¡Hola! Aquí os traigo mi nuevo fic. He vuelto a hacerlo en primera persona con Lena porque parece que os gustó la idea. Para los que preferíais que fuese Kenzi-Tamsin, no os preocupéis. Tengo otro fic en el horno y sí es sobre ellas. De momento, disfrutad del primer capítulo de este.


—¡Sentaos!

Es lo primero que oigo saliendo de su boca. Yo ya estoy sentada y miro el reloj del móvil: la una y media en punto. Al menos, la nueva profesora es puntual. Empiezo a sacar mi cuaderno mientras ignoro el murmullo a mi alrededor. Ninguna de sus palabras me llama la atención hasta que escucho: "¡Qué buena está la rubia!". Unos chicos detrás de mí se ríen.

"Idiotas, es una profesora. No está a vuestro alcance", pienso con una sonrisa. La verdad es que me extraña más que otra cosa. Los conozco y nunca los había oído emocionarse tanto. Hay profesoras muy guapas, pero nunca habían formado tanto escándalo.

Por primera vez, levanto la vista y entiendo la emoción, el murmullo y el escándalo. La nueva profesora está de espaldas, apuntando su nombre en la pizarra, y mis ojos no pueden despegarse de ella ni un segundo. Es alta y el dorado cabello cae sobre sus desnudos hombros con gracia. Me extraña que, con el frío que hace, solo lleve una camiseta de tirantes negra, pero luego veo una chaqueta de cuero sobre la silla. Estilo tiene, no cabe duda. Después de analizar la parte superior de su cuerpo, mis ojos no se pueden resistir a recorrer el resto. Tampoco me puedo resistir a morderme el labio inferior cuando contemplo esos vaqueros ajustados, metidos por dentro de unas botas un poco más arriba del tobillo. Pero no me impresionaron las botas sino sus piernas. Eran demasiado increíbles para ser humanas.

Mi mirada asciende lentamente, pero me fastidia el momento clave dándose la vuelta. ¡Ni me fastidia el momento ni nada! De frente, me impresiona mucho más. No solo está buena, es guapísima, joven y, desde la cuarta fila, puedo ver perfectamente sus ojos verdes. Cuando nuestras miradas se cruzan, mientras ella hace un reconocimiento superficial del aula, mi corazón se para. Sus ojos desprenden tal intensidad que me dejan sin aliento durante unos segundos.

Su cara, aunque seria, parece dulce. Me equivoqué al pensarlo y la frase "las apariencias engañan" me atormentará durante más de la mitad del curso. Tamsin, como rezan los trazos de tiza en una perfecta caligrafía clásica sobre la pizarra, es la profesora más borde y con más mala leche con la que he tenido el placer de cruzarme. Su carita de angelito resulta ser la de una Valkiria, y duda es lo mínimo que infunde. Se me ocurre miedo, respeto, orgullo…pero también curiosidad e intriga. Con ella, mi amor por la literatura se acaba de intensificar y mi concentración se va a desplomar hasta quedar pisada por sus botas negras.

—Coged un papel en blanco —Tamsin sonríe con malicia —Vamos a ver cuánto sabéis de literatura.

Y la malicia se convierte en maldad. En diez preguntas, recorre todos los periodos de la historia. Desde los vikingos hasta la actualidad. Eso me asombra más. Me va a gustar como profesora, lo sé.

A cada pregunta, más y más difícil, la gente resopla con frustración. A mí me parecen un poco rebuscadas, pero las sé y las contesto con rapidez. Ella se pasea, riéndose de las caras de todos, hasta que me ve mirando su nombre en la pizarra con la cabeza apoyada en la mano. Estoy tan absorta en aquellas seis letras que no me doy cuenta de que se ha parado a mi lado hasta que imita mi gesto y pestañea varias veces a escasos centímetros de mí.

—¿Algo interesante? Señorita… —hace una pausa esperando mi nombre.

—Le-Lewis…Lena —tartamudeo nerviosamente.

—¿Y bien? Lewis —me mira levantando una ceja —¿Interés o falta de él?

—Interés, interés —asiento empezando a ponerme roja.

—Muy bien, rojita, veamos qué tienes aquí.

Primero, quiero que la tierra se abra bajo mis pies y contengo el aliento cuando empieza a leer mis respuestas.

—Déjame un boli, guapita.

—Emm…

Busco en mi estuche por todas partes, sin darme cuenta de que estaba mordisqueando un bolígrafo verde. Tamsin rueda los ojos y me lo quita de la boca. Apunta algo en la hoja, pone el boli sobre mis labios de nuevo y vuelve hacia la pizarra. Estoy tan nerviosa que me tiemblan las manos al coger el folio. Al lado de un diez, ha escrito: "Era fácil. No te acostumbres". Suelto un suspiro de alivio y ella me sonríe con malicia.

Tamsin se sienta en la silla a esperar que los demás terminen y empieza a revisarlos con cara de… estar poniéndose de los nervios. Cuando termina con el último, se levanta y camina hacia la puerta, pero no sale. En lugar de eso, coge la papelera que hay justo al lado y la pone en medio de las dos filas que dividen la clase en dos secciones.

—Veréis, os lo voy a dejar claro desde el principio —Tamsin coge todas las hojas que le habían entregado —Ni tengo paciencia ni soy una profesora convencional.

Deja caer todos los folios en la papelera bajo nuestra sorprendida mirada. Después, sonríe con falsedad mientras lleva la mano al bolsillo de atrás del pantalón. No vemos la que se avecina hasta que los papeles comienzan a arder lentamente. Aprisiono mi hoja con tanta fuerza que se empieza a arrugar por una de las esquinas.

Poco después, Tamsin mira su reloj y se marcha tan tranquila. Creo que todos hemos suspirado aliviados. Lo que no sé si es por ella o porque es la última clase. Puede que lo segundo.

Mientras guardo mis cosas, los chicos que se habían sentado detrás caminan hacia la puerta y se paran para hablar con otros chicos.

—Me la voy a tirar –se ríe uno moreno alto —Ya lo veréis.

Paso, chocándome contra él a propósito, y me voy a casa. Al llegar, compruebo que mi hermana no ha llegado aún y tiro la mochila con los libros en el suelo de mi habitación, casi con rabia…sin saber por qué.

Cuando todo te va bien y eres feliz, algo en el universo se encarga de joderte la vida. Esto es así. Un círculo vicioso que nunca acaba por mucho que lo desees. Que Tamsin está buena, sí. Que es una auténtica cabrona, también.

Lauren llega a casa mientras preparo la comida. Nada más entrar, me pregunta qué tal me ha ido el día.

—Bien —respondo tapando la olla —¿Y el tuyo?

—Ya sabes. Lo he pasado en el laboratorio, investigando enfermedades Fae. ¿Qué tal la universidad?

—Bien. Tenemos profesora de literatura nueva.

—¿Y qué tal es? ¿Es buena?

—No ha empezado a explicar pero ha llegado "on fire".

Me río yo sola y mi hermana me observa extrañada. Niego con la cabeza y ella camina hacia la olla para mirar la comida en el interior.

—Miércoles de macarrones —sonríe —¿Le queda mucho? Estoy hambrienta.

—No, ya mismo está la comida —niego.

—Bien, las bacterias me dan hambre.

—Eres una rarita. Mañana cocinas tú ¿verdad?

—Tú sí que eres rarita. Sí, cocino yo. He pensado que podría hacer algo de pescado.

—Vale, pero te lavas las manos antes. A saber qué tocas en el laboratorio con esas manos. Y no, no me refiero a cierta Súcubo.

—¡Lena! Yo siempre me lavo las manos y mi laboratorio está tan limpio que podrías comer en el suelo. Además, lo que yo haga con Bo en la intimidad, no te incumbe.

—Pensaba que era una Súcubo. ¿Qué tienen que ver los Íncubos ahora?

Lauren me mira mal.

—Lo siento, ese es un chiste malo hasta para mí —sonrío para que no se enfade —Anda, déjame ver cómo van los macarrones.

Me acerco a la olla y le echo un vistazo, los remuevo un poco y miro a mi hermana.

—¡Listos! ¿Los quieres con tomate?

—Sí, por favor.

Lauren abre la nevera y me pasa el tomate. Poco después, estamos comiendo.

—Cuéntame más sobre esa profesora nueva —mi hermana me señala con el tenedor.

—Alta, rubia, ojos verdes, Valquiria…Normalita, vaya.

—¡Uh! Tu punto débil. Y no me refiero a que sea rubia.

—Que también –me río.

—Ten cuidado, Lena. Las Valquirias pueden…ya sabes.

—Tranquila, en la universidad cubro mi esencia como me enseñaste. Los demás Faes creen que soy una humana más.

—Espero que no se entere de quién eres, señorita Soul Keeper. Que sea parte de la única especie que puede matarte es un problema.

—Cálmate, Lauren. No me va a pasar nada. Solo es una profesora.

—¿Es de la Luz o las Sombras?

—No lo sé. Se supone que soy humana y no sé nada del mundo Fae ¿recuerdas? No iba a preguntarle.

—Perdona, lo de esa Valquiria me ha puesto nerviosa.

Le sonrío para que se relaje un poco. Yo tampoco estoy muy segura de que mis trucos anti-Faes vayan a funcionar, pero no quiero que Lauren se preocupe demasiado. Mi hermana y su científico cerebro…

Terminamos de comer y ella me ayuda a fregar los platos antes de volver al laboratorio. Aunque no le den mucho tiempo libre, intenta pasarlo conmigo. Es la mejor hermana que nadie podría pedir. A pesar de ser cien por cien humana, la considero mi hermana de sangre y me hace sentir orgullosa.

A veces, me da rabia tener que compartirla con su novia, pero si ella es feliz con Bo, yo estoy feliz. Además, la Súcubo me cae bien. Está un poco loca, pero es buena persona. Y su amiga Kenzi, la segunda humana en mi vida, también es una chica genial.

Me siento en el sofá a leer mientras escucho música. Me gusta leer los clásicos como Shakespeare mientras escucho los clásicos como Mercury. Sin embargo, no me concentro. Habré leído Macbeth unas tres veces, pero no sé qué me pasa que no me entero de nada. Nunca he sido de las que se distraen con facilidad, pero hoy tengo la cabeza en otra parte. Más concretamente, en las piernas de la profe. En las mismas que no pude terminar porque se dio la vuelta. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en esos ojos color esmeralda, en ese cuerpo que incita al pecado, en esa boca que deseo besar…? ¡No! Lena, concéntrate.

Al final, he tenido que dejar de leer porque solo veía palabras, pero no las comprendía. Lauren ha vuelto a casa y no viene sola.

—¿Qué pasa, Lenita? –Kenzi se sienta junto a mí.

—Pues nada. Aquí, pasando el rato.

Siempre me he llevado mejor con los humanos que con los Faes. No sé si será por mi hermana, pero siempre ha sido así. El hecho de que Kenzi sea algo así como una de mis mejores "amigas" ni siquiera me extraña. Desde que la conocí, lo supe.

—¿Cómo va la universidad? —la gótica se pone un poco más seria —Estarás estudiando ¿no?

—Kenzi, no tienes que ser mi madre. Soy responsable y tengo una hermana mayor.

—Menos mal porque no se me da nada bien. Entonces bien ¿no? ¿Se portan bien contigo?

—Bueno, suelo estar bastante tiempo sola, pero no me dan problemas.

—Me alegro —la chica mira hacia atrás —¿Dónde se han metido estas dos?

—Están arriba. Puedo oírlas.

—Como me alegra no tener un oído Fae. Hace las cosas menos…

—¿Incómodas?

—Exacto. En fin, vamos a distraer esas orejitas inquietas tuyas para que no las oigas. Cuéntame algo que te haya pasado.

—Tenemos profesora de literatura inglesa nueva. Creo que es lo más interesante que me ha pasado.

—¡Oh! Cuenta, cuenta. ¿Qué tal?

Confío mucho en mi hermana y si tengo un problema, la primera persona a la que acudo es Lauren. Pero, obviamente, no puedo hablar con ella lo mismo que con Kenzi porque se preocupa más por mí.

—Está buenísima —respondo sin pensarlo —Tiene unos ojazos tan bonitos como los tuyos pero verdes. Lo malo es que tiene mal carácter y es un poco…¿brusca?

—Está buenísima ¿eh? —Kenzi se ríe.

—Alta, rubia, ojos verdes…—suspiro para aliviar el calor que se acumula en mi cara al recordarla —Esa mujer no debería ser legal.

—¡Uh! Alguien se ha colgado de la profe. Te noto algo…acalorada. ¿Tan buena está?

—Kenzi, la he visto durante una sola hora y no paro de pensar en empujarla contra la mesa y hacérselo sobre ella. Me he puesto a leer y he tenido que dejarlo.

—Lena, se te han puesto los ojos azules…azul Súcubo —se ríe ella —Relájate.

Ni siquiera me había dado cuenta. Sacudo la cabeza, pero Tamsin no sale de ella. Intento calmarme respirando hondo.

—¿Ya? —le pregunto a Kenzi.

—No —responde ella mirando mis ojos —Sigues siendo una Súcubo. Apágalo, Lena.

—Kenz, no tengo un botón para apagar y encender el tipo de Fae que me sale en cada momento. Además, no puedo pararlo. Estoy pensando en ella.

—Cierra los ojos. Piensa en…tu hermana. ¡Eso es! Tu hermana también es rubia y muy mona. Imagínatela con su bata de laboratorio, haciendo cosas…científicas.

Hago lo que dice, pero la imagen de Tamsin vuelve a apartar la de Lauren una y otra vez. Lo peor es que me acabo de imaginar a Tamsin con una bata de laboratorio y…nada más.

—Kenzi, no fun…

Una cascada de agua cae sobre mi cabeza y la gótica empieza a imitar la sirena de un camión de bomberos. El agua está muy fría y me ha calado entera. Solo ha sido un vaso, pero me ha duchado sin avisar.

—Kenzi la bombera al rescate —la chica me señala —¿Ves? Los Sucu-ojos ya no están. Vuelves a tenerlos verdes, como siempre.

Sacudo la cabeza y pequeñas gotitas salen disparadas de mi pelo hacia todas partes, incluida ella.

—¡Eh! —se queja.

—Te lo mereces.

—Encima de que te ayudo.

Kenzi pone cara de indignación, pero en seguida me sonríe. La verdad es que sí ha ayudado, aunque siga pensando en la profesora.

—Necesitas una novia. Las profesoras y las alumnas…Ya sabes. Puede que esté casada, tenga novia o no sea lesbiana.

—No creo que esté casada porque no lleva anillo.

—¿Pero te has fijado en algo que no fuese su cuerpo?

—No seas mala. Una hora da para mucho.

—Bueno, nunca se sabe. En cualquier caso, deberías intentar mantenerlo en un simple deseo, no te enamores de ella.

—¿Qué? ¡No! Es demasiado borde para mi gusto.

"Nunca digas nunca", como le gusta decir a mi hermana. Ya veremos qué pasa con la profe.

Nuestra cena "familiar" se ha basado en historias de las increíbles aventuras de Bo y Kenzi, algo de laboratorio de mi hermana y miradas de la chica gótica cada vez que la profesora nueva salía en la conversación…y ha salido bastante.

Por fin he podido escapar. Me estaba poniendo realmente nerviosa y Lauren se hubiese enterado de lo mucho que me gusta la profesora cuando mis ojos se hubiesen puesto azules de nuevo. De hecho, al mirarme en el espejo del baño, los tengo muy azules. No puedo cambiarlos. Voy a tumbarme con la música bien alta, a ver si se me pasa un poco.

Llevo un rato sin pensar en nada, concentrada en la música, pero la canción que se ha puesto ahora no ayuda.


Un poco largo ¿no? En fin...Decidme si os ha gustado, si es una pérdida de tiempo o lo que sea. Me ayuda mucho leer vuestros comentarios para seguir escribiendo. Gracias por leer y opinad, que es gratis y estamos en crisis. Buen fin de semana.