Un fanfic con Universo alternativo. Estoy un poco inspirada, espero salga algo bueno de esto y no se me vayan las ideas. Gracias por leer.
Ranma ½ es propiedad de Rumiko Takahashi.
Islas de Wa.
Región de Chūbu.
Año 832.
El gran imperio Qin, y los tres reinos de Joseon, habían peleado por apoderarse de las islas Wa; como la había llamado el imperio Qin. Aunque sólo era un complejo de islas, y aunque no había oro o piedras de valor, tenían tierras muy fértiles, en las que el imperio y los reinos pensaban ocupar para sus cultivos de arroz, pues sus ciudades seguían creciendo, y varios de sus súbditos deseaban ocupar la isla para vivir, especialmente las clases más pobres, que deseaban encontrar una vida mejor en la isla.
Por mucho tiempo, se libraron muchas batallas por apoderarse del dominio de la isla, hasta que el imperio y los reinos decidieron dividirse las islas en cinco reinos. Tres de ellos pertenecían al imperio, que era la zona sur, y los otros dos reinos, que ocupaban la zona norte, pertenecían a los tres reinos.
Por un tiempo funcionó, hasta que los habitantes de Wa, en su mayoría inmigrantes, comenzaron a cuestionarse sobre su destino e importancia para el imperio y los reinos. Pues no estaban de acuerdo en sólo ser proveedores de alimentos, sin recibir alguna ganancia para ellos, se sentían esclavizados. Pronto surgió el deseo de independencia en la población, en el sur contra el imperio Qin, y en el norte contra los reinos de Joseon. Al inicio fue difícil porque los pobladores carecían de armas para luchar, pero hubo dos clanes que se atrevieron a desafiar a los reinos usando algunas herramientas de agricultura, palos, y algunas armas que fueron robando a soldados, para luego intentar recrear las suyas. Pero no fueron las armas lo que ayudó a que vencieran, sino un nuevo estilo de pelea que dominaron dos clanes, en el cual los combatientes atacaban con su cuerpo y con cualquier cosa que tuvieran a su alcance; éste estilo de pelea se llamó Combate libre, una especie de arte marcial de la que casi nadie sabía en realidad.
La había fundado un viejo maestro pervertido llamado Happōsai, y sólo había tenido dos estudiantes: Soma Tendō y Hikaru Saotome; esos estudiantes fueron los que lideraron los movimientos de independencia, pues al volver a sus clanes, enseñaron las técnicas a sus familias, reclutaron más personas y comenzaron a enfrentar al imperio y reinos.
Los Tendō lideraron el movimiento del sur y los Saotome del norte. Fue una lucha que duró treinta años, en la que lograron que tanto el imperio Qin como los reinos de Joseon, reconocieran la independencia de la isla, y les permitieran gobernarse por sí mismos.
Todo era felicidad en Wa, después de haber sido sometidos por el imperio y por los reinos al fin eran libres. O eso creían...
Cuando la euforia por la libertad adquirida pasó, la pregunta que rondaba a todas las islas era ¿Quién gobernaría ahora? Por derecho correspondía que los clanes que vencieron a los reinos lo hicieran, más el problema sucedió porque ambas familias tenían rivalidades, pese a que los representantes del clan habían sido estudiantes del mismo maestro, y no querían reconocer la superioridad del otro. Así que una nueva época de luchas surgió entre el clan Tendō y Saotome...
Montañas de Byankala, Imperio Qin.
Año 782
Cuando Happōsai decidió heredar su arte, no pensó que sus discípulos querían usar sus técnicas para independizar a una nación, algo que realmente le subió el ego a las nubes. Pues si Soma y Hikaru lograban su cometido, su nombre y su arte prevalecerían por siempre.
Y cuando Soma y Hikaru, conocieron a Happōsai, no imaginaban que fuera un anciano de muy corta estatura, tampoco imaginaban que estaban delante del hombre más perverso que conocerían jamás.
— ¿Y bien chicos, porqué razón han elegido usar mi arte? — preguntó el anciano — Hay más artes marciales y estilos que pueden aprender, que el de éste simple anciano.
— Porque supimos que usted pudo librarse de varias aldeas sin ayuda de nadie — respondió uno de los jóvenes que tenía un largo cabello negro.
— Además, nadie conoce su estilo, porque usted, toma lo mejor de todas las artes, y desecha lo que no le sirve — añadió otro joven que tenía los ojos azules y cabello rojo.
— No me convencen mucho sus argumentos — dijo Happōsai, los chicos iban a protestar pero Happōsai les hizo la seña de callarse y continuó — pero, tengo 78 años y he pensado en retirarme, así que necesito herederos — hablaba más para sí mismo que para ellos — si pasan una prueba, consideraré entrenarlos — sentenció.
Ambos jóvenes asintieron.
— Bien, díganme sus nombres, edades y de dónde vienen— dijo el anciano.
— Tendō Soma a su servicio maestro — reverenció— tengo 14 años, y vengo del reino de Chinzei.
— Saotome Hikaru, tengo 13 años, y vengo del reino de Ezo.
— Muy bien chicos, yo soy Happōsai; y seré su maestro si pasan la siguiente prueba — comentó.
— ¿Qué prueba es anciano? — preguntó Hikaru impaciente.
— Más respeto a tu maestro muchacho — regañó el anciano y Soma asintió.
— ¿Cuál es la prueba querido maestro? — preguntó Soma ahora con tono amable.
— Así es como deberías dirigirte a mí Hikaru-chan — alabó el anciano — en fin, la prueba es que me ayuden a recuperar un viejo tesoro que me pertenece.
Llevaban días caminando con el maestro por toda la zona montañosa de Byankala, la verdad, esperaban que la prueba a la que se refería el anciano fuera inmediata, es decir algo que conseguirían en ese momento, pero en realidad les había dicho que tendrían que ir a la aldea de Nyucheizu para recuperar su tesoro. No les pareció una tarea difícil, además por la cantidad de días de distancia, el maestro les estaba enseñando técnicas de espionaje, que consideraban útiles, así que, Soma y Hikaru consideraban que ya eran los alumnos de Happōsai. Y todo iba muy bien, hasta que al llegar, se dieron cuenta de que la aldea no era nada parecida a cualquier otra aldea, para empezar, el anciano había advertido que debían ocultarse totalmente, luego tan sólo había mujeres en esa aldea, y finalmente cuando el anciano explicó que su tesoro eran las prendas íntimas de las mujeres...
— ¿Se ha vuelto loco? — gritó Hikaru.
— ¿Qué clase de tesoro es ese? — reclamó Soma también.
Ambos recibieron un golpe en la cabeza por parte del anciano, les sorprendió la rapidez, pues no pudieron ver el golpe del viejo.
— Cállense y obedezcan si quieren que les enseñe mis secretos — sentenció el anciano.
Y así, más forzado que voluntario, los chicos tomaron todas las prendas que pudieron, hubo un momento en que Happōsai los reprendió por tomar prendas de mujeres ancianas.
— Sólo ropa de jovencitas, recuerden.
— ¿Y cómo voy a saber eso? — protestó Hikaru.
— Por el tamaño Saotome — dijo Soma.
En eso estaban, mientras el anciano saltaba riendo y tomaba algunos objetos que consideraba de valor, saltando de casa en casa.
— Oye Soma.
— ¿Qué pasa Saotome?
— ¿No te parece esto más un robo, que la recuperación de un tesoro?
— Si me lo parece, pero si queremos aprender, debemos obedecer.
— Qué remedio — suspiró el muchacho, sintiéndose inconforme.
Siguieron hasta que un grito de guerra femenil los alertó, vieron a su maestro saltando y detrás de él una multitud de mujeres con palos, espadas, y otras armas, que trataban de atacarlo pero que éste burlonamente esquivaba.
— Corran muchachos ¿o quieren morir? — les gritó el anciano y rápidamente emprendieron la huida.
Y esa fue, la primera de muchas persecuciones a causa de los robos de Happōsai, que sufrieron Soma y Hikaru.
Unas horas más tarde, un tanto agitados y sudorosos, llegaron a un manantial, y decidieron parar, pensando que ya no los perseguían y que debían haber dejado muy atrás la aldea.
Happōsai de inmediato revisó el motín, y sonrió satisfecho, diciendo cosas raras, que los chicos prefirieron ignorar. Estaban a punto de sentarse o acostarse en el suelo, cuando una pequeña figura apareció y con un aura de batalla que los alertó,
— ¿Así que fuiste tú Happy? — se acercó la figura, denotando a una mujer un poco mayor que llevaba un bastón de madera en su mano derecha.
— ¡Oh Ke Lun! — exclamó el anciano — ¿Has venido a visitarme? — burlón — oh espero que tu hermosa hija, Wei Lin te acompañe — fantaseó.
— Tú has sido quien robó las prendas y las gemas ¿verdad?
— No sé de qué hablas mujer, seguramente la edad te está afectando.
Ke Lun no soportó más y atacó al anciano, le molestaba su descaro, pues las prendas estaban a simple vista en el suelo, y seguramente las gemas las tendría escondidas en su ropa. Soma y Hikaru corrieron a esconderse, mientras observaban embobados como el anciano y la mujer peleaban entre sí. Era impresionante, aunque Hikaru tenía la impresión de que la mujer era más poderosa que el anciano.
Fue un momento en que el anciano estaba a punto de lanzar su ataque de bomba, cuando Ke Lun lo lanzó por los aires apenas usando un dedo, al ser lanzado cayeron algunas piedras de colores que resultaron ser las gemas a las que se refería, Soma y Hikaru se impresionaron, soma corrió tras el cuerpo de su maestro, asustado de que quizá no viviera más. Mientras Hikaru se quedó observando a la mujer.
— ¿Tú también quieres pelear? — preguntó amenazante.
— No señora— contestó — aquí tiene, las prendas que robamos con el maestro, lamento lo ocurrido — se disculpó.
— ¿Qué hace un jovencito como tú, con un hombre como Happōsai? — preguntó un tanto extrañada de la actitud del joven.
— Aprender el todo vale del maestro — contestó.
— Y el entrenamiento era robarnos ¿cierto? — Hikaru asintió, Ke Lun negó — ¿Por qué aprender de él?
— Para liberar a mi pueblo de los invasores, por eso.
Ke Lun lo miró fijamente, tomó los paquetes de prendas y las guardó en sus mangas, dejando impresionado al muchacho.
— Ven a verme cuando hayas aprendido suficiente de tu maestro — comentó y se fue.
Al poco tiempo Soma regresaba cargando al maestro, que ya se veía recuperado pero no quería caminar.
— Saotome ¿estás bien? — fue lo primero que Soma dijo al verlo.
Hikaru asintió.
— ¡Noo! ¡Mis tesoros! ¿Qué ha pasado? — saltó de los brazos de Soma, llorando al no ver nada de su motín
— La señora me venció, apenas y la pude tocar — dijo como explicación.
— Qué remedio, deberé entrenarlos para que esto no vuelva a pasar— dijo Happōsai— bueno descansen que mañana inicia su verdadero entrenamiento.
Hikaru pasó cinco años entrenando con Happōsai y con Soma, tenía que admitir que se sentía más fuerte que cuando llegó con él para instruirlo. Además había recorrido gran parte del imperio Qin y en ocasiones, habían visitado los tres reinos de Joseon. Hikaru había aprovechado para observar a los habitantes de cada región que pisaban, especialmente sus métodos de pelea, tanto local como militar. Soma también comenzó a hacerlo cuando observó a Hikaru, aunque no pudo evitar preguntarle el porqué lo hacía.
— Verás, cuando nos conocimos dijimos que queríamos aprender el arte del maestro para liberar nuestra tierra ¿no es así? — Soma asintió — pues precisamente por eso vigilo a ésta gente, necesitamos conocer sus métodos para defendernos — explicó.
— Es cierto.
— Además Soma, aunque derrotemos a los cinco reinos, tú y yo nos enfrentaremos también y voy a vencerte — dijo arrogante.
— ¿Qué? — Soma no se lo esperaba.
— Te venceré para que mi clan, sea el que gobierne a Wa — aseguró.
— En tus sueños Saotome, yo te venceré.
— Eso está por verse — sonrió con autosuficiencia, mientras cargaba en su espalda un pequeño morral, en las que estaban sus pertenencias.
— ¿Pero qué haces? — interrogó Soma.
— He tenido suficiente entrenamiento del maestro, seguiré por mi cuenta — respondió — ya se lo he dicho. Así que prepárate Tendō, que voy a vencerte.
Y con eso Hikaru se marchó, y dio el inicio a la rivalidad de ambos clanes. Soma siguió entrenándose con Happōsai por cuatro años más y obtuvo el título de maestro del combate libre de Happōsai. Regresó a su tierra llevándose a su maestro, pues había prometido mantenerlo por un tiempo, además deseaba que el maestro le fuera de utilidad en su batalla, especialmente contra Hikaru, del que Happōsai no hizo mención alguna después de su partida.
Región de Chūbu
Año 842.
El enfrentamiento de los clanes Tendō y Saotome duró diez años. Diez años en los que ningún clan pudo someter al otro. Y de muchas pérdidas tanto materiales como humanas. Al analizar la situación, y más por consejo de un viejo sabio, los representantes de los clanes, decidieron hacer una tregua y dividirse las islas por región. El clan Tendō se haría cargo de la mitad de la región central hasta el sur; y el clan Saotome de la región central hasta el norte. Y con eso, el nuevo país naciente de Wa tuvo algo de paz, a saber cuánto duraría, pues tanto Hikaru como Soma seguían declarándose rivales...
