Resumen: siempre ha sido Ren Jinguji y Masato Hijirikawa, un par de amigos que de niños se conocen. Ren todo un don Juan y Masato más tranquilo en cuestiones amorosas, sin embargo en el verano de sus 6 años, todo cambio para ambos. En una fiesta privada conocieron a una pequeña pelirroja de sonrisa radiante, hermosos ojos ámbar y una alegre y fresca ventisca. Ella es Hino Kahoko, sin embargo algo sucedió y Ren cortó todo contacto con ella. Años después, el grupo musical al que pertenecen es convocado a ayudar en el festival cultural de Seisou, como parte de sus actividades para darse a conocer y traer promoción a la escuela, sin embargo lo que Ren dejó inconcluso años atrás con Kahoko lo terminara en esta fecha, al ser emparejado junto a la chica que alguna vez amó, a la vez finalizar dicho sentimiento.
¿Qué será de ellos a lo largo de esta semana?
Sentimiento nuevo
Episodio cero
Gotas caen dulcemente del cielo a la tierra. El aire fresco nocturno sopla e inunda los pulmones de aquel par de aventureros. Jinguji Ren y Hijirikawa Masato. Dos polos tan opuestos como dictan las normas. Ren es rubio, de ojos cálidos y coquetos a momentos. En cambio Masato es de cabello oscuro, ojos profundos y azabaches, en los cuales es sencillo perderse. Ren es más bien juguetón, Masato es tranquilo y reflexivo a pesar de sus escasos 6 años. Si tan opuestos son en realidad y Ren es quien acapara la atención entonces… ¿Por qué aquella niña, cuya sonrisa derrite glaciales con solo su sola presencia, puede perturbar de tal manera a Jinguji Ren? Es un completo misterio. Masato siempre fue cortes mas desinteresado con las niñas de su edad, en cambio Ren parecía gustar de su compañía por escasos momentos, sin embargo con ella es diferente. Masato parece realmente disfrutar de ella e incluso le toma de la mano cada que intenta enseñarle algo que será del agrado de la pequeña pelirroja, lo cual molesta en más de una ocasión a Ren.
–Masato–kun– el suave cantar inunda los pensamientos de Ren –¿Quién es él?– señala con inocencia en su hablar, hacia Ren.
–Jinguji Ren– se presenta Ren, tomando la mano de la chica y besar suavemente los nudillos, haciéndola sonrojar de paso.
–Mucho gusto Ren–kun– la pelirroja emboza una tímida sonrisa –me llamo Hino Kahoko– se presenta cortésmente –Es una fiesta maravillosa la que organiza su familia año con año– sonrió ampliamente, sin soltar siquiera la mano de Masato.
–El placer es mío Kahoko–chan– bromeo –Espero y la fiesta sea de su agrado– sin decir algo más, deja la mano de la pequeña y se dedica a atender a sus invitados como dios manda, manteniendo una sonrisa amable en todo momento.
Lo ve –Parece ser que esta triste– confesó Kahoko, mirando a Ren atender a sus invitados.
–Es nuestra vida como herederos de familias prestigiosas– confesó Masato, mirando a la pelirroja –Parece preocupada por Jinguji ¿acaso?...– el mirar triste de la chica, detuvo su broma cruel antes de que saliese.
–Debe ser duro ¿no es así Masato–kun? Hacer lo que debes hacer no por gusto sino por obligación– el tono de voz, aunado al mirar triste de la pelirroja, sorprenden de un modo a Masato.
Sorprendido, para después embozar una triste sonrisa –Debe ser duro… Sin embargo estoy seguro que Jinguji hace las cosas a su debido ritmo– sonríe tristemente al notar el brillo especial en los ojos de la pelirroja.
–Tienes razón Masato–kun– sus dulces labios formaron una tierna sonrisa –Es estar aburrido, vamos a jugar al patio ¿sí?– sin dejarle tiempo de contestar, toma su mano y emprende una carrera hacia Ren –ne Ren–kun ¿juegas con nosotros? Será divertido si son tres personas– le toma por la mano, jalándolo al igual que Masato –vamos a divertirnos juntos– comienza a tararear una hermosa melodía, bajo el mirar confuso de Ren y Masato.
Ren miró la pequeña mano, temblando ligeramente ante el contacto. Miró nuevamente a la pelirroja que –aún temblando– sostiene su mano con el mayor cuidado posible. Una mezcla de inocencia y ternura se apodero de Ren al verle e hizo una promesa silenciosa, resignándose a encontrar el por que Hino Kahoko es el único interés de su amigo Hijirikawa Masato.
–Ren–kun– se detuvo la pelirroja, soltando ambas manos y mirando a los chicos –jugaremos a las escondidillas, quien pierda en piedra papel o tijeras, buscara– se prepara para jugar, siendo secundada por los mencionados –jan ken pon– realiza con su mano la forma de tijeras, miró a Masato el cual tiene piedra al igual que Ren. Toda deprimida se acerca a un árbol, empezando a contar.
Masato corrió hacia los arbustos más cercanos, ocultándose de la vista de la pelirroja. En cambio Ren decidió optar por un lugar más difícil de encontrar. Recordó el escondite secreto que un día hace dos años encontró con ayuda de Masato y decidió que esta vez sería su refugio. Dándose cuenta que la pequeña se acercaba a la meta numérica establecida, corrió hasta perderse entre los árboles.
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Ren frotaba sus manos. Si bien era verano, no hacia la diferencia dado la posibles pasadas de las diez de la noche, lo cual hizo que el frío se vuelva hasta cierto punto insoportable para un niño de seis años. Miró de un lado a otro, tras asomarse por la pequeña cueva que yace en aquel árbol de su propiedad. Escalo unos pocos centímetros, encontrando a Masato mirándole con "terror" y señalando algo que yace a sus espaldas. Ren miró y aquello lo dejo totalmente aterrado. Hino Kahoko, tirada en el suelo, sin conocimiento alguno de lo sucedido y sangrando de la cabeza a gran velocidad. Aquello lo dejo sin palabras. Su pequeña mente se fue cerrando, apenas captando lo sucedido a su alrededor. Los gritos de Masato por tratar de despertar a Kahoko, la ambulancia sonando a unos metros de distancia y su hermano apareciendo en escena, en compañía de dos paramédicos y una camilla.
Hábilmente los profesionales hicieron los preparativos necesarios para ayudar a la pequeña. Jinguji tomó entre sus brazos a su hermano, abrazándolo protectoramente y evitando que vea la fatal herida de Kahoko. Aterrado por aquello, Masato grito en señal de dolor y lagrimas cristalinas brotaron de sus ojos, abrazándose a sí mismo, consolándose en su dolor. Ren intento abrazarlo más su hermano no lo permitió.
… Ren no pudo siquiera hacer nada. Ni siquiera llorar ante lo visto. Simplemente se congeló.
