Holas n.n

Bueno aquí les tengo una nueva historia, una idea loca que me surgió en esos largos días en la U, espero que sea de su agrado

Se les agradece de antemano por tomarse el tiempo para leer

Detalles antes de comenzar:

La historia se relata en tercera persona

-hola Esteban ¿Cómo estás?- dialogo

-puede ser pero… estoy seguro de que no es el- diálogo en cursiva son pensamientos

"…" tres puntos, serian como las comas, en si para entrecortar los diálogos

Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece sino al supertroll Hiro Mashima, ya que si fuera mío no habría hecho que Jellal rechace a Erza c:


Capítulo 1

-Vamos Lucy ¡despierta!- se veía a un joven rubio que abría las cortinas de una pequeña ventana dejando a los rayos del sol iluminar su hogar, no hace mucho que había amanecido

-5 minutos más- era una voz suave y delicada, que se retorcía acomodándose para continuar con su apetecible sueño

-levántate Lucy- le quito las sabanas abruptamente, el joven se notaba algo molesto

-ya estas con esa cara amarga Sting- rio la rubia al verlo, el muchacho alzo las cejas con ligera molestia, pero no tardó mucho en sonreír, la rubia había conseguido su objetivo

-vez… eres más guapo cuando sonríes-le lanzo una mirada coqueta con sus ojos color chocolate

-Cómo si no lo supiera Lucy- sonaba bastante confiado, era innegable que el muchacho era guapo –pero me es difícil sonreír en este dia del mes- había preocupación en su voz

-sabes que no va pasar nada- la rubia se puso de pie –se cuidarme hermanito- se acercó a la puerta abriéndola de golpe, un poco de aire fresco entro en la pequeña casa, la luz del sol ilumino el cuerpo de la rubia que apenas si tenía tela que le cubra el cuerpo, un short sumamente pequeño, junto a una blusa de tirantes que le llegaba a la mitad del ombligo, la rubia comenzó a flexionarse, estirando los músculos que aún estaban un tanto dormidos, mostrando los buenos atributos que tenía, mientras lo hacía se notaba su piel blanca y delicada junto a su cabellera que le llegaba a media espalda, básicamente dicha rubia era sumamente hermosa

-voy por agua- el joven salió

-está bien... yo voy preparando el desayuno- la rubia se puso un delantal dirigiéndose a su pequeña cocina –que empiece este nuevo dia-

.

-muy bien Sting me voy yendo- se dirigía a la puerta pero su hermano la detuvo

-…- la examino, llevaba puesta su pequeña mochila, el pelo amarrado en dos coletas, una falda rosada que llegaba a medio muslo, una blusa de manga corta color purpura que mostraba ligeramente su escote y unas sandalias de planta plana

-¿Qué pasa?- ignoro la mirada de su hermano

-¡cámbiate!-

-¿¡que!?- se miró a si misma -¿Qué tiene de malo?-

-estas muy…-

-no molestes Sting-

-vamos Lucy… cámbiate- la detuvo –es por tu bien… no confió en ese viejo-

-el hecho de que me cambie de ropa no me pone más segura-

-lo se… pero es para sentirme más tranquilo-

-se defenderme Sting- lanzo un suspiro –no me va a pasar nada-

-…- la miro molesto –si tan solo pudiera acompañarte- se quejó

-sabes que no puedes- miro una caja enorme que estaba en medio de la pequeña sala –necesitamos dinero y hoy no puedes ir a la cosecha a ayudar a los aldeanos- Lucy comenzó con su regaño –tienes que ir al pueblo y entretener a la gente… necesitamos ese dinero-

-lo sé- dijo en una especie de quejido, no estaba contento

-voy a estar bien Sting… no te preocupes-

-lo sé- volvió a repetir –pero es que eres la única familia que me queda… no quiero que te pase nada-

-y no pasara- le dio un abrazo –nos vemos en la noche-

La joven camino en dirección contraria al sol poniéndose de ultimo un gran sombrero, mientras se acercaba saludo a unos cuantos vecinos que tenía, ambos vivían un tanto alejados del pueblo, esa pequeña casita era lo último que le había quedado de su papa, el cual compartía con Sting, Jude Heartfilia un prominente y acaudalado terrateniente que lo había perdido todo no hace más de dos años, cuando ella apenas había cumplido 15 años. Después de la muerte de su madre un año atrás, la relación con su padre nunca había sido de las mejores pero lo quería y le dolía ver como él se pasaba el tiempo despilfarrando todo el fruto de años de trabajo que había conseguido con su madre

-¡Basta papá!- un recuerdo cruzo por su mente -¡no ves que te haces daño!- el recuerdo de ella haciendo un vano intento por recuperar a su padre, aun la lastimaba

-Buenos días Lucy-san- se le acerco una señora mayor

-¡Spetto!- corrió a abrazarla, ella era su nana desde pequeña y su salvadora, si no hubiera sido por ella, habría acabado como su padre, asesinado por sus acreedores

-¿Cómo estás?- le pregunto con cariño

-muy bien Spetto- sonrió –me dirijo al castillo del rey-

Spetto hizo una mueca amarga, al igual que su hermano la idea no le agradaba

-no me mires asi Spetto… no tengo de otra-

-soy consciente de ello Lucy-san- lanzo un suspiro de resignación, después de todo Lucy era si desde pequeña, cuando tomaba una decisión era muy difícil hacerla cambiar de parecer – ¿le vas a llevar tu obra?-

La rubia asintió, se despidió de ella y camino en dirección a dicho castillo, Spetto no solo la salvo aquella vez sino que también le presento a su hermano, Sting Eucliffe, llevaba el apellido de su madre, lo curioso era que ambos habían nacido casi al mismo tiempo Lucy era mayor por un par de meses nada más, las "travesuras" de su padre la decepcionaron un poco. Sting vivió casi toda su infancia en un orfanato el cual mantenía Jude, en si cuidaba del muchacho, pero nunca había tenido contacto con él y por lo que Spetto le comento nunca pensaba hacerlo

Al principio su relación con Sting fue chispeante, después de todo enterarte que tienes una familia cuando ya habías asumido que estabas prácticamente solo en el mundo, no era fácil de digerir y mucho menos aceptar, pero con el tiempo ella se fue ganando su cariño tanto hasta el punto de protegerla como lo más preciado de su vida

-yo también lo quiero- pronuncio la rubia, eran solo ellos dos en un mundo un tanto caótico

.

-Señorita Lucy… sea bienvenida- la rubia había llegado a lo que era un castillo enorme, el guardia ni bien la vio mando la orden de que habrán el enorme portón, en un par de minutos ya se dirigía al salón principal, era un lugar imponente sumamente limpio y decorado propio del rey de Fiore

-Lucy-sama- se acercó una chica de pelo purpura con un vestido de sirvienta –sea bienvenida-

-¡Kinana!- se le acerco y la abrazo con fuerza –tiempo que no veía… estaba un poco preocupada-

-siento preocuparla Lucy-sama-

-¿pero porque me llamas asi?... vamos somos amigas Kinana-

-el señor está en el castillo- la miro tristemente –no quiero arriesgarme a que me castigue de nuevo-

-lo siento- la rubia ya conocía el significado de esas palabras, una tristeza invadió su corazón, cerca del rey de Fiore rondaba un rumor bastante desagradable el cual era el fundamento en la preocupación de Sting y Spetto

-lo siento-

-no se disculpe Lucy-sama-

-¡Exacto!- un hombre algo pequeño apareció bajando las escaleras –no te disculpes mi querida Lucy-chan- aparentemente las había escuchado –eres demasiado importante para tan siquiera intercambiar saludos con mis sirvientes-

-exagera señor- le respondió la rubia fingiendo agrado, por dentro detestaba al viejo

-¡vete Kinana!- le ordeno –te quiero lista a las 6 de la tarde-

-si señor- la sirvienta se alejó mostrando una cara de desesperación que Lucy noto asustada, recordando las aterrorizantes cosas que ella le había contado sobre esos "castigos"

-Lucy-chan- la miro sonriente como si nada hubiera pasado –supongo que trajiste un nuevo volumen de tu maravillosa historia-

-si señor- era inevitable, estaba que la carcomía los nervios, si por ella fuera salía corriendo de ese lugar y no regresaba nunca más pero su necesidad pesaba y pesaba mucho como para rechazarlo

-aquí lo tiene- le acerco un libro un tanto grueso

-magnifico- el rey ojeo rápidamente el libro

-espero que sea de su agrado-

-estoy seguro que si- el viejo miraba desagradablemente las piernas de la rubia –no solo eres tan hermosa como tu madre… sino que también heredaste su maravillosa forma de escribir-

-creo que exagera señor- se sintió apenada –aún me falta mucho para llegar al nivel de mi madre- una imagen de ella paso por su mente. Una señora rubia exactamente igual a ella solo que con un aire de madurez propio de una madre

"Layla Lucky, una renombrada maga celestial, que también una escritora con un futuro maravilloso" esos eran los comentarios que giraban en torno a ella por parte de la nobleza de Fiore. Pero en el ámbito que más destacaba no era ese si no su pasión que sentía por los templos de Zeref, unos templos discernidos por todo Fiore, que aparentemente guardan una íntima relación con la diosa del reino. Mavis la profeta que trajo esperanza al mundo en tiempos de desgracia y penuria, a lo menos eso era lo que contaban las leyendas

Esta era la máxima meta de Lucy, su pasión hacia el tema era casi igual o mayor al de su madre

-dime Lucy- el rey la miro algo serio –"esos" tipos te han seguido molestando-

-no señor… gracias a usted ya no nos molestan- se refería a los acreedores de su padre

-ya veo- rio confiado –estoy seguro de que ya no corres peligro- tomo su mano –no tuve la oportunidad de ayudar a tu padre en su desesperación al momento que tu madre murió… esta es una forma de remedirme-

-no tiene por qué hacerlo señor- se soltó del agarre algo incomoda

-claro que si… yo era muy amigo de tus padres… aunque la primera vez que nos hayamos visto no me reconocieras- paso hace algún tiempo, pero ella dudaba de toda esa historia

-espero que sepas agradecérmelo- la miro lujuriosamente, la rubia trago duro esta era la razón por la cual ella no le creía nada

-claro que sí señor- se calmó a sí misma, tenía que manejar la situación –por eso le doy mi historia… considerando que la originalidad no es mía sino de mi madre- la última obra que su madre estaba escribiendo antes de que cayera enferma

-lo sé- aparto la vista –y no te preocupes… no pienso sacar beneficio de ella… solo soy la caja fuerte que la protege-

-se los agradezco- eso también era una mentira pero debía tragársela ya vería la forma de quietársela cuando cumpla sus objetivos

-bueno señor…-

-no piensas llamarme Thomas… ¿verdad?- rio entre dientes

-no puedo hacerlo… sería una falta de respeto hacia el rey de Fiore-

-bueno Lucy-chan… como tú quieras- se dirigió hacia la puerta – ¿qué me decías?-

-Hmmm… ¿la paga?- se puso nerviosa

-¡se me estaba olvidando!- se llevó su mano a su cara

-¡Oye viejo!- una voz grave sonó en el lugar interrumpiéndolos -¡necesito hablar contigo!-

-Natsu…- el rey puso una cara de pesadez -¿Cuántas veces te he dicho que no me llames asi?- se notaba fastidiado

-del tiempo en que nos conocemos… muchas veces… V-I-E-J-O- le importo un rábano. Lucy rio por lo bajo, no lo pudo evitar pero a lo menos lo disimulo muy bien o eso creía

-¿eh?- se percató de una mirada penetrante, era por parte del joven pelirosa que la miro al momento de reírse, se puso nerviosa.

Un joven un tanto alto, no mostraba tener más de 18 o 19 años, vestido con unas botas negras un pantalón blanco, un chaleco que mostraba parte de su abdomen, el cabello rosado salmón un tanto despeinado y unos ojos sesgados con la pupilas color verde jade que la miraban con insaciable curiosidad que hacía a Lucy derretirse por dentro. Los nervios la estaban destrozando nunca nadie la había mirado de esa forma

-¿una tabla de chocolate?- se dijo a sí misma, era difícil no notar el tan bien ejercitado cuerpo que tenía, ya estaba acostumbrada, su hermano no tan era diferente y recordaba que su padre también era cuidadoso con su estado físico, pero algo en el pelirosa hacia que a ella se le suba la temperatura con verlo, una muy extraña sensación

-ejhem- el rey tocio con molestia alterando a ambos -¿Qué necesitas Natsu?- mirada feroz le dedicaba el rey a Natsu, que al darse cuenta rio burlándose de él

-Tengo un problema con los soldados… necesito que me acompañes… ahora- dio media vuelta y salió hacia del lugar –por cierto… muy linda la chica- dijo dándole un último vistazo a la rubia que aún estaba sonrojada por su presencia

-me disculpo por su actitud- el viejo miro cansado hacia la puerta

-no se preocupe- se rasco la cabeza con un poco incomodidad -¿Quién es el?... nunca lo había visto antes-

-estaba en la frontera norte del reino… llego apenas ayer… es uno de mis generales-

-¿¡tan joven!?- se sorprendió

-jajaja- el rey empezó a reír –de verdad lo parece… pero te sorprenderías por los trucos que tiene ese sujeto-

-…- prefirió ya no comentar mientras menos contacto e información tenga sobre esas personas era mejor para ella

-sobre tu paga Lucy… no puedo dártela hoy-

-¿eh?... ¿Por qué?- se asustó un poco, que tendría planeado el viejo

-no te asustes- tomo su mano –necesito que regreses mañana… el reino ha tenido muchos gastos en estos días y recién me llega un cargamento de oro mañana-

-entiendo- dijo con pesar, mas tener contacto físico con el que por la mala noticia

-asi que te espero mañana-

-téngalo por seguro- se soltó del agarre – mañana vendré-

-¡muy bien!- aplaudió –ahora me retiro a los asuntos de ese tipo… siéntete como en tu casa Lucy- se retiro

La rubia lanzo un suspiro de alivio –mejor me voy- iba hacia la salida pero se detuvo –aunque… Kinana podría estar…- su cuerpo le temblaba, por su culpa ella tendría que recibir ese trato miserable de nuevo pero buscándola e intentando ayudarla o consolarla no ganaría nada, a lo menos no por ahora, asi que mejor se fue

.

-¡ya llegue Lucy!- Sting abrió la puerta con un golpe –huele deli…- se quedó seco

-Hola Sting- un joven de pelo café estaba sentado en el sofá

-…cioso- miro hacia la cocina y ahí estaba Lucy degustando de la comida que estaba preparando –Hola Max- lo miro molesto

-¿¡porque tiras la puerta Sting!?- se le acerco Lucy

-…- se silencio era su mejor argumento en este momento, Lucy se molesta

-jejeje- Max rio por lo bajo

-a lo menos ya llegaste- le ayudo con la enorme maleta que traía -¿Cómo te fue?-

-de maravilla- sonrió sacando una gran bolsa de monedas –y eso que no estaba con mi asistente-

-sí que es mucho- Max miro la bolsa con interés –ser un mago de luz tiene sus ventajas-

-es que soy el mejor-

-tan presumido como siempre- Lucy le quito la bolsa –va directo a los ahorros- y se fue a la cocina

-¿Qué haces aquí Max?- se sentó frente a él, aun con molestia

-trae información sobre Erick- se acercó Lucy

-¿Erick?- Sting parecía recordar el nombre

-si… el prometido de Kinana-

-cierto… ¿ya saben dónde lo tienen?-

-no-

-¡entonces no haces bien tu trabajo!- le reclamo

-depende de muchos factores Sting- Max se rasco la frente –pero por lo menos baje el rango de búsqueda- ambos hermanos lo miraron curiosos –es rey sabe dónde está-

-¡ese viejo maldito!- grito Sting

-lo más probable es que sea un prisionero… lo difícil de averiguar ahora es en cuál de los tantos calabozos del reino esta-

-¿y cómo piensas averiguarlo?- le pregunto Lucy

-tengo un contacto que es un buen amigo mío en el ejercito del reino- afirmaba con cierto orgullo –no tardare en averiguar donde lo tienen y no solo el sino que también los demás que han desaparecido-

-ya veo-

-asi que eso sería todo… y bueno ya me voy- Max se puso de pie

-¿eh?... ¿no quieres quedarte a comer?- le pregunto la rubia

-no Lucy gracias… si me quedo Sting me va matar con la mirada-

-no le hagas caso… además eres algo feo y definitivamente no eres mi tipo- le dolió Max

-jajaja- las risas eran inevitables

-bueno… suerte- despidieron a Max quedando ambos dispuestos a comer

Unos 10 minutos después ya estaban comiendo

-¿¡cómo que tienes que volver a ir mañana!?- Sting grito molesto

-¡cálmate!- le grito más fuerte –quiero comer tranquila-

-pero…- sentía impotencia –viejo cabrón… mañana yo voy contigo-

-no es necesario Sting- lo miro con gesto cansado

-pero esto es sospechoso…-

-lo se…- puso una cara triste –pero no tengo de otra… además quiero saber que paso con Kinana… todo lo malo que le esté pasando ahora es mi culpa- apretó con fuerza la cuchara, sentía mucha rabia de sí misma

-ella es fuerte… va superarlo- Sting la abrazo

-gracias- se limpió unas cuantas lagrimas que salieron continuado con la cena, la imagen de un extraño pelirosa paso por su mente junto a esa extraña situación

-Sting…- lo llamo -¿Qué tanto sabes sobre los generales del rey?-

-¿Generales?- Sting se puso a pensar -no mucho… los más conocidos son José el mago "Oscuro" y Minerva la "Sádica"… pero estoy seguro que tiene unos cuantos más… ¿Por qué preguntas?-

-es que hoy mientras hablaba con el rey… conocí uno-

-¿y qué tal?- la miro concentrado

-n-nada especial- dejando de lado la increíble reacción que tenía con el pelirosa –aunque si me sorprendió un poco por su edad-

-¿su edad?-

-si- termino de comer –no pasaba los 20- Lucy tenía una pequeña sonrisa en el rostro –además era muy guapo- eso último se lo dijo para sí misma

-un general de menos de 20 años... nunca escuche algo parecido-

-y aparentemente no es del agrado del rey… no será él… el contacto de Max- el comentario sorprendió al rubio

-no lo creo- rio entre dientes –es cierto que Max es bueno con la información… pero tener a un general de informante es pensar demasiado-

-tienes razón- se llevó los platos a la cocina

-¿me pregunto si lo volveré a ver?-pregunto al aire

-¿Qué?- el rubio la siguió

-nada- acallo las siguientes preguntas de hermano celoso lavando los platos, para asi acabar este dia que sería el comienzo a una aventura que a ninguno de los dos se les habría cruzado por la mente

.


Ahí tienen el primer capítulo, espero que les haya gustado, el siguiente sale en una semana, como ya había dicho en el otro fanfic el próximo domingo

Saludos n.n