Qué bien se siente poder respirar tranquila, literalmente, la semana pasada tenia tubos por la nariz y en todos lados, fue traumático pero ya lo había superado no hubieron complicaciones durante la operación y afortunadamente todo salió mejor de lo que esperaba.
Nadie tenía la certeza de que iba poder volver a mi vida normal pero aquí estaba mirando al cielo, como odiaba esas cosas cursis pero qué más daba había que admitir que era lindo y satisfactorio. Debido que en algún momento del día tenía que pararme y seguir con mi camino, de nuevo literalmente, lo hice y me puse en marche afortunadamente me encontraba en el parque y sólo tenía que dar algunos pasos pero mi holgazanería ya me había traicionado muchas veces y habían momentos en los que ni siquiera me permitía arrastrar los pies, pero este no era el caso. Particularmente ese día tenía unas ganas horribles de moverme, nunca antes las había sentido entonces por instinto y como una forma de complacer a mi cuerpo, empecé a correr y crucé la pista entonces el destino parece que me jugó una mala pasada.
Tal vez eso era lo que tenía que pasar para que pudiera entender la gravedad de mi situación, no tenía nada que ver con la salud más bien lo contrario todo parecía ser mi culpa, en otras palabras yo me causaba daño. Bueno tenían razón de haber llegado a esas conclusiones ya que yo misma no me permitía hacer cosas normales como ver películas románticas o cosas de esa naturaleza porque mi organismo simplemente no lo toleraba, pero ese golpe; digo golpe para minimizar la situación porque ese maniático me había arrastrado algunos metros de donde me encontraba con su volvo del año, no sufrió muchos daños, me refiero al volvo, pero yo bueno no me acuerdo, así que no daré detalles. Lo único que recuerdo vagamente es ver al chico que manejaba le calculaba sus 20 años y al copiloto que parecía menor se me hacía de 15 años y los dos haciendo una mueca de dolor y sorpresa al mismo tiempo y luego pff todo se nublo.
Ya había pasado por esto así que no era nada nuevo, no me llevaron a ningún lado recuperé la conciencia y el equilibrio rápidamente como para gritarles el repertorio de malas palabras que tenía recorvado para una ocasión como esta. No deje que me ayudaran, soy muy orgullosa. El chico de 20 salió del auto, se toco la cabeza y exclamó.
- Carambas, estás bien, que golpe amiga – y sonrió de costado, apuesto que lo hacía siempre con las chicas.
- Mientras se expresaba el de 20, el de supuestamente 15 salió del auto.
- ¿Podemos hacer algo?, lo sentimos – creo que notaron que estaba molesta.
- No, yo puedo. Adios – siempre cortante.
- Bueno entonces, suerte para la próxima – dijo el de 20 viendo su reloj y dándose vuelta.
- Mat, no podemos dejarla aca… - y empezó una discusión que ni me moleste en escuchar.
- Podemos llevarte a algún lado – se iba acercando el menor.
- No, ya me voy – volité mi rostro y caminé los pasos que quedaban para mi casa.
Pensé que iba a ser peor así que mis expectativas no eran tan altas, dejando lo del golpe a un lado seguí mi camino y sentí que poco a poco me iba agotando cada vez más, pensé que era por el golpe, y no le tomé importancia llegue a mi departamento y odie haber comprado el del tercer piso me sentía tan cansada y ni siquiera había ascensor entonces me resigne a subir por las escaleras. Cuando llegué hice el esfuerzo para poner la llave correctamente en la cerradura era extraño que los ojos se me cerraran a esa hora de la mañana, logré echarme en la cama de mi habitación y caer dormida cuando desperté recordé que el doctor había recetado descanso y que me iba a sentir cansada por varios días. Sonó el teléfono.
- Hola, estás bien quería saber cómo seguías – parecía obligado a decir esas palabras.
- Sí, estoy mejor. Fan puedes venir por mi tengo hambre y no quiero cocinar – Me seguía sintiendo cansada.
- Claro, cámbiate que en un rato estoy saliendo. – Parecía ocupado.
- Ya, ya gracias. Nos vemos.
Sabía que alistarme iba a ser una tarea difícil si iba a salir con Estefan, pero me arriesgué decidí vestirme como él quería, acaso no entendía que mi estilo era más como que "recién me levanto y me pongo lo primero que veo en el armario". Me puse leggins negras con un polo a rayas negro y blanco, me parecía lindo era algo alto adelante y atrás bajo, el cuello era ancho y dejaba ver ligeramente los hombros, qué más da me dejé llevar por el par de zapatillas marca DC. Solté mi cabello lo puse todo para un lado y aplasté mis mejillas para que pareciera rubor, me puso delineador y bajé. Fuimos a comer a un restaurante de comida china.
- Tienes que cuidarte – Tan lindo. – No quiero tener que cuidarte después – me sonrió.
- ¿Me puedes responder algo? – alzó las cejas mientras sorbía los fideos de la sopa. – ¿Por que eres la única cosa en el mundo que me mueve?
- Soy una persona, no una cosa. Y en todo caso la respuesta sería porque nos encantamos – se acercó ligeramente y me sonrió cerca. Ese chico sí que sabía ponerme de buenas.
- Me atropellaron – le dije después de un rato.
- Enserio, no me sorprende. Me parece que pronto tendré que ser tu niñero me volteo un segundo y ya estás debajo de un auto. Creo que te pondré un chip o algo para poder moverte así como un robot o algo así.
- Si, si – miré hacia un lado – No – eché a reír.
