N/A: Despues de tanto tiempo sin escribir (salvo "Primos de sangre" para Hermi-SsS, BellatrixxSirius) vuelvo con un TonksxLupin, Hurt/Comfort, ya sé, cliche, pero espero que les guste :)
Grimmauld Place exhibía sus mortecinas luces bien pasada la medianoche. No se vislumbraba nada en el oscuro pasillo, salvo el final de este, donde se encontraba el comedor con apenas un par de luces, como amortiguando la depresiva oscuridad. Claro que nadie iba a esforzarse en que ese lugar pareciese más alegre: el dueño de esa casa, Sirius Black, la detestaba profundamente, y no tenía la menos intención en lograr que ese lugar se viese acogedor. Esa casa había sido su prisión en los veranos de su adolescencia, y ahora lo era de nuevo, por el maldito Ministerio de Magia que se empecinaba en negar toda culpabilidad en el aparentemente difunto Peter Pettigrew. Mientras el reloj daba las doce campanadas, Sirius apagó las luces del pasillo con somnolencia. En el comedor sólo quedaban Remus Lupin, Nymphadora Tonks, Albus Dumbledore y Ojoloco Moody. Albus Dumbledore ya había expresado su interés por marcharse, porque no creía que faltase decir nada, y él debía retornar al colegio. Moody, por su parte, ni se había percatado de la hora, así como no le hubiese molestado quedarse, dado que él se mantenía siempre de guardia. Lupin y Tonks, a su vez, seguían hablando, entretenidos sobre la Primera Guerra contra Voldemort. Tonks era muy pequeña como para recordarla, pero claramente Remus no. Remus recordaba todo con detalle, y se lo estaba contando a Tonks con minuciosidad.
-En la Primera Guerra todos decían estar bajo los efectos del Imperius. Nadie realmente estaba a salvo, ni de sus propios familiares, porque bien podían estar bajo el maleficio. Había mucho pánico y terror, las cosas no se ocultaban, el Ministerio había logrado sembrar el pánico, aunque no fuese su intención. Fueron los tiempos más oscuros de la Historia de los tiempos, al menos para los magos. Esto sería comparable con la Segunda Guerra mundial. Un genocidio que no tenía fin: Además de estar liquidando a mestizos, habían ya torturado a los Longbottom, habían matado a los padres de Molly Weasley, y había hecho estragos aún en las familias de sangre pura, pero que habían bifurcado sus caminos para el mestizaje.
Tonks lo escuchaba embobada, sin decir una palabra. Su cabello había dejado su tono rosa para estar en un castaño claro. Ella realmente estaba interesada en todo aquello. Mientras que su padre le había inculcado el interés hacia la historia de la Segunda Guerra Mundial, su madre había contado tantas veces la historia de la caída de Voldemort que ella se sintió atraída por aquello. Claro que de pequeña, su madre había omitido la palabra "genocidio", así como no le había contado todas las cosas terribles que había hecho el Señor Tenebroso. Remus la miró, trató de soslayar todo aquello terrible que estaba contando.
-Entonces llegó Harry.-dijo con una sonrisa. Ella también sonrió. Sirius los observó desde el pie de la escalera. Mientras Moody se trasladaba a su guardia enfrente de Grimmauld Place, y Dumbledore cruzaba el umbral de la puerta y desaparecía, Sirius sonrió al verlos hablar. Era sensacional que en tiempos de espera y de guerra aún hubiese personas que se tomaran el tiempo para hablar y para disfrutar de un momento con la vida. Sirius les dedicó una última mirada antes de subir, sin antes preguntarse si algo pasaría entre ellos dos (sin saber que sus hipótesis serían luego confirmadas), apagando las luces a su paso, hasta el último piso, para ver a Bulbeack, hasta que el sueño le ganara y terminase durmiendo con el hipogrifo. -Creo conocer esta parte de la historia. Mi madre me la contó cuando era pequeña. "Entonces, muertos James y Lily Potter, el que No Debe ser Nombrado se acercó al pequeño Harry Potter. Y justo cuando lanzó el maleficio, de una manera misteriosa y fantástica que nadie comprende, el hechizo rebotó e hirió mortalmente al Innombrable, terminando así con su tiránico mandato en el Mundo Mágico."-completó ella con una sonrisa.-Recuerdo que cuando estaba en Séptimo año de Hogwarts, de lo único de lo que se hablaba era de que el siguiente año Harry Potter ingresaría a la escuela. Claro que los más pequeños no comprendían esto, pero los mayores sí sabíamos que significaba: Harry Potter, el niño que sobrevivió.-Ella hizo una pausa.-Es una pena que lo haya conocido apenas hace meses, porque es un gran muchacho.
Remus sonrió. Él siempre había considerado a Tonks una niña prácticamente. Y cómo no hacerlo, si se llevaban 13 años. Mientras él había vivido idas, vueltas, guerras, duelos y problemas durante años, ella había sido la única hija de Andrómeda Black: Había sido consentida en todo. No es que eso fuese una desventaja. Lupin encontraba provechoso que alguien fuese consentido, ya que así los problemas se aminoraban y esa persona podía explotar al máximo su potencial para hacer algo por el mundo. Pero muchas veces uno encontraba que aquellos consentidos encuentran acogedor el camino corto y deciden establecerse en aquel régimen: ser mantenidos y mimados toda su vida, y vivir a expensas de quienes trabajan.
Claro que éste no era definitivamente el caso de Nymphadora Tonks. Esa muchacha que él tenía enfrente tenía la necesidad de ayudar a la sociedad, la cual tanto le había dado. No se debía a que la sociedad no le había quitado nada, porque sí había perdido amigos y familiares con el pasar del tiempo, pero había superado todo. Quería luchar por sus ideales, por lo que ella pensaba que era correcto, aunque eso significase que la matasen. No es que no tuviese conciencia del riesgo, porque día a día estaba muriendo gente, era algo real. Pero eso era lo que ella tenía. No quería quedarse como la niña consentida de sus padres. No quería encontrar un esposo que la mantuviera, no quería vivir a expensas de alguien más. No quería sentirse segura y protegida en su casa mientras allí afuera estaba muriendo gente. No quería que inocentes pagasen el precio de un genocidio. Quería luchar por ellos, no le interesaba cuán pura era su sangre. Quería luchar en nombre de los mestizos, de los squibs e incluso de los muggles. A ella le encantaba la oportunidad de rechazar una vida de lujos y comodidades para luchar por lo que ella creía justo.
Ella había conocido las frivolidades de los Black. Su madre era una persona apagada, seria y que no mostraba sus sentimientos con facilidad, y ese, según Andrómeda, era un legado que los Black le habían dejado. No importaba si ella quería renunciar a su familia, a sus tiránicos padres y a sus hermanas arrogantes, la sangre de los Black corría por sus venas, y también por las de su hija, Nymphadora. Por eso ella conocía las tonterías y hasta monstruosidades que los de sangre pura podían llegar a hacer. Claro que cuando alguien tiene una idea metida en la cabeza no es facil sacársela, y menos cuando una familia se cree con un linaje con milenios de antigüedad y cree que eso les da derecho a sentirse superiores por no haber mezclado su sangre.
Nymphadora era consciente de que su madre era repudiada por su familia por haberse casado con Ted Tonks, así como ella también lo era. Pero a Tonks no le importaba. No le importaba que la familia de su madre la repudiase, es más, eso le daba la seguridad de que, cuanto más la odiasen, más bien al mundo mágico y a los mestizos estaba haciendo. Nunca había tenido contacto con sus tías, al menos hasta ese momento. Pero esperaba en algún momento encontrarse en el campo de batalla con su querida tía Bellatrix. Su tía Narcissa no era de salir a pelear. Su esposo, Lucius Malfoy, era un mortífago fiel y orgulloso de serlo, y él le ponía el pecho a las balas: mientras Narcissa se quedaba en su hogar, jactándose de la pureza de la unión de familias que habían efectuado ella y Malfoy, Bellatrix se mantenía en el campo de batalla, en las primeras filas, disfrutando cada Avada Kadabra que atravesaba el pecho de alguno de la resistencia. Tonks no tenía intención tampoco de matar a su tía. Nymphadora hasta ese momento no era de aquellas personas capaces de matar, porque aún así los magos todos son hermanos, y matar a otro mago es algo terrible. Pero quería que su tía sufriese, por el dolor que le había causado a tanta gente. Era completamente consciente de que Bellatrix había torturado a los Longbottom, y que había asesinado a decenas de personas inocentes. Y por eso desearía que su tía cumpliese el mismo destino, aunque ella, su sobrina, no fuese capaz de ejecutar digno castigo para ella. Lupin la observó mientras Tonks nadaba en sus pensamientos. Ambos pensaban lo mismo: Andromeda Tonks debía estar orgullosa de su hija, había logrado apalear la costumbre Black de asumir los lujos y las comodidades. Nymphadora había decidido salir a luchar por lo que su corazón, y su pueblo mágico le decían. Y eso, para una muchacha de poco más de 20 años, era mucho.
