedó libre esa noche, pero definitivamente era mejor que el bullicio llenara mi cabeza.
Llegué a la entrada del lugar. Mostré mi V.I.P. Pass y me dejaron entrar inmediatamente frente a la mirada envidiosa de la multitud que se encontraba haciendo fila para ingresar.
El lugar parecía bueno. Amplio, luces tenues, la oferta perfecta de tragos y lo mejor: música lo suficientemente alta ideal para bailar…y para hablarle al oído a alguna dama a quien invitar mas tarde a algún hotel cercano. Me acerqué a la barra intercambiando en el camino miradas cómplices y sonrisas sugerentes con varias señoritas deseosas de diversión. Primero tomaría unos tragos y luego... a cazar.
Pido un whisky en las rocas y con el trago entre mis manos me dirijo al sector donde pasan música latina. Me encanta ver los movimientos sensuales de las mujeres al bailar esos ritmos. Aquella que llame mi atención lo suficiente como para provocar mi deseo será la afortunada de la noche.
Me voy abriendo paso hasta que un movimiento me alerta. No era el vaivén de caderas o de pechos revotando ante el ritmo de la música. Era su cabello, suelto, libre, siendo agitado de un lado a otro siguiendo el compás de la canción que sonaba en la pista. Ni largo ni corto, pero brillante y con una tonalidad que bajo las luces de la pista de baile parecía azul, un color único. Me acerqué sin poder evitarlo. Si su cabello me hipnotizó su sonrisa simplemente me cautivó. Reía con ganas, con alegría… y picardía. Se mordía el labio inferior entre movimiento y movimiento lo que solo la hacía parecer más y más atractiva ante mis ojos. Pero ¿qué estoy mirando?, ¿su pelo y su sonrisa? ¿en qué mierda estoy pensando? Lo primero que he de mirar en una mujer son sus piernas. Veamos. Estaba usando unas botas negras que cubrían sus largas extremidades hasta llegar un poco más abajo de sus rodillas. Sus muslos torneados quedaban expuestos entre vuelta y vuelta gracias al vuelo de ese vestido rojo que le quedaba simplemente espectacular, se ajustaba en los lugares necesarios sin llegar a lo vulgar y aquello que revelaba era perfecto: Curvas por todos lados. Era delgada pero sus curvas, por dios, podría perderme en esas curvas y admito que no quisiera ser rescatado. Movía sus brazos acompañando el ritmo de la música. Creo que era bachata. Se tocaba de vez en cuando su hermoso cabello que desordenado por su baile quedaba revuelto sobre su rostro. Una imagen cruzó mi cabeza. Así luciría su pelo sobre las almohadas de mi cama luego de hacerle el amor por quien sabe qué número de vez. De nuevo mi cerebro me sorprendió frente a los hilos de asociaciones con las que salía. ¿Hacer el amor?, nunca lo hice. Solo tengo sexo, si, si, como ese tal "Cristian Grey", solo que no tengo un "cuarto de juegos" ni me gusta esa cosa de golpear a mujeres por placer. Pero en mis 26 años creo poder afirmar que lo único que obtengo de mis encuentros sexuales es placer, y nada más.
Cuando miro a su alrededor veo que está bailando con un grupo de muchachas: una de pelo negro atado hacia un costado, con un abundante flequillo cayendo sobre su cara; otra castaña también de pelo largo, suelto, sostenido apenas con una bandana; y finalmente otra muy, muy provocativa, con un extraño peinado sobre su larguísimo pelo teñido de un color violáceo. Sin dudas la mujer de vestido rojo y pelo azul es la única que resalta y enseguida me doy cuenta que no soy solamente yo quien lo piensa. Veo a un grupo de tipejos a unos metros de ellas que hambrientos parecen debatir como repartirse las presas. Un par de ellos discuten entre sí mirando con lujuria a mi peliazul. Sí, digo MI porque estaba decidido: Esta noche sería la elegida.
Me muevo en su dirección, la observo fijamente pero ella no se anoticia de mi. Quienes sí lo hacen son esos hombres. Los miro dirigiéndoles una advertencia que parecen comprender a la perfección. Se dan media vuelta y se alejan. Saben que no pueden conmigo... en ningún sentido. Continúo. Sus amigas ya advierten de mi presencia y caen ante mi como insectos atraídos por la luz. Se acercan bailando seductoramente, parecen competir entre ellas por quien es la mejor. Pero pronto se dan cuenta de que es inútil. Mis ojos solo le pertenecen a ella... por esta noche, claro. Estoy a centímetros de su cuerpo, pero sigue en su imperturbable mundo personal, bailando ahora con los ojos cerrados mientras sonríe y muerde por décima vez ese labio. Por dios, solo con verla se me eriza la piel de tanta excitación ¿y qué son estos? ¿nervios? ¡vamos Saotome! ¡no hay nada que temer hombre!
Doy un paso más y fue allí cuando lo hizo: me miró. Sus ojos grandes y oscuros me miraban sorprendidos ante mi cercanía. Sus pestañas negras y extensas se movían en lo que parecía ser cámara lenta. Es… hermosa. Sin detenerse me sonríe y cierra sus ojos otra vez. ¡No! No dejes de mirarme por favor, le pido en mis pensamientos. La desesperación me llevó a agarrarle un brazo y con ello volvió a poner sus ojos sobre mí, pero su sonrisa había desaparecido.
"¿Qué haces imbécil?"
Per-perdóname"_ ¿yo pidiendo perdón?
"Suéltame, no te conozco" _tira de su brazo hasta liberarse de mi agarre, dándome la espalda no sin antes dedicarme una mirada asesina.
Tengo que hablar con ella. La rodeo hasta quedar al frente suyo.
¿Qué es lo que ves?
"¿Disculpa?"
¿Qué es lo que ves? Cuando cierras los ojos, ¿qué ves para tener esa sonrisa? Debe ser algo maravilloso para hacerte sonreír así.
Me mira y luego de un instante (que pareció una eternidad) se ríe brevemente, majestuosamente.
"Nada".
¿Nada?
"Todo, en realidad todo: tengo música, tengo amigas, estoy disfrutando de la noche, estoy viva. ¿No es eso suficiente motivo para reír?"
¿Podrías enseñarme? Yo jamás podría sonreír con tanta plenitud.
"No, no puedo. Simplemente debes buscar tus propias razones para hacerlo. Esta es la mía"
Intenta avanzar, yo me interpongo.
Ya la encontré.
"¿Qué?"
Ya encontré una razón para sonreír.
"Qué bueno" _me dice sarcásticamente, intentando esquivarme.
Eres tú.
"¡Ja! Sí, claro".
En serio, mírame, desde que comencé a hablar contigo no puedo dejar de sonreír. Baila conmigo.
"No gracias-
-por favor, solo una canción. Si después de eso no quieres saber nada de mi te dejaré en paz, te lo prometo.
Me queda mirando y yo solo puedo rogar para mis adentros: "di que sí hermosa, por favor dime que sí".
"¿Y me dejarás en paz?"
Te dejaré tranquila.
"Está bien".
Vamos al centro de la pista. Mejor dicho, la sigo al centro de la pista. Una canción acababa de comenzar. Se detiene y se planta frente a mi. Me mira y yo le sostengo la mirada. Me sonríe y comienza a moverse. Baila a mi alrededor y yo como un idiota solo puedo contemplarla. "Tengo que tocarla", ese mandato aparece en mi mente. Cuando salgo de su encantamiento y tomo control nuevamente de mi sistema nervioso comienzo a acercarme, ella me mira y me regala una sonrisa… y yo, yo me derrito ante su magia. Comienzo a moverme a su ritmo. Tantas noches de boliche hacen que sepa exactamente qué hacer… si bien por primera vez en mi vida me sentía en desventaja. Esta mujer ejercía un dominio sobre mí como nunca antes me había sucedido. En un momento de arrebato coloco suavemente una de mis manos sobre su cintura. Me sorprendo al sentir como encaja a la perfección en esa sinuosa curva. Ella se sorprende pero sigue sonriendo. Aprovecho lo que interpreto como una invitación y la acerco a mi. Con mi otra mano busco la suya, mientras ella coloca su mano libre en mi hombro. Comenzamos a bailar de esa manera. Nos complementábamos perfectamente. Sentía las miradas de los demás sobre nosotros, contemplando envidiosos nuestros sensuales movimientos. Pero yo solo podía mirarla a ella y ella a mi. Ambos sonreíamos y nos movíamos deliciosamente con la música. La acerqué aun más. Sus pechos rosaban mi pecho, y sus caderas chocaban con las mías. El franeleo propio de este ritmo hacia que me excitara ante cada movimiento. Puse mi cabeza al lado de la suya. Olía exquisitamente. Su cuello quedó accesible a mi boca que reclamaba posarse sobre esa piel... y besarla.
¿Cómo te llamas? _ logré decirle al oído, en un intento de frenar mis impulsos.
"¿Cómo te llamas tú?"_ me contestó acercándose peligrosamente a mi oreja, dejando a su paso escalofríos de placer.
Pregunté primero_logré articular. Grave error.
"Entonces es mejor que nos quedemos es silencio" _ amenazó intentando distanciarse de mi.
¡Ranma! Soy Ranma... Saotome _ contesté inmediatamente mirándola a la cara y acentuando mi agarre a su cintura. Es increíble el poder que tiene sobre mi. ¡Maldita seas mujer!
"Ranma, ¿podrías traerme algo para tomar?"
R: Sí, pero ¿cómo t-
"-así puedo recuperar energías para la próxima canción"_ me dijo interrumpiéndome.
Próximo canción, quiere seguir bailando. Genial.
R: "Ya... vuelvo".
Me separé de ella con mucha ansiedad… y mucho miedo, pensando que podría desaparecer ante mi ausencia. Me dirigí prácticamente corriendo hacia el bar y compré un energizante. Cuando volví la encontré en un rincón de la pista siendo acosada por unos imbéciles. Me acerqué rápidamente (y furiosamente) a ella.
R: ¿Qué quieren contigo estos señores AMOR?_agarrando su mano.
Ella me miró confundida por unos segundos pero luego entendió.
"Nada Ranma, solo estaban preguntándome donde está el baño"
Mi nombre sonaba tan especial saliendo de su boca.
R: Bueno caballeros, suerte con eso. Me llevo a mi mujer, con permiso.
Se sintió bien, demasiado bien el reclamarla de esa manera.
Volvimos al centro de la pista y ella soltó mi mano.
Se sintió mal, demasiado mal cuando apartó su mano de la mía.
Le di la bebida y ella me agradeció con una tímida sonrisa. Acto seguido me dio la espalda y comenzó a bailar. Y yo como un animal en celo me acerqué inmediatamente a ella, pegándome a su espalda. Puse mis manos en su cintura y hundí mi nariz en su pelo, mientras trataba de seguir con las mías el vaivén de sus caderas. Definitivamente olía deliciosamente bien.
R: No quieres verme a la cara _le digo al oído
"No veo para qué, habíamos acordado bailar, nada más"_ me responde girando su cara en búsqueda de mi oído.
Sonrío, es muy astuta. Lo hace para incrementar mi interés por ella... y lo consigue. La tomo del brazo y la hago girar hacia mi. Quedamos enfrentados, nuestras caras a centímetros de distancia. No bailamos más. Nos quedamos allí, quietos. Quería besarla, moría por besarla. Y ella lo sabía, mis ojos clavados en sus labios me delataron. Entonces ella comenzó a bailar nuevamente y yo la seguí. Ya no sonreía, se veía tensa, nerviosa. La comprendo yo estaba en las mismas condiciones. No entiendo por qué pero había una tensión entre los dos que en vez de divertirme, como siempre ocurría, me incomodaba...pero al mismo tiempo no quería que se termine. No sé cómo pasó pero nos fuimos acercando hasta quedar prácticamente abrazados, nos movíamos ya no con sensualidad, sino como una mera excusa del por qué seguíamos así, agarrados uno del otro... hasta que terminó la canción y repentinamente ella se apartó de mi.
R: ¿Qué pasa?_ pregunté con sorpresa.
"Tengo que irme…. eres… un buen bailarín".
R: ¡No! _ exclamé con angustia_ no te vayas, quédate un rato mas, después te llevo a tu casa.
"No es necesario. Adiós Ranma".
Sentí una decepción enorme, realmente no quería que se vaya, no todavía. No era necesario acostarme con ella… yo solo quería estar a su lado un poco más. Me paré delante de ella, quien puso cara de fastidio.
R: Vamos a otro lugar, te invito un trago, o vayamos a comer o a caminar. Lo que tú quieras_ Me encontré a mi mismo rogándole desesperadamente.
"Lo que yo quiero es irme, gracias" _ me apartó de un empujón, es fuerte.
Decidí no insistir, pero la seguí con la vista. Se acercó a sus amigas y le dijo algo a una de ellas. Luego les dio un abrazo y se dirigió al guardarropas donde pidió su bolso y su abrigo. Caminó hacia la salida... y yo la seguí sigilosamente sin poder frenarme. Salió del lugar forcejeando con un par de tipos que al verla pasar intentaban retenerla. Qué asco me daban… aunque pensándolo bien ¿no estaba yo haciendo lo mismo? Nunca había estado en esta situación, era más bien lo contrario. Esta noche es diferente en todo sentido. Por eso no puedo dejar que se termine así.
Comenzó a caminar por la calle rápidamente, como huyendo. ¿Qué le pasaba? ¿Tendría algún problema? Empezó a pasarse la mano por la cara. ¿Estaba llorando?
Como un loco corrí hacia ella alertado por la preocupación.
R: ¿Qué te sucede? ¿Estás bien?
Sí estaba llorando, me miró y se quedó sorprendida.
"¿Qué haces aquí? Ya te dije que"-
R: -eso no importa, ¿qué te sucede? ¿estás bien?
Me observó por unos instantes y sus ojos ser llenaron de lágrimas, estrujando mi corazón.
"No lo sé, no sé qué me pasa".
Y comenzó a llorar. No sabía qué hacer. Me dolía verla así, por Dios ¡me dolía!, ¿por qué? No la conocía, solo bailé con ella, ¡ni siquiera sabía su nombre! Pero me quedé duro, sin saber qué hacer, solo… solo quería que se calme.
R: ¿Quieres ir a mi casa? _le dije en voz baja, dubitativa _So-solo hasta que te calmes, te invito a tomar un té... hasta que te sientas mejor… después te llevo a tu casa. ¡No voy a hacerte daño, lo juro!... Mi-mira puedes, puedes escribirles a tus amigas y contarles donde vamos a estar… te digo la dirección, mi nombre completo mmm, estoy en facebook, twi-
"-está bien… no hace falta... sé que puedo confiar en ti… no estoy segura cómo, pero lo sé".
El alma me volvió al cuerpo. No sabía que mas decirle para convencerla de que no la iba a secuestrar, de que no soy un psicópata. Cuando me dijo que sí me sentí inexplicablemente feliz. Tomé su mano y comenzamos a caminar en dirección a mi auto.
Fueron solo unos metros, pero parecieron kilómetros. Estaba más que nervioso, quería llegar lo antes posible, subirla y largarnos de aquí antes de que lo volviera a pensar y se arrepintiera. La llevé hasta la puerta del acompañante, la abrí y esperé rogando que no decidiera salir corriendo. Alguien oyó mis plegarias, ella soltó mi mano e ingreso al auto. Bien. Suspiré aliviado pero no quería tentar mi suerte. Subí al auto lo más rápido que pude. Me senté y lo encendí. La miré, ella me estaba observando. Le sonreí y ella me correspondió. Su sonrisa era la más hermosa que había visto. Cálida y abrumadora.
"¿Vamos?"
R: Sí, sí, perdón, vamos.
¡Qué idiota! me quedé obnubilado, mirándola como un estúpido. ¡Qué vergüenza! ¿qué te pasa Saotome?, ¿dónde está el gran seductor? Ella se acomodó en el asiento mirando a través de la ventana, parecía incomoda o más bien yo me sentía así. No quería que ella se sintiera mal a mi lado. Prendí el stéreo, algo de música nos ayudaría a relajarnos.
"¡Mi tema favorito!"
R: ¿No me digas que te gustan? ¡son mi banda preferida!
"¿Que si me gustan? ¡los sigo desde el comienzo!"
R: ¿En serio? no son nada conocidos pero sus canciones-
"-transcienden fronteras"
R: Sí, exacto.
Si los pocos metros hasta mi auto me parecieron kilómetros, el viaje hasta mi departamento me pareció centímetros. Comenzamos a hablar de nuestra banda predilecta. Habíamos compartido sin saberlo decenas de recitales, firmas de autógrafos y horas y horas de canciones. Era una coincidencia muy improbable pero infinitamente afortunada. Una vez que comenzamos a hablar el tiempo voló y cuando me di cuenta ya habíamos llegado. Abrí la puerta del garaje. Ingresamos con el auto. Apagué el motor y la miré divertido.
R: Llegamos.
"Bien".
R: Te mostraré mi colección.
"Está bien, pero no creo que supere la mía"
R: ¡Ja!, eso lo veremos.
Desabroché mi cinturón velozmente y corrí hasta su puerta para que no se anticipara en abrirla ella misma, quería conservar algo de mi orgullo. Lo logré. Ella salió del vehículo cerrando la puerta detrás suyo.
R: Por aquí_ tomándola de la cintura la guié por el demasiado corto camino hasta el ascensor.
Ingresamos y apreté el número 18. La puerta se cerró tan instantáneamente como hizo su aparición esa enorme tensión entre nosotros. Moría por arrinconarla contra la pared del elevador y comérmela a besos. Ella mordía una de sus uñas, ¿estaba nerviosa?, de repente me miró de reojo y se sonrojó, y yo al verme descubierto me encontré teniendo la misma reacción.
"Con que piso 18 ¿eh?"
R: ¿Perdón? _Su frase me sorprendió, estaba demasiado ocupado conteniendo mis bajos instintos.
"¿Vives en el último piso?, ¿el 18?"
R: Ah sí, sí. Ya verás la vista que tiene de la ciudad. ¿Y tú? ¿Dónde vives?
"Ciertamente no en un piso de dos dígitos"
¿Qué fue eso? ¿Pensará que soy presumido? ¿Le caeré mal?
R: No es nada, realmente, parece más de lo que es, la fachada del edificio es exagerada, los que vivimos aquí somos simples trabajadores, yo-
"-jajaja, no me mal interpretes, me encantaría vivir en un lugar así"
Cuando quieras, mi casa es tu casa. Ahora que lo pienso, ¿por qué la traje aquí? jamás, nunca había traído a una mujer a mi casa, a mi lugar sagrado, a mi mundo personal, ella es la excepción…
Se abrió la puerta del ascensor. Le hice la seña para que saliera ella primero. Saqué las llaves y abrí la puerta de mi casa, encendiendo la luz al entrar.
R: Bienvenida.
"Con permiso".
Entró tímidamente, se sacó los zapatos, dejó su bolso y abrigo en el sillón. Al ver la vista que revelaba el gran ventanal, sus pies la llevaron directamente al mismo.
"¡Guau, es hermoso!"
R: Sí, hermosa.
Se veía deslumbrante, descalza, con su pelo revuelto, de pie junto a la ventana, con sus ojos bien abiertos brillando con asombro frente al espectáculo brindado por las luces de la ciudad, con esa sonrisa divina en su rostro… era una visión espléndida. En ese momento quería que fuera mía, quería estar con ella, quería sentir su cuerpo desnudo acurrucado junto al mío, envolverla en mis brazos mientras nos quedamos los dos mirando la urbe a través de esa ventana, alejados de todo y todos, en la cúspide de este edificio.
Tuve miedo, no de que se arrepintiera como hace unos minutos atrás, no, tenía miedo de mi mismo… y de ella, de lo que estaba provocando en mi. En un par de horas había vivido con esta mujer lo que en 26 años jamás había querido vivir con alguien, compartir mi casa, querer hacerla sentir bien, impedir que se vaya, consolarla. ¿Quién eres?
R: No me dijiste tu nombre.
Interrumpí sus pensamientos.
"¿No ibas a prepararme un té?"
R: ¿No vas a contes-
"-por cierto, dónde está esa impresionante colección de MI banda favorita ¿eh?"
Astuta, no hay nada que me provoque más que me desafíen, soy hiper competitivo. Su nombre podía esperar.
R: Ven por aquí, mientras tú comienzas a contemplar MI gran colección de MI banda favorita te prepararé té.
"¡Perfecto!" _ Deja ya de sonreírme porque no responderé por mis acciones.
Tuve que tomarme unos segundos para tranquilizarme antes de indicarle el camino. Cuando comenzó a tomar mis discos, revistas y DVDs, parecía una niña que había entrado a una juguetería con pase libre para jugar con todos los juguetes que quisiera. La dejé por unos minutos sola, mientras corrí a la cocina a preparar el dichoso té. Sí, señores, algo estaba mal conmigo. No estaba intentando emborracharla para desinhibirla y así poder acostarme con ella, sino que por el contrario quería tranquilizarla, hacerla sentir cómoda… y segura. No es que no la deseara, estaba ejerciendo un gran control mental para mantener mi libido a raya y que no notara lo duro que estaban TODOS los músculos de mi cuerpo ante la excitación que sentía al verla. Pero no quería simplemente tener relaciones con ella, ¡Diablos, no sé bien que quería obtener de ella!... pero seguro era algo más.
Volví con el té listo. Se lo acerqué.
"Gracias. Guau, realmente me sorprendes, tienes casi todos los discos".
R: ¿Casi todos? ¿de qué hablas? tengo la colección completa _ ups, soné enojado, lo estaba. ¿Cómo que casi todos?
"Claro que no mi amigo, te falta el cd cuando tocaron en vivo en Kyoto en el 2014".
R: ¿Qué? ¡lo estas inventando!
"Por supuesto que no, pero claro, fue una edición limitada… no te preocupes eso es algo que solo los verdaderos fanáticos lo sabrían".
R: Y supongo que tú lo tienes ¿verdad?
"OB-VIA-MEN-TE querido".
R: Tienes que mostrarme un día.
"¿El disco?"
R: Tu colección… _Y tu casa, tu cocina, tu comedor, tu dormitorio… tu cama.
Ella bajó su mirada, tomó la taza de té entre sus manos y dio un sorbo cerrando sus hermosos ojos.
"Esta bueno, gracias Ranma".
R: ¿Te sientes mejor?
"Sí".
R: ¿Qué te sucedió?
Solo me miró, sin decir una palabra. ¿Es que acaso no piensas contestarme ni una sola pregunta?
"Tienes algo que no tengo".
R: ¿Qué? _le dije intrigado, qué podría tener yo como para que estuviera tan triste.
"Esto"_ Tenía el DVD del último recital en Tokio en sus manos_ "¿Cómo hiciste para conseguirlo? Lo busqué por todos lados y no lo encontré".
R: No te sientas mal querida, eso es algo que solo un verdadero fan sabría donde buscar.
"Ja, ja, ja, lo admito, me lo merecía".
Reímos acompasados, su risa era sonora y contagiosa. Me encantaba.
R: "¿Quieres verlo?"
"¿El DVD?".
R: Claro, puedo ponerlo ahora mismo.
"¡Sí!" _contestó entusiasmada.
Su alegría me infectó de inmediato. Tomé el DVD de sus manos y cuando rocé su piel con la mía sentí electricidad. Es que el ambiente estaba cargado de tensión, esa tensión que nunca se fue y que prometía altos niveles de descarga. Nos miramos, ella también lo sintió, también estaba incómoda, también se sentía atraída hacia mi… aunque no sé si tanto como yo hacia ella.
Puse el DVD, apagué las luces y nos sentamos frente al televisor. Fue extraño, cantábamos, hacíamos comentarios sobre el recital al cual ambos habíamos asistido, recordando los mejores momentos de esa noche. La estaba pasando bien, muy bien, aunque de momentos sentía que me estaba por volver loco. El tenerla ahí, tan cerca, era una tentación enorme.
Cuando estaba tocando la última canción del recital, me giré a verla y me sorprendí al notar lágrimas en sus ojos.
R: ¿Qué te pasa?
Me acerqué a ella, girando suavemente su rostro hacia mi.
"Nada, perdón Ranma, es que esa canción siempre me conmueve, que vergüenza, me has visto llorar dos veces en apenas unas horas, créeme yo no soy así, no sé qué me pasa esta noche… mejor me voy".
Hizo el ademán de levantarse pero yo la detuve.
R: ¡No, no puedes irte así!, quédate un rato más, hasta que amanezca y te sientas mejor, yo te llevaré a tu casa, solo… solo quédate…
Me miró con esos ojos llorosos y luego arrimó su cabeza contra mi brazo, como una niña pequeña que buscaba ser consolada. Pasé mi brazo tras su espalda intentando contenerla. El DVD comenzó una vez mas pero ahora ya no cantábamos, nos quedamos ahí, quietos, uno junto al otro, sintiendo inevitablemente cómo nuestros corazones y nuestra respiración se acoplaban a la del otro. Que sensación más extraña, una mezcla de tranquilidad y temor a la vez. Pero se sentía muy bien, deliciosamente bien, tan bien que sin darnos cuenta nos quedamos dormidos. Por primera vez en mi vida me quedaba dormido al lado de una mujer a la que deseaba de sobremanera pero que no había siquiera besado.
La desesperación y decepción que sentí al despertarme pocas horas después y no encontrarla allí perdura en mi mente desde esa noche. Han pasado dos meses desde que la conocí y nunca más volví a verla, no sé si quiero hacerlo, es peligroso, me da miedo. El estrago que traería a mi vida esa mujer… seria un antes y un después, estoy convencido de que me cambiaría complemente… a quien quiero engañar, ya lo hizo y es por ello que a la vez deseo volver a encontrarla con todas mis fuerzas porque…
Desde esa noche te extraño en mi habitación
Creo que puedo caer en una adicción contigo
No me esperaba jamás una historia así
Siento mil cosas por ti, siento mil cosas
Entiende que desde esa noche
Solamente pienso en ti, desde esa noche
Muero por tenerte aquí
¿Qué es lo que te pasa que no quieres?, amor
Entiende que desde esa noche
Solamente pienso en ti, desde esa noche
Muero por tenerte aquí
Pero me da miedo enamorarme de ti
Y yo de ti
Y tú no de mi
Y yo de ti
Pero me da enamorarme de ti…
Continuará…
