Su reino se veía consumido por la guerra, Era la princesa heredera por lo que sus padres la obligaron a subir a un navío para resguardarse en un reino sentía culpable por permanecer a salvo, mientras ella escapaba su hogar era atacado sin motivo alguno, o tal vez si existía uno ''El reino de las islas del Sur''.

La joven Elsa lloró de dolor al abordar aquel barco, mientras veía como se alejaba de su hogar y aun más importante de sus padres , cuando llegó al lugar destinado la esperaban con una noticia devastadora sus padre habían muerto cuando el castillo fue atacado.

Su corazón se desgarró al escuchar aquella noticia, la tristeza la invadió pero en medio de todo eso encontró un motivo ella gobernaría Arrendelle algún día. Aunque estuviera como refugiada en un reino lejano de su hogar ella regresaría a casa para tomar su trono,

La expansión de las Islas del sur comenzó cuando un rey codicioso con 12 hijos, decidió que sería mejor si cada uno de ellos fuera gobernante de sus propios reinos, y así de la forma más egoísta y gracias a su flota naval, pudo conquistar 12 reinos, el ultimo conquistado fue Arrendelle.

Ya habían pasado 8 años desde aquel tormentoso día, viviendo como refugiada en Corona, vivía en el palacio como una dama de la princesa de aquellas tierra que también era su prima por lo que no se sentía tan sola. Vivía cómodamente en aquel lugar, pero a pesar de su suerte, nunca se sacó aquella idea descabellada de regresar a su patria a buscar lo que por derecho le pertenecía.

En esos momentos la Princesa Rapunzel estaba con algunas de sus damas, incluyendo a Elsa, en uno de los bellos jardines del palacio dando un paseo matutino, cuando llegó uno de sus sirvientes, con una bandeja plateada sobre la cual estaba una carta. La princesa de corona la tomó en sus manos y la abrió ansiosa, comenzó a leerla, bajó un poco la mirada y sin decir nada se la dio a Elsa.

Aquellos ojos azules dieron una leía rápida a aquella carta, su mirada se volvió gélida y le entregó la carta a la princesa mientras se daba la media vuelta y caminaba apresurada hacia adentro del palacio, Rapunzel veía la sombra de su prima alejarse, pero sabía que era lo mejor dejarla sola.

Su mirada parecía derretirse y lagrimas cristalinas caían de sus ojos, corrió a su habitación tan rápido como aquel pomposo vestido se lo hizo posible, su corazón se había roto en tantos pedazos hacía años y ahora volvía aquella dolorosa sensación Esa Carta era una invitación a una fiesta de Arrendelle. Su actual gobernante celebraría a causa de su cumpleaños. Un desconocido que se proclamaba rey de aquel lugar y había invitado a la familia real de Corona a la celebración.

Esa noche Elsa no pudo dormir, estaba inquieta, su mente no dejaba de trabajar, recuerdos de su hogar, el olor de las flores de los jardines, el olor a madera que por alguna razón siempre estaba presente en su habitación, los fríos inviernos que tanto extrañaba y antes de que se diera cuenta, se quedó totalmente te dormida.

...

-Quiero ir a Arrendelle-demandó la ojiazul haciendo que sus tíos y su prima voltearan a verla como si estuviera loca, hubo un silencio helado en medio del desayuno. Rapunzel casi se atraganta con el bocado en su boca, como pudo tomo agua.

-¿Estas segura?-Preguntó el rey de que la ojiazul recapacitara

-Así es-la determinación de Elsa era visible y ya era conocida por ser una persona terca. Eso ponía al rey en una posición difícil, se supone que la derrocada princesa de Arrendelle estaba ahí para que fuera protegida, pero ahora por propio deseo quería ir a la boca del lobo.

-¿Y cual es el propósito de todo esto?,digamos que vas a Arrendelle, tu llegaste aquí a los 10 años, muchos piensan que estas muerta, algunos ni siquiera te reconocerán ¿Para que quieres asistir a esa fiesta?-

-Solo quiero ver por ultima vez mi hogar- la voz dulce de la pálida rubia se quebró un poco-Si me dejan ir juró que me casaré con quien ustedes quieran, juró que no rechazaré a ningún otro pretendiente- El rey se quedó un momento pensativo

-Por mi no hay ningún problema, puede ir en mi lugar si Elsa quiere-habló la ojiverde intentando ayudar a su prima- A mi los barcos me marean y la verdad no creo que sea tan malo que ella...-los ojos del rey se quedaron estáticos en su hija, ella supo que tenia que callarse

-Iras representando a Corona a esa Fiesta. No destacarás mucho, no hablarás mucho y si puedes evitar relacionarte con cualquier persona originaria de las Islas del sur mucho mejor ¿Quedó claro?-

-Muchas gracias-dijo Elsa- Haré exactamente todo lo que usted me acaba de decir.

Y desde aquella mañana contaba ansiosa los días que le quedaban para regresar a su hogar.

...

Ya estaba llegando a Arrendelle, el cielo se veía más azul, hasta el aire le parecía diferente. Aquel Galeón con la violácea bandera de corona se acercaba cada vez mas al muelle, Elsa sentía que su corazón se saldría de su pecho. Pudo escuchar perfectamente cuando la cadena del ancla fue tirada al mar, y sin pensarlo dos veces salio de su camarote.

Ya estaba lista para aquella celebración, Un precioso vestido en color blanco y toques en azul de faldas pomposas realzaban su pálida piel, las mangas caídas dejaban ver sus clavículas y el cabello recogido en un moño francés la hacia parecer una fina muñeca de porcelana.

Una vez que bajó del barco comenzó a caminar hacia el palacio sin ninguna prisa, observando todo cuidadosamente todo cuanto sus ojos veían, algunas cosas habían cambiado, otras no mucho. A la gente del pueblo parecía no importarle mucho aquella festividad, como si estuvieran acostumbrados a que el nuevo rey diera ese tipo de fiestas con mucha frecuencia.

Donde antes estaban los estandartes con las siluetas de sus padres, ahora eran remplazadas por unas con la silueta del nuevo rey, los colores dominantes eran los colores de la bandera de las Islas del sur rebosando por todos lados.

Cuando atravesó las puestas del castillo pudo ver aquella inmensidad, al menos no lo recordaba así de grande. Al entrar pudo percibir aquel olor peculiar que tenia el lugar, el olor a madera de cedro. Por dentro definitivamente era otro castillo, habían cambiado los tapices de las paredes, los candelabros, los cuadros, todo.

Ella iba ensimismada recordando tantas cosas, pero paraba de hacerlo cuando sentía ese nudo en la garganta. Iba tan distraída que no se dio cuenta que caminaba hacia otro lado del castillo y no al gran salón. Terminó por subir las escaleras, todo el trayecto su mano se deslizaba sobre el barandal. Alguien la observaba mientras subía las escaleras, unos ojos verdes seguían a aquella curiosa chica.

-¿Que haces aquí?-Preguntó el dueño de los ojos verdes, un apuesto pelirrojo no mucho mayor que Elsa, ella parpadeo un par de veces.

-Nada, solo me perdí de camino al gran salón-mintió la rubia con una leve sonrisa

-Creo que si es así mi deber es acompañarla al Gran salón ¿no lo cree?- El ofreció amablemente su brazo ella lo tomó algo dudosa, comenzaron a bajar las escaleras- Como la acompañaré al gran salón creo que la primer pieza la bailará conmigo-

-No me diga-dijo ella con sarcasmo, el simplemente se sorprendió y comenzó a reírse del comentario-Lo siento no quise ser grosera-

-Debo decir que me sorprende mi lady, es bastante peculiar-era la primera vez que una platica con un hombre no comparaban su belleza con flores o cosas por el estilo

-Espero que eso sea de buena forma-

-Lo es, hemos llegado- Y por alguna razón mientras entraban al gran salón parecía que el tiempo se detenía y las personas que estaban presentes posaban sus ojos sobre ambos.


Hola chicos, espero que les gusté y si no siéntanse con la libertad de decírmelo, cualquier duda respecto a algo que no entiendan o algo en lo que no me supe explicar díganmelo, y si les gustó este primer capitulo también quiero saberlo. Los quiero mucho gracias por leer este long-fic.