ÁNGEL – EL REGRESO

(Escrito por Federico Hernán Bravo)

Titulo: "Ángel, el Regreso"

Autor: Federico Hernán Bravo

Resumen: Han pasado cinco años después de que Ángel y sus amigos libraran la Batalla Final contra W&H… Ahora, una nueva fuerza del mal irrumpe en la ciudad de Los Ángeles y el vampiro con alma nuevamente debe regresar de su exilio autoimpuesto para salvar el mundo de un horrible destino. ¿Podrá realmente Ángel recomponerse del duro golpe recibido después de la caída de W&H y encontrar las fuerzas que necesita para seguir en su cruzada contra el mal? ¿O acaso sucumbirá y con él, lo hará el resto de la humanidad, librada a su suerte bajo la amenaza del nuevo villano de turno?

Tiempo: Después de la Quinta Temporada de Ángel.

Aclaración al lector: Para la historia que van a leer a continuación, me tuve que abstraer de la continuidad oficial de la serie de Ángel que es el comic "Ángel: After The Fall". Mi historia arranca cinco años después del término de la serie y es totalmente independiente del "Canon Oficial". Es, más bien, mi propia visión personal de cómo y qué estarían haciendo los personajes más o menos en el presente, a cinco años de que el episodio final fuera emitido en la TV…


Cinco Años Después

Las Selvas Colombianas. Al atardecer.

Los hombres armados mantenían a raya a la tribu. Asustadas miradas eran dirigidas por los habitantes del pequeño pueblo, de tanto en tanto, a los rifles que insistían en no moverse de su sitio, siempre apuntándoles.

El miedo podía olerse en el aire… se palpaba a cada momento…

Los guerrilleros tenían órdenes de disparar si alguno se movía tan solo unos centímetros. Los habitantes del pueblo les conocían bien; sabían que cumplirían aquel mandato a rajatabla.

-Apreciamos la generosa contribución que nos dan para poder seguir protegiendo esta comunidad – dijo el líder de los guerrilleros, parándose delante de todos con aire de suficiencia. Sonrió, burlón, y se ajustó el cinturón de su traje militar color verde oliva. Su prominente panza se elevaba tal cual una montaña desafiante, en su abdomen – Después de todo – continuó – como bien saben, nosotros luchamos a favor del pueblo.

Su comentario fue tomado de forma jocosa por sus compañeros armados. Todos rieron, haciéndose coro.

-¡Malditos! – insultó una indígena, escupiendo al suelo ante él - ¡No se saldrán con la suya!

-¿Ah, no? – replicó el hombre, enarcando una ceja. Sus compañeros rieron otra vez.

-¡El Espíritu de la Selva dará cuenta de ustedes! – dijo la muchacha, desafiante, pese a la mirada de sus familiares que con gestos apremiantes, la urgían a callar.

-No creo en espíritus – fue la respuesta del líder guerrillero. Sacó la pistola que llevaba en su cartuchera y le apuntó con ella en la cabeza – Pero no tengo nada en contra de que te conviertas en uno, claro – sonrió y apretó el gatillo.

¡PAM!

La chica murió al instante. Su cuerpo se desplomó en el suelo con un gran agujero humeante entre ceja y ceja. Su asesino, despreocupado del horror que acababa de cometer, guardó la pistola en su lugar…

-Muy bien, muchachos, ¡nos vamos! – dijo al resto de su grupo – No tenemos mas nada que hacer en este pueblucho de cuarta – miró a los aterrados lugareños con sorna – Quédense tranquilos, amigos. Nos vamos… pero tengan por seguro de que volveremos a vernos muy pronto.

Riéndose a carcajadas, los guerrilleros subieron a sus jeeps y camiones y se marcharon, internándose en la espesa selva que les rodeaba. No se dieron cuenta de que sus despreciables actos estaban siendo meticulosamente observados por alguien oculto en las sombras… alguien que no estaba para nada contento con todo lo que pasó…

…Estaba decidido.

Actuaría esta noche…

Rodeando un fuego, los guerrilleros descansaban aquella noche. Entre risas y risas, se mofaban y vanagloriaban de todas las atrocidades que durante el día, estos malditos hombres habían cometido.

…Mientras, entre las sombras, él los observaba detenidamente, esperando su momento…

Inesperadamente, uno de los hombres anunció al grupo que tenía ganas de orinar. Apartándose de ellos, se internó entre los árboles cercanos y se dispuso a vaciar la vejiga… No llegó a hacerlo completamente; él lo tomó por sorpresa, por la espalda, noqueándolo de un certero golpe.

A sus amigos les extrañó que su compañero no regresara pasado un buen rato. Otro de ellos lo fue entonces a buscar…

Éste tampoco regresó…

-¿Dónde mierda se metieron Aguilar y Ramírez? – masculló el líder de los guerrilleros, aquel nefasto sujeto que había dado muerte a la mujer indígena, tan cruelmente. Escrutó la oscuridad con nerviosismo - ¡Esto no me gusta ni medio!

-¿Le tiene miedo al espíritu ese, jefe? – preguntó uno de sus subalternos, a modo de chiste. Lamentablemente, su broma no fue bien recibida por el otro. Más bien, ocurrió todo lo contrario; sacando más su panza y poniendo gestos hoscos, el cabecilla del grupo replicó:

-¡Yo no le tengo miedo a nada! ¡Y menos, a fantasmas de feria que ni existen!

-Jefe, yo no… quise decir que usted… - tartamudeó el guerrillero, tragando saliva. Intentó pensar en una respuesta ingeniosa a toda prisa, algo que hiciera que su superior olvidara la mala broma… pero entonces se desató el caos…

Una flecha atravesó el aire y se incrustó contra su pecho, acabando allí mismo con su vida. Al ver aquello, alguien gritó: "¡Nos atacan!"

Fue la única advertencia que tuvieron del pandemonium que se desató. Mas flechas salieron disparadas en contra de los hombres armados, dando en el blanco en algunos casos. Los pocos guerrilleros que quedaban, ni lentos ni perezosos, tomaron sus pistolas y rifles, y abrieron fuego, disparando a cualquier parte. No podían calcular el lugar exacto desde donde su atacante los hostigaba, por lo que su líder debió alzar la voz entre el estruendo de las balas para hacerse oír…

-¡Basta! ¡Nos están haciendo gastar municiones! – dijo - ¡Dispersense por los cuatro puntos y vayan a buscar a los hijos de puta responsables de esto! ¡Ya!

Obedeciéndole, los guerrilleros se desparramaron por los alrededores, dispuestos a dar caza a su hasta el momento, invisible enemigo…

Ninguno de ellos volvió…

-¡Mierda! – masculló el jefe, cuando se hizo mas que evidente de que estaba solo. ¡No lo podía creer! - ¡Salgan de ahí, quienes sean! – gritó, sacando su pistola y blandiéndola para todos lados como loco, sin saber realmente a quien apuntar.

Nadie respondió. El repentino sonido de la selva se volvió casi aplastante para él, asfixiante. Involuntariamente, comenzó a temblar mientras miraba hacia todos los rincones a la vez.

-¡Salgan, carajo! – rugió.

-Como gustes – dijo una voz, a sus espaldas.

-¿Qué…? – se volvió rápidamente, aterrado… solo para toparse cara a cara con Ángel, quien sin mediar mas palabras le estampó un puñetazo demoledor en la cara, mandándolo directamente al mundo de los sueños.

En solo cuestión de minutos, todo había concluido.

A la mañana siguiente bien temprano, cuando el policía de turno fue a abrir la delegación al público, en el pueblo más cercano, se llevó la sorpresa de su vida al descubrir al grupo de guerrilleros atados en el piso, en la entrada…

-¡Que me lleve el Diablo! – exclamó, rascándose la cabeza - ¿Quién podría haber hecho esto?