¡Hola! Gracias por pasar a leer, aunque este relato es corto, nos llevó varios días acabarlo para que ustedes puedan disfrutarlo, esperamos que lo disfruten, pues como ustedes amamos de corazón Harry Potter.
Disclaimer: todo pertenece a J. y a WarnerBros.
Pss...Que la magia continúe..!
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Después de observar las fotos de cuando el mundo era plano, Popotter decidió llamar a los Avengers para recordar viejos tiempos. Para su mala fortuna no le contestaron. Maldijo por la ventana al recordar que después de la fiesta en Wonderlandía ellos se habían unido al lado del señor de los añillos, su competencia en la Fifa. Recordó a aquel árbitro, aquel momento, aquella clavada, y ese penal… ese oscuro penal. Después de recapacitar un poco decidió que era momento de dejar el pasado atrás y comprarse una jirafa.
Así Harry Popotter llegó a la venta de camellos esperando que les quedara una jirafa. Para su mal fortunio Snape estaba de turno. Había tenido un mal pasado con su exprofesor de pociones y después de que este le mostrara sus recuerdos y se le fueran algunos de cuando viajó a Las Vegas todo se volvió más incomodo. Salió del local con un simple Chow Chow que por suerte aguanto el viaje de 6 dias hasta llegar a Isengard.
-¿Llevas prisa Harry? –le preguntaron las flores.
-¿Necesitas ayuda? –le preguntaron las aves.
-Vendo empanas ¿quieres? –le ofreció el señor de los elfos. Estaba cansado de tantas preguntas y después de comprar las empanadas se dedico a lanzárselas a todos, incluso a Salada-chan. En eso llegó escupiendo el fénix Jeracio, mascota oficial de Dross Rokoski y se detuvo a gritar "¡Mal presagio, mal presagio!". Harry no negaría que eso lo asustó. Sacó su pokebola y dejó descansar a Chow Chow. El señor tenebroso apareció con su ejército de mortifagos montados en jirafas mientras él cabalgaba un elegante corcel con cabeza y cuello de serpiente. Entonces Harry gritó.
-¡Maldito! ¡Mataste a mis padres, me arruinaste la infancia, me bloqueaste en facebook, y te llevaste todas las jirafas! No te lo perdonaré…- terminó su frase en susurro, las lagrimas comenzaron a fluir y los mortifagos lanzaban gritos incitando una pelea.
-¡Harry Popotter, tu mama es tan gorda que la maté! –ese fue el golpe que más abajo le había llegado a Harry. Los mortifagos no cesarían sus burlas hasta entrado el amanecer. Harry no pudo con toda esa genialidad y cavó un pozo en la tierra para esconderse.
-Ho… ho... ¡Querida hada madrina! ¿Qué debería hacer? ... No sé cómo puede seguir hiriéndome así –dejó que las lagrimas salieran y contara su historia. Una de ellas se perdió en la tierra y el piso empezó a temblar. De repente una mandrágora gigante emergió del suelo con Harry en el hombro, sus chillidos mataron cualquier queja de los mortifagos y sus jirafas. El mundo le había dado algo a Harry que nadie más podría tener, un Mandragoramon (con dos mil de ataque y mil quinientos en modo de defensa) que salía al llorar en el hoyo más profundo de Isengard y él no la desaprovecharía.
-¡Ahora sí Madafaka! ¡Mandragora ataca! -y así lo hizo. El señor tenebroso murió víctima del gran alarido siniestro que le quemó la piel. Los mortifgos activaron en sus jirafas el botón de vuelo y salieron disparados por el aire. A partir de ese día, de ese momento, ese instante, la vida no volvió a ser la misma, y es que la mandrágora era un Kaiju, el primo de Godzilla, el engendro de las matemáticas y Harry enloquecería de poder.
Así nos hemos sumergido en un mundo de tinieblas donde no podemos salir a la superficie… Si encontráis este mensaje, por favor, eviten esta trágica historia, en nuestra dimensión ya no es posible, pero quisiera saber, que en alguna dimensión, en algún lugar en este espacio compartido, la señorita Laura encontró el verdadero amor.
