Antes de empezar: Esto en la traducción (autorizada) de la fanfic de heavy horse (titulo original en Francés: "La cérémonie de la répartition"). Yo no soy dueña de nada de esto.
Pueden encontrar la historia original aqui: s/8095632/1/La-cérémonie-de-la-répartition
Un agradecimiento especial a heavy horse, que me dejó traducir esta estupenda historia.
Ron intentó levantar con orgullo la cabeza, pero muy rápido olvidó la idea de esconder el miedo que le revolvía el estomago. Todos estaban ahí, esperando como imbéciles y los demás alumnos los miraban con unos aires de superioridad. El maldito sombrero acaba de terminar su canción, y aunque hubiese estado por un instante aliviado por los criterios de la Selección, la angustia lo había vuelto a invadir cuando la loca de pelo enmarañado había ido a sentarse junto a sus hermanos en la mesa de los Gryffindors.
Sus hermanos. Sus cabellos ardientes se destacaban del lejero brillo de las velas, y se preguntó como reaccionarían Fred y George si no quedaba en Gryffindor. Al fin y al cabo, no era tan grave. Nada más sería la excepción, el parasito, el de más. La cara se le puso roja. El pánico le llegó cuando el nombre de Harry fue llamado y se quedó solo entre los últimos del grupo que se agitaban nerviosos.
Harry fue a sentarse con los Gryffindors, y trató de dedicarle una sonrisa. Sabía que estaba pálido, y sudores fríos le rodaban por la espalda cuando su nombre sonó por toda la sala.
Avanzó, temblando de pies a cabeza, hacia el taburete que ahora tenía el tamaño de una montaña, y contempló al sombrero, diciéndose que finalmente enfrentarse a un trol no era tan terrible.
Cuando la profesora le colocó al sombrero sobre la cabeza, se sobresaltó oyéndolo murmurar en su oreja.
-Umm... Por una vez, es bastante fácil...
-Er... ¿De que habla? susurro el niño pelirrojo, un poco decepcionado.
-De tu selección claro... Tus hermanos gemelos hubieses sido buenos Slytherins y el mayor hubiese encajado en Hufflepuff... Probablemente tú también, pero pareces demasiado descuidado para unirte a ellos.
-¡Hey! – Ron frunció el ceño. No le gustaba mucho este sombrero idiota.
-Bueno bueno bueno... Coraje. Atrevimiento pero dificultades de concentración, no te gusta mucho estudiar, ¿me equivoco mi niño?
-Pues... no mucho, no...
-Veo capacidades de reflección particulares, Ravenclaw no te convendría para nada, y Slytherin tampoco, no eres lo suficientemente astuto...
-¡Hey! – repitió el muchacho – ¡no le dejaré insultarme, estúpido pedazo de tela!
El sobrero se río bajito y agragó:
-Bueno, entonces únete a tu familia en... ¡GRYFFINDOR!
En un suspiro de alivio, Ron medio lanzó el sombrero en las manos de Zabini Blaise apresurándose hacia la mesa, de dónde provenían los gritos de alegría de sus hermanos que llegaban a sus oídos. Ahora se sentía muy bien, y finalmente podía disfrutar enteramente del descubrimiento de Hogwarts y de sus secretos.
