¿Qué hacer cuando el tiempo, simplemente, no alcanza?

Cuando tuviste años, y ya no quedan sino minutos.

Cuando ni siquiera se te permite decir adios…

(Konoha, día del la invasión de Pain)

Toda su confianza quedó destrozada ante la vista de su aldea destrozada, sólo un cráter árido y alrededor, destrucción. Su senjutsu le permite sentir las energías de todos… de casi todos.

Kakashi sensei? Tsunade Obaa-chan?

Pero no hay tiempo de dudas, al frente se alza el enemigo, el destructor, el cazador, el asesino…

Jiraiya…

La lucha es encarnizada, las fuerzas abrumadoras. Todo Konoha observa como aquel despreciado se planta en defensa de todos, blandiendo una fuerza incomparable. No recuerdan un enfrentamiento de tal magnitud, no desde que el último gran héroe pereció en manos del enemigo más terrible de todos, la bestia de nueve colas.

Y ahora es el portador del legendario Kyubi, el carcelero, el monstruo, quien pretende hacer lo imposible.

Y la batalla prosigue, los enemigos caen, también los aliados. Pero el chico tampoco puede.

Pain es más fuerte que nadie, simplemente el más fuerte. Las leyendas hablan de la inconmensurable fuerza del primer portador de aquellos ojos, y su heredero demuestra que deben ser ciertas, que debe ser un dios.

Naruto cae, derrotado, inmovilizado. Y el miedo de los que ven es demasiado, paralizante. ¿Quién podría hacerle frente a un dios?

Y asi, cientos de ojos sólo miran, porque han visto la muerte y a su portador, porque nadie quiere morir por nada, cuando ya nada puede hacerse. Debe ser el destino, y es inútil enfrentarse al destino.

Pero no ella, porque ella ya ha visto que el destino puede ser doblegado. Y no hay tiempo para dudar.

Y así, ante la mirada incrédula de Naruto, Hinata interviene, más radiante y decidida que nunca.

La pelea es corta, y el enemigo implacable.

¿Cómo podría la heredera Hyuga vencer a Pain, al lider de Akatsuki?

Hinata no es tonta, sabe que no tiene oportunidad, pero cree en Naruto: tal vez lograr liberarlo, tal vez darle el tiempo para que alguien más fuerte que ella pueda intervenir, salvándolo, por lo que cada segundo ganado cuenta…

Y Naruto no sabe porqué ella lucha, cuando los demás le dan la espalda, hasta que oye las palabras que nunca creyó llegar a oír, por que en un mundo en que sólo ha recibido rechazo y desprecio, hay alguien que lo ama.

Y Pain se da cuenta, y ve en los ojos de Naruto lo que una vez el mismo sintió: el miedo a la perdida, a que te sea arrebatado lo más importante en tu presencia, sin poder hacer nada.

Yahiko

Y la remata en el suelo, sin contemplaciones, innecesariamente. Violencia sin sentido.

Porque antes de que Naruto deba rendir su vida en aras de su objetivo, debe comprender. Porque Pain no es el villano, no es el enemigo a vencer: porque el enemigo es la guerra, la violencia del hombre, la ambición de las naciones; porque esa violencia que le arrebató a Yahiko y lo condenó a ensuciar sus manos con la sangre de culpables e inocentes, que lo obligó a tomar la vida de su maestro y cobijar a monstruos, asesinos y parias terminará cuando su plan sea completado, cuando su sangrienta senda lo lleve a la paz verdadera, cuando Akatsuki logre su objetivo.

Porque es la senda de Rikudo Sennin, la que ha elegido para si mismo, una senda que lo consumirá…

Pero Naruto enfurece, se libera. Su ira lo ciega y la bestia se levanta, hambrienta de venganza.

En su prisión, obra del Chibaku Tensei, Naruto llega al límite e intenta lo impensable: si libera a la bestia de su prisión logrará lo que él no pudo; pero alguien interviene…

El héroe… Papá…

Y la verdad, finalmente la verdad. Su nombre, su herencia, el verdadero enemigo.

Y la batalla prosigue, pero Pain ya no es rival, su fuerza ya no existe, entre Naruto y la bestia lo han debilitado. Sólo queda el original, tal como le indicó su maestro en su póstumo mensaje. La lucha debe terminar.

Finalmente se encuentran. La verdad lo ha preparado para su encuentro con Nagato, el asesino. Pero ya no es la ira la que habla, es la comprensión y la esperanza. Esperanza de que las enseñanzas de Ero-Sennin, de que sus sueños no fuesen simples ilusiones. Porque a través del perdón, Naruto finalmente ha alcanzado una nueva comprensión del mundo y la madurez de ser quien ni Nagato ni Minato pudieron, ser el niño de la profecia y traer verdadera paz al mundo ninja. Y Nagato comprende.

Y le deja un último regalo, uno que terminará de consumir su propia vida, porque ya ha conocido a aquel que terminará su tarea, quien seguirá el camino de Rikudo; Rinne Tensei, y los que han caído, vuelven a la vida. Y entonces se da cuenta, y le pide a Konan, el ángel de dios, que le deje a solas con él:

- Naruto, todos aquellos que han muerto durante mi ataque a Konoha han revivido, pero no puedo hacer nada por los demás... -reflexiona un momento y dice- Quiero que tengas mis ojos.

- Pero…

- Estoy muriendo y necesitarás mi fuerza para terminar lo que no pude, sobre todo si pretendes terminar con el ciclo de venganza, necesitaras una fuerza aún mayor que la que llevas, eso es lo que te ofrezco.

- No los quiero, no pretendo alcanzar la paz por la lucha constante, me basta con mi fuerza y la de mis amigos.

- No te engañes, la senda que tomarás de ahora en adelante es una de soledad, crecerás tanto que los que te rodean te verán con otros ojos, y aunque no lo quieras se alejarán de ti, no por miedo, sino porque te sentirán diferente a ellos.

- He vivido así toda mi vida, pero aún así he logrado hacer buenos amigos…

Amigos… Hinata…

- No comprendes, si te juzgan como un demonio sin conocerte, pueden llegar a abrirte su corazón cuando te acercas a ellos y verte como eres realmente, pero si te ven como un ser superior, mientras más te conozcan más los abrumarás, serás cada vez más brillante y finalmente los enceguecerás.

- Pero Konan…

- Ella es el mejor ejemplo de lo que te digo. A pesar de conocernos desde niños, desde que manifesté el poder de mis ojos no ha dejado de verme diferente, hasta el punto de la veneración; es sólo el recuerdo de Yahiko y el deseo de lograr nuestra meta lo que la ha mantenido a mi lado, incluso mi propia esencia la ha contaminado y no tiene a nadie en éste mundo, se ha aislado como yo lo he hecho, fue en un tiempo mi amiga, pero ahora es más mi seguidora, mi sirviente.

- ¡Pero voy a probarte que soy capaz de hacer las cosas diferente, dattebayo! No necesito tus ojos.

- Entiendo… (una tos seca y persistente le impide seguir hablando)

Naruto se despide de ambos, sabiendo que no los volverá a ver, pero Nagato le advierte:

- Naruto, la muchacha que intervino en nuestra pelea, en la aldea.

- Su nombre es Hinata (responde extrañado).

- Su vida se está consumiendo…

- ¿Cómo puedes saberlo?

- El metal de las lanzas que utilicé para atacarlos no sólo me permiten imbuir mi chakra en cuerpos ajenos, sino sentir el de quienes las reciben a fin de poder paralizar su propio sistema interno, fue por eso que te pude inmovilizar y que te liberaste cuando un chakra extraño intervino.

- El Kyubi...

- Aún hay residuos en tu cuerpo y el de ella, por eso sé que a la muchacha no le queda tiempo.

- Debo irme, ¡ahora!

Pero Naruto desfallece y cae. Nagato pide a Konan que comparta de su chakra a Naruto, a fin de que reaccione y pueda regresar a la destruida aldea. Al minuto, Naruto despierta y, sin decir nada, corre.

Dirigiéndose a Konan, Nagato le ordena con su último aliento que destruya sus ojos, ya que no confía en Madara y sabe el valor de un dojutsu, incluso en su cuerpo sin vida. Finalmente, cumplida su tarea, Konan se retira llevando los cuerpos de sus difuntos amigos, decidida a dejar Akatsuki para siempre.

Impulsado por lo que ha oído, Naruto corre desesperado, seguro que si logra llegar podrá salvarla.

Cansado, con la vista nublada por la fatiga, percibe los chakras de algunos ninjas de Konoha en los alrededores, pero los ignora, apremiado por el poco tiempo que tiene.

Pero el tiempo, simplemente, no alcanza…

Tantas cosas que decir, tantas oportunidades perdidas, para finalmente saber que no puedes salvarlos a todos.

Que a pesar de todo, aún hay alguien a quien le fallaste, alguien que siempre creyó en ti.

Porque en medio de las ruinas de lo que alguna vez fue la aldea de Konoha, la aldea escondida entre las hojas, del país del Fuego, rodeada de curiosos y rostros desconocidos, junto a una arrodillada Sakura, sumida en llanto y con sus manos ensangrentadas, y con sus ojos, otrora hermosos, mirando al vacío...

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...yace el cuerpo sin vida de Hinata Hyuga.

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¿Qué hacer cuando ni siquiera se te permite decir adiós?


Nota del autor:

Saludos. Después de unos años parasitando bellas historias de este portal, que me encontré por mi no tan secreta afición al Naruhina, me he decidido ha hacer mi aporte a la comunidad, de la mano de mi primer fanfic.

He estado masticando la historia por un par de semanas, y ya tengo en mi cabeza planteada la mayoría de ella. Sólo advertir que se viene larga.

Planteo una de las clásicas historias de "¿que hubiera pasado si?", una historia alterna detonada por 2 hechos: la muerte de Hinata y la decisión de Nagato de destruir sus ojos, y pienso desahogar en esta historia aquellos detalles del manga que no me terminaron de convencer o que me habría gustado fuesen diferentes (que para eso es un fanfic).

A quienes lean, gracias. A los que critiquen, idem. A todos, rueguen a Kami que no se quede la obra inconclusa o en hiatus permanente, que hay muchas buenas historias que para decepción de su servidor han llegado a tan fatídico estado. Mi admiración a quienes crean obras kilométricas y son capaces de llevarlas a buen término, y aspiro a lo mismo.

Y, obviamente, la historia original y sus personajes pertenecen al ya celebrísmo Masashi Kishimoto, así que los méritos de ello a quien corresponda.