Prologo
Todo lo que a continuación contaré, es algo de lo cual me enterado con el paso del tiempo y después de muchas charlas sobre tracendencia familir con mis padres. Creanme que todo es necesario para contar la historia, y espero que sepan apreciar el tiempo que estoy tomando para compartirla, especialmente cuando ya soy conocida por pasar demaciado tiempo con las narices metidas en medio de dos paginas de algun libro. Para los que esperan un cuento de amores renegados, citas con corazones flotando por todos lados descritos con palabras que yo más bien discribiría como cursis( asi como "para vomitar" cursi) pues les sugiero que vayan a otra parte. En cambio si esperan ardientes escenas de pasión posteriores a, nuevamente, cursis declaraciones con corazonsitos en vez de un punto arriba de la i; con algo de sonrojo les diré que mi vida intima y privada es eso: intima y privada, así que les recomiendo lo mismo que anteriormente propuse. Por más que intenté escribir una historia para Harlequin no funcionó, creánme. Como iba diciendo, toda la información que estoy a punto de revelar, se ha mantenido como cuento de gitanos entre mi familia por generaciones. Yo lo seguiría ignorando de no ser por aquel cierto día en el que un hombre rubio se planto frente a mi puerta y pidió verme, pero esa parte aun no toca. Tienen que ser un poco pacientes Bien, aqui voy...
Todo comenzo, supongo, con uno de mis antepasados. Catherine Kowat era en aquellos tiempos una chica de clase media, que como toda chica de la epoca, era educada para ser lo que una mujer estaba destinada a convertirse según las creencias conservadoras que invocaba la religion: una muje fiel, comprometida con su marido, la familia, la cocina, y su hogar. Pero, verán, Catherine era algo... vivaracha para la gente tan apagada que seguian la vida acorde a la biblia. Tienen que entender que en aquellos tiempos bailar, cantar, todo aquello que ahora nosotros consideramos como simple y sana diversión, era creido ser cosa del demonio. Todo aquel que no seguía la biblia era considerado un ser malvado. Aquellos eran los tiempos donde el más mínimo divertinaje se convertía en blasfemia y el pecador en un ayudante del diablo: brujas y magos.
Pues bien, Catherine, según entiendo, era bastante diferente a la otras chicas. Había sido castigada por su padre severamente por que le gustaba investigar el mecanismo de todo e inventarse nuevos. Tenía un ingenio que no era bien visto por las amistades de la familia y la gente del pueblo. El hombre era el inteligente, la mujer aprendia y trataba de comprender, le decia su madre cada vez que la chica hacia una pregunta incorrecta. Pero la curiosidad de Catherine fue mas poderosa que todas esa creencias. Ella siguió investigando en secreto, le apacionaba los misterios del tiempo, y con la ayuda de uno de sus amigos Zack Figiok, se planteo hacer una especie de balbula que la llevaría a viajar. A viajar en el tiempo. Zack no creía mucho en eso, pero se dice que amaba a Cetherine como un zorrillo ama la peste, aceptando todos sus defectos y geniales locuras.
Fue un día Viernes trece en el que Catherine y Zack por fin y despues de mucho tiempo dieron un paso muy pero muy cercano a encontrar la fomula tan afamada de poder visitar el pasado y el futuro. Por esos dias, una orden contra Catherine habia sido llevado a la corte del pueblo, acusandola de brujeria y justo cuando ella y Zack salian del escondite secreto donde hacian sus investigaciones y lecturas, miembros de la corte buscaban en la cercanía a Catherine para arrestarla. Ella y Zack trataron de huir con todas las anotaciones que hasta entonces habían logrado obtener. no llegaron muy lejos cuando seis hombres los rodearon. Zack peleó para defender a Catherine, y proteger su aún no logrado descubrimiento.
Se dice que sólo cuando alguien a aquien valoras muere, puedes entender por que has vivido y por que quieres vivir. Uno de los hombres mató a Catherine, acusandola hasta su último segundo de hacer pactio con el diablo. Zack huyó con los documentos y de su natal Inglaterra viajó a Francia, donde toda su vida siguií investigando para tener la oportunidad de viajar en el tiempo y poder recuperar a su amada Catherine. Murió al lado de su ayudante, un joven huerfano que se habia encontrado andando por la calles Francesas en una de las tantas noches de desespero. Como herencia, le dejó lo único que tenía: la aún no terminada investigación y la obseción con el tiempo inducida por el amor. El joven ayudante se llamaba Conrad Gerlad Malfoy, un joven mago que en un futuro saltaría a la fama por inventar el famoso gira tiempos. Lo que Jack nunca supo fue que Catherine no habia muerto, tan sólo habia caido inconsiente. Sus padres hicieron lo imposible por evitar que la llevaran a la hogera, y culparon todo al joven Zack Figiok. Cuando Catherine fue absuelta se le obligo a casarce con un joven del pueblo con quien mas tarde tuvo cuatro hijos.
Si, ya se que se estaran preguntando. ¿Qué tiene que ver esta aburrida historia conmigo? Les podría decir que nada, pero sería una mentira y sin duda alguna me maldicirian por hacerles perder el tiempo, yo haría lo mismo. Bueno, siento que desvarie tanto, pero tan sólo soportenme. Pues esa breve historia es sólo el prólogo de MÍ historia.
- Y si es tu historia¿ en dónde quedo yo?- ése damas y caballeros es mi marido, un impertinente sin remedio. Quiero decir, un cabellero que sabe darse su lugar.
- ¿Cuando apareco yo? por que también fuí parte de la historia saben.
- La pasiencia es una virtud- le digo, en verdad perdonen que aminore el transcurso de la historia, pero si conocieran a este hombre...
- Pero, cariño, esa una de las pocas virtudes que no tengo.
- Tambien la modestia falta- ¿alguien sintió sarcasmo en la palabra cariño? Yo si. Bien, hora de que este hombre se vaya a trabajar y me deje a mi a escribir MÍ historia.
- ¡Oye! No tienes por que empujarme a la puerta.- generalmente no lo trato así... enserio que no. - Yo también te quiero- me grita cuando cierro la puerta.
- uhu.- le respondo con una sonrisa.
Como iba diciendo, la historia comenzó poco después de que mis padres me recogieran en la estación de King Cross cuando mi sexto años en Hogwarts culmino. Si se leyeron los seis libros de la serie "Harry Potter", pues les informo que todo es cierto, hasta poco antes de que el quinto año terminara. No había profecia, bueno si había una pero era falsa. Harry venció a Voldemort en el Ministerio SIN la ayuda de Dumbledore. ¿Cómo? No sé, por que francamente yo no estaba ahí, así que cuando Harry escriba una historia le preguntan a él. Lo único que si puedo decir es que Sirius si murió, y que JKR no es muggle sino la hermana de Rita Skeeter. La imaginación fluye en esa familia.
Estando eso aclarado... Mis padres me recogieron en la estación y me dieron la más inesperada noticia: ese verano se celebraría la reunión Familiar de los Granger, en nuestra casa. En lo que llevaba de vida, nunca hubo una reunión familiar organizada por mis padres, ni por algún otro miembro del que yo de casualidad sabía que aun se mantenía en vida. Creia que ya no podía soportar a tus padres dentistas hablando de hygiene bucal cuando de repente todo lo que salía de sus bocas era que tan maravillosas eran las hijas de la tia Ester y el Tio Marco, y que si la prima Kenia tenai gemelos de tres años y lo hermosos que deberian ser, y como el tio abuelo John se fue a una playa nudista de los aún atrapados en los sesentas y planeaba compartir fotos en la reunion que duraría una semana entera. Es entonces cuando comienze a plantearte que habia de malo en escuchar las diez fomas de usar un cepillo de dientes por sólo tres meses. No quiero que interpreten mal, en verdad me gustaba la idea de la reunión y todo eso, aúnque sí hubiera estado mas emocionada sin saber que tendría que evitar quedarme mucho tiempo al lado del tio abuelo John y su fotos vacacionales.
Siendo yo la no bastante afeminada de la familia, tuve que soportar los dias de ir de compras con mi madre, a quien con mucho tacto pero con decisión le dije que yo escojeria los atuendos que luciria en esa semana. Eso si, dijo mi madre, con al condición de que dejes que yo y tu amigita Ginny retoquemos esa cara. Ante la posibilidad de comprar un vestido verde con bolitas de polka blancas que me llegaria hasta los tobillos y clasetines con olanes y zapatos de charol blanco a juego si me negaba a esa condición, pues entenderan mi pronta y positiva aceptación del trato. Yo había invitado a Ginny, una amiga del colegio, y con su ayuda logré encontrar y hacer conjuntos de ropa con los cuales me senti satisfecha.
La casa lucia encantadora. Mi padre habia cortado el cesped como todo un profecional padre lo haria, o al menos así lo hizo el chico que papa contrató, pero al cual nunca mencionó a mama. La familia llegaría al reredor de las siete de la tarde, y la cena sería la inuguracion de lo que prometia ser una semana repleta de tradiciones Granger, inculsive de las que ya tan solo los abuelos recordaban, pero que nadie se molestaba en seguir cuando ellos se iban. Nunca vi tanta comida extrangera en una sola mesa. Parecia que los Granger estaban en todos lados del mundo, pensar que los Weasleys eran una pequeña familia a compración de las personas que se comerian todo eso en una sola cena no era una descabellada idea. creo que inclusive vi un poco de sake entre las bebidas. No hubiera sido raro que madre hubiese contratado un servicio de meseros, todo parecia fuera de ese mi mundo. Pues ese nuevo, otro mundo, no terminó ahí. Oh no, tenía una gran pila de agobiante, sofocante, irradiente, catastrofica, luminosa, alegre, estatica mier...ejem... sopresa, demaciada sorpresa.
La mujer moderna tarda no mas de veinte minutos comiendo en cada comida del día; diez minutos en levantarse de la cama por las mañanas; quince mintuos leyendo por la noche; alrededor de una hora arreglandose por las mañanas; y no mas de sies minutos retocandose de vez en cuando en el día. Así que no me explico como dos mujeres, una de las cuales era una adulta, pudieron tardar mas de dos horas arraglando mi cara y mi cabello. Mi madre escogió los zapatos, Ginny el atuendo, y ambas decidieron mi maquillaje y el estilo de mi cabello. Sé que suena como si yo en verdad fuera una ilusa con lo que a estilo se refiere, pero es que ninguna se dignó a dejarme dar mi opinión. Tenían una guerra de dominio sobre quien lograia convencerme primero, sobrevivencia de la más persistente. Era para morirse de la risa y nervios a la vez. Nota uno, no dejar que tu mejor amiga y tu madre se cruzen con maquillaje o moda andando juntas.
Mi cabello fue dejado suelto en angelicos rizos castaños con un broche de diamentes al lado derecho de mi cabeza. El vestido negro, que me quedaba dos manos y media arriba de las rodillas, tenía dos capas, la primera, una negra liza que se amoldaba a mi cuerpo y la otra un velo azul muy oscuro con brillos plateados. Gracias a Dios los tacones de mis zapatos no eran tan altos, o el perfecto cesped hubiera lucido brillos rotos de mi ventana. Me sentía algo extraña andando asi, como si no estuviera a gusto por que no me sentía yo, pero al mismo tiempo se sentia bien no sentirme como yo. No lo sé, era una sensacion agridulce que me hacia encurvar los labios en una pequeña mueca cuando me veía al espejo.
La hora del espectáculo llegó de la misma manera en que el aire escapa de un globo. Había una especia de trato no hablado entre la familia, las primeras dos familias que llegaran a la casa se quedarían ahí sin tener que pagar hotel. Los extranjeros ni se dignaron a participar, pero los nacionales en verdad que se esmeraron. La tia Sally y el Tio Eliot llegaron son su hijo Cayle ganándose la primera habitación que compartiria en el segundo piso. Las tias Cameron y Fitina, hermanas cincuentons y solteronas de la familia, llegaron al mismo tiempo que Kenia, madre soltera de dos niños. La Tia Cameron termino convenciendo a la Tia Fitina de rentar un hotel, dejando a Kenia en nuestra casa. Ahí se terminó la competencia, pues no quedaban mas Nacionales. Ahi comenzo mi infierno, con la famosa y bien odiada frase "primita que gusto verte, porque no comienzas a conocer a mis hijos mientras yo charlo con los parientes. Son unos angelitos." Parpadié y la madre de dos niño estaba ya en la sala bebiendo té y platicando animadamente con mí madre. Creanme, los niños menores de 15 años no son angelitos, ninguna persona lo es.
Para no aburrilos más de lo que ya lo he hecho, los familiares comenzaron a llegar después de firmar en algun hotel. Todos comenzaron a chalar, beber, y comer, como si fuera una especie de buffet nuevo. Compartí besos abrazos y elogios con personas que no había visto desde que tenia un dia de nacida, y a quienes se suponia yo tenia que recordar, porque para eso es la familia. En total habia unos treintaicinco adultos, catorce niños y adolecentes, y al menos un colado por cada soltero de la familia. Supe que todos los invitados estaban presentes cuando mi madre comenzo a sacar la cena y la llevó al jardin, donde habia cuatro mesas que se esperaba fueran suficiente para todos. No se permitiría nada de auto exilio ni dicsriminacion por nerdisismos o fashionismo. Todos nos sentariamos juntos como si algunos no se llevaran tan mal como lo hacian.
Yo estaba charlando con Ginny y con el primo Cayle cuando, entre todo el bullisio, escuche claramente el sonido del timbre. Para ese entonces una parte de la familia había aseguido el olor de la cena aún no totalmente ordenada en el jardin. El timbre era persistente y nadie se acercaba a abrir la puerta. Deje a Ginny con Cayle, y fui a abrirla. Logré llegar a salvo sin toparme con el Tio Abuelo John, esquivando los misiles de crayon derrretido que habian logrado hacer los hijo de Kenia de alguna manera, y saliendo ilesa de algunos pelliscos de mejilla.
En el umbral una figura con capa se erguia de espaldas a mi, al escuchar la puerta abrirse se volteó inmediatamente y dejo caer la capucha. Sedoso pelo platino cayó con elegancia sobre la frente del joven, actuando como velo protector a los ojos de un gris tormentoso que siempre me han recordado a la sangre de unicornio. En el rostro que se elevaba entre la neutralidad de la luz del interior y las sombras nocturnas se delinio una sonrisa de lado.
- Hola, Granger. ¿Puedo pasar?- ese, damas y caballeroe, era Draco malfoy. Alguien a quien yo no dejaria pasar a mi casa estando solo yo en ella, mucho menos estando mi familia entera presente.
Quise cerrale la puerta en la narices de un portaso, pero su pie se puso en medio. Empujé con todo mi cuerpo la puerta, pero ni así removio el pie. Con un suspiro de fastidio la volví a a abrir.
- ¿Qué quieres, Malfoy? - creo que ya saben mis razones para tratarlo de esa forma, así que ni se atrevan a preguntar.
Me observó por un rato. Después me observo de nuevo con una furia flamante resbalandose de sus ojos entreabiertos. Levantó la cara con asquerosa superioridad, y apretó un poco los labios, como si nada de lo que fuera a decir le resultara agradable. - Pido una audiencia con la señorita Hermione Granger para pedir su mano en matrimonio. - Y eso señores, aunque no lo crean, no es ni se acerca a la cúspide de la pila de mier...ejem... sorpresas.
CONTINUARÁ...
De ustedes depende que esta historia continue. Ya tengo dos historias en espera y muy restrasadas, asi que si le ha gustado hasta ahorita, haganmelo saber porfavor por medio de reviews, e'mail o mensaje privado.
