Los personajes de Naruto no me pertenecen, si no a Masashi-Sama...

Esta historia esta basada en la canción de Beyoncé, Si yo fuera un chico. Estoy segura que muchas de ustedes la habrán escuchado y cantado a todo pulmón igual que yo, jaja. Bueno y se me ocurrió esta loca idea. No tendrá muchos Capítulos. Tal vez tenga tres o cuatro, así que chicas disfrútenlo. Y bueno si hay chicos que los quiere leer, están advertidos jajaja.

Muakis!!!

Si yo fuera tú

Viernes, 14 de Febrero

Hinata apretó fuerte la cajita de bombones que había hecho ella misma. Estaba segura que si ese día no se anima a decirle a Naruto lo que sentía no lo haría nunca. Las clases apenas empezaban y guardó el regalo al ver entrar a sus amigas.

—¡Hinata!– Gritaron Sakura e Ino al entrar, corriendo a ella.

La descabellada idea de confesar sus sentimientos había nacido de sus amigas, ella estaba, dentro de todo, conforme de ver a Naruto de lejos. Verlo sonreír con sus amigos, ver su espalda al ir a casa cada día que terminaba las clases. El rubio no sabía de su existencia, o por lo menos eso ella creía ya que nunca se habían hablado, más que unos buenos días y hasta luego. Eran compañeros desde hacía cuatro años y ella se enamoró de él el día que la defendió de unos chicos mayores que la molestaban.

Naruto era así, ayudaba a quien lo necesitaba sin importar quién era. Él era luminoso, energía pura y brillante. Así lo veía Hinata.

Confesar sus sentimientos la ponía demasiado nerviosa y había estado practicando en su casa desde hacía un mes. El sólo hecho de saber que en esa fecha tan especial tendría que decirle lo que sentía no la dejó dormir bien. Su corazón palpitaba con rapidez desde que se vistió para ir al instituto ese día.

Sakura e Ino se sentaron, las dos frente a ella y sonrieron. La habían convencido de hacer esa locura porque ellas también lo harían. Sakura estaba perdidamente enamorada del mejor amigo del rubio, Sasuke. El chico era silencioso y oscuro, así lo veía Hinata. Pero cuando Naruto lo necesitó cuando estaba envuelto en algún pleito, el azabache siempre había estado para él. Mientras que Ino le gustaba Sai, el segundo amigo de Naruto. El pálido chico era... extraño. Hinata nunca lo llegó a entender, ya que sonreía todo el tiempo, por más que dijera algo hiriente.

—¿Estás lista Hinata?– Preguntó Sakura ansiosa y sonriente.

La oji perla hizo una mueca nerviosa y sus mejillas se colorearon de sólo pensarlo.

—¡Ánimo chicas! Hoy es nuestro día.– Dijo Ino llevando un puño al aire, con la determinación pintada en el rostro.

Justo en ese momento los tres chicos entraron por la puerta del aula, Naruto riéndose de una broma que seguramente le había hecho al azabache. Mientras Sasuke hacía una mueca de fastidio y Sai sonreía. Las tres chicas miraron a su dirección y suspiraron, cosa que siempre hacían. Hinata sintió que su garganta se cerraba de sólo verlo y quiso tirarse por la ventana antes de que él la viera. Las gotas de transpiración aparecieron en su frente y su respiración se hizo superflua.

—Tranquila Hinata..– Susurró la pelirrosa con un leve rubor en las mejillas.

Sabía que al final de clases tendría que ir a hablar con él y ya no podía con los nervios.

Pero estaba decidida.

Lo haría...

~o~

No podía, los nervios no la dejaban.

Estaba en la parte trasera del gimnasio. Un bonito lugar, donde en ese momento no había nadie, árboles la escondían de las miradas curiosas y sentía que se moriría y sólo estaba esperando que él llegará. Ino había hablado con Naruto y le había dicho que lo esperaría en ese lugar. El rubio era tan inocente que se la pasó preguntándole con papelitos quién lo esperaría, ya que ella no le había dicho quién quería hablar con él.

Ella le había entregado la misma nota a los tres.

Una chica te esperará en ... Ve, no faltes.

El lugar obviamente no era el mismo para los tres, y cuando se separon las tres se dieron ánimos y partieron a distintos lugares de la escuela.

Hinata supo el momento exacto en cual el rubio llegó. Los pasos que marcaban que corrían se escuchaba desde lejos y Hinata sintió que su estómago se contraía. La oji perla apretó la pequeña caja y comenzó a temblar de pies a cabeza. Ella estaba escondida atrás de un árbol, observando que él miraba a todos lados rascándose la cabeza. Preguntándose seguramente quién iría a ese lugar y cuando se animó a salir, sintió que su corazón se contraía al ver que su sonrisa poco a poco se borraba.

~o~

Ino sonrió al ver que Sai llegaba, sus mejillas estaban sonrojadas, pero a ella no le importaba. Estaba segura que el pálido chico le diría que si a su confesión, muchas veces él le había piropeado, acelerándole el corazón.

—Hola, preciosa.– Dijo cuando llegó a ella, con las manos en los bolsillos y con su habitual sonrisa.

—Hola Sai... De seguro te estás preguntando por que te pedí que vinieras.– El chico no contesto, sólo la miraba con esa sonrisa a la rubia tanto le gustaba.— Pues... yo...

Sí, sabía que tal vez a él le atraía ella, pero igual los nervios la traicionaban. Le extendió un pequeño paquete con chocolate y él lo tomó sin borrar su sonrisa.

—Gracias Ino, ésto es un tradición para éste día ¿no?

La rubia parpadeo, algo descolocada, ya que pensó que él sabría que significaba que ella le regalará algo.

—Pues..– Dijo arrastrando las palabras y jugando con uno de sus mechones de su rubio cabello largo.— Lo es, si a la persona que se lo regalas... es importante para ti.

Sai abrió levemente los ojos y miró al paquetito de un color violeta.

—¿Así?– Pregunto.

Ino sonrió, creyendo que por fin había entendido lo que quería decirle.

—¿Y yo debería darte algo?– Preguntó de nuevo, volviendo a su sonrisa.

— Ah... Si tú sientes lo mismo.

—Oh. Entonces tendría que darle a las otras chicas regalos también ¿no crees?

Ino sintió que se podría caer de cara al escuchar esas palabras y lo miró frunciendo el ceño.

—¿Qué quieres decir?– Le preguntó ella cruzándose de brazos.

—Bueno, si varias chicas se tomaron la molestia de regalarme cosas yo debería darles regalos también, si te lo doy a ti.

Ino frunció los labios y cerró los ojos intentando tener paciencia. Cuando los abrió estaba lista para decirle con todas las letras lo que ella sentía.

—Sai.– Lo llamó, logrando que él la mirará fijamente.— Me gustas.

La forma en que lo dijo era más bien enojada, no tanto como lo había soñado, pero no podía controlar sus celos.

Él sonrió. Sonrió. Y sonrió.

Ino bufo molesta al no tener contestación.

—¿No sientes nada por mi, Sai?– Le preguntó cuando estuvo un poco más calmada.

— De verdad, Ino. Gracias por el regalo...— La rubia sonrió esperando que por fin le dijera que si.— Pero no.

Ino abrió los ojos celestes con sorpresa y sintió que se le revolvía el estómago al ver que la sonrisa, que a ella tanto le gustaba, no se había borrado de él. Sai se dió media vuelta y se marchó al ver que ella había quedado tildada y una vez que la puerta del salón de música se cerraba las primeras lágrimas cayeron por sus mejillas.

~o~

Sakura corría por los pasillos al ver a Sasuke saliendo de la escuela en vez de ir al pasillo de los baños. Llegó a la puerta del instituto mientras él caminaba llegando a la vereda de la calle.

—¡Sasuke-Kun!– Lo llamó corriendo a él.

El azabache no se detuvo, siguió caminando aunque ella estaba segura que lo había escuchado. Lo llamó una vez más, cuando estaba a unos pasos de él. Sasuke se detuvo, pero no se volteó a verla y ella se quedó a unos cuantos pasos de él. Estaba segura que si la miraba no podría decir todo lo que había practicado, entonces decidió decírselo así.

— Sasuke-Kun. Yo... que-quería decirte que..– Tomó una gran respiración, para poder por fin soltarlo.— ¡Me gustas mucho!– Sus mejillas se tiñeron de un rojo muy fuerte y bajó la mirada al suelo para poder seguir hablando.— Sé que no te gusta lo dulce y por eso no he hecho nada para darte. Pero mis sentimientos... yo quería que los aceptarás. Siempre...– Levantó la vista al sentir un movimiento del azabache y sus ojos jades se abrieron cuando se dió cuenta que él la observaba por encima de su hombro.

—Tsk.. No seas molesta.

Sakura se quedó congela con los ojos abiertos de par en par al ver la frialdad en sus ojos negros y su boca se secó con su mueca de fastidió. Sasuke volvio su mirada al frente para seguir caminando, mientras que el corazón de la pelirrosa se rompía en dos por las palabras tan frías del chico que había amado desde que tenía uso de razón.

Caminó automáticamente hasta la parada del bus que tomaba para ir a su casa, justo al frente de la puerta del instituto. Se sentó sintiendo que su pecho sangraba y no la dajaba respirar. Desde allí pudo ver a Sai que caminaba a la misma dirección que había tomado el azabache. Iba comiendo el chocolate que sabía que Ino le había regalado, pero no había ni rastros de su amiga. Supuso entonces que no le había ido tan bien como ella creía. Se sintió mal también por su amiga y cuando estaba por levantarse para ir a buscar, vio que Naruto caminaba cabizbajo. El rubio no tenía buen rostro, como si se sintiera culpable por algo y su dolor se transformó en indignación al saber que él también había rechazado a su tímida amiga.

Se levantó, dejando su corazón roto a un lado, al saber que sus amigas la necesitaban. Ella, tenía una leve esperanza de ser correspondida. Pero sabía que era un sueño que no alcanzaría por más que lo intentará en mil vidas. Conocía tan bien a Sasuke que sabía que le diria esas palabras. Sabía que dolería y estaba preparada mentalmente para ello, pero sólo lo había hecho para que Hinata se animará a decirle al cabeza hueca del Uzumaki que estaba enamorada de él. Creyendo que él se sentiría halagado al ver una buena chica, tierna, dulce, elegante y bonita como su amiga, sentía tantas cosas por él. Pero había estado muy confundida al parecer.

Volvió a cruzar la calle y corrió al Interior del instituto. Cuando cruzó la puerta vio a Ino caminado a la salida. La rubia levantó la mirada y Sakura sonrió algo triste al ver sus ojos rojos, obvios indicios de llanto. Corrió a ella y la abrazo, sabiendo que eso era lo que necesitaba en ese momento.

—Son unos tontos.– Dijo en medio del abrazó y Sakura sonrió un poco más relajada.

Se separó un poco, colocando las manos en los hombros de su amiga.

—De verdad que los son.– Dijo con una risita.— Vi a Sai salir y me dí cuenta de lo idiota que es.— Ino carcajeo un poco y la pelirrosa se sintió orgullosa de su amiga por su rápida compostura.

—¿Cómo le habrá ido a Hinata?– Preguntó la rubia al acordarse de su timida amiga y de su confesión.

Sakura hizo una mueca e Ino frunció el ceño, la pelirrosa suspiró.

—Tambien vi salir a Naruto.

La rubia frunció el ceño y Sakura se percató que su amiga también se indignó con el Uzumaki.

—Vamos a buscarla.– Dijo Ino sin cambiar su expresión y la pelirrosa asintió.

Cuando ambas llegaron, sintieron que sus corazones se romperían al ver a su amiga oji perla arrodillada en el suelo a lágrima viva, con la pequeña caja naranja en manos. Se acercaron a ella apresuradas y se arrodillaron cada una de un lado y la abrazaron.

Los sollozos de Hinata se hicieron más altos y el temblor de su cuerpo más frenético. Y las tres amigas quedaron un buen rato allí, llorando por sus amores no correspondidos.

~o~

Sakura, Ino y Hinata estaba en la casa de la pelirrosa después del desastroso día de los enamorados. Decidieron hacer una pijamada, comer mucho chocolate, mirar películas de terror y olvidarse completamente de los chicos que le habían roto el corazón.

Sakura aprovechando que sus padres no estaban, sacó una botella de sake de su padre y tomó junto con Ino, mientras ambas obligaron a la ojiperla a probar también.

La rubia y pelirrosa estaban tan enojadas con el sexo masculino que se la pasaron diciendo todos sus defectos una vez que el alcohol les hizo efecto.

—Si yo fuera un chico, sólo por una vez. Me vestiria como quiero, con lo que vea primero y me voy.– Dijo Ino algo sonrojada por el sake, que era la que más se preocupaba por su apariencia para salir a cualquier lugar.

—Si yo fuera un chico, saldría a buscar chicas por montón.— Comentó Sakura, en las mismas condiciones que su amiga, con una risita de sus dos amigas.

—Si yo fuera un chico, sé que podría saber, comprender mucho mejor lo que es amar una mujer.– Ino levantó la mano, como contestando una respuesta en una clase.

—Sa-sabría escuchar...– Dijo Hinata, que también estaba algo borracha. No tanto como las otras dos, pero lo suficiente como para unirse a la conversación.

—Si, pero no lo somos.– Sakura bajo la cabeza, desanimada.

—Los chicos son de molde...– La rubia también decayó.

—Y nosotras de co-corazón.– Completó la oji perla.

—Se piensan que son "Los del Sexo superior"– Ino hizo las comillas con sus manos, con tono de obvia burla.

—Ellos no pueden comprender...– Sakura cambio de ánimo rápidamente a uno enojada.

—¡No saben escuchar!– Gritó Hinata, más enojada.

—No les importa el dolor...– Dijeron las tres mirándose a los ojos y sintiendo que se les nublaba la visión con lágrimas nuevamente.

Las tres se durmieron en la madrugada, abrazadas, totalmente fuera de sus cabales por el alcohol que no sabían tomar a sus 17 años.

Por la ventana que estaba entre abierta entro una neblina muy poco común. Poco a poco, ese humo blanco fue tomando forma de una hermosa mujer de cabello negro largo y liso y piel palida. Con un vestido blanco, inmaculado y sonrió con tristeza al ver las marcas de lágrimas en las tres amigas que estaban abrazadas.

—No creo que sea justo... ¿no lo crees?– Dijo la mujer mirando para la puerta, donde apareció un hombre recargado en la madera.

Su cabello era rubio y sus ojos verdes eran indiferentes. Su ropa negra contrastaba con su tez blanca, llevaba un arco en su espalda con varias flechas rojas como el fuego. El hombre estaba con los brazos cruzados y también miraba a las tres amigas que dormían sin saber que esos dos desconocidos habían aparecido en la habitación.

—¿Qué quieres que haga Psique?– Le pregunto mirándola.

—Pof favor Cupido.– Le dijo con una mueca.— Sabes tan bien como yo que esos tres se hacen los duros, pero tienen sentimientos por estas chicas.– Señaló a las amigas.

Cupido sonrió de lado y se encogió de hombros.

—Yo ya hecho mi trabajo, querida Psique. Si ellos no quieren entender no es mi problema.

Psique hizo un mohin y se acercó al rubio.

—Por favor...– Le pidió. Cupido desvío la mirada al ver sus ojos brillosos al saber que no tenía fuerzas para negarle algo a su mujer.— Hazlo por mi...– Le pidió de nuevo, agarrando su barbilla y haciendo que la mirará.— Solo está ves..– Le susurró cerca de los labios, para después besarlo con pasión.

Cupido llevó sus manos a las caderas de su mujer y la apretó a él, al nunca cansarse del sabor dulce de sus labios. Cuando Psique se separó un poco de él, el rubio suspiró derrotado y sonrió.

— Sólo está ves.– Le aclaró y la pelinegra sonrió mostrando su dentadura perfecta, asintiendo.

Cupido se acercó a las chicas que seguían dormidas sin saber nada de la conversación y se sacó el collar que llevaba en el cuello. Abrió el pequeño pomo y tiró un polvo brilloso sobre las cabezas de las chicas. Las tres amigas comenzaron a brillar con intensidad, mientras las alas negras de Cupido se expandían igual que sus manos.

—Solo por 48 hs sabrán lo que es... ser un chico. Y ellos sabrán lo que es ser ustedes...

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Kyyaaa estoy re emocionada. Ya quiero saber que pasará jajaja XXXD.

Ustedes dirán si se sigue o no ;)