Me sentía mareada, adormecida. Tenía heridas en todo el cuerpo, marcas de moretones, rasguños y la sangre, la sangre desbordaba de cada herida; pero no, no era tan simple como podía llegar a sonar, realmente dolía, incluso sospechaba que algún hueso estaba roto.

Con dificultad, logre abrir mis ojos, veía todo borroso, manchas naranjas por todos lados. Comencé a escuchar murmullos, parecían personas cerca mío, hasta que por fin pude ver con claridad donde estaba. Una ronda de los que parecían ser reclusos, se agolpo alrededor mío, como si fuera un monstruo de feria, algo de otro mundo. Estaban vestidos con el típico atuendo de prisión naranja, eso explicaba las manchas. Creí que iban a atacarme o algo, pero solo se quedaron parados ahí mirándome desconcertadamente.

-¿Qué tanto miran?- Exprese con desagrado, no iba a dejar que creyeran que era un bicho raro, pero nadie respondió.

De un segundo a otro, una sirena empezó a sonar y lo un robot blanco apareció de la nada, solo para llevarse por delante a muchos reclusos, hasta llegar a mí. Un brazo mecánico salió de él y me agarro fuertemente de una pierna, me estaba lastimando.

-¡Suéltame, mierda!- Forcejeaba para zafarme, pero el robot parecía no prestarme atención, seguía sonriendo.

El robot acelero el paso y a toda velocidad me condujo hasta una elegante y colorida oficina. Me soltó y me dejo en el suelo, frente a un escritorio vacio, luego se fue por donde vino. Intente levantarme, pero no pude, mi pecho comenzó a arder y escupí sangre.

- Wow, wow, wow ¡No manches la alfombra!- Repentinamente, un hombre apareció sentado en el escritorio. Estaba vestido con un elegante traje violáceo, que combinaba con su sombrero del mismo color; llevaba grandes gafas amarillas lo que me dificultaban el poder divisar con claridad sus ojos y tenía un bastón con el que estaba jugueteando. Se acerco a mí, mientras me mostraba su "incompleta" sonrisa, ¿Por qué? Le faltaba un diente, lo que le daba un aspecto juvenil.

- Tu alfombra me importa un carajo, ¿Quién eres y que mierda hago aquí?- Una vez más intente levantarme, inútilmente, volví a caer. El hombre de traje se acerco a mí y me extendió una mano para ayudarme.

- Permíteme, dulzura…- De mala gana me levante y al hacerlo ya no sentía dolor ¿Me había curado? Rebusque en mi cuerpo heridas, pero no había nada.

- ¿Co…Como…?- Estaba confundida y a la vez algo asombrada.

- Haciéndolo, simplemente…- Su respuesta fue tan explícita- Oh, disculpa, no me presente adecuadamente…- Se quito el sombrero unos instantes- Soy El Guardián ¡Bienvenida a Superjail!- Exclamo con alegría.

- Soy Emily…Y no es un placer- Estreche mi mano con la de él con suma desconfianza- ¿Cómo vuelvo a mi casa?, ¿Me tomo un taxi o algo así?- Busque la salida con la mirada.

-¿Por qué razón querrías irte del lugar más maravilloso del mundo?- Sus ojos brillaban.

- Mira…tengo una vida, ¿Si? Aunque es tediosa y rutinaria, debo volver a mi casa- Agarro suavemente mi mano.

- Tú te quedaras aquí, ahora trabajaras para mí en Superjail- Aparte su mano con desagrado.

- ¿Es acaso alguna clase de trata de chicas o solo las secuestran para mandarlas a trabajar como esclavas?- El guardián soltó una carcajada.

- Eres hermosamente divertida- Sonrió animadamente.

- ¿Cómo llegue aquí?- Pregunte en tono serio.

- Creo que Jailbot te trajo por equivocación…Que bonita equivocación…- En su rostro apareció una sonrisa de perversidad, estaba a punto de golpearlo, pero las puertas de la oficina se abrieron súbitamente. Un hombrecito de baja estatura, nervioso y bastante desesperado, entro corriendo a la habitación- ¡Jared!, ¿Cuántas veces tengo que repetirte que si la puerta está cerrada toques?, ¿Qué quieres?- El guardián estaba siendo duro con el pobre hombrecito.

- Se…señor, hoy temprano llego por equivocación una chica que…- Se jacto de mi presencia y quedo algo atónito- ¡¿Qué hace ella aquí?!- El hombrecito recibió una buena cachetada de su jefe que lo dejo en el suelo.

- ¡Educación, Jared!, ¡Es una dama!- Alzo el dedo índice- Es mi nueva ayudante personal, trabajara para mí- Jared me miro de reojo.

- ¡Claro que no!- Jared se levanto.

- Este no es un patio de juegos, es una prisión, niña- Lo mire con repulsión.

- Eso debería decirte yo a ti, pareces un gnomo de jardín- El guardián exploto en carcajadas.

- ¡Esta chica es genial!- El pequeño gnomo hizo una mueca de disgusto- ¡Jared!, ¡Quiero que ya mismo comiences los planos para construir la habitación de esta chica!, ¿Entendido?- Jared asintió obedientemente y se marcho.

- Que cruel eres con ese gnomo- Me miro de reojo curiosamente.

- ¿Y eso es algo malo?- Sonreí entusiasmada.

- Claro que no- El guardián me vio fijamente unos momentos y luego sonrió.

-Me agradas…- Por un momento, me puse algo nerviosa.

-En fin… ¿Dónde dormiré esta noche?- Se quedo callado unos instantes ante mi pregunta.

-Diablos…no había pensado en eso…- El hombre de traje estuvo pensativo un minuto, hasta que por fin, volvió a reaccionar.

-¿Y bien?- Pregunte impaciente.

-Tienes dos opciones…- Escuche atenta- Puedes dormir con Alice o conmigo, en mi cuarto, en mi cama, junto a mi…- Sonrió perversamente. Le concedí una dulce patada en el estomago que lo dejo sin aire un momento.

-Si vuelves a decir algo así, ese no será el único diente que te falte….- No estaba segura si la opción me había molestado o me había gustado.

-Solo jugaba, dulzura…- Su presencia comenzó a incomodarme un poco, así que decidí no mirarlo a los ojos.

-Y bien… ¿Quién es Alice?