N/A: Hola! Muchísimas gracias por entrar en este fic.
Sea porque te llamó la atención, o fue por accidente o porque lees mi otro fic, quédate y ojalá disfrutes de este!
Ahora, sin más preámbulos, el prólogo de: "Recuerdos de la muerte".

DISCLAIMER: LOS PERSONAJES DE SAINT SEIYA LE PERTENECEN A MASAMI KURUMADA.


Prólogo

Manos en el volante y la vista posada sobre el retrovisor, el hombre de veintiocho años conducía por una calle relativamente vacía mientras mantenía la conversación con la pequeña que iba sentada en el asiento trasero.

-¡Pero tío!
-No es no. Tenemos que regresar ahora si queremos llegar a tiempo.
-El tío Seiya sí me habría comprado mi algodón de azúcar- Ikki respiró profundamente mientras negaba con la cabeza.
-¿Enserio crees que con decirme que el tonto ese te da dulces y caramelos vas a convencerme? ¿Crees que quiero que te vuelvas tan idiota como ese burro?- la pequeña se mantuvo en silencio un momento, como pensando lo que el mayor había dicho, para luego responder con un no firme y claro-. Entonces, no voy a comprarte todo el dulce que quieras, que eso fue lo que lo dejó con retraso mental.
-Pero la tía Saori dijo que fue de tantas veces que se cayó cuando ustedes eran niños…
-Sí… eso probablemente influyó bastante…

Tal parecía que la niña se había olvidado rápidamente del tema del algodón de azúcar, ahora su atención se centraba en el paisaje que veía a través de la ventana del automóvil y la distancia que faltaba por recorrer para llegar a su destino, como si ver demasiados árboles y edificios le hiciesen reflexionar en el tiempo que estaba perdiendo allí sentada.

-¿Cuándo llegamos? ¿Cuándo llegamos? ¡Tío, no me ignores! ¿Cuándo llegamos? ¿Cuándo llegaaaaaaaaaaaamos? ¡Tío, tío, tío!
-Ya falta poco, tranquilízate... ¿qué tienen todos los niños con eso de preguntar cuánto falta para llegar?
-Es que me aburro...¡No hay nada que hacer además de estar contigo! ¡Hay que llegar rápido!
-¿Crees que soy aburrido?- fingiendo el dolor de la especie de rechazo que su sobrina acababa de hacer en su voz, el hombre la miró por el retrovisor en el momento justo en que soltaba una risita y asentía-. No esperaba esa respuesta... Bien, juguemos a algo.
-¿A qué? Tú estás conduciendo y siempre dices que no puedes distraerte, que vas a causar un accidente y que los tíos van a matarte...
-Juguemos a que tu preguntas algo y yo intento responderlo... si no puedo, entonces cuando lleguemos donde tu papá cumplo un reto-.
-Hmmmm…
-¿Entonces no quieres jugar a eso?
-¡Sí quiero, pero estoy pensando!- la niña se mantuvo pensando un buen rato, buscando una pregunta difícil para hacerle cumplir la penitencia-. ¿Por qué me llamo como me llamo?
-Te llamas Nozomi porque tu papá quiso que te llamases así.
-Eso ya lo sé... ¿pero por qué ese nombre en específico? ¿Querían que yo fuese así?
-No te entiendo...
-¿Mi nombre tiene un significado especial? Como el del tío Seiya, que tiene que ver con ser Santo de Athena...
-¿¡Y tú como sabes eso?!
-¡Se supone que yo te pregunto y tú me respondes!¡Estás haciendo trampa!
-Ya, perdona, perdona... dejemos el juego para más tarde y respóndeme tú a mí, ¿sí?
-El tío Hyoga me contó la historia... Cómo tú y papá y todos los demás protegieron a la tía Saori varias veces... Aunque el tío dijo que tú eras muy mala persona y dijo palabras que tú no me dejas decir...
-Honestamente, uno no puede dejarte con ese par de idiotas porque hablan de más…cuando lleguemos les voy a dar un buen golpe…
-¿Pero no dices que golpear a la gente y decir esas palabras está mal?
-Para ti sí, pero para mí no. No quiero que le andes pegando a tus compañeros, ¿entendiste, Nozomi?

La niña asintió, aunque probablemente el mayor no la vio, pues estaba estacionándose en las afueras del recinto al que recién llegaban, para luego bajarse y abrir el maletero del vehículo.

-Ayúdame con las flores- le entregó a la niña un ramo blanco mientras él sacaba una botella de alcohol y unos vasos.

Luego de perturbar el silencio general del Templo con el estruendo de las puertas y el maletero del carro cerrándose, los dos caminaron hacia la zona del cementerio del santuario, Ikki sin saber hacia dónde ir exactamente.

-Tío, es por aquí –la niña tiró de la mano del adulto, guiándolo hasta donde la cripta del antiguo Santo de las cadenas−. Lleva aquí más de siete meses y todavía se te olvida...
-No soy mucho de recordar caminos y lo sabes- dejó las flores en el suelo y sirvió el sake en unos vasos, dejando uno de los dos en el suelo y tomando un sorbo de la bebida, para luego ponerse de rodillas y conversar con quienes estaban allí, para platicar con la familia que había perdido.

En un momento volteó a ver a la niña de cinco años que le acompañaba, quien se mantenía con los ojos cerrados y una cara de completa concentración, mientras de su cuerpo emanaba aquel cosmos grande, potente y benigno, como demostrándole otra vez la grandeza del proyecto en el que se había involucrado su hermano, a quien le debía muchas cosas, pues sin lugar a dudas la muerte de Shun le había ayudado no solo a él, si no que a todos sus amigos, a entender mejor por todo lo que habían pasado desde que eran niños.
Y esto era por las cartas que Shun había dejado, ciertos mensajes para cada uno de los antiguos santos de bronce que estuvieron con él por mucho tiempo, además de una pequeña carta escrita para Nozomi, la cual Ikki le leería cuando llegase el momento.
Pero quizá, la que tuvo mayor impacto en la vida de todos fue la que escribió a su hermano; pero para entender el presente es necesario conocer el pasado…


N/A: Gracias por leerlo hasta el final!

Espero que les haya gustado, pueden decirme que les pareció en un review.
Hasta la próxima semana!

F. Rui-chan.