Lluvia.

Era de noche, el aire soplo con fuerza en la ciudad de Danville. Dos siluetas permanecian en la oscuridad, ya era tarde para evitarlo.

— ¿De verdad tienes que irte? — Pregunto la silueta más alta.

Perry asintió levemente, como una mano tomo la suya.

— Prométeme que volverás — Dijo la oscura silueta.

El ornitorrinco asintió nuevamente.

— ¿Cómo sé que si lo harás? — Le cuestiono.

El agente no podía creer en tanta desconfianza que provenía de él. Se le acerco lentamente y le dio un suave beso.

Él se quedó mirando, asombrado a lo que el ornitorrinco había hecho. Pero nada le importo, como su mano se acercó al agente y lo acerco a sus labios.

Sabía que él no podía escapar, y lo beso, no podía resistir la sensación que le causaban las manos acariciando su pelo suave y largo.

— No te vayas — Suplico la oscura sombra.

Estuvo a punto de obedecer, tampoco quería irse, pero era su trabajo, tenía que obedecer.

Se apartó casi ofendido, no era correcto, no creía que casi cayó en la trampa.

Una luz abarco el lugar, y anuncio que el agente se tenía que ir.

En cuanto el ornitorrinco piso un escalón, un ruido lleno el cielo acompañado por nubes grises, como comenzó a llover.

El hombre miro un momento, antes de que Perry apareciera, sentado, mirándolo a los ojos, con tristeza.

El tren comenzó a irse, Heinz apretó su bata blanca y una nota que el agente le había dado ese mismo día en la tarde, como las pequeñas gotas le cayeron encima.

Se sintió culpable...

— ¿Cómo lo convencí de que se fuera? — Dijo para sí.

Después de un momento, todo volvió a ser oscuridad, el aire soplo con fuerza y el científico ya no tenía nada que hacer allí.

Se fue tirando la nota al suelo aún seco con desprecio, y él también desapareció en la oscuridad de la noche.

"Misión urgente: Reubicación temporal por aproximadamente un mes"

Al final, el viento levanto la nota, que se perdió en la noche.

Fin.