Capítulo 1
Meses sin Ti
"Miroku… debes prometerme que seguirás componiendo no importa lo que pase" –
"Primera sesión, paciente Miroku Nagasaki. - cuénteme señor Nagasaki¿qué lo trae por acá?"
"A decir verdad no lo sé, mi amiga sacó la cita, sólo viene porque se lo prometí"
"Entiendo, pero¿qué cree que le está afectando?"
"No lo sé."
"¿No lo sabe?"
"No, no lo se."
"Quisiera por favor sacar una cita… Si… A nombre de Miroku Nagasaki… ¿sería posible para el lunes?... ¿no¿y el martes? … está bien, entonces el martes a las 4:00pm, muchas gracias, hasta entonces. - ya está Miroku el martes a las cuatro."
"Kagome, en verdad estoy bien, no necesito una psicóloga"
"Miroku, ya lo hemos discutido antes, no volvamos a eso"
" Pero - "
"Sólo prométeme que irás – por favor"
La habitación era color crema, Miroku estaba sentado en un sofá de cuero mientras que la psicóloga le mostraba algunas imágenes, y él no veía la hora de irse. No le gustaban ese tipo de lugares.
"¿Y qué ve aquí?"
"A decir verdad… sólo un punto blanco en un fondo negro. – ¿eso qué tiene que ver conmigo?"
La psicóloga suspiró y dejó a un lado las imágenes - "Quiero que te recuestes y que pongas tu mente en blanco – si sé que es difícil pero no imposible" completó de decir al ver el ceño fruncido de Miroku.
Miroku se recostó en el sofá, se sentía algo incómodo y no es que fuera por el asiento, sino por la compañía, aquella mujer no le era muy confiable.
"Qué has estado haciendo últimamente en tu vida Miroku?
En ese momento una oleada de malos recuerdos llegó a la memoria de Miroku.
"Soy músico, he estado componiendo."
"¿Sólo componiendo?"
"Si"
"¿acerca qué compone?"
"Eso depende de mi estado de ánimo"
"¿Y cómo ha estado su ánimo?"
"No muy bien"
Kagome mientras esperaba leía "Cosmopolitan" alzó su vista un momento para ver el consultorio el cual era dividido por una pared estilo japonés (o sea de tela), vio la sombra de Miroku levantarse del asiento, también se escuchaban algunas quejas, "típico" – pensó. Miroku salió de aquella habitación muy molesto.
"Kagome, Vámonos ya"-
"Qué pasó" –
"Te lo contaré en el camino" – dijo mientras tomaba su mano.
"P-pero" – tartamudeó mientras dejaba la revista en la mesa enfrente ella.
"Prometiste que ibas a hablar con la psicóloga"- dijo al abrocharse el cinturón de seguridad, Miroku también hizo lo mismo.
"¿Y es que acaso no lo hice?"-
"Pues te saliste en mitad de la cita – ¿qué pasó?"
"Nada, no pasó nada."-
"Tú no sales a media cita sólo porque te plazca."
Miroku sabía que tarde o temprano terminaría diciéndole.- "Me hizo recordar cosas del pasado"-
"Y por eso te saliste…"-
"Sabes que no me gusta hablar de eso"
"Para eso están los sicólogos Miroku, para hacer superar ciertas áreas de la vida"
"El caso es que no quiero volver"
"Ni creo que ella quiera volver a atenderte" – suspiró.
"Naaa, estoy seguro que sí querrá" – a Kagome no le hizo ni pizca de gracia el comentario – "oh por favor no te enfades conmigo"
"No estoy enfadada"
"¿Ah no?"
"No"
"Demuéstralo" – dijo un pícaro Miroku.
"El caso Miroku, es que no puedes despreciar la ayuda de los demás"
"Ella lo hace por dinero de todas formas" – dijo Miroku mientras daba un giro a la derecha.
"Nada es gratis"
"Lo sé, pero no necesito de nadie para superarlo, sólo apóyame."
"¡Apoyarte no es suficiente, lo he hecho durante meses y no has cambiado nada!"
"El simple hecho de que estés conmigo me ayuda" – dijo Miroku, Kagome suspiró
"Ni siquiera te ayudas a ti mismo"
"¿Qué quieres decir con eso?"
"¡Sango no hubiera querido esto para ti además lastimas a los que te rodean!"
"Yo no lastimo a nadie"
"Mira a tu alrededor sin la venda Miroku y te aseguro que te darás cuenta"
"¿¡Cuál venda!?" – dijo Miroku desesperado
"La que te cubre los ojos, la que no te deja ver la realidad"
"¡Yo si la veo¡Los que están mal son ustedes!"
"Tienes que darte cuenta de lo que haces"
"¿Sabes que siempre que tocamos el tema salimos discutiendo?"
"Si, ya me he dado cuenta"
"¿Entonces por qué no puedes dejarlo a un lado?"
"¡Porque esto es delicado!"
"¡Tú lo pones delicado!"- el semáforo cambió a rojo, Kagome zafó su cinturón de seguridad y salió del vehículo.
"Kagome qué haces, sube al auto" – dijo Miroku desde la ventana, pero Kagome ni volteó a verlo. – "Mujeres" – dijo para sí mismo, cruzó hacía la derecha y parqueó el auto, Miroku empezó a buscar con la mirada a su amiga.
Kagome estaba sentada en una banca en el parque, no esperando a que Miroku llegara, luchar para aceptar la muerte de su amiga no fue fácil, y ahora tendría que volverlo a hacer por su amigo. Las lágrimas empezaron a deslizarse por el rostro de Kagome.
"Discúlpame" – dijo Miroku sentándose a su lado – "Sabes que no era mi intención herirte."
"Nunca es tu intención".
"Kagome ya basta – desearía cambiar lo que pasó tanto como tú pero no soy Dios, no puedo pedirle a la muerte que nos regrese a Sango, en realidad no sabes cuánto deseo que todo sea como antes".
"¡Ese es tu problema Miroku, te quedaste estancado!" – dijo Kagome mientras se limpiaba las lágrimas.
"¡Eso es mentira y lo sabes¡He luchado por salir adelante! Por seguir con mi vida pero es muy jodido! No comprendes lo que es llegar a casa y no tener a nadie que te reciba, un lugar que está lleno de recuerdos¡recuerdos con ella¡Y no sabes lo duro que todo esto ha sido para mi!" – dijo Miroku en un tono alto.
"¿Y tú crees que para mi ha sido fácil?"
"No¡Esto no ha sido fácil para nadie! Pero yo no culpo a los demás"
"No te culpo de lo que pasó Miroku."
"Y es que no tendrías razones para hacerlo" – pasaron unos cuantos segundos de un pesado silencio y Miroku continuó - "¿qué es lo que en realidad quieres Kagome?"
"Paz, aunque sea sólo por un momento"
"Yo también Kagome, pero su recuerdo me está matando" – dijo Miroku mientras abrazaba a Kagome por los hombros, ella hundió su cara en su pecho buscando así algo de consuelo.
"He estado viendo aquella sicóloga desde hace dos meses aproximadamente, dice que hay cinco fases para aceptar la muerte y van en su respectivo orden, negación, rabia, negociación, depresión… y finalmente aceptación, yo ya estoy en aceptación… ¿en cuál estás tú?"
"No lo sé Kagome… no sé nada." – después de unos cuantos segundos agregó – "¿Podrías sacar otra cita para mi? Prometo no salir antes de terminar"
"De acuerdo".
"Bien, vamos te llevaré a casa." - dijo Miroku levantándose de la banca, Kagome hizo lo mismo.
Atravesaron el inmenso parque antes de subir al auto, todos aquellos árboles le recordaban a su adorada Sango, haciendo que cada paso que daba hacia delante, fuera un recuerdo más. Su mirada se fijó en un árbol en especial, lo llamaban "El Árbol de los Sueños" fue allí en donde le había propuesto matrimonio a Sango, también allí se habían dado su primer beso y estaba seguro que si Sango estuviese en este mundo, habrían muchas otras historias que contar cuando envejecieran.
"Cariño… ¿qué te pasa? Te noto algo pensativo" – Dijo Sango acostada en el pasto, al igual que Miroku.
"No es nada" –
"¿todavía no has logrado arreglar aquella melodía?"
"si… me falta mucho aún" –
"oh vamos Miroku aléjate del trabajo, estamos juntos ¿recuerdas?"
"si lo sé"
"Deja de mentirme, no sabes hacerlo – ¿qué está pasando?" – Sango se arrodilló Miroku sonrió pícaramente y se sentó.
"¿Nunca podré mentir lo suficientemente bien?"
"No para mi – dime qué pasa" – Dijo Sango molesta, Miroku tomó sus manos y respiró profundamente.
"He estado pensando en qué haría sin ti, y ciertamente no sé la respuesta aún, simplemente moriría." – Miroku calló unos segundos para encontrar las palabras indicadas – "Sango, Nunca había sentido por otra mujer lo que siento por ti."
"Miroku ¿qué ocurre?"
"La gente me rodeaba, pero me sentía igual de solo, hasta que llegaste tú" – dijo Miroku haciendo caso omiso a la pregunta de Sango – "Cada vez que te miro a los ojos, no puedo evitar perderme en ellos, tú eres todo mi ser Sango, lo más importante para mí es tu felicidad, no podría ser feliz si tú no lo eres, porque quiero que seas feliz para yo ser feliz¡y por qué estoy repitiendo tantas veces la palabra feliz!" – Sango rió, Miroku bajó la mirada y se sonrojó – "Discúlpame Sango, acabo de estropear todo lo que dije.".
"Hey, no has estropeado nada" – Sango tomó la barbilla de Miroku y levantó su rostro – "Continúa"
"He estado pensando en esto durante los últimos días y cada día estoy más convencido de que eres la mujer indicada para mi." – Miroku metió su mano en su bolsillo derecho y sacó una pequeña caja. – "Sango, quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, que seas la madre de mis hijos y hacerte feliz. ¿Sango, quieres casarte conmigo?" – dijo Mientras abría la pequeña caja revelando un hermoso anillo de oro blanco y diamantes. -
"Oh por Dios… oh por Dios… Miroku yo… y-yo tengo que contarle a Kagome, y a mi papá, y a Kohaku y-"
"Sango respóndeme" – dijo Miroku tomando con sus manos el rostro de Sango.
"SI, si Miroku, quiero casarme contigo" – Miroku besó a Sango tiernamente, después esta lo abrazó empujándolo hacia atrás, ocasionando que ambos se cayeran. Este definitivamente era uno de los mejores días de su vida.
Kagome al ver la mirada fija de Miroku, simplemente colocó su mano en su hombro para darle apoyo sin necesidad de palabras. Todos extrañaban a Sango, ella se había llevado parte del corazón de cada uno, pero sin duda, Sango había robado completamente el corazón de Miroku.
Desvió su mirada y siguió su camino, quería volver a empezar, una nueva vida sin Sango, pero eso le era imposible, "He estado pensando en qué haría sin ti, y ciertamente no sé la respuesta aún, simplemente moriría.".
Debería estar muerto también ¿no?
Nota: Este es mi segundo fic, espero que les haya gustado el primer capítulo... por favor envien sus review para saber si les gustó o no, sugerencias tambien se aceptan, escriban sin cuidado, me interesa saber la opinión de todos ustedes. Gracias.
