No, no trato de engañar a vuestra vista. Esto es una continuación que en su momento se me pidió mucho. Diferencias culturales recibe una segunda parte, ahora que tengo nuevo material sobre el que escribir. Espero que aún quede alguien con ganas de más de este crossover... porque hemos vuelto. Habrá más drama, más misterios... y más SwanQueen


Regina Mills

_ Tienes una mirada propia de un niño el día de Navidad.

Mi madre, Lilianne LeBlanc, me sonreía, con la mirada llena de orgullo. Íbamos a estar muchos meses sin vernos y apenas habíamos podido conocernos bien durante el verano. Apenas había aprendido a hablar francés con corrección, pero ella parecía estar orgullosa de mi desempeño.

_ Bueno, han pasado ya tres meses… y me muero de ganas de volver a verla._ Me quejé, poniéndome de morros.

_ Le has escrito todos los días, Regina._ La Semi-veela sonrió ligeramente._ Iba a preguntártelo por última vez pero… veo que sería en vano.

_ No, mamá. Quiero seguir en Hogwarts._ Le dijo, cruzándome de brazos._ Y no es sólo por Emma. No quiero ser la hija de la directora.

_ Te gusta ganarte las cosas por ti misma, ¿Cierto?_ Sonrió._ ¿Lo tienes todo listo?

_ Por supuesto._ Comenté.

_ En tal caso, deberías acostarte pronto, sabes que ya es tarde.

Emma Swan

Maldición. Había vuelto a quedarme dormida. Tenía la cazadora desabrochada cuando crucé el muro que me separaba del andén. No había tiempo para presentaciones ni despedidas. El tren ya estaba en marcha cuando entré. Tiré el baúl en el portaequipajes y corrí hacia los vagones. Tropecé… pensaba que me caía hasta que una mano me recogió y me ayudó a subir.

Tardé en retomar el aliento, dejándome caer. Alcé la vista para encontrarme con una cara conocida. Pansy Parkinson me miraba con una sonrisa de lado y negando con la cabeza.

_ ¿Qué horas son estas? Regina estaba preocupadísima.

_ Bueno, ya sabes lo que ella dice siempre, soy un caso._ Bromeé, riéndome. La adrenalina estaba acumulada en mi interior y me salía la risa floja._ ¿Qué tal tu verano, Pansy?

_ Complejo. Mis padres aún no saben nada de lo mío con Herms… aunque han notado que no he estado precisamente perdiendo el tiempo, ¿Sabes? Están las dos en la reunión de los prefectos. Pero nos he buscado un compartimento. Ven, sígueme.

La seguí, no sin cierta dificultad, aún notaba las piernas como si fueran de gelatina. Me dejé caer sobre el asiento, mirando por la ventana. Aún quedaba mucho para llegar a Hogwarts. Pero todo estaba en orden. Había pasado un verano fantástico con mis padres y, sin embargo… no podía dejar de sentir que me faltaba un trocito de mí.

_ Hey… parece que alguien ha perdido a dos genios y se han dejado caer por aquí.

Cuando las puertas se abrieron, se me paró el corazón. Allí estaba. Tan perfecta, tan maravillosa… con ese pelo siempre tan bien peinado, ya con el uniforme colocado, con la P bien prendida sobre él, en un ángulo perfecto. Pero algo sí que había cambiado. Regina Mills sonreía. Sonreía con mucha más soltura que antes.

_ Emma Swan… eres un caso._ Dijo, cruzándose de brazos.

_ Por supuesto que lo soy._ Dije, muy segura de mí misma, mientras me acercaba a ella._ ¿Qué tal tu verano? Movido imagi…

Regina no me dejó terminar. Me tomó de la camisa y me atrajo hacia sí, para darme un profundo beso. Si mi corazón se había pasado unos segundos antes, ahora estaba decidido a compensarlo, acelerando tanto que sentí que iba a salir de mi pecho.

_ Ha sido un verano de cambios._ Prosiguió, sin separarse apenas de mí._ ¿Sabes lo que es ser la hija e hijastra de las directoras de dos de los tres colegios de magia más prestigiosos del mundo?

_ Suena peliaguado._ Comenté, en voz baja._ ¿Eran esas tus únicas preocupaciones?

_ Oh… no, desde luego… mi máxima preocupación eras tú, Emma Swan._ Susurró, mirándome a los ojos.

_ Yo también te echaba de menos…_ Le dije, mirándole a los ojos._ Incluso los ángeles es frío sin ti…

_ Chicas… me veo en la obligación de interrumpir antes de que empecéis a quitaros la ropa la una a la otra.

_ ¡Hermione!_ Gritamos las tres al únisono.

_ Era divertido._ Repuso Pansy._ Se venía.

_ Yo soy una señorita… no haría nada parecido…_ Dijo Regina, aunque estaba como un tomate.

Había pensado largo y tendido en Regina durante las noches frías… no iba a negar que había pensado en cosas más indecentes que en pasar el día cogidas de la mano pero… También sabía que Regina era bastante recta en este sentido… aún a pesar de ser una Veela.

_ Bueno… hablemos de otra cosa._ Dijo Hermione, que también parecía repentinamente más colorada.

_ Quidditch._ Dije yo._ Este año vamos a ganarte, Gina.

_ Oh… parece muy segura de sí misma, señorita Swan._ Dijo ella, alzando una ceja._ ¿De verdad cree que puede superar mis tácticas?

_ Bueno, contar con los dos brazos esta vez me dará ventaja._ La piqué.

_ Oh… cariño… cariño… te quiero mucho… pero te aseguro que te partiré el brazo otra vez si nos volvemos a llevar la copa de quidditch este año.

_ Regina… tengo un problema._ Le dije, mirándola._ Estás amenazándome y me gusta cómo me lo dices.

_ Cielo, empiezo a sospechar que eres un poco masoquista.

_ Siempre que seas tú la que me parta el brazo.

_ Herms… nos espera un año muy largo._ Intervino Pansy._ ¿Por qué seremos tan discretas y ellas tan descaradas?

Regina Mills

El aire gélido de Hogsmeade era familiar y agradable. El aliento se condensaba cuando salía de nuestros labios. La larga túnica era una ayuda, pero seguía teniendo el rostro helado. Emma se cubría la cara con la larga melena rubia.

_ Chicas, debería irme con Harry y Ron._ Comentó Hermione._ Te veo luego, ¿Vale Pan-Pan?

_ Te he dicho que no me llames así._ Pansy se puso como un tomate, pero le dio un beso de todas formas._ Te veo luego.

Sonreí y cogí a Emma de la mano. Nos internamos en el bosque. Ella no sabía bien a dónde íbamos.

_ Es la primera vez que vienes por este camino, ¿Cierto?_ Le pregunté.

_ Sí, claro.

Emma Swan

Cuando cruzamos una esquina después de lo que a mí me pareció un trecho demasiado largo, llegamos a lo que parecía un pequeño claro. Y en él, había una serie de carruajes. Carruajes que esperaban. Sin chófer ni caballos.

_ No puedes verlos, ¿Verdad?_ Regina parecía muy seria._ Lo que tira de los carros. ¿No puedes, cierto?

_ ¿Hay algo que tira de los carros?_ Pregunté, alzando una ceja.

_ Sí, pero no le des mayor importancia. Impresionan mucho si puedes verlos._ Regina sonrió, aunque pensé que estaba con la mente en otra parte.

_ Eh, ¿Va todo bien?_ Le pregunté, mientras la ayudaba a subir al carro.

_ Regina siempre se pone así con los thestrals._ Fue Pansy la que habló, subiéndose a mi lado.

_ Me tiene pillada._ Regina asintió lentamente.

_ Bueno, nos conocemos desde siempre._ Aportó Pansy._ Mis padres siempre me daban la brasa con que ella sería la mujer de mi vida.

_ Hasta que se enteraron de que tengo la sangre más sucia que el barro._ Dijo Regina. Me tensé._ Y brindo por ello.

_ Me has asustado._ Reconocí._ Todo ese rollo de la pureza de sangre…

_ Ya. Da muy mal rollo. Y yo creía en ello. Me creía que estaba por encima de todos… incluso de ti, Emma.

_ Deja de torturarte._ Le dije, cogiéndole la mano._ Eso es el pasado.

_ Si tan sólo fuera eso, Emma._ Regina seguía mirando hacia adelante, hacia aquellas criaturas que yo no podía ver.

Hermione Granger

Emma llegó a la mesa como de costumbre, como un tornado, se sentó entre Ron y yo, cogió un tenedor y atacó directamente un trozo de pastel de carne.

_ Te van a empezar a llamar Emma la lima Swan._ Comentó Ron.

_ Gracias, Ronnie Wonnie._ Dije, provocando que sus orejas se pusieran coloradas._ ¿Qué tal tu verano?

_ Pues, bastante normal. Todos juntos. Herms también vino. Deberías pasarte por la madriguera alguna vez.

_ Quién sabe, quizá un día de estos._ Comentó, aunque se veía que no tenía demasiado interés.

_ Por cierto, Harry es el nuevo capitán. Pensé que te interesaría saberlo. No creo que vaya a descartarte del equipo… aunque tendrá que hacer pruebas de nuevo.

_ Y yo que pensaba preguntarle si podía contar con ella._ Harry acababa de llegar y sentó frente a nosotros._ ¿Cuento contigo, Emma? Supongo que no me tengo que preocupar de la relación que tienes con Regina.

_ Ella ha dicho que no le importaría volver a partirle el brazo… dudo que Emma vaya a ser menos._ Dije, mirándola. Emma volvió a ponerse roja. Se le ponían las orejas coloradas, justo como a Ron.

_ Lo que Hermione puede decir es que sí, que puedes contar conmigo. Somos Gryffindor, ¿No?

_ Eso era justo lo que quería oír._ Harry parecía entusiasmado.

Regina Mills

_ Anda… mira quién está aquí. Regina la mestiza…

Alcé la ceja y me giré para encontrarme cara a cara, como no, con Draco Malfoy. Parecía que aún estaba de mal humor por haber perdido, de forma legítima, su plaza como buscador del mi equipo. Pero era eso, precisamente, lo que me había asegurado ganar la copa de Quidditch el año anterior. Potter era un grandísimo buscador, no podía depender de alguien mediocre para superarlo.

_ Draco, yo en tu lugar moderaría mi lengua… podrías perderla si conservas esa actitud._ Le dije, mientras me ponía en pie.

Millicent se puso detrás de mí, crujiendo los nudillos. Incluso Crabe y Goyle parecían intimidados. Sabía que me tropezaría con esos problemas en el colegio. Pero estaba preparada.

_ ¿Y qué va a cambiar que me rompa la nariz? Seguirás siendo una asquerosa sangre sucia.

¿Yo solía sonar así? Madre mía, Emma tenía razón, debía haber sido terriblemente insufrible. Me avergonzaba de mi propio pasado… pero por suerte, mi presente estaba allí para ayudarme.

_ Draco… ¿Quieres que cante?_ Se quedó pálido._ ¿Quizá bastante como para hacerte saltar de la torre de astronomía? ¿Quizá bastante para que te cortes tú mismo la lengua?

Di un paso adelante, y Draco dio un paso atrás. El pobre se veía superado. Pasara lo que pasara, un cobarde es un cobarde.

_ Quiero que sepas que este año ni tan siquiera voy a aceptar tu candidatura para el puesto de buscador.

_ No puedes…

_ Puedo hacer lo que quiera, Draco._ Le reiteré._ Prefiero que mi equipo quede descalificado a que tengamos que soportar a alguien como tú todo el año.

_ Por supuesto. ¿Quién si no una sangre sucia podría esforzarse tanto por perjudicar a Slytherin?

La perorata de Draco no continuó. Cuando Millicent se adelantó, Draco dio dos pasos atrás, tropezó y se dio contra la pared. No tardó en retirarse sin decir nada más.

_ Gracias, Milly. Me has evitado hacer algo de lo que podría arrepentirte.

_ De nada… yo… aún te debo una disculpa._ Dijo. Era divertido verla tan nerviosa a pesar de lo ruda que era._ Aún no me he disculpado por eso de que mis padres quisieran casarme contigo.

_ Eh… Milly. Sé que tanto tú como Pansy os habéis pasado la vida pilladas por mí. Ahora que sé lo que soy… bueno, tiene más sentido._ Dije, poniéndole la mano en el hombro._ Pero Pansy encontró a alguien. Tú también lo harás. No tienes que forzar a nadie… ni hacer todo lo que nuestros padres te digan.

Minerva Mcgonagall

_ Debo confesar que ya estaba preocupada. El curso escolar ya estaba a punto de empezar, y la pérdida del profesor Slughorn para la plantilla podría habernos dejado sin un profesor._ Dije, observando a la joven mujer que tenía ante mí.

No debía tener más de veinte años, pero el historial que me había presentado parecía impresionante. Dumbledore había fracasado en su intento de recuperar al cansado profesor de pociones. Aunque imaginaba que a Snape no le haría mucha gracia que ahora que por fin iba a ejercer la materia que tanto le gustaba, apareciera una sustituta de última hora.

_ ¿La llevo hasta su despacho, profesora?_ La mujer sonrió.

_ No se preocupe, sabré llegar. Es una pena no haber estado para el banquete. Sé que es importante para el profesor Dumbledore. Usted debería volver.