Disclaimer: Ni Digimon, ni sus personajes me pertenecen. La idea original de la historia, tampoco me pertenece. Está basada en Gran Hotel, serie del canal español antena 3.

Sin más, disfruten la lectura.


I

Japón, 1906.

Ya llevaba un mes sin saber de él. Su hermano había tomado la decisión de ir a trabajar al Gran Hotel, un hotel de lujo ubicado en una aldea conocida como el Digimundo. Se decía que las personas solo iban al Digimundo para dos cosas: trabajar u hospedarse en el Gran Hotel. Su hermano se había mudado hacía poco menos de un año, para trabajar de camarero en aquel místico lugar donde se codeaba la gente más importante de Japón y de otros países del mundo.

Y estaba bien, lo extrañaba pero iba todo de maravilla. Por medio de cartas su hermano, Yamato Ishida, le contaba cómo iba el pasar de los días. Le mandaba, al menos, una carta a la semana. Le contaba de sus jefes, de las tareas que realizaba arduamente. También le platicaba de su amigo, Sora, con quien vivía la mayoría de sus aventuras.

Hasta que, un mes atrás, dejó de recibir las cartas de su hermano. Le había prometido, tiempo antes, que le haría una visita al Gran Hotel y supo que era el momento de cumplir su promesa. Decidió comprar un ticket para tomar el tren y ponerse en marcha al Digimundo. Takeru Ishida se sentía nervioso, nunca antes había estado lejos de casa. Tomó su gorro favorito, uno verde desgastado, y partió a la estación del tren, que estaba repleta.

Era interesante como se movía Japón en esos tiempos, clases altas y clases bajas —como él— no debían mezclarse. El tren se dividía en dos partes: los adinerados en los vagones al frente y los demás en los vagones de atrás. Takeru esperaba impaciente, nunca antes había tomado un tren y estaba ansioso de vivir una aventura como tal. No le importaba haber gastado todos sus ahorros en el pasaje, quería ver a su hermano cuanto antes.

Sus pensamientos se vieron congelados al mirar a una joven pasar. Era de clase alta, no había duda de ello. Su porte y sus vestimentas lo hacían notar. Llevaba el cabello corto trenzado y un kimono celeste que cubría su pálida piel. Sus ojos le robaron el aliento, cálidos. Como un par de rubíes. Sin sorprenderle, la joven subió al vagón de clase alta y a pesar de no haber reparado en él, Takeru supo que la volvería a ver.

No pudo dormir en todo el camino, la emoción y los nervios lo carcomían por dentro. Se dedicó a escribir mientras el tren pasaba por los paisajes más hermosos que había visto en su vida. 7 horas más tarde llegó al Digimundo, un pueblo pequeño en donde, sin duda, lo más hermoso era el Gran Hotel. Una estructura que asimilaba un castillo típico de Japón que podía djar mudo al más parlanchín, por horas. Era hermoso y Takeru de pronto no podía creer que su hermano llevaba meses viviendo en él.

Siguió a un camarero por la parte de atrás del castillo y se encontró un comedor con platos y gente caminando, yendo de arriba abajo. A Takeru le pareció una locura.

—¿Podemos ayudarte en algo? —suspiró cuando por fin alguien reparó en él. Analizó el rostro de su interlocutora. Pelirroja, delgada. Con tez morena y ojos de un tono similar a los de la joven que había visto en la estación del tren.

—En realidad sí —Takeru se sintió mareado con tanta gente que bailaba por el comedor, doncellas y camareros ocupados con órdenes. Parecía que no tenían ni tiempo para respirar—, estoy buscando a alguien —se aclaró la voz—. A mi hermano, Yamato Ishida.

El rostro de su interlocutora cambió de semblanza por completo. Sus ojos se abrieron de par en par y sus mejillas adquirieron un tono rojizo. Takeru no dudó por dos segundos que aquella doncella conocía a su hermano.

—Ya no trabaja aquí —la pelirroja alejó la mirada de su figura, acomodando su delantal en lugar—. Lo despidieron.

—Pero eso es imposible —la voz de Takeru era un murmullo, sintió ganas de gritar—. Me lo hubiera contado.

—Lo siento, no hay nada más que pueda hacer por ti —la joven desapareció por una puerta, dejando al rubio perplejo. Él sabía muy bien que Yamato le hubiera dicho algo al respecto, le contaba todo lo que le sucedía en el Gran Hotel. Por lo tanto, desconfió de las palabras de aquella pelirroja. Debía hablar con el amigo de su hermano, Sora. No había duda que él no le mentiría al respecto.

—¿Es usted el nuevo camarero? —una voz dura se dirigió hacia él. Se sorprendió al ver a una mujer, debía tener más o menos la edad de su madre. A diferencia de las demás sirvientas, la mujer que tenía enfrente vestía de un elegante Kimono, no tan lujoso como el que vestiría alguien de clase alta pero si lo suficiente como para demostrar autoridad.

—Así es, señora —Takeru hizo una pequeña reverencia. Él no solía mentir, a menos que fuese muy necesario. Y si quería saber que había sucedido realmente con su hermano y encontrar su paradero debía adentrarse a ese hotel—. Takeru Takaishi a sus órdenes.

—Iori, por favor —un muchacho más joven que él se acercó y reverenció ante ellos.

—¿Si, doña Toshiko?

—Ayuda a Takeru a buscar su uniforme, será tu nuevo compañero de alcoba —Iori asintió y se dio media vuelta—. Y dense prisa —agregó—. Hoy habrá un anuncio importante en la noche y ya sabemos cómo odia la señora Yagami la impuntualidad.

—Takeru Takaishi, mucho gusto— se presentó con una reverencia. Iori, su nuevo compañero de alcoba, le contestó de la misma manera. El joven era más bajo que él y de cabellera castaña, con ojos verdes. Se notaba que era un joven bastante amable, por su manera de hablarle al demás personal.

Lo llevó a la que sería su nueva habitación, aunque Takeru no mostraba mucha atención. Él intentaba buscar pistas sobre su hermano. Necesitaba saber dónde se había metido, que había sucedido que fuese tan grave como para que lo hubieran despedido, o se creara el rumor de que eso era lo que había sucedido con él.

—¿Conociste a Yamato Ishida? —preguntó cuándo entraron a la alcoba de ambos y no había gente a su alrededor.

—Era mi compañero de habitación —arqueó una ceja—. ¿Por qué preguntas?

—Era de mi pueblo —Takeru se rascó la nuca—. ¿Sabes que sucedió con él?

—Lo despidieron. Al menos esa es la versión oficial —Iori se tornó tenso—. Dicen que tuvo una pelea con el heredero del hotel, Taichi Yagami. La señora Yagami se puso tan furiosa que lo corrió de inmediato, no tuvo ni tiempo de recoger sus cosas.

—Pero me parece una locura —Takeru miraba el cuarto, buscando alguna pertenencia de su hermano. No encontró nada—. Yamato tiene su carácter, pero no se pelearía con alguien sin razón.

—No conoces a Taichi, quizá tuvo su razón —alguien comenzó a tocar la puerta e Iori se apresuró a abrir. Takeru ya estaba cambiado en su nuevo uniforme de mesero. Le dio una punzada de culpa al percatarse que le había robado el puesto a alguien.

—¿Qué no escucharon a la gobernanta? —la pelirroja con quien había hablado Takeru se encontraba del otro lado de la puerta. Notó que Iori estaba nervioso, a ella se le veía molesta—. Deben estar arriba en cinco minutos, debemos tener todo reluciente para la cena esta noche.

—Sí, Sora —Iori se disculpó—. Nos vemos arriba, Takeru —y desapareció en un instante.

—¿Tu nombre es Sora? —Takeru se sintió completamente sorprendido. No podía ser casualidad y haber dos personas llamadas Sora en ese hotel. Era cierto que siempre había imaginado que el cómplice de su hermano era hombre, pero, en su defensa, nunca había mencionado el sexo de éste.

—¿Qué? ¿Eres sordo? —la pelirroja se alejó de la habitación y Takeru se apresuró a seguirla. Era su oportunidad perfecta de hacer preguntas.

—¡Pero si eras muy amiga de mi hermano! —Sora intentó caminar más rápido que él, para perderle el paso. Sin embargo, le fue inútil—. Seguro tú sabes que es lo que le ha pasado en realidad.

—Es verdad que tu hermano y yo éramos cercanos —ambos comenzaron a subir las escaleras hasta llegar a un gran y elegante comedor, donde estaba ya todo el personal formado—. Pero también es verdad que tú no eres el nuevo camarero que esperábamos —su voz era seria, dura—. Así que si no quieres que le diga a la gobernanta que eres un impostor, deja de hacer preguntas.

Takeru se quedó callado. Sora era muy seria, pero podía notar que detrás de su seriedad había tristeza al hablar de su hermano. Él era muy bueno leyendo a las personas y supo, sin problema, que lo extrañaba. Se formó a un costado de Iori. La gobernanta caminaba a paso firme frente a ellos, más de uno parecía estar al borde del llanto. No había duda que la señora de cabello castaño, de nombre Toshiko, aterraba a los trabajadores del hotel.

—Doña Yuuko odia tres cosas: la impuntualidad, los errores y las mentiras. Debemos asegurarnos de no cometer ninguna de las tres durante esta noche. Ni jamás —los pasos firmes de Toshiko hacían eco por el salón. Nadie se atrevía ni a respirar más alto de lo debido.

De pronto, se abrieron las puertas del comedor y entró una mujer alta y con porte. Cabello largo recogido en un moño perfectamente peinado. A un costado de ella estaba su hija, la misma joven que Takeru había visto en la estación del tren, a quien reconoció inmediatamente. No pudo evitar sonreír. La mujer, de cabello castaño claro, fue recibida por la gobernanta con una enorme reverencia. Takeru supo que se trataba de Yuuko Yagami, la dueña del Gran Hotel.

—Estoy segura que Toshiko ya les habrá informado que esta noche tendremos una cena muy importante con motivo de un anuncio por parte de la familia —todos asintieron—. No quiero ver un solo error, confío plenamente en que Toshiko mantendrá todo bajo control. Será el evento más importante en este hotel desde que falleció mi querido marido y la prensa de todo Japón estará presente. Ni un plato roto.

Doña Yuuko miró a Toshiko antes de desaparecer por la puerta de donde había entrado. Takeru notó que antes de que la hija de la señora Yagami la siguiera le sonrió disimuladamente a Sora, quien le regresó el gesto.

—Ya escucharon a la señora —continúo Toshiko—. A trabajar.

—Toshiko parece ser muy dura —susurró Takeru cuando notó que Sora pasaba a un costado de él, debido a que Iori desapareció más rápido de lo que esperaba.

—Sí, lo es —sonrió de costado. A pesar de ser la primera vez que Sora le sonreía a él, notó que la sonrisa no era del todo sincera—. Pero cuidado con lo que dices acerca de ella —regresó a su semblante serio—. Ya que es mi madre —Takeru se mantuvo callado mientras miraba a Sora caminar con las demás doncellas. Le llamó la atención una de cabello púrpura.

—¿Dónde te has metido? Si doña Toshiko te encuentra y no estás trabajando no dudará en correrte —Iori reapareció. A Takeru le parecía que todos vivían a prisa en el hotel—. Ven, te mostraré los alrededores.

.

—¿Aún no ha llegado Mimi, madre? —Yuuko Yagami y su hija, Hikari, caminaban alrededor de los jardines del Gran Hotel. Eran gigantescos, más de uno se había perdido en el laberinto de árboles de cerezos que estaba en el centro del gran jardín. Había lagos con peces y bancas en lugares estratégicos. Inclusive un kiosco con una enredadera en las barras de su estructura.

—No, querida. Tu prima sigue de viaje con Jou, deben volver mañana temprano —respondió Yuuko, mientras ambas tomaban asiento en una de las bancas frente al lago principal—. Al parecer seremos únicamente tú y yo en la cena.

—Lástima, tenía mucha ilusión de ver su barriga —Hikari había estado ausente unas semanas, yendo a la capital a despejarse. A ella, la muerte de su padre le había afectado más que a su hermano mayor, Taichi—. ¿Acaso ese será el importante anuncio que darás en la noche?

—No seas impaciente, Hikari. Ya lo sabrás —un joven alto y apuesto se posó frente a ambas damas. Inmediatamente Yuuko se puso de pie y el joven, de nombre Ken Ichijouji le besó la mano, saludando con una reverencia a Hikari.

—Doña Yuuko, tan hermosa como siempre.

—Ken —le sonrió ampliamente—, me da gusto que hayas regresado ya. Temía que el hotel se fuese a venir abajo en la cena si te ausentabas.

—Sabe bien que no me perdería la cena por nada del mundo, me aseguré de llegar antes de lo planeado para además recibir a la invitada de honor —ahora su acto de caballerosidad fue dirigido a la menor de los Yagami. Hikari se limitó a sonreírle de manera cortés—. ¿Cree que pueda llevar a Hikari a un paseo, señora?

—Por supuesto, Ken —Yuuko levantó ambas cejas hacia Hikari, en acto de persuasión. Hikari suspiró y se puso de pie, sin esperar a que Ken la siguiera.

Ken Ichijouji era el director interino del hotel, al haber sido la mano derecha de Susumu Yagami varios años. Era interino simplemente porque no tenía algún título, ya fuese familiar o de la nobleza, que mantuviera el estatus élite del Gran Hotel. Se esperaba que el esposo de su prima Mimi, Jou Kido, ocupara el puesto de director al tener el título de Conde. Al menos eso era lo que se decía en la prensa de todo el país. Pero a Yuuko no le era de mucho fiar Jou, por tener, según ella, "falta de agallas".

—Me pudiste haber preguntado a mí misma si quería ir a tomar un paseo, ¿sabes? —Hikari comenzó a hablar cuando sintió la sombra de Ken a su costado. Ichijouji río con sorna como respuesta—. Aunque te sorprenda, puedo tomar mis propias decisiones.

—Era pura cortesía, Hikari. Sabes que no quiero faltarle al respeto a tu madre —O perder tu puesto, pensó la castaña—. Te he echado de menos.

—¿Tienes idea de cuál será el anuncio de esta noche? —ignoró completamente el comentario final de Ken.

—Puede que tenga una idea al respecto —Ichijouji paró en seco, Hikari tardó unos segundos en notar que lo había hecho—. Verás, Hikari, he hablado con tu madre y me mencionó que ya le parecía edad de que te comprometieras, y como siempre te he tenido un aprecio muy importante…

La vista de Hikari se nubló por completo y decidió dejar a Ken varado, con las palabras en la boca. Sabía que había pedido su mano y de pronto extrañaba Tokio. En la capital eran más abiertos de mente y había ciertas mujeres que se negaban a los matrimonios arreglados. La nueva capital tenía un pensamiento más occidentalizado y Hikari se había enamorado de este.

Pero todo eso no importaba, necesitaba hablar con su madre. La localizó sentada donde mismo. Supuso que sabría que Ken le daría la noticia y que no tardaría en ir a reclamarle. Su madre podía ser muchas cosas, pero si había algo que Yuuko Yagami no era, era estúpida.

—¡Madre! —Hikari aún se sentía mareada, después de la noticia de Ken y el haber corrido hasta el lago.

—No hay necesidad de levantar la voz, querida. ¿No ves que llamas innecesariamente la atención de los clientes? —y era verdad, más de uno miraba sorprendido la conversación entre madre e hija.

—¿Por qué me has comprometido sin siquiera preguntarme? —Hikari infló las mejillas, en desesperación—. Me voy unas semanas a Tokio y regreso con noticia como tal.

—Hikari, ya tienes 22 años. Si esperamos más se te pasará el tiempo —la voz de Yuuko era calma—. Además, no entiendo de que te quejas —la señora se levantó de la banca—. Ken es un mozo perfectamente bien parecido, sus modales son implacables y era cercano a tu padre. Así que se agradecida, hija. Podría ser peor.

Yuuko comenzó a caminar hacia el interior del hotel y Hikari tomó su lugar en la banca. Era verdad todo lo que decía su madre y le dolía que fuera así. Supo de inmediato que si su padre siguiera vivo nada de eso sucedería, él la hubiera apoyado en su idea de estudiar y convertirse en una profesional. Supo que no ganaría nada lamentándose y se puso de pie. Tenía que arreglarse para la cena de esa noche, de todas maneras.

Cuando entró al hotel sus ojos se iluminaron.

—¡Prima! —Mimi Tachikawa, ahora Kido, iba arribando agarrada del brazo de su marido. Ambas se abrazaron fuertemente, mientras Jou miraba ausente—. Me dijo mi madre que no llegarías hasta mañana temprano.

—No podíamos perdernos el anuncio tan especial de mi tía —sonrió, colocando ambas manos en su vientre—. No deberías abrazarme tan fuerte, debemos cuidar al futuro Conde.

—Mimi tiene razón —Jou habló, con voz seria. Siempre portando su traje de noble con orgullo—, debes tener cuidado con tu sobrino.

Acto seguido, ambos subieron a su respectiva habitación, dejando a Hikari sola. Tuvo ganas de hablar con Sora o con doña Toshiko, a ambas las conocía desde que tenía uso de la memoria pero inmediatamente deshecho esa idea. Si su mamá la veía hablando con alguna de las dos no la dejaría salir del hotel en, por lo menos, una semana. Suspiró, preguntándose en donde estaría metido su hermano…

.

—Deja ver si entendí —Takeru e Iori caminaban juntos hasta su habitación, en los 10 minutos de descanso que les había dado la gobernanta antes de que comenzara el evento—, los Yagami son los absolutos dueños del hotel.

—Así es.

—Y el esposo de doña Yuuko, Don Susumu, murió hace menos de un año.

—Poco después de su muerte llegó Yamato, sí. —Iori se sentó en su respectiva cama, Takeru manteniéndose de pie—. Por cierto, ¿les han dicho lo parecidos que son?

—Debe ser porque venimos de la misma aldea —se mordió la lengua—. Es tan pequeña que casi todos nos parecemos —mintió—, ¡hasta podríamos ser familia! —se sentía mal de engañar a Iori, pero no quería levantar sospechas. Estaba bien con que Sora supiera que Yamato era, en realidad, su hermano. Pero nadie más.

—¿Cuántas habitaciones hay en el hotel? —prosiguió el menor.

—60 habitaciones en total, diez son suites.

—¿Quiénes habitan las suites?

—Los más adinerados y, claro, los Yagami.

—Parece que estás perfectamente entrenado, Takeru —sonrió, el rubio le devolvió el gesto—. Ahora anda que no tarda en empezar el evento y donde no estemos a tiempo, ¡nos matan!

Iori subió a prisa y Takeru se aseguró de que nadie estuviera en el pasillo. No podía creer que Iori no se hubiera percatado que, mientras atendían a ciertos clientes, había tomado "prestada" una chaqueta formal y un moño. Sabía que se estaba metiendo en un lío gigante, pero necesitaba conocer más a fondo sobre el despido de su hermano.

Y sabía que para hacerlo tendría que hablar con Hikari sobre la supuesta pelea que tuvieron su hermano y el de ella.


Notas

Ya lo he mencionado en el disclaimer pero creo que vale la pena recalcarlo: este fic está basado en la serie de Gran Hotel. Que esté basado en Gran Hotel no quiere decir que será exactamente igual a la serie. Tomaré detalles de esta, cambiaré y agregaré otros propios. La serie es excelente, si no la han visto, recomiendo abiertamente que lo hagan.

Espero que hayan disfrutado del primer capítulo, ya tengo escrito el segundo pero no lo subiré hasta que termine el tercero. Así me obligo a escribir constantemente.

Es mi primer long-shot y mi primer Takari en años y me hace mucha ilusión este nuevo proyecto.

Si les gustó, por favor, les suplico me lo hagan saber por medio de un review. Eso me anima a continuar escribiendo :)

Nos leemos :)