Me presento con una nueva historia, centrada en mi pareja favorita de Junjou Romantica: Egoist.
Lo escribiré con calma y sosiego, nah? Así me saldrán mejor las cosas =D
¡Disfrutad!
Egoísmo y Media Vuelta
Capítulo 1.- Encuentro Predestinado
Como si de ello dependiera su vida un muchacho corría, llorando, por las oscuras calles de los suburbios de Tokio. El joven, de melena castaña y ojos carmesíes, vestía unos vaqueros pegados y una camiseta negra de cuello alto, que junto a su cuerpo delgado y sus facciones delicadas, le hacían parecer una chica.
Tenía unos escasos quince años, y aquella era la primera vez que salía por la noche, de lo cual se arrepentía profundamente. Su amigo de la infancia y primer amor le acababa de confesar esa noche que se había enamorado de un muchacho de su clase. Aquello le había partido el corazón, por lo que no había podido evitar salir corriendo con una torpe excusa, encontrándose ahora vagabundeando por las peores calles de la ciudad, sin móvil y sin abrigo.
Kamijou Hiroki se daba cuenta ahora de que había cometido una imprudencia al dejarse llevar de esa manera, pero ya no había solución. Se preguntó si Akihiko se preocuparía por él cuando se diera cuenta de que se había olvidado todo en la mesa donde iban a comer... aquello consoló un poco su dolorido corazón.
Disminuyó la velocidad y avanzó a paso lento, con la cabeza gacha, sin prestar atención a su racionalidad, que le advertía de lo vulnerable que se encontraba en aquellos momentos. Cuando se disponía a cruzar una esquina, tropezó con alguien y estuvo a punto de caer, si no fuera porque sea quien fuera lo cogió justo a tiempo.
Con los ojos aún inundados en lágrimas, le miró para agradecérselo, encontrándose con una sorprendida mirada azul.
- Gracias, perdone, tendré más cuidado... –musitó, dispuesto a seguir su camino, pero la mano que lo había salvado de caerse ahora no le permitía irse.
- Es peligroso que estés solo por las calles a esta hora. –opinó seriamente su "salvador"
- H-hum, lo sé... ahora mismo iré a la estación para llegar a casa, gracias... –hizo más fuerza para soltarse del agarre, comenzando a asustarse, pero el hombre no lo soltó.
- La estación está muy lejos. Te acompañaré. –se ofreció él. Sería unos cuatro años mayor, y era enormemente alto. Tanto sus ojos como su pelo eran de color azul, casi eléctrico.- Soy Kusama Nowaki. Encantado de conocerte.
Tras unos segundos de perplejidad, el muchacho asintió y se presentó. Solo entonces Nowaki lo soltó y le sonrió por primera vez. Parecía ser una persona agradable, pero no podía estar seguro del todo... seguía siendo un desconocido y él se encontraba muy vulnerable en ese momento.
- Sinceramente, me he perdido. –confesó Hiroki.- Me bastaría con que me dijera como llegar a la estación...
- ¿Con el frío que hace y sin abrigo? Seguramente has salido atropelladamente de algún lugar y has olvidado todo, por lo que no tendrás ni dinero ni móvil... –acertó, ante lo cual Hiroki no pudo evitar sentirse avergonzado y mirar al suelo, con las mejillas ardiendo y su orgullo decaído.- Siento decir que yo no tengo móvil, así que... te acompañaré para que puedas llamar desde una cabina en la estación.
El castaño asintió levemente, y tras un atropellado "gracias" emprendieron el camino hacia la susodicha.
Pronto el cuerpo de Hiroki comenzó a sentir el frío del ambiente, desabrigado como estaba, y Nowaki, que lo observaba con interés, lo notó enseguida.
- ¿Quieres mi abrigo? –ofreció, quitándoselo para tendérselo.- Yo tengo calor, así que no me importa.
- ¡N-no! ¡No es necesario, esto no es frío para mí! –denegó, intentando mantener su ya de por sí tocado orgullo. El otro sonrió y se le acercó, envolviéndolo en el abrigo. Hiroki se sonrojó notablemente, con el ceño fruncido.- ¡Q-qué no hace falta! –se quejó.
- Será peor si te resfrías, créeme...
El menor cedió ante la amabilidad, sintiéndose débil. Aún así, curiosamente, empezaba a sentirse bastante bien por primera vez en aquella noche.
Siguieron caminando en silencio. Hiroki se aferraba al abrigo, aún sonrojado y, muy a su pesar, sintiéndose pequeño, aunque seguro. Observaba al otro por el rabillo del ojo, con curiosidad.
- ¿Por qué llorabas, Hiro-chan? –preguntó Nowaki de repente, interrumpiendo sus pensamientos y haciendo que diera un ligero botecito.
"¿Cómo que Hiro-chan...?"
- Por n-nada... –balbuceó. Acababa de acordarse de por qué se encontraba en tal situación. Rápidamente intentó cambiar de tema, para no dejar que el dolor volviera a hacer mella en su corazón.- U-uhm... ¿Tú no tenías nada que hacer? Seguramente te esté causando problemas...
- Caminaba sin rumbo. –confesó.- Sólo sentí la necesidad de dar un paseo, por eso salí. Así que no te preocupes, no tengo ningún inconveniente en acompañarte. –sonrió.- Seguramente por esto necesité salir.
Hubo otro silencio, en el cual Hiroki intentó entender aquellas palabras.
¿Qué por esto había dado un paseo? ¿Quería decir con eso que su encuentro estaba predestinado, de alguna manera? Sacudió la cabeza, intentando quitarse ese pensamiento.
¡Supuestamente debía estar dolido, herido y destrozado por lo que había sucedido hacía apenas una hora!
Pero en compañía de Nowaki no se sentía nada malo en absoluto...
Como si nada en el mundo pudiera hacerlo sentir mal nunca más.
Ojalá nunca llegaran a la estación.
- ¿Dónde vives? –preguntó Hiroki impulsivamente.
- Cerca de aquí, ¿por qué?
- No quiero irme a casa... –musitó.- Mis padres preguntarán por qué no vuelvo con el señorito-siempre-en-Babia...
- ¿Quién?
- ¡N-nada, no importa!
- No quiero irme a casa... –repitió rato después, más para sí mismo que para el otro. Nowaki se sorprendió notoriamente, tanto por lo que aquella frase implicaba como por los pensamientos que le surgieron ante la idea de tener a Hiro-chan en su poder... ¿¡qué!? No, "en su casa", quería decir.
- Pero... –en su interior se desencadenó una batalla entre las ideas nada inocentes que le surgían y lo que su parte "racional" le decía que era lo correcto. Al final optó por hacer caso a esta última, muy a su pesar.- Pero soy un desconocido, Hiro-chan.
- Oh, claro... Te estoy molestando...
- No, no es eso. No me molesta lo que me pides, pero demasiado es que hayas accedido a que te acompañe. –explicó, sacudiendo la cabeza para apartarse los pensamientos raros que le empezaban a volver.- No debes confiar tanto en la gente, Hiro-chan. No todo el mundo es bueno.
Él mismo dudaba de su "bondad" en aquellos momentos... ¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿Por qué le venían pensamientos extraños sobre Hiro-chan, si nunca le había ocurrido con nadie? Acababa de conocerlo y... Oh, dios, ¿aquello eran pensamientos eróticos?
¿Pero qué clase de persona pensaba eso de un chico como Hiro-chan? Él era tan inocente y confiado... Era una monada, tan bonito, tan achuchable y abrazable, tan vulnerable, tan comible...
"¡¡AGH!! ¡Para!" El moreno sacudió la cabeza con fuerza.
- ... –suspiró Hiroki quedamente, devolviendo a Nowaki a la realidad.- Simplemente no quiero volver a casa. Akihiko me había dicho que hoy podíamos alojarnos en un hotel, que él pagaba, por lo que... si vuelvo sin él... –explicó, sonrojándose al recordar el plan. Se había sentido tan feliz cuando Akihiko se lo había propuesto...
Tan feliz y nervioso, sensaciones de las ahora sólo quedaba el vacío.
El rostro de su acompañante se ensombreció.
- ¿Quién es Akihiko? ¿Tu novio? –intentó no sonar demasiado interesado.
Tras procesar aquellas palabras, Hiroki se escandalizó por la naturalidad con la que había hecho esa pregunta.
¡Como si fuera normal que dos hombres fueran pareja!
- ¡N-n-n-no! ¿¡Acaso parezco de esos!? –chilló, entre el miedo y el dolor por recordar lo que había deseado durante tantos años.
- ¿Lo es? No tiene nada de malo, Hiro-chan. –.Obviamente que no era nada malo, sólo que le causaba una rabia tremenda... no entendía por qué. Primero aquellos pensamientos y después sentir como le hervía la sangre cuando Hiro-chan nombraba a otro...
Se estaba empezando a asustar de sí mismo.
- N-no, es sólo es un amigo de la infancia... –musitó, volviendo a sentir el desconsuelo de su corazón. No pudo evitar que sus lágrimas volvieran a salir a raudales de sus ojos.- Haha... pero creo que ya tiene a alguien más importante que yo... –intentó sonreír, pero aquello sólo aumento el volumen de lágrimas.
- ¿Hi... Hiro-chan? –Nowaki se estremeció al ver que aquella inocente criatura estaba sufriendo, y mientras él se había preocupado egoístamente en sus pensamientos y deseos... Pero no más. Ya reflexionaría más tarde sobre todo lo que había causado el menor en su interior. Ahora, el que sentía que sería el "niño de sus ojos" necesitaba su ayuda.
Se le acercó para rodearlo en un enorme y delicado abrazo, como si temiera romperlo, pero lo suficientemente cálido y fuerte para ser un apoyo firme.
- Llora cuanto quieras, Hiro-chan... –concedió, pensando en cuanto desearía ser tan importante como ese tal Akihiko para el muchacho.
Nunca lo hubiera hecho llorar de esa manera... Hubiera muerto antes de hacerlo.
Hiroki, primero sorprendido y luego, olvidando su orgullo, agradecido, se hundió en el pecho de Nowaki y descargó su llanto de lágrimas de cristal y el dolor que lo atravesaba como un puñal...
Todo para olvidar un amor que nunca le sería correspondido.
Todo para empezar de nuevo. De cero.
¡Cada vez que no dejas una review, muere un patito de goma! ¡No dejes que se extingan!
