Disclamer: Yugioh! así como todas sus variantes y personajes no me pertenecen, pertenecen a su pertinente autor (al cual adoraré toda mi vida por haber creado esa maravillosa serie). Este fanfic ha sido creado sin ánimo de lucro, sólo es mero entretenimiento de unos fans para las fans. Este fanfic es un SetoxCrista (un personaje de alguna de mis historias que gustó mucho en una página y me pidieron que juntase...). También hay un JoeyxCrista extraño y no sé si poner algún SetoxJoey así con disimulo kukuku. Esto está siendo escrito por simple diversión y entretenimiento.


La razón por la que sigo a tu lado

Capítulo 1. Las circunstancias.

Estaba esperando frente a su despacho muy nerviosa, seguramente lo que había empezado entre ellos hace dos meses para él fuera un simple juego, un pasatiempo como todas las demás. Se sentía aun así muy feliz, aunque hace dos meses ocurrió todo por accidente, el hijo que esperaba era precisamente de la persona que se hallaba en ese despacho, de la cual se había enamorado irracionalmente. Puede que fuera frío y déspota… pero ella sabía de la verdadera calidez de su corazón.

Tocó insegura la puerta antes de abrirla… pero, por desgracia, no todo era del mismo color de rosa que ella imaginaba. Ahí estaba él, abrazado a otra mujer de tez morena y cabello azabache… sabía que para él ella no era más que un juego… pero una cosa era eso y otra darse de bruces con la realidad… ni siquiera era un juego que consiguiera satisfacerle de tal forma que se conformara con ella. Sintió su corazón romperse y sus ojos bañarse en lágrimas mientras cerraba la puerta con disimulo antes de correr hacia los baños para llorar abiertamente… ¿cómo había sido tan tonta como para creer que sus caricias eran únicamente para ella? ¿Qué iba a hacer si le contaba que desde hacía dos meses había empezado a formarse una nueva vida en su interior gracias a él? ¿La diría que la amaba y que quería estar junto a ella para siempre?

Todo era una simple ilusión, un engaño… Había tomado una decisión, no dejaría que su hijo fuese testigo de la clase de padre biológico que tenía, salió rápidamente del baño ya más serena y limpiándose las lágrimas que ahora rodaban por su mejilla de pura rabia y empezó a recoger sus cosas con rapidez antes de encender de nuevo la pantalla del ordenador y ponerse a teclear en él. Tras un buen rato al teclado vio salir a la mujer morena del despacho, la cual parecía muy satisfecha. La rubia sólo pudo resoplar al verla sin dejar de escribir.

Poco después él salió por la puerta. Él, ese chico castaño de ojos zafiro que la había roto el corazón. Estaba algo despeinado y con el traje mal acomodado, ella sólo pudo sentir asco al pensar en que hacía poco ella había sido la causa de esos desperfectos en su imagen. El chico la miró acercándose a ella con aires de superioridad y arrogancia.

— Hola, Crista –exclamó el chico apoyándose en la pantalla de su ordenador sonriendo presuntuosamente divertido.

— Señor Kaiba –saludó Crista con frialdad, algo que pareció molestar a este.

— ¿A qué viene esa frialdad y ese saludo distante de repente? –preguntó. A modo de respuesta la rubia imprimió el documento que estaba escribiendo y lo firmó entregándoselo sin si quiera pararse a mirar al castaño– ¿Qué es esto? –preguntó él.

— Mi carta de dimisión, me voy hoy mismo –respondió ella decidida evitando su mirada.

— ¿Qué? –inquirió este con los ojos como platos.

— No se preocupe, ya está todo recogido –agregó la ojicarmesí apagando el ordenador.

— Crista, ¿pero qué estás diciendo? Venga, vamos a hablarlo tranquilamente en mi despacho y…

— No hay nada de lo que hablar señor Kaiba, no deseo seguir trabajando para usted, en general no deseo ningún trato con usted –dijo acaloradamente la joven dándole la espalda y recogiendo sus cosas.

— ¿Esto tiene algo que ver con la chica que ha salido de mi despacho? ¡Venga ya! Ni que lo nuestro fuera algo especial… –el castaño se interrumpió al sentir una bofetada a manos de Crista dedicándola una mirada de confusión.

— No vuelva nunca a mencionar eso –le advirtió la rubia mientras el chico se llevaba la mano a su mejilla tocándose el golpe.

— ¿Se puede saber qué demonios te pasa? –preguntó el agredido frotándose la mejilla con la mano.

— Simplemente que no estoy dispuesta a ser el juguete de nadie –exclamó Crista en respuesta marchándose de allí con sus cosas.


N/A: Bueno, este es el final del primer capítulo que es como una introducción. De momento llevo ocho escritos y pienso subirlos ahora, no os apuréis si os gusta jeje. Seto tiene que aprender a controlarse ewé. Reviews y lo que queráis ya sabéis, abajo queridos~.