Disclaimer: Los personajes de candy candy no me pertenecen, pertenecen a la novelista Kyoko Mizuki y/o Toe Animación...Esta historia y sus personajes son diferentes de la versión original del anime o la versión de la manga.
Hola chicas aquí les traigo una historia original escrita por nuestra amiga Forever, traducida por su servidora y revisada por nuestra amiga letzi bella...no lo pude resistir a mí personalmente me encanto esta historia y le pedí a Forever dejarme traducirla para traérsela a ustedes...Espero que la disfruten tanto como yo... :)...sin mas aqui les dejo el primer capitulo...
Thanks Dear "Forever " for allowing us the spanish readers to enjoy your story...
Spring Fling - Una Aventura de Primavera
By: Forever
Capitulo Uno
Lakewood estaba en pleno apogeo a principios de mayo con la primavera pintando un panorama magnífico en su camino. Las rosas, narcisos, tulipanes, peonías, azaleas, gardenias, violetas y muchas otras variedades de flores competían por exhibir su vibrante espectro de pétalos y colores, invitando a las abejas y a los colibríes a volar y deleitarse en su dulce néctar.
El sol de la tarde brillaba sobre el cielo azul con tenues grupos de nubes que pasaban de vez en cuando. La brisa soplaba suavemente, impregnando el aire circundante con una fragancia floral que provenía desde el floreciente jardín. — El ambiente tranquilo y sereno en las afueras del jardín se encontraba marcado por un contraste con el ajetreo y el movimiento dentro de la gran mansión donde una fiesta se estaba ejecutando a toda marcha.
Los sonidos de las charlas y las risas con la música tocando en el fondo repercutieron en muchas partes de la opulenta villa mientras los huéspedes vestidos con sus mejores prendas de vestir, se mezclaban en torno a conversaciones agradables.
Lejos de la alegría de la mansión, una pequeña figura femenina prácticamente se ocultaba de la vista de todos entre el verde follaje de los árboles que se encontraban en el área de la finca...Después de comprobar que la rama era lo suficientemente resistente como para sostener todo su peso, Candy dejo salir un profundo suspiro acomodándose con cuidado para sentarse en la rama de un alto roble...
Ella reclinó su espalda contra el tronco robusto y levantó sus piernas , estirándolas a lo largo de la rama mientras su respiración regresaba gradualmente a su estado normal. Para subir hasta donde ella ahora estaba no había sido una tarea fácil, especialmente con el vestido que tenía que sólo había hecho la tarea diez veces más difícil.
Al Final, después de haber sido empujada por fuertes ramas delgadas en varias ocasiones, soportando cortes superficiales en sus palmas hechas contra las ásperas escamas de la corteza, y casi perdiendo el equilibrio que aseguraba una caída libre tan pronto ella había pisado una rama del árbol muy débil, ella había logrado llegar a la parte superior del árbol.
Al correr su mano contra el material liso y sedoso de su vestido, ella se dio cuenta del pésimo estado del mismo, el cual fue arruinado por completo con unas pocas largas hendiduras que fueron ocasionados por el rasgado que ocurrió cada vez que el delicado material fue capturado por el extremo puntiagudo de las ramitas...
A pesar de la extenuante actividad física en la que ella había participado, era una especie de milagro que el intrincado moño francés había quedado intacto en la parte posterior de su cabeza. A su tía le daría un ataque con seguridad, y ella estaría garantizada una larga noche escuchando sus advertencias... —Pero ahora eso era la última cosa en su mente. Mientras tanto, debía de disfrutar de ese solitario momento de tranquilidad que podría muy bien convertirse en su último momento de libertad.
Una brisa fresca soplaba suavemente en su rostro sobre su piel sudorosa mientras sus ojos recorrían el paisaje ante ella. La vista era impresionante desde donde estaba sentada. Podía ver la mansión parada orgullosa desde la gran distancia.
El tamaño impresionante del edificio parecía miniatura en tamaño entonces. Incluso desde lejos, todavía podía ver el frenesí de las actividades llevadas a cabo por los sirvientes que se movían desde adentro hasta fuera de la mansión. Se estremeció en repugnancia imaginándose todavía atrapada en el interior de la mansión, donde se pararía rígida sobre sus tacones altos, forzando una sonrisa cortés en su cara mientras escuchaba tonterías infinitas. Rápidamente expulsó las desagradables imágenes de su mente. Por el momento, al menos, estaba libre de sentirse asfixiada y verse obligada a actuar como una verdadera dama.
Se suponía que era mi fiesta de cumpleaños ¡Por Dios Santo!... Pero para su mayor desgracia, su tía y una vieja amiga de su tía habían convertido su fiesta de cumpleaños en una de compromiso para sorpresa de ella. Su tía, que también era su tutor legal, ni siquiera tuvo la cortesía de preguntarle primero. ¿No se suponía que ella iba a ser la cumpleañera? Esto pasará a la historia como el peor cumpleaños de mi vida.
Para empeorar las cosas de lo que ya estaban, sus llamadas mejores amigas, Annie Brighton y Patty O'Brien no la habían apoyado del todo y hasta tenían la osadía de darle lecciones, que debía estar agradecida y dejar de actuar como una niña malcriada. Vaya amigas que eran!... Esa había sido la última gota para ella. Sintiéndose traicionada, enojada y desesperada, empezó a formular un plan para escaparse de la habitación donde estuvo confinada...— Había sido todo un reto escapar, especialmente porque ella no conocía nada acerca de la enorme mansión. Lo había logrado, finalmente, cuando accidentalmente descubrió una ruta discreta que al parecer era utilizado exclusivamente por los sirvientes
Candy dejó escapar un largo suspiro de frustración y puso la parte posterior de su cabeza contra el tronco del árbol, sus ojos se cerraron por completo. No debería de quejarse. No era como si ella nunca hubiera sabido que esto iba a suceder algún día. Había sido planeado desde el principio, desde el día en que nació. Al igual que cualquier otra mujer que hubiera nacido en una familia de prestigio, su destino había sido predeterminado para ella. — Se casaría con un hombre de linaje distinguido, para el cual tendría que producir un heredero y pasaría el resto de su vida luciendo impecable y apropiada, uniéndose a la categoría de las damas de la alta sociedad, asistiendo a eventos y organizaciones benéficas... —Pero a diferencia de otras mujeres de la alta clase antes de casarse, ella no tenía necesidad de frecuentar esos eventos y reuniones sociales por lo tanto había sido en su mayoría ausentes de esas galas y bailes. La razón era porque no tenía la necesidad de desfilar frente a posibles pretendientes en el "mercado" a sí misma ya que el hombre que ella llamaría esposo lo habían decidido por ella.
Aparentemente, antes de que ella naciera, su futuro ya había estado firmemente grabado en piedra por sus padres. Y fue sólo su deber como hija devota de honrar y cumplir la voluntad y deseos de sus fallecidos padres, aunque eso significara casarse con un hombre de su elección. Un trágico accidente que les costó las vidas a sus padres y que había ocurrido en el momento en que todavía estaba aprendiendo a caminar.
A partir de ese entonces, había estado bajo el cuidado de su tía quien era recientemente viuda, el único pariente vivo de sangre por parte de su madre, y estaba viviendo con ella en una finca privada en la colina de Pony. — Por supuesto mientras vivía con su tía, desde el principio, ella había sido moldeada y preparada para ser una dama digna de casarse con un hombre de un 'Noble Linaje', justo como su querido padre había sido, pero su aptitud de espíritu libre sólo le había traído dolores de cabeza a su tía, quien tuvo que contratar y cambiar de tutores prácticamente todas las semanas hasta que la indomable señorita Jenkins apareció.
Cuando Candy estaba a punto de recordar sus días con su instructora favorita, sintió que algo se movía suavemente contra su desnudo antebrazo , sacándola de sus recuerdos. Lo siguiente que supo, era que algo había aterrizado en su regazo mientras sentía su peso presionando sobre sus muslos. Ella se congeló en su lugar sin moverse, su respiración se enganchó en su garganta y esa cosa, fuera lo que fuera, estaba bastante vivo cuando sintió que se movió en sus piernas. Por suerte, ella no era de las que sufría de una condición debilitante conocida como fobia a los animales como la señorita Crawford, su otro tutor, que ya se habría desmayado. Pero tener una criatura desconocida instalarse en su regazo de repente no era algo que ella estaba acostumbrada.
Nerviosa como estaba bajó la cabeza, con los ojos aún fuertemente cerrados y el resto de las partes de su cuerpo totalmente inmóvil. — Ella dejó escapar un suspiro de alivio cuando eliminó el hecho de que podría ser una serpiente espeluznante, ya que una serpiente no tiene pelos ni patas. Abriendo un poco sus ojos para echar un vistazo a lo que había decidido interrumpir su momento de soledad.
"EEEeeeekkkkk!" involuntariamente dejó escapar un fuerte grito, tan pronto como su vista cayó sobre una cola espesa que era negra con rayas blancas.
El sonido hizo que el pequeño animal que estaba en sus piernas reaccionara al instante. Se dio la vuelta para mirarla y se paró en sus patas traseras, con sus inocentes ojos redondos mirándola fijamente con curiosidad, mientras que la evaluaba con la cola girando alrededor de su cuerpo. —Una mofeta? Sus ojos se abrieron de par en par al reconocer la pequeña criatura en su regazo. No era una serpiente, pero todavía podría ser igual de horrible.
Candy hablaba para sí misma para mantener la calma mientras intentaba no hacer ningún movimiento brusco y asustar al animal, ya que provocarla sólo conduciría a un resultado perjudicial. Lo último que ella deseaba era ser rociada por una mofeta en su cumpleaños. —A medida en que pensaba cuáles eran sus opciones y qué debía hacer a continuación, oyó una voz que gritaba.
"Pouppe!"
La mofeta salto de su regazo bruscamente y se alejó de ella por sí misma catapultando de un pequeño salto sobre una rama delgada frente a ella. Candy luego se alejó del tronco del árbol y se giro a mitad del camino en su lugar para sentarse con las piernas colgando de la rama. La criatura peluda lentamente hizo su camino de regreso hacia ella, dando pasos pequeños tentativamente. Entonces, se detuvo para sentarse al lado de ella.
El crujir de las hojas hizo que desviara su atención de la pequeña mofeta. Desde su nueva posición donde estaba sentada, podía ver la parte superior de la cabeza de alguien, presumiblemente pertenecía a aquel que acababa de llamar a la mofeta con un nombre gracioso, subiendo más y más hacia ella. — El hombre, como había adivinado antes cuando llamo a la mofeta, parecía ser un trepador ávido como ella o tal vez incluso un poco mejor que ella. No pasó mucho tiempo antes de que el hombre llegara a donde ella estaba mientras sus ojos veían como ponía sus manos grandes en la rama.
Lo siguiente que ella vio fue su cabello que también era rubio como el de ella, pero de un tono más oscuro. Entonces, cuando él se detuvo, sus ojos se encontraron, y ella se quedó paralizada al instante al ver un par de ojos azules, sintiendo como si estuviera mirando directo al cielo azul brillando en un día soleado...solo que no era el cielo a el que estaba contemplando... Candy no se dio cuenta de que había estado boquiabierta frente al desconocido hasta que fue sacada de su trance por su voz.
"Oh, hola," saludó cordialmente y desvió la mirada de sus ojos asustados para mirar a la mofeta que estaba sentada en silencio junto a ella antes de traer nuevamente su atención a la mujer rubia. "Parece que has encontrado a mi mascota, y debo decirte que ella parece estar muy encariñada contigo."
Candy entonces bajo su mirada desconcertada, el desconocido simplemente se sentó fácilmente en el espacio estrecho que se encontraba entre ella y el enorme tronco del árbol, como si fuera la cosa más normal que hacer en cualquier momento.
"Tu mascota?" -preguntó ella con incredulidad, haciendo un gesto con el pulgar hacia el animal. "La mofeta?" Pensó que el hombre debe estar loco por tomar una mofeta como mascota. ¿Quién en su sano juicio haría tal cosa? ¿Por qué no podía simplemente tener un perro o un gato en su lugar?.
Al darse cuenta de la mirada bastante perturbada en su rostro, el rápidamente explicó: "Oh, no te preocupes - ella es más bien dócil Le puedo asegurar que ella es tan agradable como un gatito.". Sus ojos se dirigieron a su mascota. El animal parecía prepararse para tener su siesta de la tarde, ya que estiraba su cuerpo antes de acurrucarse sobre su estómago, sus patas delanteras actuaban como un cojín para su pequeña cabeza.
Mientras la rubia parecía deliberar si creerle o no, el hombre la observaba en silencio. La ligera inclinación de la ceja le mostró que ella puso en duda la validez de sus palabras - lo cual no le sorprendió. Después de todo, sólo era un extraño para ella. No recordaba haberla visto nunca antes y dudaba que pudiera haber olvidado un rostro tan hermoso con un par de ojos color esmeraldas tan bellos como los de ella. — Luego dejó que sus ojos viajaran por su vestido parcialmente hecho jirones. "Por cierto, ¿qué estás haciendo aquí?" -preguntó con cierta curiosidad ya que claramente no esperaba ver a alguien como ella descansando en la parte superior de un árbol.
El rostro de Candy se ceño en una mueca con los brazos cruzados sobre su pecho. "¿No debería ser yo la que tiene más derecho a hacer esa pregunta, señor? ...Yo llegué primero", respondió ella con cierto aire de desafío...
Su comentario impetuoso lo aturdió y lo dejo mudo por un momento antes de que su amable sonrisa volviera a su rostro. "Mis disculpas, señorita. Usted está absolutamente en lo cierto. Perdóname". Él hizo una leve reverencia con la cabeza para expresar su remordimiento.
"Señorita?" - contestó ella con un tono de disgusto evidente. "Para su información. Tengo veinte y un años, señor."
No sabía si iba a ser capaz de mantener su cara seria durante largo tiempo, por lo que rápidamente puso su mano sobre su boca para esconder la sonrisa divertida en su rostro. El hecho de que la había encontrado sentada cómodamente en la parte superior de un árbol ya era bastante fascinante. Añadiéndole ahora una personalidad chispeante... Se aclaró la garganta, quito su mano de su cara.. "Me disculpo por mi grosería de nuevo, señorita." le dijo mientras inclinaba la cabeza en otra reverencia.
Candy estaba absolutamente segura ahora que por su modo y forma de hablar refinada él no era un vagabundo extraviado que había traspasado la propiedad de los Andrews. Podría ser uno de los invitados de la fiesta?... Pero, a pesar de parecer decente, vistiendo una camisa blanca y pantalones negros, su atuendo era demasiado informal para una fiesta formal. Además de ser el propietario de una mofeta, ella no sabía nada más de él. "Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?" preguntó ella a toda prisa antes que él pudiera decir nada más.
Él estaba desconcertado por la pregunta, ya que pensaba que la respuesta era bastante obvia. Mirándola rápidamente y notando la mirada insistente en su rostro, contempló sobre la manera de responder antes de decirle: "Si te refieres a que estoy haciendo en el árbol, es porque estoy tratando de recuperar a mi mascota". Apoyó la parte superior de su cuerpo hacia adelante, miró a su mascota y descubrió que la mofeta estaba profundamente dormida. "Si te estás preguntando por qué estoy fuera de la mansión, entonces la respuesta es porque odio las fiestas". Él volvió su atención hacia ella. "Ahora bien, ¿y tú?"
Así que su especulación había sido correcta - él era de hecho un invitado. Evitando los ojos de él, ella se mofó y le respondió de una manera impetuosa, "Puedo decir lo mismo. Yo odio las fiestas".
Una divertida sonrisa se escapó de sus labios al oír su respuesta contundente. "¡Qué casualidad! Aquí estamos los dos que odiamos fiestas y que nos gusta trepar a los árboles", declaró mientras dejaba escapar una pequeña risa.
"Hey! Yo-"
Lo que ella iba a decir fue silenciado por una mano en su boca. Ella le dio una mirada amenazadora al dueño de la mano que le cubría la boca. Él le hizo una seña con el dedo para que guardara silencio mientras le quitaba la mano de su cara lentamente y señaló con el dedo hacia abajo, hacia el suelo. Candy le lanzó una mirada dudosa antes de doblar su cuerpo hacia adelante y inclinar su cabeza para mirar hacia abajo, inmediatamente se dio cuenta de que ella y el hombre con su mascota "la mofeta" ya no estaban solos en el bosque. En silencio, vieron lo que ocurría debajo del árbol. Candy no podía ver claramente las caras de los cuatro hombres que estaban merodeando abajo en el suelo y tuvo que esforzar sus oídos para oír sus voces. Por el rabillo del ojo, vio que su compañero estaba escuchando con atención y decidió hacer lo mismo, dirigiendo su atención hacia la conversación que se llevaba debajo de ellos.
"¿A dónde crees que se fue?" -preguntó el hombre con el pelo rubio.
"¿Quién sabe? Podría estar en cualquier parte de esta gran propiedad", respondió otro hombre con el pelo rubio, que estaba cerca de la base del árbol donde Candy y su compañero estaban.
"Me estás tomando el pelo ¿verdad?" la tercera persona con un pelo castaño rojizo respondió en un tono quejumbroso. "No puedo creer que ella nos pidió que hiciéramos esto por ella. ¿Por qué no puede ella enviar a George en su lugar?"
Entonces el hombre rubio que estaba junto al árbol regañó a el hombre que estaba quejándose, "Deja de quejarte, ok! ¿Tú y tu hermana son lo mismo. Tú puedes simplemente volver a la mansión, si eso es lo que quieres hacer. Nosotros nos podemos manejar muy bien sin ti molestando a cada rato. "
"Vamos a revisar el establo!" La cuarta persona, cuyo pelo era más oscuro entre los cuatro, dijo rápidamente, aparentemente en un esfuerzo por calmar la creciente tensión entre el hombre rubio y el quejoso.
"Bien pensado, Stear," respondió el otro hombre rubio al de cabello oscuro, cuyo nombre era al parecer Stear, mientras se acercaba a Stear y palmeaba su espalda. Pronto, los tres del grupo de cuatro comenzaron a alejarse.
Hey! Espérenme!" el hombre quejoso gritó, corriendo a alcanzar a su acompañantes
Candy y su compañero se quedaron quietos y esperaron pacientemente por unos momentos. Una vez que las voces de los cuatro hombres se desvanecieron por completo, ambos dieron un suspiro de alivio y se miraron el uno al otro. Luego, sin candy preguntarle, el hombre se adelantó a revelar la razón por la cual había querido que estuvieran callados hasta ese momento. — "Me disculpo si mi comportamiento era un poco inapropiado antes. Es sólo que basado en nuestra conversación anterior supuse con seguridad que ambos compartíamos el mismo sentimiento acerca de la fiesta y si alguien nos ve aquí, seguramente van a querer saber por qué 'Estamos aquí y - "
"No es necesario que me expliques - Entiendo", cortó ella, sin dejar que continuara, y se apresuró a añadir en tono irónico: "Prefiero estar sentada entre un hombre extraño y una mofeta en la parte superior de un árbol antes que volver a la fiesta. "
"Tan mal, ¿eh?" Esta vez no se molestó...ni siquiera intento reprimir su risa, y el sonido de su risa había despertado a la mofeta que estaba durmiendo. Abrió sus ojos con pereza, pero decidió no cambiar su posición quedándose acostada sin alejarse de su lugar.
Al Principio, Candy se ofendió abiertamente de él por reírse de ella, pero al recordar lo que le había dicho, ella sentía que sus palabras describía perfectamente la situación absurda en la que se encontraba...Al final, ella no pudo evitar reírse también... — A medida que sus carcajadas finalmente disminuían, simultáneamente giraron la cabeza uno hacia el otro y sus ojos se encontraron en una forma cariñosa.
Él no había planeado quedarse tanto tiempo, su intención original había sido recuperar rápidamente a Pouppe y regresar al establo. Pero no todos los días se podía encontrar teniendo una conversación al aire libre y en la parte superior de un árbol con alguien tan simpática como la bella dama que estaba sentada a su lado, y antes de darse cuenta, se encontró a sí mismo sintiéndose atraído a ella cada vez más. "Así que sin perder el tiempo pregunto - ¿Cómo te llamas, si no te importa que te pregunte?"
Candy giró su cabeza lejos de él y meditó qué decirle por un breve momento. Ella decidió entonces dar a conocer su apodo. "Um-Ca ... Candy", balbuceó antes de repetir la respuesta más clara, "mi nombre es Candy".
Nunca había oído ese nombre antes, lo que demostró además que esta era la primera vez que la conocía. "Candy ..." hizo un eco en modo pensativo. "... Candy candy.. Como los dulces de caramelo?"
"Sí ... ¿Suena raro?" -preguntó ella, mirándolo con la incertidumbre reflejada en sus ojos color esmeralda.,
Inmediatamente él la corrigió."No, yo no quería decir eso en lo absoluto por favor no te sientas ofendida -... Que no me estaba burlando de tu nombre" Sus labios se curvaron en una suave sonrisa. "En realidad, Candy suena un poco dulce, y a ti te queda muy bien," le dijo en un tono sincero.
Candy sólo pudo sonreír tímidamente en respuesta, sus mejillas completamente ruborizadas. El hombre era un verdadero caballero.
"Bueno, señorita Candy - es verdaderamente un placer conocerte." Hizo una breve pausa antes de continuar con su introducción, "Yo soy Wil -. Albert Puedes llamarme Albert y ..." Señaló la mofeta acostada a su lado. "... Ella es Pouppe".
"Albert ..." pronunció candy en voz baja, "y ... Poupée ..." Consideraba el nombre bastante extraño e inusual para un animal doméstico, pero de alguna manera le sonaba familiar. Sus ojos se abrieron al instante en cuanto reconoció la palabra y su significado. "Poupée ... muñeca?"
Al ver la expresión casi cómica en su cara, albert soltó una risita. "Estoy impresionado - parece que tu eres bastante versada en tu francés, señorita Candy.
"Ella ignoró su comentario no estaba segura si era un elogio auténtico y procedió dar voz a su opinión," ¡En serio! Tú llamas a tu mofeta 'muñeca'? ¿Por qué has hecho eso?..Usted es un hombre bastante excéntrico. En primer lugar, tomó una mofeta como su mascota, y luego ha llamado "muñeca" a su mascota ¿Por qué no puedes ser como cualquiera persona normal que tiene un perro o un gato? ¿Por qué una mofeta? ¿Y por qué la ha llamado poupée? "Sus ojos involuntariamente se movieron hacia el lado donde estaba la mofeta. — Su rápido parloteo al parecer había causado al animal levantar su cabeza, alarmada, girando de un lado a otro, y cuando encontró que no hubo inminente peligro cercano, colocó su cabeza hacia atrás para descansar en sus extremidades sin cerrar los ojos.
El rubio la miró con asombro oculto en sus ojos azules. "Señorita Candy - está siempre llena de emoción cuando habla con personas a las que acaba de conocer?" Fue sobre todo una pregunta retórica que ella no tenía por qué responder. — En cambio, ella le lanzó una mirada de molestia que simplemente el dejó a un lado prosiguiendo su conversación, "Su evaluación es bastante precisa - Soy un hombre excéntrico, justo como dijiste que soy. Un amante autoproclamado de los animales. — Así que... No importa si se trata de una Mofeta o un león de montaña - Yo los amo a todos por igual. Y Pouppe? es simplemente el nombre que salió de mi cabeza... Y para tu información, nunca la llamo 'muñeca' "? Hizo una breve pausa para tomar un respiro antes de decir: "Espero haberte satisfecho con mis respuestas."
Candy no sabía si había algo más que pudiera decir. Desde luego, respondió a todas sus preguntas. Sin darse cuenta, empezó a balancear sus piernas hacia atrás y hacia adelante. Cuando los dos rubios estaban en silencio, un extravagante concierto de pájaros que cantaban los entretuvo.
Después de unos momentos de tranquilidad, él cuidadosamente se levantó hacia arriba para estar de pie y dijo: "Vamos, señorita Candy?"
Sus piernas dejaron de balancearse al instante cuando ella lo miró con perplejidad en sus ojos. "¿A dónde vamos?" -le preguntó.
Él se encogió ligeramente los hombros y sugirió en un tono casual, "No estoy seguro de mí mismo, pero cualquier lugar es mejor que estar encaramado en este árbol durante horas, ¿no te parece?" Sonriendo alegremente, luego añadió en tono de broma: "Tú y yo claramente no somos descendientes de los pájaros."
Ella se quedó sin palabras durante unos segundos antes de emitir una risita silenciosa. "Eres gracioso, Sr. Albert - Creo que ya me caes bien... Okay… vamos.". Moviéndose rápidamente, levantó sus rodillas hacia ella y usó sus manos para sostenerse de pie en la rama. Sabía que ir hacia abajo sería mucho más sencillo que subir, y con ese pensamiento, se movió junto a él y comenzó a deslizarse hacia abajo del árbol.
"Cuidado señorita Can ..." Su comentario se quedó sin terminar porque lo que vio después fue totalmente más allá de sus expectativas y lo llevó a estar en un estado de aprensión. Él había planeado ayudarla, pero, obviamente, ella no necesitaba de su ayuda. Demostrando una increíble agilidad física, ella había bajado del imponente árbol sin ningún esfuerzo llegando a l suelo en poco tiempo.
Moviendo sus manos, ella gritó, "Sr. Albert - ¿vas a bajar?"
Al oír su voz desde abajo, él salio del trance en el que se encontraba. Sus ojos cayeron sobre su perezoso amigo peludo y sólo entonces se dio cuenta de que Pouppe debía de estar agotada por la subida al árbol, ya que rara vez se encaramaba por su cuenta hasta la parte superior de un árbol normalmente ella subía con él en su lugar.
La levantó, colocandola por encima del hombro, y comenzó a hacer su camino para bajar del árbol. Él hábilmente bajó del árbol y saltó desde la última rama para hacer un aterrizaje suave en el espacio cercano a donde la rubia había estado. "No sabia que una dama como tu pudiera ser un experto trepador de árboles", comentó mientras quitaba ligeramente a Pouppe de su espalda y la ponía en sus cuatro pies.
"Tú no lo haces nada mal tampoco", Candy respondió simplemente. Entonces, de repente recordando que ella se había quitado los zapatos de tacón alto para facilitar su esfuerzo antes de subirse, ella dio pequeños pasos y comenzó a dar vueltas alrededor del árbol con la cabeza inclinada hacia abajo mientras buscaba el par de zapatos. Se sentiría muy decepcionada si perdía ese especial par, ya que los zapatos en realidad solían ser propiedad de su querida madre, y por lo tanto para ella eran insustituibles y de un valor sentimental incalculable.
Mientras que ella estaba preocupada por la búsqueda de sus preciosos zapatos, no se dio cuenta que su compañero rubio había dejado su lado y estaba absorto en su propia búsqueda de algo. Poniéndose en cuclillas por la espesura de los arbustos cercanos, sacó dos objetos pequeños de los arbustos con la mano mientras una amplia sonrisa se materializaba en su rostro. Mirando satisfecho, él corrió hacia ella. " ¿Estos, por casualidad, te pertenece?" Levantó un par de zapatos color rosado, tacones altos hechos de cuero que tenia en sus manos, mostrándoselo a ella.
Ella se dio la vuelta rápidamente para mirarlo, y sus ojos se agrandaron al ver el par de zapatos en su mano. Con alivio escrito en toda su cara, tomó los zapatos de sus manos y le pregunto. "¿Dónde los encontraste?"
"Experiencia adquirida - si no quieres que nadie te encuentre, no deberías de dejar ningún rastro atrás." Al darse cuenta de inmediato que ella no estaba particularmente interesada en el tema de su parloteo, dejó escapar una sonrisa triste y explico correctamente, "vi este par de zapatos antes de subir al árbol y pensé que tal vez debería de esconderlos antes de que alguien se los llevara ".
"Gracias ... No sabes lo mucho que esto significa para mí", le dijo con gratitud. "Estos zapatos ..." Mientras abrazaba los zapatos a sí misma en un gesto emocional, sus ojos se cerraron brevemente. "Eran de mi madre ..." Su suave voz llena de melancolía se apagó mientras su mente la llevó a recordar su pasado, a la época en que había sido galardonada con las pertenencias de su madre, cuando había cumplido sus deicesies años.
Albert sólo podía mirarla en silencio al ver su reacción. En realidad, se sentía obligado a consolarla de alguna manera, pero sabía que sería incorrecto que él la tocara, y mucho menos la abrazara. Al final decidió darle un poco de espacio y dirigió su atención hacia Pouppe.
Después de pasar unos momentos de tranquilidad, ella finalmente se dio cuenta de que su compañero había estado muy silencioso. Ella sólo lo conocía por menos de una hora, pero su cariño hacia el seguía multiplicándose. Entonces, mientras sus ojos viajaron a su cara, ella vio algo verde atrapado entre sus mechones rubios. "Um ... Sr. Albert - tienes algo ahí ..." Ella se acercó a él e inmediatamente noto lo alto que era en comparación con su pequeña estatura.
Él la miró con confusión en sus ojos azules, sin saber a lo que ella se refería. Estaba a punto de preguntárselo, pero abandonó la idea cuando la vio agacharse para dejar sus zapatos de tacón en el suelo.
Impulsivamente, Candy dio otro paso hacia el y se levantó de puntillas, estirándose para alcanzar la pequeña hoja en su cabello. Eso había sido su intención antes de perder el equilibrio por sí misma al levantarse demasiado lejos y sin gracia estrelló su cuerpo contra el suyo. El impacto hizo que Albert tambaleara hacia atrás mientras sus brazos luchaban frenéticamente con la cadena alrededor de su cuello mientras sus manos se movían para agarrarse de sus caderas en reflejo.
Por voluntad propia, sus manos viajaron a su ancho hombro antes de que se deslizaran hacia abajo en dirección a su pecho. Ella levantó sus ojos para encontrarse con él y quedo hipnotizada por el par de ojos color zafiro. Además de su encantadora personalidad, tuvo que admitir que el hombre poseía muchos rasgos masculinos atractivos, y que su hermoso rostro era sólo uno de ellos. También podía asegurar el hecho de que él no era un hombre débil a pesar de la apariencia externa delgada. Era bien tonificado, músculos firmes ondulante contra las palmas suaves de sus manos fue una prueba de su bien construido marco. El Pecho de un hombre? Tan pronto como se dio cuenta de lo que acababa de hacer, se sentía tan avergonzada y mortificada por su propia audacia. De repente, ella quitó las manos lejos de él y dio un paso atrás sólo para tropezar con los zapatos que ella había puesto en el suelo anteriormente.
Albert Inmediatamente la agarro entrelazando sus brazos alrededor de sus hombros para estabilizarla, atraiéndola más hacia él en el proceso. "Ten cuidado... No quieres caerte y arruinar aun mas tu hermoso vestido", su voz ronca susurró por encima de su oreja, su aliento cálido sobre su piel, que la hizo temblar incluso con la temperatura moderada afuera. Luego él se soltó de ella rápidamente y se apartó para crear más distancia entre ellos.
Ella no tenía ni idea de cómo responderle, su cerebro de repente se convirtió en gelatina. Su rostro estaba rojo escarlata de vergüenza mientras se esforzaba por calmar su rápido pulso. Se agachó para recoger sus zapatos y su mente empezó a divagar. No podía creer que acababa de acariciar a un hombre en plena luz del día. Su tía sufriría un ataque al corazón si ella hubiese sido testigo de eso.
Al crecer, ella tenía interacciones mínimas con hombres de su edad. Tom, el hijo de un rico granjero que vivía no muy lejos de la colina de Pony, era el único chico que estaba alrededor de su edad que había sido su amigo en sus días de infancia. Para cuando ella había tenido la libertad de pasear por los campos y las colinas cerca de la finca y jugar con Tom y los niños del orfanato después de escabullirse de las clases de su tutora las cuales habían sido cortas. Antes de su décimo cumpleaños, su tía la había enviado a una escuela privada solo para niñas en un internado en Virginia, donde había conocido a sus amigas, Annie y Patty.
Entre las tres, Annie, que también era su compañera de habitación durante ese tiempo, había sido la que mostró el mayor entusiasmo por el tema de los muchachos y las citas, mientras ella y Patty fueron bastante indiferentes al respecto. Una vez, durante el comienzo de su último año, se había escapado de la residencia para ir a la ciudad sólo para que Annie pudiera continuar con su exploración de la especie masculina, y que fue también el momento en que había conocido a Terry.
Sus recuerdos se detuvieron cuando sus oídos escucharon el sonido de la tos discreta de Albert's, y ella se encontraba todavía en una posición en cuclillas en el suelo. Cuando sus ojos se centraron en el hombre rubio de pie frente a ella, finalmente se dio cuenta de dónde estaba y rápidamente se puso a su altura máxima.
"Sr. Albert - soy-" ella empezó a hablar, pero su intento fue interceptado inmediatamente.
"Señorita Candy - antes de irnos, ¿puedo hacer una petición?", le preguntó. Ella no respondió, pero le dio una mirada que le animó a continuar. "¿Puedes dejar de llamarme señor Albert?", imploró. "¿Te parezco tan viejo para que te dirijas a mí en esa manera tan cortés?"
"¿Honestamente?" Ella negó con la cabeza. "No." Un puchero sutil se formo en su cara cuando ella le dijo en una queja, "Pero tú sigues llamándome señorita candy también".
Entendimiento vino sobre él al mismo tiempo. "¡Oh, tienes razón. Es cierto", admitió. "Bueno, en ese caso, ya que estamos conociéndonos un poco mejor a cada minuto, deberíamos llamarnos solamente por nuestro nombre?" sugirió. "¿Qué te parece?"
Una sonrisa apareció en su rostro. "Esa es una idea espléndida, Albert. Me gusta mucho".
Él se rió entre dientes ligeramente en su manera de decir su nombre. "Comenzamos a movernos entonces, Candy?" Él ofreció su codo para ella.
Sin pensarlo dos veces, ella enlazó su brazo libre alrededor de él y le pasó otra sonrisa. "Lo haremos, Albert". Él le devolvió la sonrisa.
En poco tiempo, habían avanzado más en el bosque, moviéndose en dirección hacia el lago. Candy dejo a Albert liderar el camino y estaba agradecida por el hecho de que él los había guiado a dar un paseo por un suelo blando que estaba cubierto de follaje caído, así que no había necesidad de preocuparse por arruinar su invaluable par de zapatos. Los dos, acompañado por su mascota la mofeta, continuaron su caminata por el bosque hasta llegar a un claro que era en realidad una hermosa pradera abierta con vistas al lago azul brillante. El suelo estaba cubierto por un césped verde y exuberante, rociada con abundantes flores silvestres florecientes. A sugerencia de Albert, decidieron detenerse allí.
Albert se dejó caer sobre la esponjosa cama de hierba para descansar, pero sus compañeros, aparentemente demasiado extasiados a permanecer inactivos, tenían una idea diferente. Con Pouppe trotando a su lado, Candy corrió descalza por el prado, con los brazos extendidos a los lados como si estuviera volando, su risa alegre sonaba con fuerza. Ella y su nueva amiga peluda continuaron su carrera hasta que la rubia se quedó sin aliento. Jadeando fuertemente, ella caminó hacia delante un par de pasos antes de caer en la espesa capa de hierba con Pouppe sentada justo a su lado.
Albert rió mirando a ella y a Pouppe jugueteando. Simplemente no podía cansarse de presenciar la naturaleza exuberante de la pequeña rubia en acción. Al parecer Candy había finalmente despojado sus sentimientos de intranquilidad por su mascota la mofeta.
Un raspado en la hierba seguido de un chillido lo alertó. Bajó la cabeza hacia abajo inmediatamente para encontrar la fuente del ruido y se encontró cara a cara con un conejo marrón. Una sonrisa salió de sus labios. "Oye amiguito," saludó a la pequeña criatura, haciendo señas de acercarse a él. El conejo dudó por unos segundos antes de que hiciera un pequeño salto hacia él y se detuvo en su lugar, lo miraba con interés, su nariz nerviosa. Albert rió mientras levantaba la cabeza para mirar hacia adelante, mirando lejos de la conejita. Dejo su risita al instante cuando un ciervo y su bebé entraron en su línea de visión.
La cierva con su cervatillo caminando junto a ella fue masticando los pedazos de hierba justo en el perímetro exterior del bosque. Sintiéndose observado , la cierva de repente levantó la cabeza del suelo y se volvió hacia él. Al mismo tiempo, el conejo marrón había brincado aún más hacia él, mientras que otros tres de sus amigos habían salido de su escondite para unirse a su amigo. Pronto, un grupo de ardillas y mapaches apareció de la nada, mientras que la cierva y su cervatillo habían hecho pequeños pasos alejándose del bosque hacia el prado.
No muy lejos, Candy se quedó en silencio observando a Albert y sus amigos del bosque con asombro sin disimularlo en su cara. Sin hacer demasiado ruido, ella tomo a Pouppe en sus brazos y lentamente se dirigió hacia él. No había mentido cuando le había dicho que él era un ávido amante de los animales. Podía ver una gran variedad de animales del bosque que se aglomeraban a su alrededor, siendo atraídos hacia él, como si él fuera un imán.
"Veo que usted está teniendo una fiesta con sus amigos sin invitarnos. Espero que no se hayan olvidado de nosotros, Albert," ella le dijo con una mueca de decepción cuando se acercó a él.
Albert volteó la cabeza hacia un lado para mirarla. "Candy-" Estaba a punto de levantarse sobre sus pies, pero cambió de opinión cuando la vio agacharse para colocarse en el parche de hierba frente a él con Pouppe descansando en su regazo. Al parecer, todos los brincos dados alrededor temprano había evaporado la energía de la mofeta, haciendo que se adormecería.
"Tu no estabas exagerando al decir que realmente amas a los animales", comentó Candy.
Él sonrió. "Bueno, ahora puedes ver por ti misma."
Inclinó el cuello hacia atrás para hacer frente al cielo y luego levantó la mano en el aire mientras silbaba, produciendo un sonido de tono alto. Ella Estaba completamente asombrada cuando vio un pequeño pájaro cubierto de plumas azules volando más y más hacia abajo, hasta que aterrizo y se poso en el lado de su dedo índice, cantando alegremente. Él la miró brevemente antes de centrar su mirada en la pequeña criatura emplumada que tenía en su mano. Con un ligero movimiento de su mano, dejó que el pájaro volara.
"¿Cómo hiciste eso?" Preguntó ella, sus ojos verdes brillaban de admiración
"¿Te gustaría probar?"
Ella asintió con entusiasmo. "Um ... sí ... ¿Puedo?"
"Sólo tienes que seguir lo que estoy haciendo", le indicó mientras levantaba su mano de nuevo.
Ella hizo exactamente lo que él había hecho y esperó unos segundos. "Esto no funciona", murmuró ella, sus cejas ceñidas juntas de la frustración.
Él se rió . "Sé paciente ..."
Después de esperar durante otros momentos y aún sin pasar nada, se quejó otra vez, "Todavía no funciona. ¿Cómo es que tu podías hacerlo tan fácilmente, y yo no? Eso no es justo. Tu-" Ella dejó de hablar inmediatamente cuando vio que él le indicaba a guardar silencio. Satisfecho de que ella le había hecho caso, él inclinó la cabeza para mirar al cielo y apretó los labios, silbando una melodía al azar. Ella imitó el movimiento de la cabeza y miró al cielo. Pronto, un rebaño de tres aves descendían hacia ellos. Uno de los pájaros, el que tenía plumas azules y amarillas, optó por aterrizar en su mano.
Él sonrió con satisfacción. "Ahí ..."
Ella examinó la pequeña criatura posarse en su mano con ojos que brillaban de alegría. "Hola. Soy Candy". El pájaro gorjeó de nuevo para devolverle su saludo, y ella se echó a reír de emoción.
Lo que completamente la tomó por sorpresa fue cuando otro pájaro había decidido unirse a su amigo y aterrizo en la parte superior de su cabeza. Sólo poco después, la tercera ave había hecho un acercamiento hacia ella, acomodándose en su cabeza también.
Albert soltó una carcajada al ver la imagen divertida de ella con los dos pájaros posados en la parte superior de su cabeza, sobre todo cuando ella intento de ver lo que había en la parte superior de su cabeza con sus ojos verdes mirando casi cruzados, y su boca haciendo una forma de O.
Candy comenzó a mostrarse inquieta cuando sintió un leve pinchazo en contra de su cuero cabelludo y movió su cabeza de un lado a otro para ahuyentar a sus indeseados invitados. La conmoción causo que Pouppe se despertara y saliera de su regazo, la mofeta se puso de pie sobre sus patas traseras, mientras que miraba a la rubia con interés. Por ahora, los otros animales también habían puestos sus ojos hacia donde candy estaba sentada y después de decidir que la pequeña rubia parecía ser más divertida para jugar, el grupo de mapaches abandonaron su antiguo puesto y marcharon directo hacia ella.
Candy estaba sorprendida al encontrarse siendo rodeada por una manada de mapaches salvajes mirándola con sus ojos pequeños y oscuros brillantes. "Santos cielos..." Ella se puso de pie, gritando ", Albert!" Al ver que las criaturas no se habían alejado, concluyó que la mejor forma sería para ella hacer una escapada rápida de los mismos.
Al verla salir corriendo con los mapaches de colas detrás de ella, Albert rió. "Tu no tienes que huir de ellos, Candy. Sólo querían expresar su afecto hacia ti. Al igual que yo, ellos piensan que tu eres una persona muy agradable", dijo en medio de su risa.
Después que había pasado más de una hora desde que habían estado en el prado, cuando Candy finalmente se canso de correr, persiguiendo y siendo perseguida por sus nuevos amigos peludos, ellos comenzaron a caminar de vuelta a la mansión. Esta vez, el la condujo a través de un estrecho sendero que recorría la orilla del lago. En su súplica insistente, ellos hicieron otra parada en un área donde la orilla del lago curvada afuera del camino en una forma convexa, por lo que el agua estaba a sólo unos metros de distancia de ellos.
Se suponía que iba a ser una breve parada. Por desgracia, no fue así, y terminaron pasando cerca de media hora allí, disfrutando de la majestuosa vista, jugando en la playa, tirando piedras en el agua, y por supuesto, hablando. Es irónico cómo tan sólo unas horas antes de que se hubieran conocido no eran más que extraños entre ellos. Pero ahora, por la forma en que intercambiaron conversaciones y bromas ligeras de forma cómoda, parecía como si se hubiesen conocido durante mucho tiempo. La Inmensa alegría se dibujaba claramente en sus rostros. Aunque, en el fondo, tuvieron que reconocer que todas las cosas buenas deben llegar finalmente a su fin.
En poco tiempo, el sol había alcanzado el horizonte, pintando el cielo azul una vez con un gradiente de colores rojos, y la luna brillaba débilmente, asomándose por detrás de las nubes, preparándose para hacer pronto su aparición completa. El canto y el twittear de las aves volando a casa hacia sus nidos hicieron eco por todo el jardín. Diligentes abejas y colibríes había ya desaparecido de los aglomerados parches de flores.
La temperatura había bajado algunos grados y la brisa soplaba aun más fuerte, distribuyendo de aire fresco toda la zona. Con pasos pequeños, Albert y Candy cruzaron un portal de rosas bien cuidado en el jardín detrás de la mansión en amigable silencio. Habían regresado sin Pouppe porque la mofeta había preferido quedarse en el bosque. Ambos al parecer estaban sumergidos en lo más profundo de sus propios pensamientos, y el rostro brillante en sus rostros parecía sugerir que sus mentes estaban llenas de pensamientos felices.
Candy todavía no podía creer como su día se había convertido tan maravilloso para ella. La fiesta de cumpleaños que ella había pensado que no era más que una mera farsa, que había sido inventado por su tía y la amiga de su tía, no había terminado siendo tan mal después de todo. Si no hubiera habido una fiesta, ella nunca hubiera podido conocer a Albert, y su cumpleaños sería igual que cualquier otro de sus cumpleaños que ella había tenido en el pasado.
Ella negó con su cabeza asimisma después de reflexionar en lo que había hecho ese día. En primer lugar, se había fugado de una fiesta que había sido organizada en su honor, y luego durante su escapada había terminado de alguna manera en el bosque. Una vez que encontró un roble alto y corpulento que llevaba muchas ramas laterales, su instinto de espíritu libre la había llevado a comenzar a subir el enorme árbol. Entonces, su momento solitario se vio interrumpido por la aparición repentina de una mofeta seguida por su guapo propietario no mucho tiempo después de eso.
Ahora que pensaba más en ello, ella no podía explicar por qué no se había sentido en lo más mínimo amenazada o intimidada de pasar tiempo con Albert, quien había sido un completo desconocido para ella tan solo par de horas atrás. Echó un rápido vistazo a él y encontró la respuesta a su pregunta de inmediato. Ella no podía negarlo por más tiempo - se sentía atraída por él de una manera increíble, incluso a primera vista. De repente, se sintió muy triste porque finalmente cayó en cuenta de que su tiempo juntos pronto llegaría a su fin. ¿Nos volvemos a encontrar?
De repente, se detuvo sobre sus pasos mientras él seguía unos pasos por delante antes de que él se diera la vuelta para mirarla con una mirada de preocupación en su rostro. Ella le dio una pequeña sonrisa para tranquilizarlo y le dijo: "Gracias, Albert. Si no te hubiera conocido, hoy sería un día muy aburrido para mí." Hizo una breve pausa, dejando salir un fuerte suspiro. "Se suponía que era mi cumpleaños, ¿sabes?" confesó en voz baja que era apenas un susurro. Tan pronto como las palabras habían salido fuera de su boca, la duda nubló su mente no podía dejar de pensar que ella podría haber cometido un error crucial hablándole de su cumpleaños.
"Tu cumpleaños?" dijo, mirándola ligeramente estupefacto.
Ella respondió con vacilación evidente en su voz. "Um ... sí ..." Evitando su mirada, bajó la mirada al suelo.
Candy... Él no se había dado cuenta hasta ahora mismo que Candy podría ser una versión más corta de Candice. ¿Podrían ser la misma persona? En el fondo, él ya sabía la respuesta. "Tú no serás por casualidad Candice White, supongo?", preguntó lentamente después de unos momentos de silencio.
Su cabeza se levantó mientras ella sonreía tímidamente y le contestó: "La única y verdadera..." Después de que ella le había dicho eso, mientras examinaba su rostro para medir su reacción, pero no podía detectar ningún cambio en sus rasgos faciales que indicaran cómo se sentía.
Él no estaba sorprendido por su respuesta esta vez, no como antes cuando supo en primer lugar que hoy era su cumpleaños. Pero independientemente de cómo se sentía, lo que había sido divulgado a él iba a cambiar el curso de acción que tendría que tomar ahora. "Así que..." empezó a decir. "Tú eres la invitada de honor..." Llevaba una amplia sonrisa en su rostro sin enseñar los dientes. "¿Por qué salir a hurtadillas de su propia fiesta de cumpleaños, Candice?" el tanteo.
Sus labios curvados hacia abajo en una mueca. "Estoy tan enojada. Ellas, mi tía y su amiga, trataron de engañarme. ¡Es mi cumpleaños, pero lo convirtieron en una fiesta de compromiso sorpresa para mí".
Él levantó una ceja en un arco alto, con una sonrisa tenue formándose en sus labios. "¿En serio? ¿Era esa la razón por la que te escapaste?"
"Um... sí..." Una expresión de remordimiento cruzó su rostro brevemente antes de sustituirla con una amplia sonrisa. "Pero me alegro de haberlo hecho porque me permitió conocerte a ti, Albert".
Un estruendo profundo de risa escapó de su garganta. "Bueno, si lo pones de esa manera - es verdad". Su rostro cambió gradualmente a la luz de un aspecto más serio. "Pero no crees que podrías haber molestado a tu prometido, Candice?"
Ella mofó. "Hay un montón de hermosas damas casaderas en el interior - Estoy segura de que el va a encontrar una manera de consolarse a sí mismo."
Él estalló en carcajadas. "Así que estas muy segura, ¿verdad?"
Ignorando su comentario sarcástico, le preguntó: "Albert - Volveré a verte de nuevo ¿Dónde vives?" Aprender más acerca de la posibilidad de su supuesta amistad era más atractivo para ella que tener una conversación trivial sobre su compromiso o su novio.
"Señorita White-"
Ella lo interrumpió: "Candy - por favor llámeme Candy".
Él continuó lo que estaba a punto de decirle antes de que ella lo habría cortado poco antes, "No voy a mentirte, Candy -. Realmente he disfrutado pasar tiempo contigo, pero se está haciendo tarde, y usted debe volver pronto antes de que envíen un grupo de rescate a buscarte. "Hizo una breve pausa, y luego con una tierna sonrisa en su rostro, le dijo: "Puesto que es tu cumpleaños, seria terriblemente grosero de mí no darte un regalo de cumpleaños, ¿no te parece?"
Ella era consciente de que no había respondido a su pregunta sobre verse de nuevo y no estaba segura de si eso había sido un acto deliberado o no. "Albert - Me encantan los regalos, pero yo entiendo sí. Tu-"
Con sus dos dedos apenas rozando sus labios por un instante, él la interrumpió: "¿Podrías tu por favor cerrar tus ojos, Candy".
Ella aún estaba conmocionada por el efecto provocado por la punta de sus dedos sobre sus labios y sólo pudo balbucear un "¿Eh?"
Pensando que ella no lo hubiera comprendido, inmediatamente explicó: "Yo te voy a dar un regalo, pero tú tienes que cerrar los ojos. Te prometo que no haré nada que pueda hacerte daño." Él le dio una Mirada de seguridad.
Fue más allá de su imaginación que iba a recibir su primer regalo de cumpleaños por alguien que solo había hecho amigo apenas hace unas horas. Ella dudó un momento antes de asentir finalmente: "Está bien..." Sonriéndole, cerró los ojos por completo y no podía ver nada más que oscuridad.
Después de unos segundos de silencio, podía oír el sonido de sus pasos acercándose hacia ella. Entonces, ella sintió su mano suavemente alrededor de su muñeca mientras él la levantaba a la altura de su pecho, y la volteaba hasta la mitad para poner su palma hacia arriba. Cuando ella oyó un pequeño ruido tintineante, sintió un pequeño objeto siendo depositado sobre su palma. Una campana? Que es lo que él me está dando? Después de eso, sus dedos fueron cuidadosamente doblados para envolver el objeto en su mano, y su parcialmente cerrada mano entonces se cerró completamente bajo su mano grande.
El ritmo de los latidos de su corazón se había intensificado constantemente con cada segundo que pasaba mientras esperaba a que el dijera algo. ¿Qué está esperando? Cuando ella pensó que probablemente debería abrir los ojos, lo sintió inclinado sobre ella con el aroma suave de una fragancia masculina que se colaba en sus fosas nasales, invadiendo sus sentidos.
Luego, en un momento en que la dejó sin aliento, ella sintió que sus labios húmedos tocaban suavemente contra la piel suave de su mejilla. "Feliz cumpleaños, dulce Candy. Te prometo que te daré un regalo más apropiado la próxima vez que volvamos a vernos", finalmente murmuró con una voz profunda y su tibio aliento flotando a través de la piel fría de su cara. Un segundo después, la sensación de calor que había abrazado su cuerpo y su alma se había ido.
Una suave brisa de aire fresco toco su rostro mientras ella lentamente salió de su estupor. Sus últimas palabras resonaban en su mente. La próxima vez que nos encontremos?
"Albert!" gritó ella, abriendo sus ojos de par en par.
Ella giraba en su lugar haciendo dos vueltas completas, sus ojos buscaban delante el paisaje frente a ella, pero no había ni rastro de él en ningún lugar hasta donde sus ojos podían ver. Era como si se hubiera desvanecido por completo. Pero ella estaba segura de que no podía ser una aparición, y el regalo en la mano era la prueba sólida junto con la sensación de hormigueo en su piel donde sus labios habían tocado.
Ella abrió la mano y miró la insignia en su palma. Su cerebro discernía la distintiva insignia a la vez. Es un Andrew?.. Albert es un Andrew?.. Albert Andrew. No recordaba que había un Andrew llamado Albert en la familia Andrews. ¿Podría estar equivocada? De repente, algunas diferentes escenas de su aventura anterior aparecieron en su mente, ella se golpeó en la sien ligeramente. Por supuesto, tenía que ser un Andrew.
Cómo no pudo notarlo antes? Debió haberse convertido en inepta durante la noche. Era evidente que conocía el camino y los alrededores de la finca en Lakewood. Y ella tenía serias dudas de que todos los huéspedes podían caminar libremente en un evento formal y traer un animal doméstico, y mucho menos una mofeta. Pero ¿por qué le iba a entregar su insignia a ella?
El sonido de una puerta al abrirse hizo que dejara su tren de pensamientos al instante. Sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa plena ante la idea de que Albert podría haber regresado a su encuentro y darle un adiós más apropiado. Pero su momento de alegría desapareció instantáneamente al oír el tono de su tía en una reprimenda familiar.
"¿Dónde has estado, Candice? Tienes mucho que explicar, señorita."
El caluroso saludo de su tía le sirvió como un recordatorio frío de su escapada el cual había terminado. Ahora era el momento de afrontar las consecuencias. Después de respirar profundo, Candy giró sobre sus tacones para mirar a su tía, que estaba de pie en el porche mirándola un poco enojada. "Lo siento mucho tía...", le dijo a su tía, con su cabeza baja para expresar su arrepentimiento.
La Tía Mary negó con la cabeza en modo de exasperación. "Vas a ser la muerte mía hija. Vamos -. Nos vamos en este momento", informó la tía María. "No quiero molestar mas a la Señora Elroy el día de hoy y causar que su presión arterial se le suba. Puedes disculparte con ella en otro momento."
Con la esperanza de encontrar una figura alta, Candy giró la cabeza para mirar por encima del hombro una vez más y contempló el paisaje con la mirada, pero muy a su pesar, solo vio el jardín abandonado. Si no hubiera sido por la Insignia en su mano, ella hubiera pensado que todo lo que había ocurrido había sido sólo un sueño. Desde luego no es un sueño. Tal vez es una aventura, una aventura de primavera, pero no un sueño de seguro. Ella apretó la insignia en la mano antes de que su cabeza girara de nuevo hacia el frente. Con un suspiro derrotado, ella caminó por el camino después siguiendo a su tía, en dirección al coche que los llevaría de regreso a la colina de Pony.
Sin Candy saberlo, un par de ojos azules habían estado observando y siguiendo cada uno de sus movimientos y había continuado con la vigilancia hasta que el coche ocupado por ella había desaparecido en el horizonte. Un hombre alto y rubio salió de las sombras y susurró: "Hasta que nos volvamos a encontrar, dulce Candy". Una sonrisa nostálgica se materializó poco a poco en su cara.
Continuara...
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