«DDR: Digimon de Akiyoshi Hongo»
«N/A: Esta historia participa en el III Desafío: Enamorado Accidentalmente del DZ del GE»
«Es tan difícil decir ADIÓS en especial cuando dejas algo que realmente amas.»
—Anónimo.
1. Lo siento, pero esto tendrá que ser un adiós
[Yamato's P. O.V]
No soy un hombre de muchas palabras, eso se lo dejo a mi hermano, sin embargo, hoy siento la necesidad de escribir todo lo que me ha traído hasta aquí.
(Flashback)
Esa tarde de febrero me encontraba en mi habitación sin nada que hacer (mis deberes ya estaban finalizados), mañana seria mi cumpleaños y en mi afán de no querer hacer mucho, me apresure a terminar todo, resultado: tenía mucho tiempo de sobra antes de que mi padre me llamara para cenar y eso era algo que trataba de evitar, tiempo libre significa tiempo para pensar sobre mi futuro.
—Yamato — escuche la voz de mi padre en la puerta de mi habitación —, ¿ya sabes a que universidad asistirás a partir de Abril? (1)
«Universidad». Esas once letras me hacían sentir nervioso y aún más tenso. Siempre supe lo que quería estudiar, a decir verdad, desde mi niñez lo supe, y cuando por fin puede estudiar para ser piloto aeronáutico solo existía un problema, a decir verdad, un GRAN problema.
—Sí, creo que si — respondí con la mirada fija en el techo de mi habitación —, pero... — ¿Cómo decir las siguientes palabras? Tan siquiera el pensar en dejar a mi natal Japón a difícil, el haber otras tres razones de peso hacían que quisiera quedarme — No... — me volví a quedar callado.
—¿Qué pasa? —dijo mi padre entrando a mi cuarto y sentándose en el banco que había enfrente del escritorio
—No es nada. — respondí finalmente en un tono cortante y el di la espalda.
—De acuerdo —oí como se levantó de su asiento para salir —, solo recuerda que ya tienes que realizar los trámites.
«Tramites» esta palabra tan simple se convertía en un martirio para poder estudiar en Estados Unidos por ser estudiante del extranjero.
—Yamato, ¿no crees que tu padre merece saber tu decisión? — me pregunto Gabumon quien había estado al lado del escritorio
—Ya sé que lo tiene que saber — dije al momento de sentarme a un costado de la cama para encararle —, pero no es como decirlo.
Y era verdad; no era el hijo ejemplar que conversara con su padre sobre lo que le ocurría en su día a día, pero el tiempo que pasábamos juntos lo apreciaba de verdad y dejarle solo no me era agradable.
—¡Yamato! — llamo mi padre desde el comedor —, voy a hacer de comer, ¿quieres algo en especial?
—Carne asada está bien. — conteste lo primero que se me ocurrió
—De acuerdo, cuando esté lista la cena te llamo.
Bien, tenía tiempo para pensar como decirle que quería estudiar en el extranjero.
Pasados unos minutos, llego un mensaje a mi celular, por lo que hice una pausa en mis pensamientos para leer el mensaje:
'Espero poder verte mañana.
Sora.'
No pude evita que una sonrisa melancólica se extendiera por mi rostro. Desde que había iniciado mi relación con Sora habían pasado cuatro años en los cuales había vivido buenos momentos, sin embargo, a veces experimentaba la sensación de que esos años serían los únicos para nosotros, más cuando yo me alejaba para cumplir mi sueño.
"Ya se me ocurrirá como decirle a ella" pienso y le contesto el mensaje.
'Te espero frente a la Torre de Tokio a las 14:00.
Yamato.'
La cena transcurrió en silencio, cada uno de nosotros sumergido en sus propios pensamientos salvo Gabumon que me miraba con expectación y de vez en cuando veía a mi padre tal y como lo había hecho desde inicios del año, la diferencia era que en aquella ocasión no me dejo escapatoria alguna.
—¿Papa? — le hable al ver que empezaba a recoger los platos de la mesa aunque seguía sin saber cómo decirle. Él dejó los en un costado de la mesa y volvió a tomar su lugar en la espera de lo que yo iba a decir —Bueno veras...—dije aun pensando en cómo decirle todo —Es sobre la universidad. La razón por la que no te decía nada era... Porque... Me gustaría estudiar en Norteamérica. — ¡Listo, al fin lo logre!
Justo después de eso, la casa se quedó en un silencio tenso por algunos minutos.
—De acuerdo — dijo entrelazando sus manos —¿Y no habrá problema por ser extranjero?
—Prácticamente el idioma — ese era el motivo principal si de estudios se trataba —, y también el inicio de clases.
Durante un rato estuvimos hablando sobre las universidades en Norteamérica y todo lo bueno y malo que implicaba estudiar en el extranjero.
—Bueno Yamato, ahora solo debes decirle a tu madre y a Sora. — susurró sin saber que esa era la razón por la cual no decidía si irme o no.
—Tengo la intención de hacerlo mañana cuando vea a Sora, después se lo diré a mama.
—Bueno, ahora si lavaré los trastes —contesto volviendo a recoger los platos sucios de donde los había dejado —. Más tarde hablaremos sobre tu traslado a Norteamérica.
Por la mañana, la casa estaba en completo silencio; Gabumon continuaba dormido así que me levante sin hacer ruido para asearme. Una vez listo para empezar mi día, me dirigí a la cocina y en la mesa vi una nota
«Lamento no poder estar contigo en tu cumpleaños.
Hiroaki.»
Tome la nota y la guarde en la bolsa trasera de mis vaqueros, así que era su trabajo y no había nada que hacer. Me dirigí al refrigerador para buscar las ingredientes para hacer unos omelettes; Gabumon se despertó justo cuando el desayuno –un vaso de leche, otro con jugo de naranja y un omelette de jamón y para cada uno– estaba listo.
—Feliz cumpleaños Yamato. — escuche a Gabumon felicitarme en cuanto entro a la cocina.
—Gracias— le agradecí al momento de poner su plato frente a él y tomar mi lugar —. Voy a salir más tarde, ¿te quedas aquí o prefieres ir al Digimundo?
—Me quedo. —contesto sin dudarlo
—En cuanto regrese prepararé algo para cenar.
Como era costumbre desde que empecé a salir con Sora, llegue un poco antes que ella lo hiciera un así, todavía no era la hora indicada cuando ella llegó.
—¡Feliz cumpleaños! —me dijo después de darme un abrazo y un dulce beso.
—Gracias. —le respondí apoyando mi frente en la suya.
—Te he traído algo — canturreo separándose para buscar algo en su bolso —. Espero que te guste — dijo entregándome un pequeño rectángulo con un moño azul en una esquina.
Lo abrí con cuidado para rasgar la envoltura y pude ver un álbum lleno de algunas fotos de nuestra infancia y muchas otras de los años a lo largo de nuestro noviazgo, no me importo como las había conseguido ni quien se las había dado, lo único que me importaba era lo que significaban para los dos.
—No podía haber pedido algo mejor como regalo — susurre y la voltee a ver mostrando una sonrisa en mi rostro —, gracias — en respuesta ella me dio otro beso y después nos fuimos al cine.
Mientras la película corría en el cine, yo me encontraba pensando en cómo decirle a Sora que tal vez me iría a Norteamérica. Mientras tanto, ella estaba recostada contra mi hombro suspirando con pesadez de vez en cuando y eso hizo preguntarme que le pasaba, pero cuando volteo hacia mí y vio la pregunta en mis ojos ella se limitó a negar con la cabeza y me dio un beso en la mejilla para intentar evitar que me preocupara por ella.
Cuando termino la película, nos dirigimos a un pequeño restaurante para comer algo. Mientras esperábamos a que nos trajeran la comida, otra vez pude ver la preocupación y la tristeza en sus ojos así que decidí no decir nada hasta asegurarme de que ella iba a estar en un lugar donde se sintiera más tranquila; aun así había una parte de mí que quería saber que le ocurría, pero no me atreví a decir nada porque sabía que si ella quisiera decir que le preocupaba simplemente ya lo hubiera hecho, por lo que me limite a darle un pequeño apretón de manos por debajo de la mesa para que recordara que si necesitaba algo yo la ayudaría y ella me dedico una sonrisa de agradecimiento.
Una vez que estamos en el conjunto de departamentos ella se volteó para despedirse, pero yo aún no estaba dispuesto a dejarla, así que la tome de la mano para poder hablar con tranquilidad.
—Sora, hay algo que te quiero decir — ella me miró fijamente con sus ojos llenos de preocupación —, sabes... Esto es importante para mí y me importa mucho tu opinión. — dije empezando a evadir el tema
—Es sobre la universidad ¿cierto? — susurro mirando al suelo — Me lo dijo Piyomon. —respondió al ver la duda en mis facciones.
De pronto se formó un silencio incomodo por parte de ambos, Sora se veía muy mal y eso era lo último que quería causar; mientras tanto, yo estaba molesto tanto conmigo como con Gabumon por lo que sus pláticas con los demás Digimons habían causado.
—No te preocupes por mí — dijo acompañando su petición con un suspiro —. Será mejor que te prepares y te concentres en ello — me sugirió con un deje de tristeza en su voz —. Hasta... Hasta luego. — dijo antes de irse a paso rápido.
Yo me quede ahí parado, observando como había desaparecido Sora, sin darme si quiera la oportunidad de explicarle las cosas como debían ser.
Me aleje a paso lento y me dirigí a casa un poco molesto, pero sobre todo triste. Poco después de que empezara a caminar rumbo a mi casa empezó a llover, pero a mí no me importo, solo mire al cielo –que reflejaba mi estado de ánimo– y continúe mi camino.
(Fin del Flashback)
Todavía recuerdo cuan mal me hizo sentir la forma de actuar de Sora, recuerdo que cada que trataba de hablar con ella, resultaba que había algo que olvido o tenía que hablar con alguien más, pero nunca me dejo explicarle las cosas, por lo que simplemente tome la decisión de ir en busca de lo que yo quería, aunque no sería de la forma que yo hubiera deseado
(Flashback)
Todos estaban en el aeropuerto para despedirnos a Gabumon y a mí, bueno, casi todos, solo faltaban Piyomon y Sora, pero tenía muy en claro que ellas no aparecerían ni siendo obligadas por todo el mundo.
—Te cuidas mucho hijo. — me pidió mi mama dándome un abrazo.
—No te preocupes, Mimi me ayudara un poco.
—Suerte en el otro lado. — me deseó Taichi dándome una palmada en la espalda.
—Hare lo mejor
—Te vemos en Navidad. —dijo mi hermano.
Mientras los demás se despedían de mí, mi papa simplemente se quedó atrás de ellos pues él ya me había dicho la noche anterior
—Cuiden de papa. —le pedí a Takeru y él asintió
—Pasajeros del vuelo 758 con destino a Nueva York favor de abordar por la puerta seis. — dijeron por el alta voz.
—Nos vemos en diciembre. — les dije antes de dirigirme a la puerta indicada.
El camino al avión lo hice cabizbajo hasta llegar a la escalera de abordaje, ahí me detuve un poco pues creí ver a Sora de reojo, pero una vez que voltee no la vi, solo estaban los que sí fueron a despedirse y vi que se despedía de mí con la mano así que hice lo mismo
(1) A diferencia de la mayoría de los países, en Japón las clases comienzan en Abril, así que los niños que nacieron en Abril del 2000 asistirán junto a otros niños que nacieron en Mayo de 2001
