No diré mucho de este fic que, en realidad, acaba en tres capítulos o cuatro capítulos. Sí, así de corto será.
En fin. Espero les guste la idea y comenten qué tal les parece.
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Chapter 1. -Preocupación.
La guerra contra Juha Bach había acabado prácticamente hace una semana, mas tan solo tres días era el tiempo en el que volvieron, -a su mundo-, los humanos que participaron en la misma.
Por más que quisieron ayudar en algo de la reconstrucción, les dijeron que era suficiente, que se encargarían por su cuenta de lo demás y que ellos deben irse a casa. Son estudiantes después de todo, alumnos que están a punto de graduarse y por desgracia no se puede ganar dinero ayudando a los del otro mundo. No usan la misma moneda, y no es como que Urahara está en condición de pagarles.
Porque por desgracia él falleció en la guerra también, sin que Nelliel le pudiera salvar a tiempo. Ni siquiera Yoruichi, ni el pequeño Yuushiro a quien no le dieron más que un vistazo.
Ichigo se vio increíblemente sorprendido al saber la noticia. Su maestro al que nunca llamó "sensei" partió del mundo, sin que él pueda hacer algo al respecto. ¿Y a qué mundo sería ese?, se preguntaba con tristeza, con la misma tristeza que todos los conocidos del genio que fueron ayudados por éste, como Rukia, Ishida, Inoue, Chad, Renji. Sin embargo, se calmó cuando supo que fue inevitable, no lloró ni gritó su muerte, solamente lo aceptó, de paso tratando de consolar con la mirada a su amiga de cabellera naranja quien sí lo hizo.
Ella se conmovía fácilmente después de todo, su corazón era así de especial, siempre sintiendo todo tipo de sentimientos de compasión incluso a quienes no lo merecen. En ese caso, sin embargo, sí que se merecían lágrimas en su nombre aquellos soldados caídos.
Lágrimas que Orihime se dispuso a soltar en su honor, en el honor de sus maestros y del pequeño que no llegó a conocer.
No le gusta verla llorar cuando es de dolor, eso piensa el Kurosaki. Sobre todo que, desde que llegaron al mundo humano, Inoue no parece la misma de siempre.
Ya no ríe, ya no sonríe, ya no es la chica alegre. No del todo, por lo menos. Es que, de hecho, lo hace pero... no es lo mismo.
Él se da cuenta de la diferencia, todos sus amigos lo hicieron, aunque su sonrisa le llega a los ojos no es en síntoma de alegría sino de actuación.
Mas esa Ichigo decidió hacer algo, aunque sabiendo que no puede realizar la tarea de hacerla regresar él solo, por ello ha contactado a Rukia la tarde anterior a que venga. Por favor, le pidió además, sin explicar mucho.
La Kuchiki entendió al instante, después de todo no por nada ella e Ichigo se comprendía mutuamente sin palabras. A ambos les costaba expresarse sentimentalmente y eso, eran más de gritos, pero oírlo con ese tono de voz le mostró lo preocupado que se hallaba por la amiga de ambos. Fue como oírlo rogar, probablemente estaría rogando en su interior.
Aceptó, diciendo que no es el único en querer solucionar lo de Orihime. ¡Es su mejor amiga después de todo!. Fue la primera chica con la que se entendió, con quien tuvo la oportunidad de ser tan cercana, y pasar tantos buenos momentos juntas.
Así que ese día llegaría la fukutaicho, sin avisarle a casa de quién iría. El shinigami sustituto sospecha que a la suya, así ir juntos a la casa de Inoue, no cree verla aparecer en la escuela de nuevo. Aunque siendo la shinigami bajita nunca se sabe, igual no le molestaría en absoluto recibir una patada cuando Rukia le vea con la cara algo deprimida y por no haber hecho amago ni de dar palabras de aliento a Inoue.
"Aunque probablemente golpearme en esta ocasión tal vez sirva también..." Y con ese pensamiento se despierta en nueva cuenta el salvador del mundo, más preocupado en cómo harán o qué harán, o qué deberán decir, cuando por la tarde se dirigan a casa de Inoue a visitarla.
Encima irán sin avisar, Rukia quiso que sea más sorpresa, y si pueden invitar a Ishida y Chad mejor. Tatsuki se los ha dicho, pues ella estaría está más presente en casa de su mejor amiga últimamente.
El Kurosaki suspira con pesar, aprieta las sábanas en sus puños y se sienta de golpe.
"¿El futuro, eh?" Sabe que es parte de la vida, el temor al futuro, ¿pero por qué justamente ahora le asustaba? Creyó haberlo superado luego de tanta verborrea de Juha Bach. Al parecer no lo hizo.
"No. No es eso." Lo presiente, su temor es más bien a que se agrande el dolor de Inoue. Odiaba verla así, a sí mismo se odia cuando sucede.
Él tiene a su familia con vida, y ella no. Por lo mismo, Inoue considera familia a todos sus amigos, los que aprecia al igual que él. La diferencia es que Inoue solo los tiene a ellos, y ahora que varios de ellos han muerto le debe ser imposible no ver las cosas en negativo.
Es que también la entiende, porque él vivió durante mucho tiempo pensando muy mal del mundo cuando su madre murió. Por supuesto es irreal creer que Inoue odia o guarda rencor, pero la tristeza sí que la posee en su corazón debido a todo lo sucedido.
Pero si él mismo logró recobrar las esperanzas gracias a todos los lazos conectados, a la ayuda de sus seres queridos, a ellos, -a ella también-, Inoue puede lograr sobreponerse a la adversidad, a la tragedia.
"Inoue, todos podemos tener un futuro mejor." Sentado con la espalda algo encorvada y la cabeza gacha, cometa en su cabeza, apretando los dientes.
Se siente horrible porque no fue capaz de decírselo antes, aun así logra tranquilizar su enojo consigo mismo. Y para el momento en que quiere gritar de impotencia, el simple hecho de dar un parpadeo le sirve para percatarse de una figura en su habitación. Antes no había nadie más que él, no vino Yuzu a regañarle que se levante, ni su papá entró a despertarle a los gritos con una patada.
Ichigo queda desconcertado de lo que ocurre. ¿Cómo era posible? ¿De dónde había salido? Eso se preguntaba al ver, en la ventana de su habitación, a la figura en cuestión.
Se trata de un niño, uno pequeñito. No pasará los cuatro o cinco años de edad. Lo que le deja impactado es su apariencia, y no el que lleve kimono estándar de shinigami o las cosas que complementan el atuendo, sino por su apariencia física.
- ¿Quién-?
El niño dirige su vista perdida y confundida hacia él, haciendo que se encuentre con unos ojos ámbar brillantes que más bien parecen naranjas.
Aunque es un naranja más oscuro que el brillante claro, parecido al fluorescente como muchos dirían, del cabello del niño que ahora yace sonriendo con alegría.
- ¡Hola! -le saluda alzando la manito hacia adelante, sin siquiera miedo de caerse allí, -de pie-, todavía en el marco de la ventana y sin agarrarse de los lados para no tambalear. Su vocesilla es algo fina y de donde la palabra salió algo indistinguible, haciendo notar que de verdad se trata de un pequeño muy pequeño.
Ichigo se pregunta si es que se está viendo a sí mismo.
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Ishida con disimulo ve el tiempo pasar en su reloj, lo único que tiene disponible para revisar la hora ya que no posee un móvil. Es que el que le regaló Urahara hace tiempo no fecha pone, en realidad sí tenía, pero se averió con el tiempo.
Bufa. Ya van media hora desde que ingresaron a clase, y no deja de sentir un maldito pinchazo en la cabeza. Es una alerta de presencias extrañas, cree que dos y que andan rondando la ciudad. Lo piensa debido a que no las ha sentido dejar de moverse desde hace quince minutos, mientras él estaba ya en la escuela.
Tal parece que nadie los nota, pues Chad y Orihime no parecen preocupados. Quizás se deba a que es mejor sintiendo reiatsu que ellos, pero igual le inquieta tener que levantarse con una excusa en ese instante. Tal vez se lo tomen en serio, crean que no es un hollow, y decidan acompañarlo.
A Arisawa no le hará mucha gracia con el estado de Inoue, y Chad no está en condición de perder clases puesto que ha faltado mucho los anteriores meses y tiene que ponerse al día. No quiere ser un mal amigo, ¿pero no lo será también si deja a dos desconocidos, con esa cantidad de poder, hacer estragos en la ciudad? No parece ser el caso, pues en los minutos en que piensa en ello decidido en salir, las presencias cesan su recorrido.
Una lo hace al ingresar en terreno de la casa Kurosaki, puede sentirlo junto a Ichigo.
Tras saberlo, no se preocupa más y se concentra de lleno en la clase, confiando ciegamente en que el shinigami sustituto se encargue, pues ya le ha probado que puede desafiar las probabilidades y obtener la victoria si es por una causa justa.
Durante el transcurso de la clase todo va de un modo normal, mas Keigo, Mizuiro, Tatsuki, Chad y el mismo Ishida se muestran algo conscientes del decaído humor de la podado "idol" de la escuela.
Cuando el profesor le pide pasar a resolver una ecuación, Inoue apenas lo hace bien, lo que da a responder que no se concentra exactamente en la clase. Para quienes la conocen, saben que es grave pues ella normalmente es, aparte de Uryuu, -y, la puesta en otra clase, Ryou-, quien más correctamente obtiene resultados debido a su inteligencia.
La ven cómo pide disculpas por su error, siendo de paso reprendida por el profesor quien le pide con severidad a que se esfuerce más estudiando. El hombre seguro no sabe lo que ella ha tenido que pasar, o quizás lo hace solamente por el propio bien de Orihime, para que no pierda las buenas notas que durante dos años ha mantenido.
Sea como sea, el siguiente en pasar, pero por propia voluntad, es Uryuu Ishida. ¡Vaya sorpresa!, los más tontos y envidiosos se burlan. Basta una mala mirada de Chad para hacerles callar, retroceder y disculparse en silencio, rogando a dios piedad, sin haber previsto que el grandulón fuese amigo del "cerebrito". ¡Es que ese chico, que parece hecho de hierro, ha comenzado a venir a clase hace poco!, es por eso que se les olvida que son amigos ambos, incluso no creen mucho que "feos" como esos sean amigos de la bella chica de cabello del mismo color que el sol.
Escribiendo en la pizarra, el peliazul siente que es una pérdida de tiempo las miradas "de amenaza" de Chad, ya que igual murmuran esos idiotas y él debe oírlos. En fin, se dice, centrándose en acabar el problema simplemente escribiendo el resultado final.
Le falta el último número cuando la puerta de la clase se abre de golpe, causando desconcierto en todos los alumnos y el profesor quien, al ver a su peor alumno, se irrita.
El joven de cabello naranja, -al que le importa poco que el maestro le esté gritando por su retraso e interrumpir de aquel modo-, solamente está en busca de una persona.
- Ishida -dice con alivio de verlo, pero sin dejar de fruncir el ceño. Va hacia el Quincy.
- ¿¡Kurosaki qué demonios estás-!? -no puede creer que el otro haya llegado así, para apresar su muñeca con la mano y estirarlo hacia la salida. ¡Se tropezará, maldita sea! -. ¡Detente, idiota!
¡Y además están en clase! Sus amigos también lo ven raro, cierta chica de grandes pechos los ve con asombro también. ¿Qué tipo de problema hay ahora?, se interroga.
- Esto es más importante que estar aquí ahora, ¡rápido! -irritado, lo estira hacia la salida. El maestro, desde la puerta del aula, reclamando de avisar a los directivos escolares.
El peliazul pide paciencia para aguantarlo, y llega a confiar en él cuando le pide pasarse las reglas de la escuela por el forro y largarse para encaminar rumbo su casa.
Una vez allí suben las escaleras para ir al cuarto de Ichigo, sin gemelas de por media ya que ambas están en clase, cumpliendo las reglas de la educación por su propio bien. ¡Como ellos deberían!
- ¡Que te calles con eso! -Ichigo estalla.
- ¡Pero al menos me hubieras dicho qué demonios sucede! -se queja el otro, gritando también. No le gusta no ser explicado, no hay que aclararlo.
El pelinaranjo aprieta el puño, ambos se mirándose frente a frente con molestia en los ojos.
-¡Porque no me vas a creer si no te lo enseño! -responde y abre la puerta de la habitación para permitirle que vea por sus propios medios.
Sentado en la cama, apenas dirige su vista hacia allí, el peliazul se encuentra con algo que le deja sin habla.
-¡Uryuu-san! -le saluda el niño, en vez de decir "Hola, Uryuu-san", le basta con decir su nombre de modo alegre y cantarín.
Ishida se queda algo sin habla. El niño tiene tantos parecidos a cierto shinigami que está a su lado, más que nada en lo de ser shinigami ahora mismo a pesar de verse tan infante todavía, y luego dirige sus ojos a Ichigo.
Un poco incómodo, se aclara la garganta.
-¿Encontraste a tu ototou perdido? -le pregunta, imaginando que el padre de Ichigo tuvo hijos con otra mujer en la Sociedad de almas. No le sorprende mucho si es ilegítimo, no si tiene en cuenta lo poco serio que es aquel hombre.
El Kurosaki le mira con la boca abierta, el ceño más fruncido y una vena en la cabeza.
- ¡NO ES ESO, IDIOTA! -quiere darle un golpe, pero se contiene y se dirige al niño. Se para al lado derecho del pequeño, al mismo tiempo en que el peliazul decide entrar notando cómo se alegra más el pequeño niño al ver a Ichigo a su lado.
- Kazui -llama al niño con ese nombre, el pelinaranjo que ahora se observa siendo nervioso y con los hombros algo tembleques, bajando los ojos como si le diera pena preguntar-. ¡Dile lo que me dijiste a mí!
- Soy Kazui Kurosaki.
Ishida da una mirada aburrida. Ya lo ha dicho, ¡es un niño ilegítimo que ahora debe ser su hermano!
- ¡QUE NO ES ESO! -le grita, arrojándole una almohada a la cara.
- ¡IDIOTA! -maldice el peliazul, acomodándose los anteojos tras el impacto y queriendo recoger la almohada para lanzársela en venganza. No lo hace porque sería infantil, además que no quiere colaborar en limpiar el cuarto de Kurosaki. Que lo haga él mismo.
- Kazui, no me refería a eso -Ichigo le dice paciente, sentándose en la cama y tocándole el hombro como ayuda. Está un poco irritado, por no poder hacerle entender, pero se las arregla en tener paciencia porque sabe que es pequeño y no es su culpa. Hablar con Nell fue recibir entrenamiento para esto de antemano, tal parece.
El niño ladea la cabeza, sus pequeñas facciones demostrando lo muy confundido que se halla. ¿Qué cosa quiere que le diga, exactamente?
- ¿Qué debo decirle, otou-san?
Al oír que es llamado así, el shinigami sutituto tiembla un poco. ¿Acomplejado tal vez? Detrás suyo, el quincy abre la boca del mero asombro. Está perplejo.
- ¿Q-Qué acaba de decir? -tartamudea Ishida, sin creerse una palabra. ¡Es que es imposible! ¿Cómo va a ser hijo de Kurosaki? Es una broma, una pésima broma del idiota que lo ha sacado de la escuela solo para algo como eso.
No, responde el pelinaranjo con irritación llenándole los poros. Es verdad, el niño es la prueba sólida.
¿Acaso lo tuvo a los catorce o a los trece? Con duda, le inquiere el cuestionamiento.
- ¿¡Qué clase de persona crees que soy!? -es su respuesta de que no es un chico que hizo eso a esa edad. Bueno, ni siquiera hizo "eso" a la edad que tiene ahora, pero ese último dato no debe interesarle a Uryuu.
¿Entonces por qué se empeña en afirmar que es su hijo? No es que lo afirme, dice Ichigo, ni que estuviera tan loco. Solo es querer cerciorarse de que sepa lo que el pequeño cree, lo que ha dicho sin dudar desde el primer momento en que se encontraron.
- ¿¡Entonces qué mierda pasa!? -se salió de sus casillas el recto señorito Ishida. Es que la situación es demasiado confusa y el niño no aporta mucho, además de enredar más al pedirles buscar a ese tal Ichika.
- ¿Quién es Ichika? ¿Otro hijo tuyo? -se burla el quincy, aunque sin diversión en la voz. Entonces al fin recuerda las presencias. ¿Sería posible que una sea la del niño frente a sus ojos?
- ¡Otou-san, otou-san! -el pequeño estaba ya sobre la cama, mirando en dirección a la ventana-. ¡Busquemos a Ichika!
- ¡No te atrevas a escapar por ahí! -dice estirando las manos al verle saltar en su cama con deseos de salir como entró.
- Kazui-chan -Ishida lo llama, el pequeño le mira en respuesta-. ¿Sabes cómo rastrear reiatsu o al menos recuerdas cómo se siente la presión de Ichika?
El niño acierta con la cabeza.
- Aunque Ichika-chan dijo que la escondiéramos, porque no sabíamos dónde estábamos y tal vez sería peligroso -relata, llevando su dedito a la barbilla pensativo-. Tal vez no sea fácil encontrarla. ¡Ella es muy buena en eso! -advierte con algo de orgullo de la persona perdida.
- Si es otro niño, al final tenemos que ir a buscarla sí o sí -se quejó el shinigami sustituto-. Sobre todo cuidar que no haga desastres en la ciudad, ya que es una shinigami también.
- ¡Una aprendiz shinigami! -aclara Kazui-. Así como yo soy alguna clase de shinigami también.
Ishida e Ichigo se miran en uno al otro, luego vuelven a ver al pequeño. ¿Qué es eso de "aprendiz" y "alguna clase" de shinigami?
- ¿Cómo? -preguntan a la vez, confusos.
El pequeño no les contesta a lo que inquieren, sino que se dirige a la ventana dando un largo salto desde la cama, mientras Ichigo está distraído queriendo hacer conversación con Ishida.
El peliazul pone lo ojos en blanco mientras se acomoda las gafas, oyendo el relato de parte de Ichigo de cómo lo halló al levantarse y que al principio creyó que era una alucinación o imaginaciones suyas. Quiere bufar, porque no busca una respuesta que Ichigo no le puede dar, le explica que deben de preguntar al niño. ¡O a este paso no resolverán nada!
- De todos modos, ya sabemos que conoce a varios de nosotros -opina Ichigo, primero porque lo reconoció a él y segundo, conocía a Ishida sin que le hubiera nombrado. Sin embargo, se pregunta qué tan real es la historia del pequeño. ¿Cómo puede ser su hijo?
"Y en todo caso ¿quién es su madre?" Se cuestiona lo que hasta el momento no ha podido debido lo ocupado que está revisando que Kazui no haga nada peligroso, y en ese mismo instante tampoco puede contestar la pregunta interior.
Aterrados, Ishida y él se echan a correr llegando al marco de la ventana por donde ven que el pequeño ha saltado.
-¡KAZUI/KAZUI-CHAN!
La risita del pequeño indica que está en perfectas condiciones, sin haberse hecho daño. Dirigen sus ojos, que antes miraban al piso, hacia arriba.
Kazui, va poste por poste, saltando con la alegría de quien está en un día de campo.
Ambos se agarran el pecho, pero el nuevo "padre" sin reponerse del todo.
En cambio, Ishida luce algo deprimido mientras se ajusta las gafas.
-Kurosaki -murmura-... tu hijo es peor que tú.
El mencionado ni se anima a negarlo, pues es muy obvio que Kazui es muy arriesgado en lo que hace. En eso son idénticos.
