Los viernes jamás llegaba a casa, naturalmente se iba de juerga toda la noche y parte de la madrugada del siguiente día, sus padres simplemente habían confiado en él, mudándose a otro país y dejándole a su hijo todo lo que poseían.
Responsable, claro que lo era, pero cuando se trataba de fiesta mandaba todo a la mierda.
-¿Cuándo dejaras esas malditas fiestas?, estoy rato que tu madre esconda todas las quejas que hay sobre tu infame comportamiento.
Gilgamesh había crecido como todo un junior (el clásico niño rico que solo vive del dinero de su papá) y como no, si siempre había estado rodeado de frivolidad, arrogancia y de ambientes hostiles donde el dinero y la posición lo eran todo.
-escúchame bien, de ahora en adelante algunas cosas cambiaran, tu madre volverá contigo, terminaras la universidad y después vendrás conmigo lejos de toda distracción.- su padre intentaba ser duro pero Gilgamesh solo lo tomaba como a un loco
-bien si terminaste con todo el sermón me vuelvo a Londres- se levantó del sofá y camino a la salida. Su madre ya lo esperaba en la limusina.
-cariño debes ser un poco más humilde- él solo miraba por la ventanilla –espero que no tengas la casa hecha un chiquero
-está intacta, nunca hay nadie así que no hay por qué preocuparse
-perfecto, solo por si acaso quisiera que en cuanto lleguemos solicites personal para la limpieza y nuestro servicio
-es molesto que te despierten cuando aún es muy temprano
-sé que esto de volver a vivir con autoridad no es nada de tu agrado, pero tú lo propiciaste, quiero que te vuelvas un hombre responsable y educado, no que sigas siendo un niño malcriado que lo tiene todo en bandeja de plata.
Ninguno de los dos siguió la charla, cuando llegaron a la casa inmediatamente tomaron sus maletas y partieron nuevamente en dirección al aeropuerto.
De eso habían pasado semanas, de nuevo en la realidad el chofer pasaba por él de lunes a viernes, lo cual era un fastidio.
-desde que tu madre volvió ya nada es lo mismo
-quieres callarte,
-te volviste en un pequeño gato amaestrado-
En ese momento Gilgamesh se lanzó sobre su "amigo" propinándole un buen golpe en la cara. Aquellas burlas se habían vuelto habituales, y es que con su madre ahí no podía portarse como el patán que había mostrado ser.
Una vez en casa…
-desde cuando haces ese tipo de escenas, no te eduqué para que fueras un bruto barbaján- él solo la escuchaba hastiado -mira nada más, ni cuando eras niño hacías esas cosas- con un algodón limpiaba la ligera abertura de su labio
Una de las sirvientas entro en la sala de estar
-señora en la entrada hay una chica interesada en el empleo…-
-fantástico, hazla pasar y en cuanto a ti quiero que vallas y te des un buen baño
El solía ser muy arisco en cuanto a las órdenes y en especial cuando lo trataban como a un niño, pero eso a su madre no le interesaba y parecía que entre más le disgustase a él más lo hacía
- tienes excelentes recomendaciones y eres muy servicial, bienvenida seas
-muchas gracias señora
- puedes empezar por ponerte el uniforme y limpiar la parte de arriba, ese niño no tiene sentido de la limpieza- ambas caminaban hacia la que sería su habitación- la casa es enorme, creí que con solo una persona bastaría pero me equivoque, bien llegamos, tienes un baño completo para ti sola, puedes tomar todo lo que quieras de la cocina y si necesitas algo solo dímelo
-sí, gracias
Sin decir más salió de ahí dejando a la chica sola.
El uniforme le quedaba un poco justo del pecho y las medias le llegaban a media pantorrilla, se puso la tradicional cofia y fue a buscar un balde, una escoba y un paño para empezar con su trabajo.
Gilgamesh estaba metido en la tina de baño, meditando toda la situación en la que se encontraba, ni loco seguiría con el papel de niño obediente, quería romper unas cuantas reglas, quería divertirse un poco, esas semanas de abstención no ayudaban a desaparecer el estrés que tenía encima.
Decidido a salir de aquella monotonía, se puso de pie, busco una toalla y salió hacia su habitación. La puerta estaba abierta, odiaba que su madre anduviese fisgoneando en ella
-te he dicho que no me gusta que entres aquí…
Una rubia hizo su aparición, era muy bonita y el uniforme le sentaba muy bien
-di-discúlpeme, no tenía idea…- era la voz más dulce que había escuchado
La chica nueva de servicio era realmente sexy, algo en su cuerpo comenzaba a reaccionar
-puedes seguir limpiando después de que termine
Estaba tan avergonzada que salió de ahí sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo -si señor- cerro la puerta tras de sí y se metió a otra de las habitaciones para seguir limpiando.
Se había vuelto loco, jamás en toda su vida había reaccionado de esa forma tan ansiosa, trató de culpar a sus días de completo asceta.
Arturia sentía aun los colores en la cara, el niño que ella imaginaba había resultado ser un hombre muy atractivo, no había podido evitar verle de cuerpo completo y su nerviosismo aumento más al verlo solo con una toalla en la cintura.
Aloha!, je bueno aquí les dejo algo así como un oneshot, es un tema muy tocado pero me fue imposible no hacerlo, espero sea de su agrado.
