Bueno luego de escribir dos Drarrys, creo que lo justo es publicar algo distinto y que también me gusta un Dramione.
Son -creo- pocos capítulos recién voy escribiendo el tercero así que no creo que dure mucho.
Surge en los años 1998-99, 2000, 2007 y 2013 (en el futuro).
Muchos flash back y cambios de fecha.
Espero que les guste y les valla gustando los giros que valla dando
Advertencia: CAMBIO DE PERSONALIDAD (JUSTIFICADA, OBVIAMENTE) EN EL FUTURO. O MEJOR DICHO EN ESTE CAPITULO!
(Disclaimer; los personajes de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.)
Capítulo 1. Realidades
Debes flotar
Y no dejarme caer
Debes cavar
Un túnel con tus pies
(Lucybell – Solo crees por primera vez)
Domingo 01 de agosto de 1999, 19:30 p.m.
El cielo se iluminó y el estridente sonido de los rayos se escuchó. La lluvia caía poniendo un ambiente frío en aquella noche de agosto. La gente corría refugiándose bajó los locales que estaban aún abiertos o algunos, en el mejor de los casos, corrían hacía los taxis.
El ambiente era único, era el broche de oro, para la el día de mierda que estaba teniendo cierta chica, escondida en su departamento de soltera.
Su cabello caía cubriendo el rostro enterrado en sus rodillas, a las cuales abrazaba como si la vida se le fuese en ello. Tiritaba, producto del llanto convulsionante que había tenido, sus hombros se sacudían aún, un poco.
El teléfono suena y ella levanta la mirada, sus ojos están enrojecidos, buscando el móvil en la obscura habitación. No puede contestar, no cuando su voz puede estar enronquecida por el llanto. La musiquita para y nuevamente sigue. Solo dos personas pueden llamarle. El primero Harry a quien no ha ido a visitar en su cumpleaños el día de ayer y de verdad siente no haber podido ir, pero las circunstancias se lo impidieron. El segundo, cierra los ojos apretando los labios, puede ser Draco…
A tentativa y palmeando el piso con la mano busca su varita, la cual encuentra y con un movimiento ilumina la habitación.
Tiene que cerrar los ojos ante la luminosidad y con los pies entumecidos se levanta, apoyándose en la pared. El teléfono sigue sonando, parando y volviendo a sonar.
Su mirada se posa en el baño, en donde su otra realidad descansa en el lavamanos…
Con arrastre de pies, abre la puerta y enciende la luz. Y con la cabeza gacha, porque no es capaz de mirarse, se dirige hacia el sitio.
Las manos le tiemblan cuando la prueba de embarazo le confirma lo que ha temido durante los dos meses anteriores. Por sus ojos vuelven a caer las lágrimas que antes ha dejado caer, sin saber el resultado aún.
Estaba embarazada.
Estaba embarazada de Draco Malfoy.
Estaba embarazada y su futuro estaba arruinado a los dieciocho años.
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Martes 25 de diciembre del 2007, 17:30 p.m.
La mujer acaricia el suave cabello de la niña. Con cuidado lo peina colocándolo en una coleta alta con una liga rosa como el vestido que lleva. Astoria, besa la mejilla de su hija cuando finalmente ha terminado de arreglarla.
—Te vez hermosa Cissy —le alaga la mujer.
Ella le sonríe dulcemente —Gracias, mami.
Ella acaricia la mejilla de su hija con profunda tristeza.
—Porque no vas a ver si tu padre está listo para que te lleve con tía Pansy.
La niña asiente feliz saliendo de la recamara principal de su padres.
Solo entonces Astoria se permite mirar las profundas ojeras bajo sus ojos, el rostro que el espejo le muestra no es el suyo. Esta demacrada y lo sabe, cierra los ojos cansada ante el esfuerzo de peinar a su hija. Se levanta buscando en la mesita de noche sus medicinas y, con pesar, descubre que se le han acabado.
— ¡Julie! —exclama llamando a la sirvienta—, ¡Julie, ven por favor!
El resonar de pasos apresurados se escuchan, al igual que la puerta abierta bruscamente — ¡Señora Malfoy! —exclama una mujer corriendo hacia la pelinegra quien se sostiene el pecho por la dificultad que tiene para respirar.
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Jueves 27 de diciembre del 2007, 09:30 a.m.
El viento movió su largo cabello castaño claro. Se acomodo más la bufanda y el gorro que lleva. Tomó la mano enguantada de su padre, quien no la mira. Sus ojos grises se fijan en el ataúd en donde permanece la que fue su madre… hasta ese momento se da cuenta de que ya no la vería mas, de que ya no podrá abrazarla ni decirle lo mucho que la ama. Sus ojos se llenan de lágrimas, no es que no hubiera llorado antes, ante tal visión, pero ese momento no podrá olvidarlo jamás.
Draco permanece inmutable,con los ojos fijos en el ataúd de la que fue su mujer. Apenas siente como una mano toma la suya y luego escucha unos sollozos a su lado y se da cuenta de que su hija llora, la toma en brazos e inmediatamente ella esconde su rostro en el cuello del, sollozando fuertemente. El rubio mira a su alrededor, a las personas que le acompañan en ese momento. El hombre encargado del entierro da por finalizado aquel momento, señalando que bajen el féretro. Con un movimiento de mano, Draco dejo caer un puño de tierra sobre la tumba. Los padres y hermana de Astoria hacen lo mismo.
Luego de algunos minutos el entierro de la señora Malfoy ha finalizado completamente y Draco, solo ahí se da cuenta de que no ha sido capaz de llorar por ella. Con Cissy en brazos camina hacia la tumba, lanzando una rosa blanca.
—Gracias Tori, gracias por todo —murmura, sabe que su hija se ha dormido.
Se despide en silencio, dirigiéndose hacia sus amigos. Con la primera que se encuentra es con Pansy, quien camina junto a él.
— ¿Quieres que nos la llevemos? —le pregunta Pansy, señalando a Cissy.
Él niega —Gracias, Pansy, pero es mejor que este con ella. Además, me han dado días libres en el trabajo —le dice.
Ella sonríe un poco deteniéndose y acaricia el pelo de la niña —Lo que necesites Draco cuenta con nosotros —Draco solo sonríe un poco, el marido de Pansy también le confirma, con la mirada, que cuenta con él.
El rubio se despide de todos ellos y se dirige a su casa. Donde una nueva realidad le espera.
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Jueves 19:30 p.m.
Se desplomó en la silla del escritorio masajeándose la frente, ha estado con el mismo dolor de cabeza desde la mañana. En la otra mano descansa un vaso de whisky que no ha bebido aún. Cissy ha dormido prácticamente todo el día, solo se ha levantado para probar un poco el almuerzo y se ha escusado para no comer en la cena. Draco sabe que es completamente comprensible, pero no puede evitar sentirse mal por su hija.
Distraídamente se fija en el anillo de matrimonio con el que se ha unido a Astoria, llevaban seis años de matrimonio. La situación era irreversible según le confirmó el médico que la trataba.
—Solo será un tiempo —dice la mujer.
Era increíble que su mente le trajera solo recuerdos de aquel día, en donde la vio casi después de un año de la guerra. Le dio sorbo al whisky, cerrando los ojos.
Había sido difícil, más que difícil; imposible, pero… todos tienen algo por lo que luchar y Draco no era diferente. Su mirada se mantuvo fija, por algunos minutos, en el café entre sus manos.
— ¿Entonces, Draco? —la mujer frente a él, le miraba de manera angustiada.
Los ojos grises se encuentran con los azules de ella — ¿Estás segura de esto?
Ella sonrío —La pregunta es: ¿Aceptas lo que te propongo? —Draco no contestó—. Escucha se que… es difícil y quizás te limite en algunas cosas, pero es algo que nos conviene a los dos de todas formas yo… en fin… te doy tiempo para pensarlo —hizo ademan de pararse.
—Solo acepto, si tú aceptas algo también —murmuró inaudiblemente, Draco, deteniéndola.
Astoria se sentó nuevamente y lo observó más atenta. Draco se veía cansado, ojeroso y delgado. Lo entendió y comprendió, a los magos les cuesta adaptarse al mundo muggle. En especial a los que nunca lo habían pisado antes.
— ¿Qué cosa? —murmuró preguntando.
—No se lo digas a nadie… —Draco la miró, dudando si confiar o no en ella—, pero no estoy solo en el mundo muggle —ella lo miró no entendiendo nada—. Yo… Astoria, tengo una hija.
