Los personajes que protagonicen ésta historia son propiedad de CLAMP.
Inmarcesible
PRÓLOGO
Por Mizifuz
Abrí la ventana para que entrara aire a la habitación y suspiré. La piel de mis mejillas se refrescó cuando la brisa hizo contacto con el rastro que habían dejado mis lágrimas, y me senté ahí, en el suelo, a mirar la calle y pensar.
Mi cabeza era un irremediable lío, yo también lo era. Nunca fui una chica ingenua, siempre he tenido mucho carácter pero me faltaba voluntad para hacerme capaz de algunas cosas. Los niños jamás me habían molestado porque yo les pegaba, las chicas me prestaban sus lápices y me invitaban a dormir a sus casas, los dos géneros tenían recuerdos míos que fueron distanciándome de ellos. No me podían aguantar muchas cosas, era demasiado honesta, era…no era como a ellos les gustara. Me habían gustado muchos chicos pero nunca había tenido novio, nunca nadie me había regalado sus galletas, ni nunca nadie me había coqueteado, excepto él.
Yukito era muy amable y simpático, además de muy atractivo. Tomoyo que tenía una especie de habilidad, brujería o videncia, vaya a saber uno, siempre me dijo que él y yo íbamos a acabar juntos, y yo pensaba ¿Qué? ¿Es en serio? Yo no le había gustado a nadie en mi vida y voy a gustarle precisamente a él, que era aceptado por todos porque tenía las cualidades que todos aceptaban y que a mí me faltaban. Púes sí, estaba en lo correcto.
Yukito y yo comenzamos a salir y pronto fuimos novios. Era feliz todos los días, mis padres lo querían y yo igual, Touya siempre fue como siempre ha sido con él. Poco a poco me deje de sentir tan sola como me sentía, aprendí muchas cosas a su lado y corregí muchas de mis actitudes, Muchas de las chicas me comenzaron a hablar nuevamente, los chicos me saludaban pero hasta ahí, todo iba viento en popa. Era como si él me hubiese hecho nacer nuevamente, y aunque nunca se lo dije, yo lo amaba.
Un sábado por la mañana me desperté muy temprano porque tenía una corrida de 20K de beneficencia, y me encontré en la misma posición que había quedado ayer. Mi celular estaba apagado y reposaba en mi mano mientras yo me encontraba desabrigada, por lo que amanecí resfriada. Puse a cargar mi celular sin cuidado de despedirme de Yukito por la mañana porque yo ya le había comentado sobre mi actividad, precisamente antes de quedarme dormida habíamos conversado de eso. Decidí que después le pediría disculpas y sin más salí de mi casa. Mi padre me llevó en auto hasta la colina donde empezaba y se fue. Horas más tarde, precisamente a las 8 pm recordé que no tenía mi celular conmigo, no tenía como avisarle a mi padre que había llegado a mi meta. No tuve más opción que tomar bus hasta mi hogar para llegar a la casa y encontrarla vacía y oscura, pero no presté atención a nada más, me encontraba cansada de muerte y subí a darme un baño. Ya lista encendí mi celular y la noticia llegó a mí. 30 llamadas perdidas, 5 mensajes, 47 mensajes en Whatsapp. Cuando alarmada pulse los mensajes una llamada saltó en la pantalla, era Tomoyo. Yukito había fallecido.
No pude explicarme cómo fue lo siguiente porque no quise recordarlo más. Los años comenzaron a pasar y fue como un retroceso cruel en el tiempo. Las cosas volvieron a ser como las de antes, y yo volví a ser la misma chica sola que era, sólo que diferente en cierto modo. Yukito había cambiado muchas cosas en mí y así me había mantenido, supongo que con cierto sentido intentando sentirme acompañada por él.
Ya era lunes, uno de los pocos lunes que me quedaban por enfrentar en el poco tiempo que me quedaba éste último año. En el espejo me veía mayor, mi cara había empezado a madurar, a verme ya de 18 años, y mi cabello había crecido tanto que me alcanzaba el codo. No le di importancia, me duché, me vestí, desayuné y salí en dirección a Seijo. Al llegar a la sala saludé con buenos días y aunque nadie me respondió no importó demasiado. No presté demasiada atención pero fue hasta que llegué a mí puesto que lo vi rodeado de personas. Sin creerlo me mantuve de pie mirando sin poder asimilar, de hecho, enumeré los puestos para corroborar y sí, era el mío. Tragué hondo, ¿Me habrán hecho alguna broma o era algo malo? Eso no lo hacían nunca, ni siquiera me hablaban.
—Así que eres de China—Exclamó alguien—No imagino qué te trajo hasta Tomoeda, es una ciudad grande, pero es como si fuera pueblo en el campo. Aquí no pasa nada.
—Permiso.
Un silencio se hizo. Me estaban mirando todos y cuando se corrieron hacia un lado, me dejaron ver lo que acontecía. Había un chico sentado en mi silla, ocupando mi puesto, y me miraba fijamente y como si fuese una sorpresa, con unos grandes ojos color chocolate que parecieron perforarme.
Era mitad de Abril cuando recién llegó a mi vida, tal como Yukito lo había hecho, y no tenía ni la menor idea de lo que me esperaba.
Nota: Hola me presento por primera vez en mucho tiempo. Llevo mucho tiempo queriendo publicar y he tenido millones de ideas y cosas ya escritas, pero al fin me he atrevido y espero que les guste, creo que mis dedos se han librado de las telarañas y del miedo. Le doy muchísimas gracias a quien haya leído mi pequeño esfuerzo y les prometo que se viene una historia fuerte porque es como a mí me gustan, espero haberle acertado. Que tengan una linda noche y saludos 3
