Hola, hola de nuevo por estos lados con una nueva historia, y recordando para no perder la costumbre, que estos personajes no son mios, pertenecen a Kurumada yo solo los exploto en algunas aventuras...
Genero:humor, fantasia, Misterio, aventura
Mundo Alterno, la mejor de las torturas
A leer...
La leyenda viviente
"Cuenta una historia que un cazador de dragones llamado Sigfrido, fue bañado con la sangre de uno de ellos convirtiéndose en un ser invulnerable y poderoso"
Ese mágico relato, acabó durante la era medieval con la población de estas enigmáticas y poderosas criaturas, o eso era lo que todos pensaban, pues lejos de los castillos, en el rincón más lejano del bosque más oscuro, donde los enormes arboles no permitían el paso del sol, un ser mágico y orgulloso se mantenía oculto en una enorme cueva tras una cortina de agua, alimentándose de los animales que bebían de la enorme poza que nacía de la cascada y de las vacas que en un descuido quedaban en la pradera, un lugar donde nadie que no fuese un cazador hubiese podido ingresar…
Un destino oscuro tenia a una joven escapando de su familia, el caballo que montaba estaba a punto de caer del cansancio, las gruesas patas de la bestia estaban heridas por las ramas secas que en ocasiones se cruzaban en su camino, bajo la capa que la cubría, sus largos cabellos morados casi negros se debatían contra el viento en una hermosa trenza y su vestido blanco como la nieve se volvía pardo con los pringues de barro que ocasionaban los cascos al galope, la oscuridad del bosque era su única salvación, y hacia ese lugar cabalgaba lo más rápido que podía, el jadeo de la yegua le preocupaba, pero el terror de volver a lo alguna vez llamó hogar nublaba sus pensamientos, trató de detener al animal justo frente a una hermosa cascada cuando ya se consideraba lejos de su persecutora, pero el barro que se hacía en la orilla la hizo resbalar y rodaron hasta caer a la profunda poza, logro zafar sus piernas e hizo hasta lo imposible por sacar a su bestia a flote, nadaron hasta la orilla con la mayor de las dificultades, pero cuando se sintió a salvo la inconfundible voz de su madrastra la hizo voltear con pavor.
— ¡Te dije que jamás escaparías Pandora!—grito un mujer rubia justo sobre el risco mientras desmontaba su caballo.
— ¡Dejame en paz Erin!…—exclamó la joven aun cansada del ajetreo en el agua totalmente empapada.
—Eres una bruja… tienes que servir al señor de la oscuridad, Hades… ser su esposa.
— ¡Jamás serviré a ese demonio!… ¡no quiero ser su esclava!—reclamó la joven de apenas dieciséis años, a sus dos años había sido separada de su madre por su padre y esa mujer y ahora era perseguida para desposar a un malvado hechicero, según su madrastra en su sangre corría el don de la magia, pero ella apenas y lo sabia utilizar.
—Pandora—habló la mujer con suavidad mientras se acercaba— vamos niña, vuelve a casa, tu destino ha estado escrito en las runas desde que naciste, tu futuro marido ha de estar impaciente para desposarte.
La discusión fue interrumpida por un estruendoso ruido que hizo que la mujer callera aun lado de la bestia, y con sus ojos abiertos como plato observó como un enorme animal salía tras la cascada dedicándole una mirada fiera a cada una de ellas, primero rugió, obligándolas a taparse los oídos, luego aleteo tan fuerte que ambas mujeres salieron volando contras la maleza.
Sin perder el tiempo Erin, sacó una vara de madera y produciendo un destello en la punta lanzó un ataque al enorme animal.
—¡lumen ad morten!—grito apuntando al furioso dragón que sobre sus dos patas rugía con más rabia, la fuerza de su hechizo solo hizo enfurecer más a la bestia, que luego de recuperar la visión la atacó sin piedad.
Pandora aún se recuperaba del fuerte golpe y un poco desorientada observó como el enorme dragón se aproximaba enojado hacia la rubia y la tomaba con sus filosos colmillos para lanzarla e ingerirla de un bocado, no sabía qué hacer, era apenas una aprendís de bruja, no tenía experiencia el algo tan grande, sacó de entre el vestido una vara de madera como la de su madrastra y con el pulso temblando la apuntó directamente hacia el animal
—¡Humanum Conlocationem!—grito.
Un fuerte destello salió de la vara de Pandora, tan fuerte que el bosque completo se iluminó, luego cayó un silencio sepulcral, ni siquiera los grillos se atrevían a tocar sus violines provocando una quietud casi espeluznante. Cuando abrió sus ojos no había nada, el dragón se había marchado y la mujer estaba agonizando sobre unas rocas, corrió con rapidez a su lado y la tomó para recostarla en sus brazos, acarició su melena rubia y la dejó suspirar para pasar al otro lado, lloró por un momento, si era cierto que huía de ella, pero tampoco podía culparla por ser una sirvienta de la oscuridad, agradecía no haberla dejado morir de hambre y darle un hogar cuando la alejaron de su madre, la dejó recostada sobre unas ramas y la tapó con unas hojas que arranco cerca de la cascada, ahora con mucha más razón debía escapar de ahí, esconderse del resto de magos que como ella la obligarían a casarse con el viejo Hades, así que se ocultó de nuevo en su capa y comenzó su camino, pero al dar un paso más un ruido cerca de la poza la hizo detenerse, giró despacio y sacó su vara de madera dispuesta a defenderse del dragón una vez más, se acercó con delicadeza y bajó hasta encontrarse de cerca con su caballo también muerto pero de cansancio, recorrió el lugar sin bajar la guardia y entonces su ojos se toparon no con un dragón, si no con un joven rubio de no más de veinte años, totalmente desnudo y desorientado, no podía ponerse de pie y las pocas veces que lo lograba se tambaleaba de un lado a otro.
—Disculpa… oye—llamó Pandora mientras se acercaba suavemente—oye… te estoy hablando… ¿Qué haces aquí? ¿El dragón te tenia prisionero?
El joven volteó su mirada fiera hacia ella, y entonces pudo observar sin temor a equivocarse los mismo ojos del animal que las había atacado, amarillos, enojados, profundos, un par cejar prominentes que la hacían ver como una, dio un paso atrás cuando lo vio caminar hacia ella, su corazón latía acelerado, estaba confundida, ¿había convertido a un dragón en un ser humano?, no podía quedarse con las dudas, así que viendo que su contrincante no podía mantenerse en pie se aproximó tomándolo del brazo, lo escucho gruñir.
—No temas… no voy a hacerte daño—el joven la observó abrió su boca pero no pudo pronunciar palabras—lo siento mucho, pero ibas a comerte a mi madrastra ¿Cómo te llamas?... soy Pandora—él bufó, negó con lentitud y se observó las manos mientras se liberaba del agarre de ella.
Dio unos pasos torpes en dirección a la cascada, pero luego sintió el fuerte empujón de Pandora en su espalda, iba a gruñir pero con el fino oído que a pesar de su forma actual no había perdido pudo identificar el sonido de unos caballos, observó de un lado a otro y pudo olfatear un aroma por demás desagradable.
—Cazadores de dragón—susurro Pandora aferrada a la pared y tratando de ver entre la cortina de agua—son tres, conozco a uno de ellos—volteó su rostro y observó al rubio tratar de caminar hacia la salida—no espera, no eres un dragón, no puedes hacer nada…—el joven le devolvió una mirada furiosa y se soltó de su brazo cayendo de espaldas en el agua—no pueden descubrirnos, seguro también me buscan a mí… por favor—el ex dragón bufó y se quedó sentado.
Casi frente a la cascada los tres hombres bajaron de sus caballos e inspeccionaron el lugar, forrados con pecheras de acero y escudos de diferentes casas se dispusieron a rebuscar entre la maleza.
—La encontré…—dijo uno de cabellera larga y rubia con un gracioso punto en su frente.
—Parece ser que ha tomado otra víctima mi Lord—dijo un asiático de cabellos café y ojos verdes.
— ¿Cómo saben que ha sido un dragón?—preguntó el rubio sintiéndose ignorado.
—Maldita bestia infernal… debemos encontrarlo y matarlo—espeto furioso mientras sacaba de la alforja de su caballo una plateada espada—solo espero que lady Pandora este bien.
—Kanon, permíteme decir que ese animal no existe…—rio el rubio—es puro cuento, desde hace más de cien años los cazadores han acabado con todos los que dragones que quedaban, no hay ni uno solo, solo tu familia ha quedado con el título de caza dragones y rastreadores.
—Te equivocas Shaka… sé que es real, lo he visto, mi hermano lo vio antes de morir—dijo el peliazul acercándose a la cascada y recorriendo el lugar con su vista—y se esconde cerca, lo he perseguido durante una noche cuando se comía una de la vacas más gordas.
Tanto el rubio como el castaño suspiraron con pesadez.
—La verdad es que tú te crees ese cuento de Sigfrido, no aceptaste este trabajo por unas hechiceras de tu padre el Rey Deuteros, vamos Saga, la verdadera razón es encontrar ese dragon imaginario y bañarte con su sangre para ser inmortal.
—Algún día heredaré la corona del reino de los Géminis,Shaka, y quiero gobernar por muchos cientos de años—observó de uno a otro de sus acompañantes y sonrió—vámonos, seguiremos buscando más allá de las colinas, recojan el cuerpo de la señora Erin—montó de nuevo su caballo y con una señal los tres partieron del lugar.
Pandora finalmente soltó el aire que había recogido pero cuando volteó el joven rubio no estaba con ella, molesta lo buscó entre la oscuridad de la caverna y lo encontró refugiado entre las rocas húmedas.
—Sal de ahí… vamos—dijo tomando su brazo, pero no vio el momento en el que el rubio la tomó con su mano libre y la acercó con rudeza a su cuerpo—tranquilo… siento mucho lo que te pasó, en serio, y lamento decirte que no puedo hacer nada por ti…—la mirada del rubio paso de furiosa a frustrada.
"No puedo hacer nada por ti" resonó en su cabeza, la soltó desilusionado, su corazón se le salía del pecho, su respiración agitada, estaba a punto de rugir pero lo que salió de su boca fue un grito desesperado, se dejó caer en el suelo y colocó ambas manos en el piso, sintió las caricias de la joven en su melena rubia, se sentía inútil, ahora era un ser inútil, como los que habían acabado con toda su raza.
—Mira… hay una persona que puede ayudarnos, pero tendrás que venir conmigo y…toma esto—le dijo dándole la capa que la cubría—no llegaras a ningún lado desnudo—comentó sonrojándose dándose cuenta hasta ese momento de la situación.
El joven la tomó con rabia y la olfateó, jalo la capa de un lado a otro, no sabía qué hacer con eso hasta que Pandora la tomó y lo cubrió con ella, se observó con detenimiento y gruñó.
—No gruñas…—dijo Pandora mientras se arreglaba su largo vestido—los humanos no gruñen… trata de hablar ¿Cómo te llamas? Aunque seas un dragón tienes que tener nombre… anda, in… ten…ta…lo—hablo con suavidad abriendo y cerrando su boca ante la mirada confundida del rubio.
El frunció el ceño, abrió y cerró su boca en un esfuerzo evidente, tragó grueso, suspiró y conteniendo el aire finalmente dejó salir un grueso sonido—Ra…
—Bien RA—dijo Pandora sin dejarlo terminar de hablar—tenemos un largo camino por recorrer y…—no pudo terminar pues su ahora acompañante había saltado sobre un conejo y lo tenía entre su boca—no, no, no suelta eso RA… demonios eres un humano… a partir de ahora comerás lo que yo te dé.
Sin ganas de soltar su presa el rubio le gruño cuando sintió las manos de Pandora peligrosamente cerca de su boca.
—No me gruñas…ushhh—siseó fastidiada—no sé porque comienzo a creer que la idea de desposar a Hades es mejor que esto… andando RA, tenemos un pueblo al que ir antes del atardecer.
Mal humorado e inseguro siguió tras la joven que lo llevaba jalado de su mano, una nueva aventura le esperaba al último dragón y su joven bruja.
continuaraaaa
Espero que les haya gustado y me den su mejor opinion un fuerte abrazo...
gracias por leer
