Regalo navideño para Neutral HD, sobra decir que esté hecho con mucho cariño. Estoy muy agradecida por la ayuda que me prestaste, y muy -mucho muy- contenta por las palabras que me regalaste.

«Drabble que participa en la décima convocatoria de "Gundam Wing Yaoi en Español" (página de Facebook)»

Beta: Neutral HD. ¡Mil Gracias nuevamente! 3

Disclaimer: Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, todos son propiedad de su respectivo autor y hago esto sin fines de lucro, por el mero amor al arte y al ocio.

Espero que disfrutes la lectura, y si te ha gustado, no te olvides de regalarme un comentario, sería de gran ayuda. C:


Esa Noche

Es la primera noche buena que pasas en compañía de los demás pilotos, tus amigos… pero no es esa la razón de mantenerte extraordinariamente nervioso, no.

Casualmente te ofreciste cuando la señorita Darlian no encontró cómo interesar a Heero en dicho festejo. Pasaste la última semana planeando la deliciosa cena que ahora disfrutan; te obsesionaste aún más que ella con cada detalle, todo debía encajar a la perfección. Lo lograste.

Teóricamente, sería la ocasión perfecta para confesar aquello que vive triturando tus neuronas… pero no. Todo se fue por la borda cuando, luego de dos horas, concluiste que él no entraría por esa puerta.

La decepción toma posesión de tus acciones, se licúa en tu pecho acrecentando el coraje, causando una sensación de vértigo que ni pilotar te provoca. ¿O será el efecto de todo el vino que ya tomaste? Un suspiro se te escapa, y recién te das cuenta de que tu risa es respuesta instantánea cada vez que escuchas su nombre.

Entonces decides que es momento de tomar un poco de aire. Con pasos torpes llegas al balcón, no sin antes tropezar con todo. Te ríes más de lo absurdo y, sobre todo, patético que te sientes. ¡Hasta te parece verlo dando vueltas en el jardín! Pero no es posible. No hay manera de que ese testarudo piloto estuviera ahí todo el tiempo, con ese traje y una mueca de injustificable nerviosismo tatuada en su perfecto rostro.

¡Eres un idiota, Heero! le gritas al fantasma de tu tormento, y comienzas a reír tan estruendosamente que de pronto te ves acompañado por todos en el balcón.

Echas un último vistazo al jardín confirmando que no hay nadie. Todos te miran cómo si necesitaras camisa de fuerza y sigues riendo, aunque él te mire fijamente.

Repítelo, Maxwell… ordena cruelmente aquel espejismo, sorpresivamente real; incluso logró que tu corazón se saltara un latido, como siempre que te llama así: tan lleno de escalofriante soberbia que te dan ganas de golpearlo.

¿Y por qué no? Piensas y alzas tu puño buscando contacto. Todo da vueltas en un segundo, mismo en el que cerraste los ojos, y al siguiente, estás de rodillas el en suelo, ambas manos sujetas a un pantalón negro muy formal, y muy parecido al atuendo del malvado ente. Las risas estallan a tus espaldas y te hacen reaccionar.

Tus ojos recorren la anatomía delante de ti. Tragas en seco y palideces de horror, ante el rostro furioso y sonrojado que te reprocha en silencio. Un puñetazo bien merecido se encarga de devolverle el color a tu mejilla izquierda. En silencio ves como el objeto de tu adoración sube sus pantalones y se marcha deprisa.

Tus camaradas siguen riendo y a ti sólo te queda resignarte; quizás aún no es momento de darle nombre a aquello que los dos comparten algunas noches, y aunque sea producto de tus hiperactivas neuronas, no puedes evitar sacarlo de tu pecho para que deje de quemar perdiéndose con el viento… Te amo, Heero Yuy…