Poder oculto

Prologo: El sacrificio de Ichigo

-!Capitan Kuchiki, la cuarta división pide refuerzos!

Byakuya miró al mensajero con su habitual rostro inexpresivo, pero estaba preocupado. Sabía que Unohana era fuerte, pero los Creuws eran demasiados. Estaban en una tienda de campaña, en el Hueco Mundo, en su guerra contra los Creuws, una raza creada e imitada por la organización Vandenreich a partir de los Shinigamis y los Hollows, dominados por Juha Bach, quien se había retirado a ese mundo luego de la derrota que sufrió ante la unión de los trece capitanes del Gotei.

Ironías de la vida, allí estaban, Hollows y Shinigamis luchando juntos para restaurar el equilibrio del mundo. Nadie se explicaba como la camara de los 46 y el Gotei había aprobado eso, pero el hecho era que ambas razas combatían juntas. Y con grandes resultados.

-¿No había ido Renji como refuerzo ya?

-El capitan Abarai no sabía que las tropas eran tan numerosas. Su escuadrón y el cuarto junto con algunos Hollows estan siendo casi masacrados. Necesitamos un grupo de respuesta ya.

-De acuerdo, mandad al grupo de operaciones especiales. Que Kurosaki lo lidere. Los últimos informes indican que tan solo son dos mil Creuws. Podrán con ellos.

-Pero, mi señor...

-No me contradigas. Confió en que Kurosaki hará bien el trabajo por el bien de su amigo.

Rukia escuchaba todo esto atonita. Su amigo Renji estaba cerca de la muerte, junto a la capitana Unohana. Sin pensarlo, fue a su tienda a prepararse.

-Oi, enana. ¿Se puede saber que haces?

-¿Cuando partimos? - le preguntó ella, sin responderle.

Ichigo desvió la mirada y Rukia de jó de empacar.

-Tu no vas.

-¿Como?

-Byakuya ha ordenado que tu debes quedarte aqui como su teniente. Son las ordenes.

-Pero...Renji... - comenzó Rukia con lagrimas en los ojos.

Ichigo soltó una risa forzada.

-¿Es importante para ti eh, enana?

Ella asintió, sin pronunciar palabra. De pronto, una sombra tapó la luz que entraba. Ichigo estaba delante de ella, con expresión confiada.

-No te preocupes enana del demonio, te prometo que lo traeré de vuelta aquí aunque me cueste la vida.

Los ojos de Rukia se iluminaron con esperanza, que destrozó el corazón del pobre Kurosaki, que logró mantener unos segundos mas la calma. Se marchó sin decir nada y se dirigió al punto de encuentro.

Los Vizard le esperaban allí, con Shinji Hirako al frente. Todos ellos percibían la tristeza de su compañero, pero nadie dijo nada. Las lagrimas que salían de los ojos decididos del chico con el pelo naranja no eran asunto suyo.

-¿Porqué le has mentido? - le preguntó Hiyori en un susurro.

Ichigo se quedó un silencio mientras marchaban hacía la batalla. Ella pensó que no le respondería cuando un suave susurro salió de su boca.

-No podía permitir que le pasara nada.

Mientras, Rukia miraba por la ventana la partida de los Vizard. Sus miradas se centraban en Ichigo, con esperanza y con ese brillo especial que solo el podía lograr en sus ojos.

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-¡Renji, mueve tu escuadrón un poco a la izquierda!

Renji asintió, mientras jadeaba cansado. Sus informes indicaban que el enemigo no superaba las dos mil unidades. Y tan solo por asegurarse había reclutado a dos centenas de Hollows, en caso de emergencia. Y solo por eso estaban resistiendo.

Los shinigamis caían en tropel, mientras los Hollows empezaban a caer junto a ellos. La retirada no era una posibilidad. Eran demasiados y en cuanto intentaran retirarse, los masacrarían.

Una explosión llamó la atención de los capitanes. En el flanco derecho del ejercito Creuw empezaban a caer las criaturas ante las Zanpakuto de los Vizard.

Las tropas de los Shinigamis y los Hollows recuperaron moral y rugieron con fuerza. Acometieron con pujanza y lograron juntar a los dos grupos. Los nueve Vizard atacaban con fuerza y furia, defendiendo la posición lograda.

-¡Capitana Unohana!

Renji se giró justo para ver como Unohana era atacada por uno de aquellos engendros deformes, con una vulgar espada que intentaba imitar las Zanpakuto de los shinigamis. Sin pensarlo, Renji se colocó delante.

La espada, destinada al corazón de Unohana, fue recibida por el hombro de Renji, que ignoró el dolor y le cortó la cabeza al monstruo antes de caer herido.

Unohana intentó curar a Renji, mientras la culpa le asaltaba. La herida era demasiado grande y necesitaba tiempo para curarla. Pero todavía eran demasiado pocos para emprender una retirada minimamente segura.

Ichigo miraba la escena, preocupado. A pesar del empuje inicial, los Creuw recuperaban terreno ráìdamente y las primeras defensas ya comenzaban a caer.

Se detuvo un segundo con los ojos cerrados, recordando el rostro llenó de lagrimas de Rukia. Sus ojos llorosos, el brillo de su pelo, su nivea piel. Todo le conducía a una única salida.

La mano del joven se posó en la de la capitana Unohana. Esta le miró, llorosa. Había mantenido en secreto sus sentimientos por el joven pelirojo mucho tiempo, pero verlo herido le destrozaba el alma. Ichigo, la miró sonriendo.

-Vayanse.

Sin decir mas, empezó a repartir ordenes. Los escuadrones, al ver que sus capitanes no estaban en condiciones de hacer nada mas, obedecieron.

-¡Escuchadme! Formad una muralla protectora alrededor de los capitanes Abarai y Unohana. Emprended la retirada inmediata en cuanto tengais un segundo. No mireis atrás por nada del mundo.

Todos gritaron con asentimiento, mientras los Vizard veían el rostro decidido de Ichigo. El joven Love dejó escapar unas lagrimas.

Ichigo se detuvo delante de Shinji, que lo miraba con extrema seriedad. Ambos se tomaron del antebrazo. No hacían falta mas palabras para entenderse.

-¡Ahora! - gritó Shinji a las tropas, que empezaban a distanciarse de los Creuws. Una luz negra con rayas rojas como la sangre se formaba en el campo de batalla, junto con otra blanca, pura, inmaculada.

Ichigo esperó a que todos los shinigamis se hubieran marchado de allí, mientras estaba en su mundo interior. Su parte Hollow estaba seria por una vez en la vida, mientras que Zangetsu le miraba tristemente.

-¿Estas seguro, Rey?

-¿Solo eso?¿No me censuras no nada por el estilo? - le pregunto Ichigo, sarcastico.

-Ichigo.

El joven cambió su expresión ante la seriedad de Zangetsu.

-Nos diste el prado verde. - dijo señalando a la distancia. Un pequeño lugar soleado, hermoso y verde con una suave brisa. Ichigo sonrió incoscientemente al verlo.

-Ella lo hizo.

Zangetsu asintió y el Hollow chasqueó los dientes. Su poder empezó a fluir en enormes cantidades en Ichigo, que abrió los ojos. Nueve mil Creuws estaban a punto de lanzarse a por el. Empuñó a Zangetsu con una mano y con la otra empezó a concentrar su reiatsu.

No se hacía ninguna ilusión, sabía lo que le iba a suceder. La huida parecía una opción tan real y atractiva en ese instante. Pero el debía darles tiempo a los demas, para que pudieran escapar, para que pudieran sobrevivir.

Para que ella estuviera feliz.

La mueca macabra del Hollow coincidió con la cara de Ichigo. La sangre le llamaba. Vendería cara su piel vaya que si.

Se lanzó hacía ellos, sin dudarlo ni un segundo. El último recuerdo que inundó su cabeza fue la sonrisa de Rukia.

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Shinji Hirako estaba mortalmente serio, al igual que el resto de los Vizard. Los vitoreos que escuchaban a su alrededor por parte del cuartel general no significaban nada para ellos, ni para los dos capitanes.

¿Heroés?¿Quien era el heroe sino el chico humano de pelo naranja?El chico que se había quedado en el campo de batalla para asegurar la supervivencia de sus hermanos. Y valla si lo había hecho.

Los informes que recogieron informaban que solo mil Creuws quedaban con vida. Pero no hubo rastro del cuerpo del joven humano que había sacrificado su vida por las suyas.

A Hirako se le partió el alma cuando vió a una sonriente Rukia abrazar a Renji con fuerza. El sabía que eran como hermanos, que ningún otro sentimiento les inundaba. Pero Ichigo no lo sabía. Y Renji ni siquiera era capaz de mirarla a la cara.

-¿Donde está Ichigo? - le preguntó ella, mas sonriente todavía al hablar de el. La esperanza, el brillo, el amor en sus ojos era palpable.

Renji no podría hablar. No podía decirle nada. Ella miraba a las caras de los guerreros, confusa por verlos tan tristes.

-¿Donde esta Kurosaki? - preguntó ella, enfadada.

Shinji se adelantó y caminó hacía ella. Sus ojos estaban ocultos, no se podía ver casi su cara.

-Ichigo Kurosaki no está aquí.

Rukia le miró confusa.

-¿Y donde está?

-Kurosaki...se quedó atrás.

Todo el mundo se calló. Una aterradora posibilidad apareció en la mente de Rukia, llenandola de miedo.

-¡Es una broma!¿Donde demonios esta Ichigo? - empezó a buscarle entre los soldados, mientras pequeñas lagrimas caían por su rostro. - ¿¡ICHIGO!?¿¡DONDE ESTÁS, MALDITO IDIOTA!?¡ICHIGO!

Los brazos de Byakuya la rodearon mientras ella se aferraba a el con desesperación. La voz de Shinji Hirako llegó hasta ella.

-Había mas Creuws de los que nos habían informado. Necesitabamos tiempo para poder organizar una retirada segura y el...no lo dió.

Todos, incluidos los Hollows, se quedaron callados, sobrecogidos por el relato del Vizard. Nadie pudo despegar sus sentidos de la historia del rubio.

-Se enfrentó solo contra casi diez mil de estas criaturas. Y al final solo mil de ellas regresarán a la putrefacta cueva a la cúal pertenecen. Nos aplaudis y vitoreais a nosotros, pero el verdadero heroe fue el chico humano: Ichigo Kurosaki.

Grandes lamentos ocuparon la zona. Orihime lloraba silenciosame y estaba preocupada por Rukia, que se agarraba el pecho con desesperación, bajo la preocupada mirada de su hermano. Ishida estaba como shockeado, sin poder mirar nada mas que al frente. Nadie podía ver a Chad, que se había ido en cuanto escuchó la noticia.

-¡POR KUROSAKI ICHIGO! - gritaron los guerreros mientras alzaban sus espadas. Rukia se desmayó finalmente, en los brazos de su nii-sama. Su corazón se había destrozado.

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Ichigo era llevado a rastras por las bestias con enormes grilletes en su herido cuerpo. Lo encerraron en una celda, encadenado a la pared, obligandolo a permanecer de rodillas. Juha Bach solo sonrió con maldad.

-Por fin eres mio, Kurosaki Ichigo. La clave de todo.