La Semana de Clases de Steven

Disclaimer: Steven Universe y sus personajes no me pertenecen. Yo sólo escribo por diversión, sin ánimo de lucro.

Resumen: ¿Y sí Marty le hubiera dado el cheque a Greg cuando Steven aún era pequeño? Probablemente parte de su fortuna se habría invertido en algo más que un viaje y un bote. What If. No Romance.


—¿A qué te refieres con que Steven irá a la escuela?

Greg tuvo que apretar el interior de su mejilla para no mostrar ninguna reacción ante el tono chillón de Perla. Había practicado esto durante horas en el baño la semana pasada, y definitivamente no permitiría que se le saliera de las manos.

—A todo eso, ¿qué es una escuela? —inquirió la gema esta vez, aunque sin perder la expresión desconfiada de su rostro.

De acuerdo, eso no se lo esperaba. ¿Acaso las Crystal Gems no sabían lo que era una escuela? Se suponía, pensó para sí, que ellas habían estado en la tierra desde hace cientos de años, ¿cómo era posible que se perdieran de la evolución del hombre en la Tierra e ignoraran lo que era una escuela?

Esto va a ser más difícil de lo que creí, pensó Greg. Aclaró su garganta, observando a cada una de las Crystal Gems.

—Bueno, la escuela es un lugar en el que los niños van a… aprender cosas.

—Vidalia dice que la vida es la mejor escuela que uno puede tener, —agregó Amatista, aunque ni Perla ni Greg hicieron gesto alguno de prestar atención a sus palabras. Garnet seguía callada y estoica; limitándose a observar por el momento.

—Steven aprende cosas aquí, con nosotras.

Greg llevó su mano a su rostro, apretando el puente de su nariz. —Hay cosas que Steven necesita aprender de la forma tradicional humana.

—¡¿Disculpa?! —espetó Perla, con un color azul en sus mejillas debido a la indignación. —Steven es mitad gema, ¿y qué sabes sobre lo que Steven necesita?!

—Yo soy su padre, Perla. Y nada de lo que digas puede cambiar eso.

Certera y firme, esa frase fue como una estocada entre ambos. Y aunque Garnet estaba segura de que no había sido una respuesta malintencionada, era claro que Perla no podía verlo de esa forma. La tensión entre ella y Greg era demasiada para pasar por algo ese hecho innegable.

—¡Tú quieres alejarlo de nosotras! —puntualizó la perla, apretando los puños a ambos costados de su cuerpo. —¡Y yo no voy a permitir...!

—Perla, basta. —habló Garnet por primera vez. Su voz podría fácilmente perderse entre la discusión de esos dos, pero de alguna manera Garnet siempre lograba hacerse escuchar en el momento oportuno.

Perla guardó silencio y observó a Garnet con la incredulidad pintada en su rostro. Balbuceó un par de cosas, gesticulando exageradamente hacia el humano frente a ellas pero terminó por guardar silencio y cruzarse de brazos mientras fulminaba con la mirada a un punto en el suelo. Frunció su nariz como un tácito gesto de que su postura no había cambiado sin importar lo que sus compañeras dijeran.

El humano suspiró, aliviado. Observó a la ahora líder de las Crystal Gems. Sabía que era una posición difícil para Garnet aún cuando ya habían pasado unos años desde que Rose le había cedido aquel puesto.

—Muy bien, Greg, ¿es realmente necesario este asunto de la escuela para Steven?

—La educación básica es necesaria para cualquier humano. —afirmó Greg, —Es una experiencia.

Supo que había dado en el clavo al ver que Garnet apretaba un poco los labios y observaba a Amatista y Perla. Experiencia era lo que necesitaba decir para que su decisión se pusiera a consideración; después de todo Rose añoraba las experiencias y desarrollo de los humanos.

—¿Qué es lo que hacen los niños humanos en esta escuela, y cómo puede ser beneficioso para Steven? —inquirió nuevamente Garnet.

—Aprenderá muchas cosas. Historia, matemáticas, geografía, inglés, —enumeró, sonriendo.

—Nosotras podemos educarlo en todo eso, —farfulló Perla.

—Dibujo, tal vez música...

—¡Ajá! ¡Tú no te preocupas porque Steven aprenda algo! Tú quieres que ame la música tanto como tú y siga tus pasos, —volvió a hablar.

Greg rodó los ojos pero decidió no responder ante la acusación de Perla. Hablar con ella respecto a esto era como andar en un callejón sin salida. Por su parte, Garnet meditó en silencio, antes de volver a hablar.

—¿Cuánto tiempo tiene que estar Steven ahí?

—Bueno, es desde la mañana hasta poco después de las doce, —dijo, encogiéndose de hombros. —De lunes a viernes.

Garnet afirmó con la cabeza, aún considerando las posibilidades.

—¿Eso significa que Steven no estará aquí en las mañanas? —habló Amatista, sorprendida. —Eso es extraño, viejo.

Greg rió ante la sorpresa en la gema más joven.

—Muy bien, Greg; no veo problema alguno para que Steven vaya a la escuela.

—¡Garnet! —se quejó Perla. —¡Él es muy pequeño aún!

—En realidad hace años que debí meter a Steven al colegio, —comentó Greg, llevando una mano a su nuca nerviosamente, —pero ahora que Marty me ha pagado por nuestro viejo trato, puedo llevarlo a una buena escuela.

Perla gruñó por lo bajo. Amatista rió al verla enfadada.

—Si ya ha perdido un par de años de eso, no veo por qué empezar ahora.

—Steven no es sólo una gema; él es mitad humano, —declaró Garnet, igual de neutral que al tomar la decisión, —Él necesita conocer la cultura del lugar que va a proteger. No está a discusión.

Rendida, Perla soltó un bufido y se acercó hacia la habitación de Steven. El niño se encontraba en su cama dormitando con total tranquilidad, como si la discusión entre sus guardianes no lo perturbara de la paz que le brindaba la inconsciencia.

Suspiró, aún algo enfadada.

—Tienes que prometer que no se alejará de nosotras.

—Eso no va a pasar, Perla. Lo juro, —dijo Greg, y aunque ella no confiaba demasiado en su palabra, sirvió para que pudiera relajarse un poco.


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