EL INICIO.

Ahí estaba él de nuevo, esperándola mientras tomaba una copa en el balcón, recordando que era así como había empezado todo, con un día nublado como aquel, con una copa de brandy francés en la mano … con una preocupación como la que sentía. ¿Adonde había ido ella? No se lo había dicho, jamás le decía y ambos sabían que eso nunca cambiaria.

¿Qué hacia? y aun mas importante ¿Con quien? , preguntas que había pensado que solo se haría al convertirse en padre, quizás si llegaba a ser un marido celoso … sin embargo todas aquellas preguntas no habían esperado tanto, el comportamiento de su hermana no permitía que esperaran tanto.

Lucius Malfoy recordaba bien ese día en el que ella había vuelto con aquella marca en el brazo, la marca tenebrosa, que orgullosa estaba ella de portarla y que horrorizado estaba él de ver aquella cosa mancillando la blanca y tersa piel de su amada hermana menor. Lucinda le había roto el corazón con aquella marca, sin embargo él sabía de sobra el motivo y por eso la apoyo, en el fondo él también deseaba unirse, no por poder ni por gloria, eso sobraba a su familia, deseaba unirse para proteger a Severus, y ahora también a Lucinda.

Ahora él también llevaba la marca, su conocimiento de la magia negra , su talento para realizar maldiciones así como su dinero le habían llevado a una posición privilegiada en el redil. Severus no había sido tan hábil, era muy joven y su señor no le pedía mucho, la participación de Lucinda frente al señor tenebroso era aun menor, ambas cosas lo tranquilizaban pero ahora estaba inquieto, lo estuvo desde el momento en el que Severus le hablo al señor tenebroso de la profecía, y ahora ella había desaparecido de nuevo. El sonido de una puerta lo trajo al presente.

Una cabellera rubia aun mas larga que la de él apareció tras la cortina, ella se aparto el cabello que cubría su rostro con una mano, revelando un hermoso rostro que parecía de porcelana, la piel blanca como la nieve, los ojos grises como el mercurio, las mejillas rosa pálido, y aquella dulce sonrisa de triunfo que a él se le antojo perversa.

-Lo he conseguido Lu- dijo ella con su hermosa y cantarina voz, mientras sus sonrisa se hacia aun mas hermosa.

No comprendía a que se refería ella, salvo que finalmente hubiera logrado ocupar el lugar de Evans en el corazón de Severus, él siempre había sido la mayor obsesión de ella, y desde que supo del matrimonio entre Evans y Potter, había hecho de todo para que Severus se enamorara de ella. Pero ninguna de aquellas cosas había funcionado, aun que tal vez Sev finalmente se hubiera dado cuenta de lo poca cosa que Evans era.

-¿No me preguntaras que he conseguido?

-A Severus ¿tal vez?- dijo él con su sonrisa mas cínica, ella quería jugar, entonces jugarían, pero bajo sus reglas. La sonrisa de Lucinda vacilo un poco.

-No todavía, pero seré paciente, por que lo que he logrado esta noche hará que él la olvide pronto … y ayudara en gran medida al Señor Tenebroso- respondió al tiempo que componía una sonrisa que nada tenía que envidiar a la de él.

-Hablas de la profecía.

-Por supuesto, ya se de que niño habla- la revelación hizo palidecer a Lucius, si estaba en lo cierto, el Lord los cubriría de honores, pero si no, era un juego peligroso así que decidió desviar la conversación.

- ¿Y eso como te ayuda con Severus?

-Evans pronto estará muerta- Lucinda estaba radiante, casi tan feliz como el día que el sombrero la coloco en Slytherin.

-¿Y como piensas llevar acabo tu plan maestro hermanita?- Lucius comenzaba a preocuparse seriamente, de todo lo que Lucinda había hecho por Severus, aquello rebasaba los límites de la cordura.

-Fuiste tú quien me enseño como usar mi encanto para obtener lo que quiero, y también que toda cadena se puede romper, solo hay que saber cual es el eslabón mas débil. – dijo ella acercándose y abrazando a Lucius, hasta que su respuesta se convirtió en un susurro. –Esta noche he asegurado que el Señor Tenebroso conocerá en paradero de los Potter.

Lucius no pudo mas que estrechar a su hermana en sus brazos, si aquello era cierto el Lord estaría mas que contento con ellos, pero Severus se perdería en un abismo de dolor. Aparto ese pensamiento, lo importante era no darle información equivocada a su señor o todos los Malfoy estarían muertos - ¿Quién te ha dicho eso Lucinda?

-Un hombre que siempre me amo y al que yo siempre rechace – dijo ella deshaciendo el abrazo.

-¿Cómo confías en él? Podría mentirte por que lo rechazaste, y si es así el Señor Tenebroso nos matará a todos – No era tiempo ya de apoyar las perversas maquinaciones de su hermana, si ella se equivocaba podría en riesgo su vida, la de él, a Narcisa y a Draco, y eso era algo que él no podía permitirle, por mucho que la quisiera.

– No lo hará, él sabe del peligro que corre mi vida si falla, así que le he convencido de que venga por si mismo y ni tu ni yo reclamaremos el crédito por ello. Nadie sabrá nunca que tuvimos algo que ver con eso.

-¿Qué le prometiste? ¿Quién es ese hombre? Quiero un nombre Lucinda – Lucius comenzaba a perder la poca paciencia que le quedaba, su hermana estaba decidida a volverle loco,

-Le he prometido algo que no pienso darle, los hombres son demasiado fáciles de convencer. Quédate tranquilo hermano, no debemos temer nada, al final sus propios amigos se encargaran de él. – respondió ella en un susurro, mientras sus ojos miraban al cielo que ya se había cubierto de estrellas.

-Es de la Orden- dijo Lucius secamente, no era una pregunta, era una afirmación – Eso nos pone en una situación aun mas peligrosa, quiero un nombre.

Lucinda despego sus labios para decir algo, Lucius esperaba el nombre de un rival, pero lo único que salió de los dulces labios de ella fue –Colagusano.