Sinopsis: Después de los sucesos acontecidos en el bosque de Hayseed Swamps, Purplethink regresó a Equestria como un héroe, sin embargo, su vida obtuvo la calma que jamás esperó y aprendió a vivirla, lejos de las princesas. Desconectado, viviendo en su mundo, el destino le dictaba una vida tranquila hasta el final de sus días. Pero un evento inesperado altera para siempre el curso de Purplethink y Longhorn. Ahora, tendrán que adentrarse en una nueva aventura de la que no solo dependerá el futuro de Equestria, sino del mundo entero.


Hola a todos,

Sip, he vuelto... después de casi dos años no tener noticias sobre la vida y obra de Purplethink. Puedo afirmar, que esta última parte será la más compleja, grande y épica aventura que las tres. Además, de contar con un personaje tomado de otro fanfic, me tomé la libertad de "salvar" al Shining Armor del Fanfic "La Impredecible Magia Del Amor" de Elizander, un fanfic un tanto mediocre y repetitivo en donde Twilight Sparkle encuentra el amor con Spike, pero Shining intenta impedirlo, resultando en un final miserable para él. En vez enojarme, decidí hacer algo completamente diferente, meterlo en mi historia para darle la redención y el respeto que se merece el personaje.

¿Qué pensará el autor de fanfic sobre esto? La verdad, poco me importa. Si no le gusta pues que bien y si no le importa, también que bien. Yo hago esto por gusto y creo que el resultado es más que satisfactorio.

NOTA 1: Se recomienda leer las primeras dos partes antes de empezar con este fanfic, ya que hay muchos detalles que se pasarán muy rápido o se considerarán que el lector ya lo sabe.

NOTA 2: No es necesario leer el fanfic "La Impredecible Magia Del Amor", aunque si desea hacerlo, solo los primeros 13 capítulos son útiles para poner disfrutar un poco más la razón de este fanfic.

NOTA 3: Este fanfic tendrán elementos un tanto violentos y sexuales (especialmente con temas gay, nada explicito). Para que lo tengas en cuenta si quieres leerlo.


-MISIÓN (Salvar a): Luna-

3x01 – El Dragón Morado

"Vida… algo tan preciado y tan fácil de destruir… ¿Quiénes somos nosotros para juzgar y darle valor a una vida? ¿Acaso somos dioses para hacerlo con cualquiera, juzgarlo con tanta facilidad? Nunca subestimes el valor de una vida, por más insignificante o deplorable que sea. Es de mortales quitarla y menospreciarla, pero es de dioses darles una segunda oportunidad".


Escamas Moradas

En un tiempo lejano existió un unicornio. Nació en una familia amorosa y en un lugar próspero. Tenía un alma buena y con corazón noble, dispuesto a ayudar a los demás. Lamentablemente se dejó influenciar por ideas equivocadas y dejó que el odio irracional infectara su mente. Bajo su propia visión de justicia traicionó a los suyos, sin importar dañar hasta su propia familia. Actuó sin importarle los medios; solo interesaba el fin, su objetivo final. Fue derrotado a tiempo y su vida terminó en medio de un terror y pena despiadada. Tanto talento, tanto potencial en su vida desperdiciado.

Shining Armor abrió los ojos y la pesadilla volvió… todas las sensaciones regresaron con la misma intensidad. Su carne violentamente cortada, las suplicas desesperadas por clemencia sin resultado, los ojos indiferentes de su verdugo que lo consideraba peor que escoria. Su trabajo estaba muy relacionado con la muerte, ser capitán de la guardia real era un trabajo riesgoso, pero jamás había sentido a la muerte tan cerca, incluso podía percibir como acariciaba su pelaje tan impaciente por llevarse su alma a un lugar donde jamás volvería a ver a su familia ni a nadie más. Su condena eterna sería la soledad y cargar para siempre con emociones finales tan funestas como trágicas… la sentencia más ingrata de todas. Lágrimas en sus ojos, la única demostración de un alma arrepentida al agotarse todos los recursos para prolongar su vida.

La sensación de muerte era tan potente en su cuerpo y mente, sin embargo, sus ojos captaron algo anormal. No lo entendería, al menos no por ahora. Sin poder resistirse o actuar por su propia valía, solo podía ser testigo y dejarse llevar. Sus sentidos eran golpeados constantemente de contradicciones, muerte y dolor, tranquilidad y adormecimiento. Una luz cegadora que parecía elevarlo hacia el infinito, Un camino donde se desconectaba de su mundo.

"¿Este es el dichoso más allá?", sin saber si terminaría en el averno o en un lugar mucho peor, la condena por sus acciones lo aterraba. Más recuerdos aparecieron, como el de llorar por misericordia y decir sus últimas palabras antes de que el Rey De Los Dragones le arrancara la lengua. Sus oraciones finales, jamás serían escuchadas por las ponis indicadas, le dolía tanto pensar en ello.

Hay algo más, recuerdos difusos de gran impacto emocional, momentos en su vida que no deberían estar ahí. Después de la sangre derramada a través de su hocico por una parte de su cuerpo mutilada, antes de un corte final para extinguir la llama de su existencia apareció un dragón… otro dragón, de escamas moradas que se interpuso entre él y el Rey, derrotándolo de un solo golpe.

"Para ser un dragón que le jacta de honorable, resultó ser más déspota y ruin en sus acciones como al poni que intenta matar". Este dragón tomó el cuerpo del poni moribundo y una luz los envolvió.

"Es hora de que comiences una nueva vida… si estás dispuesto a aceptarla".

Shining Armor abrió los ojos lentamente, poco a poco la luz fue tomando forma para descubrirse en un lugar templado y tranquilo. Sus orejas se movían avivadamente, intentando buscar cualquier sonido extraño; solo escuchó el cantar de las aves, el viento mover suavemente las hojas y el correr del agua de un riachuelo cercano. Jamás había estado en un lugar con un nivel de paz tan sorprendente, como si cualquier indicio de pena y maldad se hubiesen esfumado. Un árbol de largas ramas y follaje abundante lo protegía del exceso de luz cálida, mientras un pasto suave y fresco le servía como colchón.

El unicornio blanco se levantó sin dificultad, mirando a su alrededor para buscar algún rastro familiar. Todo era fácilmente reconocible, pero no se sentía parte de esto, no podía explicarlo. Sin heridas, miró los dos flancos de su cuerpo y descubrió un pelaje blanco y reluciente, como si jamás lo hubiese tocado ni siquiera el polvo. Percibía su lengua en su lugar, sin sabor a sangre, todo parecía estar en orden… excepto por un detalle. Shining elevó una de sus patas delanteras a su frente para descubrir la ausencia de su cuerno, solo había una rugosidad de un hueso roto. La irá recorrió su cuerpo, además de confirmar sus acciones y sus consecuencias fatales.

"¿Por qué estoy aquí?" Shining no era capaz de entenderlo, dentro de sí mismo la sensación de una muerte propia lo seguía molestando. Intentaba recapitular los acontecimientos; en esa comida familiar donde su propia hermana decidió amar a una lagartija, así como ver la incompetencia absoluta de las gobernantes de Equestria, la elaboración de sus planes, su pelea en la cueva donde la derrota y la pérdida de su cuerno fueron su recompensa, como esa perra de Celestia lo envió con el enemigo, como ese miserable Rey le arrancó la lengua y lo mató como si fuese un puerco. Malos momentos acompañados de nauseas tremendas.

–Vaya, ya despertaste. –Una voz lo toma por sorpresa, la recuerda bien, es la misa voz del dragón que lo salvó. Cerca del árbol, hay una banca de madera y en ella hay un reptil super-evolucionado que silva una melodía curiosa mientras se deja abrazar por los rayos de sol.

–¿Quién eres? –Shining Armor, desconfiado del invitado inesperado. A pesar de tener cerca a un despreciable dragón, aquí hay más curiosidad que aversión.

–No tienes por qué temerme u odiarme… no te haré daño, nadie de aquí lo hará. –Su voz es calmada.

Era un dragón de escamas moradas oscuras, de larga cola y de un tamaño similar a los dragones adolescentes de su tierra, a simple vista no parecía peligroso. De largo hocico que dejaba ver de vez en cuando sus colmillos carnívoros. En sus patas se asomaban poderosas garras blancas y relucientes. Poseía dos largos cuernos detrás de su cabeza, tan blancos como una nube y una larga melena rojiza formada desde la parte superior de su cabeza hasta llegar al final de una cola en forma de flecha. Por el momento sus alas permanecían en reposo, no había necesidad de usarlas. Sus ojos grises reflejaban una edad más allá de lo que aparentaba.

Había un elemento curioso en el dragón; un objeto en la parte baja de su cuello, una placa plateada circular con un centro café, en forma de engrane.

–Bienvenido Shining Armor. Mi nombre es Purplethink… mucho gusto.

–Tú… ¿Me salvaste? ¿Por qué? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué tengo recuerdos de mi propia muerte? ¿Acaso esto es el paraíso?

–Se que tienes muchas preguntas y a su tiempo tendrás las respuestas de todas ellas. Esto puede ser desconcertante para ti, pero no te preocupes, yo también pasé por esto. Mientras tanto, camina conmigo… si lo haces, responderé una de las preguntas que más te inquietan.

En un corredor de piedra, sorprendentemente suave para sus cascos. Entre hojas caídas, viento fresco y una luz reconfortante, un dragón morado y un unicornio blanco emprendieron una larga caminata. Árboles de distintos tamaños y tipos, flores de colores y formas de hermosura abrumadora. Quioscos en medio del bosque, bancas con sus mesas de picnic, escaleras que iban hacia cualquier lugar y fuentes con agua cristalina. Este lugar parecía el sueño imaginativo de alguien. Había tanto por ver, cosas que Shining jamás había visto. Mientras su camino continuaba, Shining fue descubriendo más sorpresas, como no ser el único poni de este mundo. Y no solo había seres de su misma especie, también había burros, minotauros, mulas, cebras, hipogrifos, lobos, incluso especies las cuales jamás visto en su vida. Los residentes no tardaron en percatarse de la presencia del nuevo miembro, miraban curiosos sus acciones.

–¿Vez? Hay ponis aquí y todos ellos se hicieron las mismas preguntas al llegar aquí. Todos comparten algo en común, sin importar su edad, sexo o especie.

–¿Y qué es eso? –Shining no confiaba de los demás inquilinos del bosque. Sus miradas curiosas y el nulo conocimiento sobre ellos lo hacían sentir vulnerable.

–¿Recuerdas que acepté a responder a una de tus preguntas si me acompañabas? –El dragón morado se colocó frente a él, lo miró a los ojos y una expresión seria se formó. Las creaturas se aproximaron más, deseosas por ver la reacción del novado al conocer la verdad–. Te salvé por una razón, y cabe mencionar que no fue por las razones más bondadosas posibles. Te salvé porque bajo tus circunstancias era sencillo ocultar lo ocurrido, te hacían un candidato ideal para formar parte de uno de los nuestros. Tienes un elemento en común con todos ellos y conmigo, pues todos fuimos salvados por tal facilidad de no levantar sospechas con nuestra ausencia, si nuestro cuerpo desaparecía. Debido a nuestra reputación y a la forma en como nos fuimos los demás no harían preguntas y si así fuera la poca cantidad de testigos haría sencillo ocultar la verdad.

Una respuesta para cambiar por completo el mundo de alguien, destrozarle la mente y las ilusiones al saber que nada volverá a ser igual, incluso si reniega de la respuesta. Así es como Shining Armor se sentía, con una sola conclusión la cual temía confirmar.

–Entonces ¿Estoy…? –Las patas de Shining temblaban, no quería continuar con su pregunta, completarla requería de una palabra la cual no estaba dispuesto a aceptar. El dragón solamente asintió con la cabeza, Shining Armor no necesito más.

"La forma en como nos fuimos", Shining tal vez no comprendió todo, pero esto sí. Por eso podía recordar la forma en como murió. No podía entenderlo, que había detrás de todo este embrollo. Solo podía confirmar algo, para el lugar donde alguna vez vivió ya no era relevante.

Sintió su existencia tan diminuta y solitaria, como si nadie fuera capaz de verlo y entenderlo. Su destino final, tan cruel y despiadado jamás sería vengado, a nadie le importaría, ni siquiera su familia tendría interés por saber su paradero o sus últimas palabras. Su esposa, su familia… su hermana, ¿acaso realmente había hecho algo tan ruin para merecer esto? Todos sus esfuerzos serían nulos. A pesar de ser creerse valiente, sabía muy bien su propia cobardía y fragilidad. No puedo evitar caer y llorar, sin importar el público a su alrededor.

Purplethink se agachó hasta tener su rostro frente a la expresión derrotada y desconsolada del unicornio blanco. Colocó con suavidad su zarpa escamosa en la cabeza de Shining quien no parecía importarle ser tocado por el dragón.

–Comprendo tu dolor, más de lo que crees. Al igual que a ti, fui victima de un destino, un camino de crimen y sufrimiento. Tal vez en tu realidad jamás seas valorado ni hayas tenido una segunda oportunidad, pero aquí hay una esperanza, de ser mejor de lo que todos creyeron. Hay fuerzas más allá de nuestro entendimiento, hay propósitos más allá de nosotros mismos.

–Si realmente soy tan despreciable, ¿por qué estoy aquí? –Shining Armor, mostró por vez primera su debilidad y su temor, la parte que odiaba de él por considerarla vulnerable e inferior, ese temor que le recordaba que jamás sería tan fuerte.

–Pronto lo sabrás, los motivos de tu presencia en este lugar y por qué te hemos traído aquí. Pero esa parte no me corresponde decírtela.

De pronto, una puerta apareció frente a su camino. Blanca como la nieve, simple en su diseño y misteriosa en su razón. Una perilla dorada estaba lista para ser girada y mostrar un camino desconocido. Nadie podría abrirla, solo Shining Armor.

Los espectadores observaron los movimientos de Shining Armor, en interés por sus acciones eran cruciales para confirmar su nuevo camino, uno corto o un largo camino, todo dependería de su valor y su verdadero interés de redención.

–¿Qué es eso? –Shining Armor, quitaba el exceso de gotas saladas de sus ojos. Ver esa puerta le hizo volver a los momentos de su infancia, cuando sus ideas retorcidas no dictaban sus acciones. A pesar de tan bellos recuerdos, Shining temía a la puerta.

–Todas las respuestas que necesitas estarán ahí, sin ningún filtro, conocerás la verdad agradable como miserable. Ahí conocerás tu nuevo propósito y al arquitecto de este lugar.


Noches en Equestria, un espectáculo de soledad, calma y silencio. La mayoría de los ponis descansan dispuestos a vivir un día más al empezar el nuevo amanecer, muy pocos se dan el lujo de no dormir, ya sea por trabajo o por diversión. Manehattan se caracteriza por ser una de las ciudades con mayor actividad nocturna en toda Equestria, solo superada por "Las Pegasus". Bares y centros nocturnos son los sitios con mayor actividad, ponis de todas las razas y colores van a susodichos lugares para socializar y obtener algo más.

Purplethink no es un poni al que le guste alocarse, no de la manera habitual del resto de sus semejantes. El prefiere una noche con juegos de mesa en compañía de amigos, a veces solo le basta un buen libro o una máquina de escribir. Longhorn en cambio, es un unicornio con pasatiempos más intensos y arriesgados.

Longhorn, con la pansa menos visible y un aspecto mucho más joven, posee una característica marcada en su personalidad con la que Purplethink se ha esforzado lidiar. Longhorn tiene apetitos voraces relacionados con sus bajos instintos, no hay un solo día en que no piense en ellos. Suele controlarse muy bien la mayor parte del tiempo, pero ese deseo debe salir de alguna otra forma y eso lo obliga a ir más allá.

"Un club nocturno para sementales aficionados a otros sementales". Cuando Longhorn expresó tal locura, Purplethink se rehusó, no por moral o buen gusto, la idea de convivir con poni nuevos y posiblemente más atractivos y vigorosos que él le aterraba. Si ese era el deseo de Longhorn lo dejaría ir sin problemas, pero Longhorn no quería ir solo y después de varias peticiones y lloriqueos, Purplethink por fin accedió.

Y así, en una noche de otoño Purplethink experimentó por primera (segunda) vez la vida dentro de un club nocturno. 'La Cebra Camaleónica', un nombre con un contexto curioso. Este lugar ubicado en Manehattan poseía una historia curiosa.

Después de los eventos con esa mula malvada y despiadada, donde Equestria se jugó su destino en tan solo una noche, las princesas tomaron como prioridad las relaciones exteriores con el resto de los reinos, principados y tierras del mundo. Conscientes que el odio hacia su reino y a sus habitantes por diferentes motivos podría generar un nuevo ataque, las princesas realizaron un enorme esfuerzo en establecer conexiones diplomáticas. Cumbres, eventos y mesas de debate con la intención de mejorar la relación con los estados amigos de Equestria. Nuevos tratados de firmaron, el comercio se diversificó, así como la migración, todo con la finalidad de hacer amistad con las especies. No ha sido una tarea sencilla pues la resistencia al cambio sigue notándose incluso dentro de Equestria, muchos ponis no aprobaron tales acciones. La ciudad de Manehattan fue una las primeras en aceptar población "no poni". Ya tenían experiencia con en barrio de los dragones, albergar a otras especies diferentes no sería tan difícil. Así, cebras, grifos, minotauros, venados, yaks y gatos (por mencionar algunas especies) empezaron a formar parte de esta gran urbe. A pesar de los problemas imprevistos y de los nuevos retos, la integración se realizó con éxito y una prueba de ello fue este club nocturno, diseñado especialmente para todos los seres de orientación principalmente homosexual.

Dentro del club, luces estridentes y en constante movimiento se mueven al son de una música lo suficientemente fuerte como para volarte los tímpanos. Nadie parecía molestarse por eso, el ambiente de baile, libertinaje y mucha sexualidad es la norma sobre y alrededor de la pista de baile. Poca inhibición y muchas bebidas alcohólicas, seres de diferentes tamaños, especies y colores se unían esta noche para divertirse.

Purplethink se sintió apabullado, el ambiente era tan desordenado y la sensualidad derrochada en cada rincón lo volvieron inseguro de su propio físico y sexualidad, si por el fuera saldría galopando de aquel sitio y se iría al parque a descansar. Tantos cuerpos de una belleza envidiable bailando, cebras con traseros espectaculares, creaturas que entablaban conversación y risas con tanta facilidad. Purplethink se miraba en las paredes de espejo del club, su aspecto un poco más desordenado y desaliñado, su panza más pronunciada y las cicatrices en su pecho, lo volvían inseguro, como si su autoestima cayera hacia un hoyo sin fondo. Además, no podría bailar ni siquiera medianamente bien, sus patas delanteras ya hacían lo suficiente para mantenerlo en pie y caminar sin ayuda alguna en la mayor parte de las veces y no muy rápido.

Purplethink se adentró en una de las tantas cámaras mucho más tranquilas. Algunas de estas eran privadas, otras eran públicas. Adentro se encontró con animales más tranquilos y cansados de tanta bulla, los sitios ideales para tomarse un respiro o tener intimidad sin menos público. Mientras Longhorn fue en busca de una presa con la cual revolcarse, Purplethink simplemente tomó asiento en uno de los sillones y se limitó a observar.

Ahí se encontró con un pegaso y un dragón, ambos de color gris y bastante peculiares. Primero entablaron una conversación, y después, embriagados por el ambiente libidinoso decidieron ir un poco más allá. Fue la primera vez que Purplethink besó a otro semental que no fuera Longhorn, y por si no fuera suficiente, también se atrevió a besar al dragón. Las escamas suaves de sus labios y los colmillos largos en ese aliento picante fue una experiencia que jamás olvidaría. Ninguno tenía un cuerpo espectacular y sus personalidades eran más tranquilas, Purplethink rápidamente se llevó muy bien con ellos. El pegaso se llamaba Sungear, de pelaje café claro y de cola y melena grises, de mirada inocente y de buen corazón. Longhorn no tuvo éxito en su cacería, pero cuando Purplethink le presentó al dragón y a Sungear le gustó lo que vio.

Las horas pasaron y el dragón tuvo que irse por motivos personales, aunque prometió volver a contactar a los ponis. Longhorn le propuso a Sungear un momento más íntimo y alocado en su casa, a lo que el pegaso accedió sin pensarlo dos veces.

Dar un paseo en medio de la noche es una actividad que no cualquiera haría; sin embargo, Purplethink, Longhorn y Sungear son ponis raros y a veces actúan sin pensar. Lejos de la ciudad bulliciosa de los altos edificios, dirigiéndose a un pueblo pequeño, los tres ponis transitan por un camino absolutamente solitario y frío. Sería más fácil transportarse por taxi, pero ninguno aceptó a llevarlos por la cantidad de bits en sus bolsillos.

Es un camino frío, donde la vegetación se vuelve siniestra por la falta de luz y el viento parece susurrarles cuentos de terror, tal sugestión de peligro no es suficiente para que los ponis reconsideren sus acciones, el deseo por aparearse los obliga a continuar y aunque parezca inaudito, aquellos ponis se la están pasando de maravilla.

Con sus cascos cubiertos de polvo, a veces temblando por los vientos fríos del otoño. Detienen su paso por momentos para identificar alguna sombra o movimiento sospechoso, simplemente por instinto. Jamás le ha ocurrido algo a nadie en estos caminos, los depredadores no se aproximan y la mayoría de los animales salvajes evitan a los ponis. Poco importan las sombras nada amigables del bosque a su alrededor o el camino que aún les falta por recorrer, pues les faltan 25 minutos de caminata continua. Posiblemente ya hubiesen llegado, solo que Purplethink demora su andar.

–Y entonces, ahí estaba yo, en medio del estadio del Imperio de Cristal. Miles de ponis mirando cada acción de mi ponisona, esperando mi fracaso. –Longhorn, como es habitual en él, demostrando su necesidad de atención y tratando de impresionar a Sungear. Siempre narra su participación en los Juegos de Equestria pasados y sus deseos en los juegos futuros que tendrán lugar en un año. Sungear está maravillado con la narración. Purplethink, quien camina un tanto rezagado no le presta mucha atención, ha escuchado esa historia tantas veces que hasta se la sabe de memoria.

Purplethink, en cambio, mira hacia la luna, ese hermoso astro de brillo blanco y suave que suele verse en noches como estas. Tan hermosa, tan presente en Equestria, pero alejada de los mortales, como la misma princesa Luna. Nostalgia por tiempos mejores, donde podía hablar con la gobernante de la noche. Hace tiempo que no la ha visto, el último recuerdo fue la ceremonia por su valor en los eventos de la mula malvada. Se pregunta que estará haciendo la princesa en estos momentos, se pregunta si alguna vez ha preguntado por él, como si intentara conservar lo más pura posible su conexión amistosa… le gusta pensar eso.

Hay otro pensamiento en la mente de Purplethink y es una molestia difícil de explicar. Tal vez el bosque es lo que lo provoca, o el frío. La paz habitual de este camino parece haberse roto sin que se dieran cuenta. No es un mal presentimiento, no lo puede describir. Es como si hubiera un tenedor en el cajón de las cucharas, algo tan insignificante que no le permite la paz, como una obsesión.

Sonidos diferentes a los creados por el viento aparecen en los alrededores del camino, confirmando su malestar. Purplethink detecta algo, difícil de identificar y de explicar. Su corazón empieza a latir más rápido y la sensación de incomodidad se vuelve más intensa. Longhorn y Sungear no lo detectan, ellos siguen atontados en sus propios asuntos.

Los ruidos se hacen más intensos y rompen la tranquilidad del camino como a sus transeúntes. Longhorn y Sungear por fin se detienen, sus cuerpos reciben la alerta y el miedo empieza a inundar sus cuerpos.

Hay algo en el bosque, un ser de gran tamaño que aplasta la hierba y se mueve con rapidez. No parece importarle ser escuchado, es más, es como si lo hiciera a propósito con el único fin de provocar miedo. Se le escucha respirar, hay poder y salvajismo en las exhalaciones que emite. Se adelanta a su camino, preparándose para mostrarse ante las víctimas.

–¿Qué fue eso? –El instinto de presa de Sungear casi le hace perder la compostura, es Longhorn quien con su casco lo calma para evitar que huya volando.

–Quédate quieto, no hay por qué alarmarse. Puede ser solamente una ardilla. –Longhorn, intentando calmar al invitado. El miedo también lo contaminó, aunque su deseo por sexo es mucho más fuerte.

–Ponis… hay algo frente a nuestro camino. –Purplethink ha visto salir una silueta del bosque, una creatura enorme y temible. Algo de gran peligro.

Todos observan delante de su camino al invitado indeseable, gracias al brillo de la luna los tres ponis descubren quien es. Escamas moradas, una larga cola y alas con membrana; es un dragón, un dragón de un tamaño considerable. Largas zarpas para atrapar presas y derribar árboles, un hocico largo que les gruñe hostilmente, mostrando la hilera de dientes filosos y relucientes. Dos grandes cuernos detrás de la cabeza de un blanco espectacular. En sus ojos grises se puede apreciar un solo deseo: atacar.

Los tres ponis se encuentran inseguros, sin idea de retroceder y correr o permanecer quietos. Longhorn y Sungear saben que no tienen oportunidad con un dragón de esa ferocidad y tamaño. Purplethink lo observa con atención, mirándolo fijamente a los ojos… le molesta demasiado esa mirada, como si se estuviera burlándose de él, solamente él. "Recuerda tu entrenamiento, Purplethink", el poni terrenal puede que esté herido de sus patas delanteras, pero no será una presa fácil, si es necesario pelear lo hará.

–Maldita sea, no tengo mi arco a mi alcance ahora. –Longhorn, le frustra no poder defender a sus amigos en este momento. El dragón parece un perro rabioso, dispuesto a morder y destruir cualquier ser que se le ponga en frente. Longhorn Intentaría teletransportarse, pero debido a su torpeza con la magia no podría llevar a todos–. ¿Qué hacemos, Purplethink?

Gruñidos salvajes, colmillos lo suficientemente grandes como para triturar huesos. La bestia extiende sus alas y empieza a moverse hacia sus víctimas equinas.

–Váyanse de aquí, yo me haré cargo. –Purplethink adelanta el paso, Longhorn intenta detenerlo con su casco, el poni terrenal lo hace un lado sin modales–. ¡Ahora, ya váyanse!

–Por favor, evita morir. –Longhorn le jala la cola con su magia a Sungear para que reaccione y escape junto con él.

El dragón observa a la perfección los movimientos de los ponis, en especial del poni morado. Parece reírse, como si realmente siempre hubiese esperado este movimiento.

Purplethink siente miedo e inseguridad, en sus condiciones actuales una pelea con un ser así podría resultar fatal, pero prefiere morir antes que permitir que dañen a Longhorn. Purplethink se muestra ante su enemigo con una mirada decidida. La batalla comienza, el dragón abre sus fauces con la intención de atrapar al poni terrenal. El dragón es veloz, pero Purplethink no es fácil de atrapar. Logra saltar sobre el cuerpo del dragón para colocarse a un lado de su agresor. Al caer, las patas reciben todo el impacto resultando en un dolor insoportable en las extremidades delanteras de Purplethink. No puede evitar gritar de dolor. Los reflejos tan finos de Purplethink que alguna vez tuvo en el pasado ya no pueden demostrarse gracias a las secuelas de batallas pasadas. El dragón aprovecha la debilidad del equino y lo golpea con fuerza con su cola. Purplethink recibe el impacto y cae envuelto en polvo del camino.

Longhorn escucha el grito doloroso de su mejor amigo, no puede continuar sabiendo que Purplethink corre peligro.

–¿Qué haces? ¡Vámonos! –Sungear intenta moverlo sin éxito.

–¡Huye tú trasero sexy! ¡Ahora! –Longhorn se da la media vuelta y galopa hacia la batalla, ignorando las suplicas de Sungear quien incapaz de hacerlo cambiar de opinión abre sus alas y emprende el vuelo.

El poni terrenal la está pasando mal, este dragón resultó ser mucho más hábil, fuerte e inteligente. Siente como si el dragón jugara con él, como si le divirtiera el hecho de hacerlo sufrir. Purplethink cae una y otra vez, incapaz de hacerle frente al dragón, de propinarle un golpe certero. Purplethink maldice como nunca las heridas que jamás sanaron correctamente, sufre las consecuencias de su heroísmo del pasado, ahora podrían costarle la vida.

El dragón tiene la victoria asegurada, solo es cuestión de tomarla. Mira a su contrincante equino con ojos decepcionados, con sus iris de un gris singular. A Purplethink le disgusta esa mirada, como si quisiera mirarlo más allá de la piel y ver en su interior si un indicio de valor y poder quedan en ese cuerpo derrotado.

Un último movimiento, el dragón morado alza una de sus patas, para proyectarla con aceleración contra Purplethink, así la batalla terminaría. Purplethink, molesto consigo mismo no puede hace más que alzar sus patas delanteras y formar la mayor concentración de carga eléctrica que el tiempo le da. Si ha de morir, que no sea como cobarde.

Una luz emerge del contacto de los contrincantes, una chispa tan potente y fugaz hace su aparición como un milagro. La energía tiene una capacidad tal que arroja al dragón varios metros, quitándolo del camino, chocando violentamente con los árboles. Purplethink también es arrojado un par de metros sin mayores repercusiones. Su mente intenta descifrar que rayos pasó, intenta levantarse lo más rápido posible. Sus patas delanteras le queman y le tiemblan demasiado, como si la cantidad de energía empleada fuera insoportable para su cuerpo. No le es posible ponerse de pie, es cuando llega Longhorn a socorrerlo.

–¡Purplethink! –Longhorn detecta algo anormal en la melena de Purplethink, hay cabello blanco entre sus colores habituales de rojo y purpura oscuro. El color desaparece, regresando al Purplethink normal–. ¿Qué diantres hiciste?

–No lo sé. –Se ve obligado a colocar parte de su cuerpo en el lomo de Longhorn. Las patas le tiemblan demasiado, su respiración al igual que su ritmo cardiaco están sobre agitados.

–Tus patas parecen hervir.

–Eso no importa ahora, necesitamos huir de aquí ahora. ¿Y en dónde está Sungear?

–¿El plot sexy? Le dije que huyera, como tiene alas seguramente ya está muy lejos.

Menos mal, un alma menos por la cual preocuparse. Longhorn está por galopar hasta que las carcajadas del enemigo detienen sus intenciones. Cualquier poni hubiera huido, risas en medio de la noche en un camino oscuro significan tener cerca a un loco perturbado. Las intenciones del dragón son mucho más complejas, su risa es como si se burlara de él mismo. Solo detiene sus carcajadas para quejarse de los golpes. Purplethink está confundido.

El dragón se levanta y regresa al camino, Longhorn se prepara para emprender una huida veloz. Purplethink lo detiene, hay algo en este dragón que no puede comprender. La mirada del dragón ha cambiado, así como su actitud, ahora parece más un dragón manso. Longhorn detecta algo increíble, pues esos ojos reptilianos, aunque sus pupilas sean diferentes a los de un poni le recuerdan a alguien bastante especifico.

–¿Tu qué dices? A pesar de su discapacidad la teoría volvió a reafirmarse. Podría sernos útil para nuestro propósito. –Este dragón es alguien inteligente, de excelente dicción, despertaría dudas razonables su anterior comportamiento, aunque Purplethink y Longhorn no podían dar crédito a lo que sus oídos captaron.

El contenido del mensaje no fue lo que impactó a los ponis, fue el timbre de la voz. Esa bestia fiera, ese comedor de gemas y carne cuyos dientes podrían partir fácilmente a un poni en dos tenía una voz con un tono demasiado especifico, solo había otro ser con esa voz idéntica y ese ser era Purplethink.

Por si no fuera suficiente, el dragón no ha dicho sus palabras a Purplethink y a Longhorn, hay un individuo más.

El nuevo personaje se aleja de la oscuridad para mostrarse ante el mundo. La realidad parece quebrarse, el número de preguntas crece a niveles demenciales; este poni parece haber regresado de la tumba y romper con todas las leyes naturales. Es un unicornio de pelaje blanco, uno de gran tamaño y porte. Su melena al igual que su cola maneja un color azul predominante con un par de líneas celestes. La Cutie Mark habla por él respecto a su identidad, pues es un escudo bajo tres estrellas moradas. Solo un poni en el mundo tiene una marca tan importante.

Purplethink queda estupefacto, se olvida de su propio dolor, hasta le dieron nauseas por el impacto de la revelación. Ese rostro con ese largo hocico y mirada decidida pertenecían a un poni muy especial en la historia. Una copia fidedigna, como una fotografía que cobra vida. Solo había un detalle, el cuerno. Su cuerno tiene un brillo metálico dorado fuera de toda armonía con su pelaje blanco.

¿Acaso la historia oficial mentía? ¿Hubo un fallo en la realidad? ¿Por qué este poni aparece de repente? Preguntas sin respuestas, pruebas contradictorias y la credulidad por los suelos. Es imposible, Longhorn y Purplethink no pueden creerlo, no hay sentido con este dragón que habla como si fuera Purplethink y un muerto resucitado.

–Creo que es el gigoló al que no le pagué y ha vuelto por venganza. –Longhorn lo confunde con alguien personificado.

–Shining Armor. –Purplethink se atreve a pronunciar ese nombre. Intenta ponerse de pie con mucha dificultad–. Pero… ¿Cómo…?

–Lo sé… se que no debería estar caminando entre los vivos, considerando los eventos de este universo. Hay una razón, tal vez no puedan entenderla, al menos por el momento.

–Es una larga historia, demasiado larga diría yo. –El dragón toma la palabra, aproximándose a Shining Armor.

Como un truco de magia, este dragón ha cambiado su tamaño, Purplethink y Longhorn no se dieron cuenta. Pudo haberlos atacado por detrás y jamás se hubiesen enterado. Su apariencia de enorme dragón a quedado atrás, ahora un dragón de un tamaño estándar es lo que se muestra.

–Disculpen por el atrevimiento, pero queríamos estar seguros de algo.

–¿De qué? –Purplethink y Longhorn se alejan un poco.

–De tus poderes, que aún los tuvieras.

–Pronto amanecerá y necesitamos que nos acompañen. –Shining Armor ofrece su casco como una muestra de paz. Purplethink y Longhorn se miran entre ellos, indecisos sobre la oferta.

Confiar en un dragón mutante con un unicornio muerto o intentar defenderse y correr, las opciones son limitadas y poco esperanzadoras. Purplethink sigue mirando al dragón morado, quien le sonríe cada vez que cruzan miradas. A pesar de casi detestarlo después de haber sido golpeado por él varias veces, la curiosidad por conocerlo es imperativa.

–¿Por qué ese dragón tiene la misma voz que él? –Longhorn se atreve a preguntar.

–Porque mi nombre es Purplethink. –El dragón le responde, señala con su garra al equino morado–. El también es Purplethink, apuesto que eso es muy confuso. Si nos acompañan, tendrán la respuesta que necesitan.

–¿Por qué confiaríamos en ustedes?

–Créanme, si quisiésemos eliminarlos ya lo hubiéramos hecho, meses antes de este encuentro. No quedaría rastro de ustedes y sus cuerpos jamás serían encontrados. No les pido que confíen ciegamente en nosotros, solo les pedimos una oportunidad.

Purplethink no sabe que decir ni hacer, la aventura le llama y sería un error rechazar tal oportunidad. Además, aquel dragón ha provocado algo en su cuerpo, puede percibir una conexión con este reptil, como un hilo invisible. La cautela y el sentido común le advierten sin éxito algo, es el poder de la curiosidad y la intriga por el dragón morado quienes colocan en la balanza el peso necesario para optar por la opción más arriesgada.

–Está bien, pero si voy, Longhorn irá conmigo.

–Ok, pero vamos ya… pronto amanecerá.

La luna lentamente comienza a bajar hasta ocultarse en el horizonte, su noche estrellada y sus fondos oscuros poco a poco son diluidos por el brillo de un sol naciente por el este. Celestia ha tomado el cargo, pronto la actividad sucederá en todos los rincones del reino. Antes de que el primer haz de luz toque el camino, una chispa se lleva a los cuatro seres y todo rastro de pelea o de un evento extraordinario desaparece.

Han pasado dos años desde el evento en el bosque de Hayseed Swamps, donde un grupo de ponis comunes y corrientes decidieron unir fuerzas para combatir una maldad que amenazaba su libertad y felicidad. A pesar de su éxito, Purplethink pagó caro las consecuencias. Con todo su pesar dejó de ser el alumno de la princesa Luna. Fue un golpe muy duro en su vida; la única poni que vio más allá que un fenómeno y le ofreció la oportunidad para hacer la diferencia, para mostrar su valor y su capacidad ante un mundo que lo rechazaba, después de una ceremonia donde por fin reconocieron su valor, tuvo que despedirse de ella, para no volver a verla. Si la decisión dependiera totalmente de la princesa de la noche Purplethink aún seguiría entrenando con ella, pero debido a las secuelas físicas del poni terrenal y a una promesa impuesta por su hermana, Luna tuvo que dejarlo ir.

Purplethink se vio obligado a adaptarse, a regresar a su vida normal. Se graduó de la universidad y consiguió un trabajo temporal como un escritor ocasional en una revista de Manehattan (ser héroe de Equestria abre muchas oportunidades laborales). Con su nuevo trabajo y la beca de Longhorn (también influenciada por ser héroe de Equestria) para continuar con su carrera atlética les dio el dinero suficiente para conseguir una casita a las afueras de la gran ciudad. Así, Purplethink y Longhorn empezaron a vivir juntos.

El tiempo continuaba y nuevos sucesos tomaron su importancia en los encabezados de los diarios. Las princesas siguieron gobernando, nuevos villanos y problemas surgieron. Las políticas de un reino abierto trajeron tanto nuevas oportunidades como problemas y retos. Purplethink, aunque siempre estaba al tanto de las noticias y de los eventos a su alrededor, decidió mantener un perfil bajo, sus hechos heroicos serían lentamente olvidados del consciente colectivo y después de varios años los vieron como un poni común.

No necesitaba más para ser feliz, con Longhorn, Boxhoppy y un par de amigos más tenía lo necesario para vivir. Se atrevió a publicar con mejores resultados con un seudónimo que le dio misterio a sus obras y privacidad para él. Purplethink obtuvo la tranquilidad que jamás quiso, pero aprendió a vivir con ella y a disfrutarla. Su destino lo dictaba así, una vida tranquila con los problemas habituales de los ponis comunes; momentos de perdida, momentos de amor (a veces extraños, pues se enamoró por accidente de Boxhoppy y cuando Longhorn se enteró fue un desastre, pero se solucionó), momentos de amistad, momentos de tristeza, duda y enojo. Terminaría su camino en este mundo como tantos otros ponis que lo abandonaron antes que él. El mundo seguiría su curso y ese tiempo jamás volvería.

Excepto que algo mucho más grande que él y todo lo conocido interrumpieron lo que estaba dictado en este mundo, alterado para siempre la vida de todo ser. Si la realidad se quebró y los destinos de todos fueron alterados fue por una razón, una que en principio Purplethink no comprendería en su totalidad.

Una última aventura, una oportunidad más, le daría a Purplethink una razón para seguir siendo valioso y útil ante los ojos de las princesas. Una misión tan importante, imposible de conocer su magnitud. Purplethink enfrentará los peligros de esta nueva misión, y protegerá a los suyos sin importar el costo.


Fin del Capítulo 1