Felina se encontraba sola sentada a la sombra de un manzano bear-bill, no entendía porqué la gente no entendía como podía estar sola sin su hermano, sin Felino, ella era una persona independiente, no una extensión de un par de gemelos, tenía derecho a su vida, a su privacidad, ¿o no? Se recuesta sobre la suave hierba y mira el cielo azul semi despejado, solo unas cuantas nubes pequeñas interfieren con el completo azul. La jovencita suspira. Recapacita en lo que es su vida, en como no se deja de compararla con su hermano, las palabras que le dicen los thondercarts mayores le lastiman mucho, en lo más profundo de su corazón. -No te pareces a Felino, Felina, el no es grosero, hazlo como Felino, el lo hace bien, ¿porqué no puedes ser como tu hermano? Él es un buen chico, Felino esto, Felino aquello… - La verdad ya estaba más que harta. El graznido de un extraño pájaro de color negro la entretiene, ese pájaro raro pareciera que la observa detenidamente, sus plumas brillan al recibir los rayos del sol causando un espectáculo multicolor en medio de esa negrura. -Ey, ¿qué estás haciendo, hermana? – la voz de su hermano gemelo la saca de sus pensamientos, Felino estaba parado ahí a un lado de su deslizador. -Nada- responde secamente. -Pues más vale que nos demos prisa, Lion-O citó a reunión, quiere vernos ahora, ¿por qué te fuiste? Dijiste que estarías en nuestra habitación, fui a buscarte y no te encontré, tu nunca sales sin mí.- -Sabes, Felino, somos gemelos, no siameses, no tenemos porqué estar juntos toda la vida.- La jovencita dice esto con mucho veneno mientras se levanta y comienza a alejarse. Parecía molesta, pero su hermano la mira ceñudo, al parecer no le gustó que su hermana le hablara así. -Tu y yo siempre debemos estar juntos, no lo olvides,- dice el muchacho jalándola del brazo para que no siga caminando, la chica se suelta de golpe – somos hermanos, ¡siempre hemos trabajado juntos y siempre va a ser así!- Felino parecía a punto de llorar de furia, pero Felina le dirige una mirada indiferente, toma su deslizador y se aleja de ahí, Felino se da prisa por alcanzarla. Al llegar al cubil felino, ven a un grupo de amazonas jóvenes, Felina resopla molesta, siempre había tenido problemas con esas chiquillas, y no era algo raro, al parecer las amazonas preferían la compañía de los Thondercats masculinos. Sin embargo, esas mocosas no se preocupan de bajar la voz mientras ella camina y alcanza a escuchar palabras despectivas como "fea", "flacucha", "fenómeno" y sabe que se dirigen a ella. La chica les devuelve la mirada desafiante, pero ellas se ríen como tontas, Felina decide ignorarlas y seguir caminando. Estaba a punto de llegar a la puerta del cubil cuando un graznido vuelve a sacarla de sus pensamientos, ¿acaso es el mismo pájaro que estaba en el huerto? No, es imposible, debe ser una coincidencia. Los felinos entran a la sala de juntas, donde están presentes varios miembros importantes de los principales grupos del tercer planeta: Sheela, reina de las amazonas, Qbear-bill, Morlocks, los cuidadores de los unicornios, etc. Felina sabe de qué se trata. Ellos abandonaron Nueva Thundera por ser un planeta sumamente inestable, este planeta se había formado de los residuos del anterior Thundera, pero tenía fuerte actividad magnética, (o algo así habían dicho Panthro y Tigro) y ahora regresaban al tercer planeta acompañados de varios refugiados Thunderianos. Felino se sienta cerca de Lion-O, pero su hermana no lo sigue, se queda un poco atrás, muy cerca de donde está él, el hombre que le provoca emociones indescriptibles cada vez que lo ve, aquel que la hace sentir tan diferente, que la hace sentir que ya no es una niña, pero él no la mira, solo está como los demás mirando al Lord de los Thundercats, (ese estúpido niño mimado). Felina trata de sentarse muy cerca de Bengalí, pero este, se acerca a Puma-ra, ignorando completamente a la pequeña, que lo mira con expresión soñadora. -Felina, ¿me estás escuchando? – Lion-O se dirige a la niña que parece no prestar atención a nada que no sea lo que estaba viendo en ese momento. Bengalí se había sentado muy cerca de Puma-ra y le decía algo en voz baja. Luego se dio cuenta que la estaba observando y se sonrojó, en ese momento se dio cuenta de que no solo Bengalí la observaba, lo hacía toda la sala de juntas. -eh,… ¿si?- dijo con voz baja. Lion-O la miró severo. -El reporte de la actividad electromagnética que les pedí a tu hermano y a ti hoy en la mañana, ¿lo hicieron o no?- Lion-O tenía las manos en la cintura, Felina recordaba que los habían mandado a realizar un chequeo en un área donde estuvieron cayendo meteoritos que eran trozos desprendidos de Nueva Thundera, pero se había molestado con Felino ya ni recordaba porqué y se había ido a los huertos Bear-bill hasta que su hermano la encontró, no tenía idea si él había echo el mencionado reporte. -Aquí está, Lion-O,- Felino salió con actitud de "yo arreglo todo" dándose demasiada importancia. Felina revoleo los ojos en expresión de enfado. -Supongo que tu hermana te ayudó como se los dije- Lion-O parecía cada vez más enfadado, Felina deseaba que se la tragara la tierra, su hermano se regodeaba ante los Thundercats mayores y los demás personajes del tercer planeta, parecía que quería hacerla quedar como una idiota y lo peor es que lo estaba logrando. -No, ella se fue a dormir a los huertos Bear-Bill y yo tuve que terminarlo solo.- dijo Felino con mucho veneno y mirando a su hermana con expresión burlona. Felina estalló en furia en ese momento. -¡No me fui a dormir, imbécil! Me fui a los huertos Bear-Bill porque era el lugar más lejano que pude encontrar de ti y tú maldita actitud de cerebrito arrastrado.- Felina se quedó callada pensando: "lo dije o lo pensé", sabía que se había metido en un lío y grueso, no solo no había desobedecido a Lion-O, sino que también había insultado a su hermano enfrente de todos los Thundercats y los principales líderes del tercer planeta, deseaba meterse debajo de las piedras, sin pensar miró a su amado Bengalí, el cual negaba con la cabeza demostrando lo mucho que desaprobaba la actitud de la chiquilla. Felina sentía como sus ojos ardían por la presencia de lágrimas que no se iba a dar el lujo de derramar. -¡Qué dijiste! – Lion-O la miraba amenazante, ella retrocedió un poco asustada, sabía que los Thundercats no tenían problema en castigarla físicamente, lo más seguro es que le dieran una tunda por lo que acababa de decir, pero al parecer Lion-O se detuvo un poco. – Tienes dos opciones, Felina, discúlpate ahora mismo con tu hermano y con todos los presentes con tu actitud, y más te vale que sea una disculpa sincera – Lion-O la tomó del brazo y la jaló al centro de la sala para que todos pudieran verla, cosa innecesaria, pues desde hacía unos momentos nadie le quitaba los ojos de encima – o si no, te vas a tu recámara ahora mismo y esperas ahí a Panthro a que te dé tu merecido en cuanto termine la reunión.- Felina lo miró desafiante, Panthro era cruel en sus castigos, sabía que la golpearía sin pensarlo pues ya lo había hecho en otras ocasiones, pero luego reparó en que su hermano parecía a punto de estallar de risa, así que se armó de valor. -Bien,… -levantó la vista sintiéndose mucho más valiente de lo que nunca había sido, pero su orgullo podía más,- esperaré a Panthro. Al decir esto se soltó de Lion-O, que la sujetaba por el antebrazo, se dirigió a la puerta con determinación y luego se dirigió a su cuarto sin voltear, pues temía que si lo hacía su voluntad iba a flaquear y no quería dar su brazo a torcer, su orgullo podía más que su bienestar físico. Al llegar sentía que le faltaba el aire, se recargó en la cama y se colocó una mano en el vientre, sentía ganas de vomitar, miró a la ventana y se asustó al ver posado en ella a ese estúpido pajarraco negro, "¿Me estás siguiendo?" pensó decirle, pero se dio cuenta de que sería algo muy tonto, pues debía tratarse de otra ave, además, al preguntarle seguramente el pájaro no le iba a contestar. Se dirigió al baño y se quitó la ropa para meterse a bañar. Mientras el agua recorría su cuerpo notó como el desarrollo comenzaba a alcanzarla. Su cadera se ensanchaba, su cintura se definía y sus pechos, aun demasiado pequeños, pero parecía que empezaban a crecer, se llevó una mano a los senos y los sintió, si eran muy pequeños comparados con los de Puma-ra o Cheeta-ra, los de ella apenas comenzaban a aparecer. Salió de la ducha y se vistió, aun tocando sus senos, viéndose en el espejo. -Estás en serios problemas, hermana, ahora si te pasaste – La voz de su hermano la sacó de sus pensamientos por segunda vez ese día, y por segunda vez está molesta con él. -Podrías siquiera tocar la puerta, - dice apenada. -Este también es mi cuarto, además, ¿qué te sucede? Te he visto sin ropa muchas veces y tú a mí, no es nada del otro mundo, somos hermanos. -Aún así quiero que toques la puerta antes de entrar- dice molesta. -Te estabas viendo – dice riendo, luego se acuesta en la cama, su hermana lo mira molesta. -¡¿qué dijiste?- dice a punto de estallar. -Siempre te miras y te los tocas, luego miras los de Puma-ra y los de Cheeta-ra, crees que son iguales, pero los de ellas son enormes, como un par de melones, en cambio los tuyos, son solo un par de… ¿uvas pequeñitas? – su hermano dice esto en tono burlón, pero Felina se molesta demasiado, se dirige a donde está Felino acostado y sin que el muchacho se lo espere, le propina una bofetada con todas sus fuerzas, logrando hacer que la nariz del chico comience a sangrar y éste la mira aterrado, pues ella nunca había hecho algo como eso. Incluso Felina está sorprendida, así que sale corriendo de la habitación. Corre por los pasillos y se encuentra con Lion-O y Panthro, los cuales hablaban sobre su conducta y cual sería el castigo apropiado, pero no le importa y al pasar los empuja con toda la fuerza que posee, la cual no es mucha, pero logra hacerlos a un lado, tal vez por la sorpresa. -Felina, ¿qué rayos te pasa? ¡Ven aquí, ahora! –Lion-O gritaba enfurecido, pero Felina lo ignoró, llegó hasta la entrada principal, salió del cubil felino, y antes de llegar al acantilado que rodeaba la construcción se dejó caer al piso de rodillas. Le faltaba el aire, le dolía el estómago, todo le daba vueltas. Ese día había comenzado mal y parecía que iba a terminar peor. Hasta el cielo que esa mañana estaba completamente despejado se había llenado de nubes negras que comenzaron a producir truenos y relámpagos, la lluvia no tardó en llegar, empapándola por completo. -¡Cracc!- otra vez ese estúpido pájaro, ya no podía ser casualidad, ese animal la estaba siguiendo, tal vez era el que le estaba atrayendo tantos problemas, no podía ser era ella misma. -Déjame en paz – le grita al ave, pero Lion-O cree que se lo dice a él. -Felina, eres una Thundercats, debes obedecer al señor de los Thundercats – Lion-O dice esto dándose mucha importancia al ver de Felina. – Los Thundercats no se comportan de esa manera, los Thundercats son responsables, Felina, y los Thundercats… los Thundercats…bla, bla, bla- Lion-O siguió hablando, Felina se tapó los oídos con fuerza, había escuchado la palabra "Thundercats" demasiadas veces. -¡Ya cállate, Lion-O! – no sabía de donde estaba sacando esa rebeldía, tal vez la edad, tal vez cuestiones hormonales, pero no soportaba que la mandaran ni un segundo más, estaba harta, luego se quitó la insignia roja del pecho y la lanzó con fuerza a donde estaba el señor de los Thundercats,- Tal vez ya no quiero ser Thundercats nunca más.- En ese momento, el pájaro voló y se posó frente a ella transformándose en un joven de piel clara con un cabello de color violeta muy claro largo hasta la cintura, usaba un pantalón color negro con botines de uso rudo igual, de color negro, pero llevaba el torso desnudo, de su espalda sobresalían un par de alas negras enormes, el joven la abrazó primero con los brazos y le susurró "Ha llegado tu momento, hija de Felina-ra" y luego la "abrazó" con las alas cubriéndola de pies a cabeza, él la apretó con fuerza y sintió como el piso desaparecía bajo sus pies, era un momento mágico al inicio, ese chico, su voz, su aroma, pero luego se dio cuenta de que algo no andaba bien. -AAAAAHHHHH- alcanzó a gritar, pero nadie la escuchó. Ya no estaba en el tercer planeta, sintió que caía a suelo firme, el muchacho ya no estaba ahí, estaba sola en un lugar semi desértico, no estaba Lion-O, ni su hermano, ni los otros Thundercats, ni ese extraño joven, de pronto, notó que le lanzaron una soga que la sujetó de los tobillos y la arrastró. Definitivamente ese día iba a terminar de una forma terrible. Continuará…
