Traigo otra bizarría, esta vez altamente sucia :v últimamente mi vida ha sido un poquito desastrosa y si le sumamos la tesis no da nada que pueda ser bueno, por ende, sólo las excentricidades y pornosidades podrán salvarme uvu escribí esto mientras me tomaba un descanso del trabajito ese, tratando de quitarme el stress :3 no tiene mucha trama y es porno bien sucio, o al menos espero poder hacerlo bien inmoral en el próximo capítulo :3 si a alguien tiene la valentía de ponerse a leer esta cosa sin sentido, bienvenido sea~
Ah, y mi prioridad sigue siendo 5927 por siempre y para siempre, estas cosas son sólo por diversión~ (GxGiotto también se aman por siempre ghfjbjfd)
KHR no es mío y etc.
Delirante
Si el día había comenzado de forma extraña, estaba terminando todavía peor. Hace unas pocas horas ni se le hubiese pasado por la mente estar en tal situación, ni por asomo. Pero ahí se encontraba, caminando de la mano con su amigo más cercano, es decir su novio en secreto, directo a su departamento un día jueves mientras el sol se iba escondiendo, como temiendo él también tener que ser testigo del hecho que era más que obvio, no entraba ya en la lista de simples posibilidades.
No hacía falta recurrir a la híper intuición Vongola para darse cuenta de que G estaba haciendo de las suyas nuevamente, reemplazando a Gokudera que quizás donde se había metido esta vez. Tsuna no dijo nada, se dejó atender por él y fue lo más cordial posible, guardándose la enorme curiosidad por un rato más, quería saber hasta donde era capaz de llegar y porqué.
-Juudaime ¿desea algo en especial para cenar?-El mencionado se quedó de pie junto al impostor, rogando con su mirada que terminara con el teatro que había montado, la última vez que hizo aquello fue en una grave situación de gran emergencia, temía estar en peligro sin saberlo.
-¿Por qué estás haciendo esto? ¿Hay algún enemigo cerca?-Su compañero sólo lo observó, sonriendo ante la obvia revelación de que ese pequeño lo había descubierto desde un principio.-Te he dejado actuar libremente por hoy, ahora necesito saber la verdad.
-Hay un par de cosas que quiero enseñarle.-Ante la consternada mirada ajena, el guardián se inclinó y tomándolo del mentón para fusionar sus miradas, susurró con un tono aún más grave de lo usual.-Nunca se ha acostado con un verdadero hombre ¿quiere intentarlo?
No esperó una respuesta, usó su propio pie para golpear los del joven Vongola y hacerlo caer, claro que estaba listo ya para tomarlo entre sus brazos y finamente terminar ambos sobre el sillón, todo con la rapidez propia de un mafioso con experiencia.
Un suspiro de genuino placer se resbaló por los labios del castaño, su mente voló lejos al ser interceptado por las hábiles manos del mayor, devorando su cuello y orejas casi al mismo tiempo, impregnándolo de su aroma a cigarro y perfume masculino, tan suave que se preguntó si ese era el olor característico de su piel.
Quiso detenerlo, gritar "no" y cachetearlo diciendo que Gokudera era su único novio, pero las piernas no le hacían caso, mucho menos sus manos que se enterraban en los cabellos ajenos, esas hebras plateadas que tantas veces había arrancado a tirones por el puro goce de sentirlo en sus entrañas.
-G…-Relamiéndose los labios, a punto de rendirse ante el encanto de ese adulto, ese que con su voz solemne le hacía subir la temperatura en segundos, su mirada era profunda y toda su aura de hombre mayor, seguro, maduro y fuerte estaban logrando que se derritiera con sus toques, esos que se aparecían en las zonas correctas, en el momento correcto y con la intensidad, más que correcta, perfecta. Cada pellizco, mordida, incluso palmada era un nuevo choque eléctrico para el castaño, que ya casi no podía ver bien a su guapo impostor, por las lágrimas acumuladas en sus ojos, puro y avasallador éxtasis.
No lo pudo notar, tal vez el mismo G tampoco, pero su apariencia había cambiado de un segundo a otro, dejando libres sus rojos cabellos y aquellos tatuajes que lo caracterizaban. Una vez que tuvo allí su propia boca, por fin la unió con la del menor, sus labios secos y necesitados lo reclamaron, marcándolo con mordidas iguales a las de un pequeño gato, rendido ante la experiencia y sensualidad de esa tormenta. La lengua húmeda y gruesa se apoderó de la pequeña, hidratándola, dándole vida una vez más en una danza que no daba tiempo para recibir aire, no lo necesitaban ni lo recordaban.
-Nhgh…G…-Pronunció ese nombre con tal deseo, que casi pierde el control. El décimo Vongola era la viva imagen de su amado Primo, se veía como el niño del que se enamoró a tan temprana edad, tan dulce, tan inexperto y frágil, tuvo enormes deseos de comérselo, más cuando esa pequeña y tímida mano bajo a su entrepierna, lamiéndose los labios al notar el tamaño que poseía.
Dada la situación, no quiso hacerlo esperar y respondió a su ardiente deseo, bajando su ropa y la ajena para frotar ambos miembros con su mano. La reacción de Tsuna quedó impresa en la memoria del guardián: Un grito agudo seguido de varios gemidos, él mismo luchando contra las prendas restantes como si fuese una camisa de fuerza, a la vez que le rodeaba las caderas con las piernas para pegarse a él, repitiendo su nombre mil veces, queriendo llenarse de él.
La sola vista de sus intimidades unidas estaba enloqueciendo al Vongola, jamás había visto uno tan enorme, no es que su novio hubiese sido castigado por la naturaleza, pero es obvio que un hombre grande luzca así contra uno de 15 años. El preseminal se escapaba, lubricando con rapidez la zona, la expresión de goce de G, más ese leve empuje que le daba con las caderas, era un sueño, una de las cosas más excitantes y deliciosas que le habían pasado, no lo resistió y un potente orgasmo lo bañó de pies a cabeza, pataleando y gritando, agradeciendo a quien sabe quién por esa divina oportunidad.
Contempló la gigantesca erección del más alto, caminando como pudo hacia ella, ya que todavía era víctima de los espasmos de la corrida. Le dio la impresión de que quiso alejarse, pero no le dio ni un segundo para lograrlo, se apoderó de su virilidad con una larga lamida, rodeando luego la punta, sujetándolo firmemente con ambas manos.
-Juu…daime…no vaya a…-Muy tarde, la mitad de su ser ya estaba en la boca del pequeño, quemándolo con su saliva. Sin mucha habilidad, intentó llevarlo lo más lejos posible, recorriendo su textura, sintiendo como su propia erección regresaba cuando esa gran punta le recorría desde el paladar hasta la campanilla.
Con los fluidos viajando por sus labios hasta su cuello, Tsuna no hizo más que seguir con su labor, metiéndolo de lado, de frente o por donde pudiese, fascinado por las reacciones del adulto que parecía sumido en un mar de sensaciones que no experimentaba hace años, tanto fue que terminó por empujar la cabeza del décimo para marcarle su ritmo, ayudando con el movimiento las caderas sin darse cuenta de que lo hacía, estaba en su límite.
Sabía que estaba mal, era más de lo que había planeado hacer, pero el derramarse por completo en la boca de ese joven lo valía, observó cada detalle de cómo se atragantaba, manchándose esa inocente piel con su semilla, unas gotas llegaron incluso a su pecho, aquel que lucía tan blanco y puro, con esos pezones tiernos y tentadores.
-¿Te divertiste lo suficiente, G?-Antes de que pudiesen hacer cualquier cosa, en una silla cercana apareció el Primo Vongola, dejando helados a quienes hace unos momentos estaban quemándose como en el infierno.
-Primo…-Era un plan que habían preparado entre ambos, no se asustó de verlo, de hecho sonreía, casi complacido con la escena.
-Buenas tardes, decimo.-G tuvo que ayudar a que el jovencito no se lanzara por la ventana, muriendo de vergüenza por tener aquella visita y del miedo que le daba la reacción de este mismo. Una vez que se limpiaron y arreglaron correctamente, Giotto se dignó a explicar qué demonios pasaba.-Hemos estado observando a la décima familia Vongola muy de cerca, ya sabes, los anillos nos ayudan con eso. Llevas ya bastante tiempo como pareja junto a Gokudera Hayato, y como ambos son inexpertos quisimos ayudarles a practicar un poco, el sexo es importante.
-¿Quisimos? Fue tu idea y me arrastraste.-Se quejó G, fumando con toda libertad, después de todo estaban en el departamento de Gokudera, un cigarro más no haría la diferencia.
-Y bien que lo estabas disfrutando, no te hagas el enojado.-Riendo por el descarado comentario, prefirió fijarse en el pequeño, parecía que la vergüenza lo había dejado mudo.
-Es una locura…he tocado a otro hombre y G también, ¿no se supone que son pareja?-Los dos antecesores parpadearon al mismo tiempo, luego sonrieron con ternura, la cálida inocencia de Tsuna era suprema.
-Decimo, cuando una pareja lleva tantos años junta, les dan ganas de experimentar.-Usó su mejor tono paternal al decir esto, claramente no le salía del todo bien.-Y no hay nada mejor que usar esas instancias de diversión y libertad que para compartir conocimiento, ¿no es maravilloso mi querido G?-Contento y orgulloso de las habilidades de su novio en la cama, realmente estaba un poco loco.
-¡Ese no es el tema!-Quiso parecer molesto, pero el espasmo que recibió su parte baja de sólo recordar el encuentro pasado lo delataba.-Como sea, no quiero más de esto.
-Bien, tu parte ya está hecha, ahora lo que queda de trabajo va por mi cuenta.-Parándose de su silla, sintió el ruido de las llaves y posteriormente la puerta, apareciendo un confundido Gokudera que no comprendía en que momento su casa se había llenado de gente, incluyendo a su décimo.
-¿Qué carajo?-El cigarrillo que traía quedó olvidado en el suelo, al igual que las bolsas con comida que había traído.
G no atinó a nada, temía arruinar los planes ya elaborados si decía cualquier cosa, mientras Tsuna buscaba refugio al no poder dar la cara. Por su parte, el Primo Vongola se relamió los labios, mirando de pies a cabeza al recién llegado. Cómo se iba a divertir con esa sangre nueva.
Continuará~
