Disclaimer: No soy rubia, ni soy una compañía multimillonaria. Inherentemente Harry Potter no me pertenece. Lástima.

Dedicatoria: Escribí esto para la personita detrás de este prompt; cuando lo leí me llamó como el agua al pez y aquí está lo que mi cabecita ha sacado. Espero te guste.

Este fic participa en el III Fest del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Prompt #10 Draco es el elegido y Blaise y Pansy sus mejores amigos enamorados.


DRACO MALFOY Y LA HISTORIA DEL ELEGIDO.

...

PREFACIO.


31 de octubre de 1981.

—Lo estás malcriando.
Lucius hace caso omiso de su esposa. Solo tiene ojos para la pequeña fuente de energía en sus brazos; su Draco tiene la carita llorosa y las manos hechas puños.
»Es importante que desarrolle su habilidad de autoconsolación, ya te lo he dicho.
Lastimosamente, los oídos de Lucius siguen funcionando perfectamente y la voz de Cissy es alta y cargada de reproche.
»Si lo sigues cargando cada vez que suelte una lágrima se criara en él una dependencia emocional malsana. No sabrá enfrentar solo las derrotas y aflicciones de su vida y será tu culpa por no dejarlo llorar un segundo en su cuna.
Suspira y rueda los ojos, a su hijo se le hace divertido el gesto y suelta una risita.
—Por cargarlo un segundo no condenaré la vida de mi hijo, cariño —dice y se voltea a verla.
Cissy está sentada en el sofá encantando decoraciones de Halloween; desde que le habló sobre las costumbres muggles sobre el treinta y uno de octubre se le metió en la cabeza celebrarlo a ese modo.
—Un segundo es suficiente para crear costumbre, Malfoy —recrimina y lo mira por el rabillo del ojo y la barbilla alzada.
Con esa cara de orgullo se parece demasiado a Bellatrix.
—¿Malfoy? —pregunta juguetón y se acerca a ella. Su esposa se aparta centímetros de él—. No nos engañemos, Narcissa, tú quieres cargar a Draco tanto como yo, pero te fascina la idea de ser la mami correcta.
—¡No es cierto! —grita y la pobre calabaza de papel estalla como confeti. Un rubor cubre las mejillas de su esposa—. No trates de hacerme ver como una madre neurótica, Malfoy.
—Eres una madre neurótica, cariño mío —afirma y Cissy le mira molesta. Lucius alza a Draco y junta sus caras—, pero eres nuestra mami neurótica.
Ella ríe y Lucius sabe que ha ganado esa batalla. Puede ser que esté malcriando a su hijo, pero es un gusto que puede darse al ser su primer hijo, ya con el segundo puede que haga todas esas cosas que dice la edición semanal de Madres Brujas Modernas de Corazón de Bruja. Puede.


—Potter.
—Malfoy.
—Es bueno saber que recuerdan sus apellidos, chicos. Casi temía que les pegase el alzheimer de repente. —Lily los mira con una falsa sonrisa y James enrojece y Lucius aparta la mirada.
—Lily.
—Es bueno verte, Lucius —admite la señora Potter acercándose y dejándole un beso en la mejilla.
—No lo beses, Lils —se queja James y suena igual a un bebé.
—Cissy está en la cocina.
Ambos ignoran a el estúpido Potter. Y él solía decir que Snape era un quejicas. Já.
—¿Y Draco?
—Con ella. Lo debe tener entretenido mientras la mira cocinar. Le gusta hacerlo.
—Yo sé por qué. —James sonríe taimadamente, igual que cuando se mete con las pulgas de Black—. A diferencia de ti, Lucius, Cissy sí es una delicia a la vista.
—Potter...
—Suficiente —reprende Lily y lo hace de forma dulce, demasiado dulce.
—¡Llego por el que rogaban! —grita Black saliendo de la chimenea, detrás de él sale Lupin.
Si en primer año le hubiesen dicho que un día iba a recibir a tres de los merodeadores en su casa le hubiese hecho un maleficio a esa pobre persona. Ahora es real.
—Buenas tardes —dice Lupin. De los cuatro Lupin es el que mejor le cae a Lucius.
—¡Ahijado!
Aparentemente, el único idioma que Black sabe hablar es el gritado. El se acerca a Lucius y le quita de los brazos a Harry -apenas habían llegado Lily se lo había lanzado encima-, y el pequeño mocoso luce más contento en los brazos del sarnoso de Black que en los de él. Traidor.
—Es bueno verte, Lucius —dice Lupin y se acerca y le da un abrazo. Honestamente, Lupin le cae muy bien. Tanto como para ser padrino de su hijo. Así de mucho—. Peter manda a disculparse. Se le presentó un asunto con su familia.
—También es bueno verte. Es una lástima que Peter no pueda acompañarnos —responde. Peter también le agrada; sabe mantener la boca cerrada.
Potter y Black hablan entre ellos y Lily está mirando las nuevas fotos de Draco sobre la chimenea.
»¿Vamos a la cocina?
Detrás de Lucius caminan tres Gryffindors hasta la médula, junto a él va el más brillante ejemplo de lo que significa ser valiente charlando sobre pociones curativas brasileñas. Cuatro Gryffindors en su casa y con ellos un pequeño que es seguro también sea de esa casa; lo lleva en la sangre. En su casa, la casa de un Slytherin a mucha honra.
"Nunca digas nunca", piensa y suspira.


—Los dulces estuvieron exquisitos, primita —halaga Black y está colgado de su esposa.
La familia Black tiene un largo historial de matrimonios entre primos y por eso Lucius se acerca y empuja a Sirius.
—Aparta, pulgoso.
—Mis pulgas son mucho más atractivas que tú, rubiecito.
—No peleen. —Lily los golpea. Al comienzo de la velada nada más los regañaba, supone que ya no tiene la misma paciencia—. Todo estuvo muy sabroso, Cissy. Y el vino te quedó fantástico, Lucius.
Lucius sonríe orgulloso. Su familia se ha dedicado siempre a la fabricación de vinos, claro que el de la cena estuvo fantástico. Vino tinto, cosecha del 63', mezclado con vino de elfo.
—Es lo único para lo que sirves, rubiecito, el alcohol —admite Potter y ya va borracho, si Lucius fuese Lily no dejaría a su hijo en los brazos de un alcohólico de peso muerto.
—Pensé que cuando saliesemos de Hogwarts superarían sus peleas infantiles. Me equivoqué. Siempre me equivoco sobre ustedes cuando a madurar se refiere —dice Lupin y mira cansino a Black y a Potter.
Dulce.
—No es justo, Lunático. Siempre nos regañas a nosotros. ¡Malfoy también le entra! —se queja Black.
—Él ya tiene a Cissy.
—Sí, él ya me tiene —sonríe su esposa y Lucius se aparta de ella. Cuando las mujeres hablan muy dulce siempre es peligro.
—Ya nos vamos —dice Lily y se acerca y lo abraza—. Nos vemos, Lucius.
—Sigo teniendo la esperanza que descubras que eres mucho para Potter —susurra en el oído de la pelirroja y ella ríe.
—Ya se me fue ese tren. Lo siento.
—No abraces tanto a Lucius, amor.
—¿Ni siquiera tentada?
Lily suspira y se aparta.
—Todos los días —confiesa y va a despedirse de Cissy.
—¿Entonces el miércoles? —pregunta Remus acercándose a él.
Lucius se tensa inmediatamente, desde que nació Draco la mención de las misiones de la Orden lo dejan tenso. No quiere que su hijo viva lo mismo que él; no quiere que crezca sin un padre. Pero, si quiere que el futuro de su hijo no sea una desgracia debe salir a luchar.
—El miércoles —repite y Remus le regresa a Draco. Siente un remanzo de celos al ver cómo su hijo no quiere despegarse del cuello de él.
—Tranquilo, no me lo estoy robando —ríe Remus y Lucius solo relaja el ceño cuando tiene a su bebé en brazos.
—Sí, rubiecito, nosotros no queremos tu bebé llorón —dice Black y se acerca por detrás de Remus y enreda sus brazos en la cintura de él. Todavía Lucius no entiende cómo dos seres tan listos como Lily y Remus acabaron con chimpancés como Potter y Black—. Haremos nuestro propio bebé y será más lindo y menos cagón que el tuyo.
—Te estoy escuchando, Sirius Black.
La sonrisa de burla se borra del rostro del susodicho y Narcissa lo ve con una amplia sonrisa que promete un feo maleficio si dice algo equivocado.
—Era en juego, primita.
—No es divertido para mí.
—Es que el sentido del humor los Black lo tenemos en el culo.
—¡Sirius! —reprende Remus y golpea las manos que están en su abdomen—. Disculpa, Cissy, es un chucho sin modales.
—Lo sé.
—¡Ahora sí me voy! —grita Potter, Lucius nota que Lily y Harry ya no están—. No lloren, amigos, volveré.
—Estás del culo, Potter.
—Siempre, amigo mío.
Potter se acerca tambaleante y abraza a Black y a Remus, le deja la cara llena de babas a Cissy y se para frente a Lucius.
—Eres un llorón, Malfoy —pronuncia, tiene la mirada vidriosa y rojiza—. Pero eres de los nuestros y se te quiere.
Potter le da un abrazo, Black chilla horrorizado y Lucius atina a devolverle el abrazo a Potter. Jamás lo había abrazado. Jamás.
"Lo que hace el alcohol", piensa.
Sin más ceremonias Potter desaparece, Remus se despide de ellos y Black le aclara que no le va a abrazar. Frente a la chimenea se quedan él y Cissy, Draco duerme en sus brazos.
—Para ser nuestra primera fiesta de Holloteen salió bien.
—Halloween, cariño.
Cissy lo mira alzando una ceja.
—¿Y qué dije? —desafía.
—Nada, lo dijiste perfecto.
Muchas gracias, pero Lucius quiere dormir junto a su esposa.
—Eso creía.


Lucius de despierta porque su esposa lo obliga. Cissy está sentada a su lado y luce asustada y frenética.
—Han violado las protecciones —le dice y el miedo le quiebra la voz—. Es él.
Lucius no necesita nada más. Se levanta corriendo de la cama. Como Cissy, sabe de quién se trata. Y también sabe que no tienen tiempo.
—Ve por Draco.
Su esposa asiente y corre fuera del cuarto. La puerta de la entrada chirría. Está entrando como si fuese un muggle; que detalle.
Lucius sujeta fuertemente su varita y sale del cuarto rumbo a las escaleras. La única respuesta a esta intromisión es clara: los han traicionado. Y él sabe quién lo ha hecho y Narcissa también lo sabe. Cygnus Black los ha traicinado, porque solo un Black de sangre puede vulnerar las protecciones hechas por Alphard Black. Y también sabe que Alphard no pudo haberlo hecho, incluso puede haber muerto protegiéndolos.
—Lucius Malfoy.
Está frente a él y Lucius huele la putrefacción de la muerte. Voldemort está en su recibidor, dentro de su casa, frente a él y la muerte lo acompaña. A Voldemort la muerte siempre lo acompaña.
—Voldemort.
—¿Osas llamarme por mi nombre, sangre sucia? Eres una vergüenza para la casa Slytherin. Los sangre sucia siempre son una desgracia.
—¿Qué quieres?
Voldemort sonríe. Sonríe y algo de hiela dentro de Lucius. Nunca ha sido creyente, pero le reza a Dios por su hijo, por Cissy, porque ya hayan huido.
—Sabes lo que quiero —sisea. Lucius mira atentamente la varita de su adversario; está quieta, pero con Voldemort nunca hay que bajar la guardia, mucho menos cuando eres su objetivo—. ¿Dónde está tu adorable familia?
—Vete.
—¿Vete? —Voldemort da un paso hacia él, más que caminar parece que se arrastra, que se desliza, como un reptil ansioso de sangre y poder—. ¿Me ordenas? ¿A mí, el gran Lord? ¿Me ordenas a mí, tú, vergüenza para la magia? —Baja la voz hasta tornarla una cadenciosa amenaza—. ¿Tú, que morirás bajo mi varita?
—Vete —repite. Suena firme, pero un chorro de sudor cae por su sien.
Voldemort sonríe; es un gesto pequeño y horrible. Y ataca. El cuerpo de Lucius está entrenado para el combate, lleva luchando casi un año, así que repele el hechizo.
—¡No!
Escucha el grito, pero se niega a creerlo. Se niega a creer que esa es la voz de Narcissa, su esposa.
"¡Huye!"
—Cissy, cariño...
—Narcissa —interrumpe su esposa y Lucius no ha conocido a alguien que se enfrente así a Voldemort. No puede voltear, ni siquiera girar un poco el cuello, pero la siente ponerse a su lado.
Maldice.
—Última descendiente de los Black —susurra Voldemort y su mirada es pura ambición sobre su esposa—. Únete a mí y salva a tu familia. No desperdicies tu sangre; tienes siglos de poder corriendo en tus venas, no los botes sin razón.
Mientras Voldemort habla Cissy une sus manos.
"Draco está en nuestro cuarto; ve por él. Ya sabes que hacer", escucha su voz claramente dentro de su cabeza, tan claro que duele. Quiere negarse; va a negarse. No la dejara para morir sola. "Sabes que es lo único que podemos hacer. Hay que salvar a Draco. Salva a nuestro hijo. Te amo". Cissy le aprieta la mano y luego lo suelta.
—La sangre es solo un fluido —responde Narcissa y da un paso cerca de Voldemort. Lucius puede verla una última vez. Lleva albornoz y su cabello rubio le cae por la espalda. Tiene la barbilla en alto y la mirada férrea. No tiembla o empequeñece su voz. Un aura negra se comienza a formar a su alrededor. Lucius nunca antes la había visto ser tan Black—. Yo estoy dispuesta a dejar correr la mía. ¿Y tú?
Todo ocurre muy deprisa. Lucius se voltea y corre escaleras arriba. Escucha el siseo enfurecido de Voldemort y la voz de Narcissa comenzar a recitar un antiguo hechizo. Lucius sabe lo que está haciendo; lo habían discutido hace semanas. Para ninguno de los dos es una sorpresa que Voldemort los haya venido a buscar.
En el rellano no puede obligarse a dar otro paso y voltea. Rápido. Fugaz. En su retina se grava la imagen de Cissy. Está de pie frente a un gran muro negro que cada vez luce más nítido. Su cabello flota a su alrededor, hay destellos de magia negra saliendo de ella. Voldemort está frente a ella, detrás del muro de protección, furioso, lanzado hechizos que no hacen nada.
—Te amo —susurra y se gira corriendo.
Entra al cuarto, toma a un Draco berreando y la pluma negra a su lado. Siente el tirón en el estómago y aparece en el recibidor de los Potter. Lily es la primera que baja, luego James.
Lucius no los escucha, ni siquiera los ve. Todo lo que puede ver es a Narcissa, su esposa, su compañera, sola enfrentando a Voldemort; sola y poderosa, desafiante; y todo lo que oye es el hechizo de protección saliendo de sus labios, firme y confiado. El hechizo de protección de sangre, un antiguo hechizo de magia negra, un hechizo creado por el primer portador del apellido Black.
Un hechizo que arrebata la vida de quién lo recita.