Lisbon está sentada en su mesa con la cabeza apoyada en sus manos. Está agotada. No sabe qué más hacer para entender a Jane, no cree que nunca haya llegado a confiar en ella completamente, a la vista está. Cada vez que John el Rojo aparece en sus vidas él se transforma. Sabe lo que hay, él nunca la mintió en eso, pero todo había cambiado desde entonces. No contaba con que se iba a enamorar de él, eso no entraba en los planes. Al principio era mucho más fácil, han llegado a ser unos amigos con muchos límites respecto a sus vidas privadas, lo que se puede denominar: amigos profesionales. Y ese es el problema, ella quiere más, quiere conocerle, entrar en su corazón y servirle de apoyo.

No, eso ni se lo plantea, nunca lo han hablado pero es un acuerdo tácito entre los dos: toda la confianza en el trabajo pero fuera cada uno por su lado.

Le ve acercarse a su despacho desde el cristal. Intenta recomponerse pues no va a ser una conversación fácil. Jane llama a la puerta y seguidamente la abre.

- Lisbon, ¿podemos hablar? - Le pregunta asomando la cabeza desde la puerta.

- ¿Qué quieres, Jane? - responde ella cansada.

- Deberíamos hablar de lo que ha ocurrido en la casa del señor Martin. - Mientras habla se sienta en una de las sillas enfrente de ella.

- No, Jane, no tenemos absolutamente nada de lo que hablar, porque no ha pasado nada.

- Te fuiste, Lisbon, estuve a punto de matarle y tú bajaste el arma y te fuiste al coche. - Jane estaba confundido.

- ¿Qué esperabas qué hiciese? - a Lisbon ya no le quedaban fuerzas - te he pedido mil veces que no te tomases la venganza por tu mano, que confiases en mí, que vamos a encontrar a John el Rojo, le vamos a detener y la justicia va a acabar con él pero tú no tienes suficiente y yo ya no quiero sufrir más. No puedo seguir esperando el milagro, debes ser tú el que quiera avanzar en su vida, seguir adelante, aprender de lo vivido y no castigarte más.

En ese momento Jane saca algo del bolsillo de su chaqueta y lo pone encima de la mesa. Es su anillo de casado. En su mano se veía la señal que le había dejado tras tantos años con él puesto.

- ¿Qué quiere decir esto, Jane?

- Que quiero hacerlo. Quiero cerrar este capítulo en mi vida y seguir. Necesito que me ayudes. No me dejes solo, Lisbon. - se levanta de la silla y rodea la mesa buscando un abrazo, un gesto que ella no llega a saber interpretar. Él se pone en cuclillas y se abraza a sus piernas.